Aquí les presento una maravillosa enseñanza compartida muchos años atrás, por el reverendo Vincent C. Finnegan, fundador y director del Ministerio Internacional Esperanza Viva. Nos muestra la realidad de la vida cristiana, y el diario conflicto que enfrentamos en nuestras relaciones, no solo como seres humanos, en el matrimonio, la familia, el trabajo, y la sociedad; sino también, la batalla espiritual en la que estamos envueltos nos guste o no; y nos revela quién en realidad está detrás de todos estos conflictos que afrontamos en nuestro andar. ¡Espero la disfruten y les bendiga!
Por favor tomen su Biblia y vayan a 2 de Crónicas, al capitulo 20. Mientras llegan ahí, quiero resumirles lo que se relata en los capítulos 6 y 7, del libro de Jueces; cuando Dios envió a pelear a Gedeón en contra de los Madianitas, los Amalecitas, y los Hijos del Oriente. La Palabra de Dios dice que después de que miles de hombres se habían alistado para pelear, Dios dijo a Gedeón que solo escogiera 300 de ellos, pues de otra manera el pueblo de Israel se envanecería y no darían la gloria a Dios. El versículo 12 del capítulo 7 dice que estos tres grupos estaban tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables como la arena que está a la ribera del mar en multitud.
¿Pueden ustedes imaginar al enemigo en cantidad innumerable, contra solo 300 hombres del pueblo de Dios? De ese modo, no habría duda de que Dios, fue quien entregó al enemigo en las manos de Gedeón y su gente. Ustedes pueden leer por su cuenta estos dos capítulos y entender así la historia completa de cómo Dios pelea por su gente aunque el enemigo parezca más grande, más fuerte y más poderoso.
Gedeón y sus hombres, rodearon completamente el campamento de sus enemigos, por la noche. Por armas, usaron trompetas, cantaros vacíos, antorchas encendidas, y sus propias voces, y todos al mismo tiempo rompieron los cantaros, sonaron las trompetas y gritaron, “Por la espada de Jehová y de Gedeón” y los miles y miles de sus enemigos despertaron sorprendidos, y comenzaron a pelear y a eliminarse entre ellos mismos. Esta fue quizás la más astuta estrategia militar nunca antes usada, aunque hay otras estrategias militares usadas para confundir y atacar al enemigo. Una de las más valiosas estrategias muy a menudo usada es el actuar en secreto. Si alguien convence a su oponente de que no hay ningún peligro o ninguna amenaza, o de que el enemigo ni siquiera está cerca, o mejor aún, de que el enemigo no existe, éste puede actuar sin ser detectado, sin ser molestado, y con mucha efectividad y eficiencia. Si tuviésemos un enemigo, el cual no sabemos que existe, bien podría controlar nuestras vidas, y derrotarnos. Pero la táctica militar más ingeniosa y sutil aún, es la que se basa en convencer al enemigo de que sus propios camaradas son sus enemigos, cuando esto pasa, te puedes sentar al lado de ellos y mirar como se destruyen unos a otros, esto fue lo que realmente pasó en los tiempos de Gedeón. Un relato similar se encuentra aquí en el libro de 2 Crónicas en el capítulo 20. Otra vez tenemos un grupo de gente que vienen a atacar a la gente de Dios en los tiempos de Josafat, veamos lo que sucede en el versículo 12. Josafat hizo lo correcto, orar a Dios primero.
(2 Crónicas 20:12) ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros: no sabemos que hacer, y a ti volvemos nuestros ojos. {13} Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres, y sus hijos.
Los versículos del 14 al 19 hablan de cómo Dios les dio respuesta a sus oraciones diciéndoles que les daría la victoria, ahora vayan al versículo;
(2 Crónicas 20:20) Y cuando se levantaron por la mañana, salieron por el desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat estando en pie, dijo: Oidme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. {21} Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre
Definitivamente una operación militar única en su género. Poner a un coro a alabar a Dios, mientras el ejército está saliendo a la guerra.
(2 Crónicas 20:22) Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab, y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros: {23} Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir, para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero. {24} Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud; y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado.
Que manera de hacer la batalla, poner a un coro a cantar alabanzas a Dios y dejar que el enemigo se destruya entre ellos mismos, ésa sería la mejor manera de pelear una guerra, y no perder ni una sola vida de nuestros guerreros.
(2 Crónicas 20:25) Viniendo entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los cadáveres muchas riquezas, así vestidos como alhajas preciosas, que tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar: tres días estuvieron recogiendo el botín, porque era mucho.
Esta tendría que ser una enseñanza aparte, que cuando oramos a Dios, siempre, en cualquier situación o circunstancia, cuando nos volvemos a él, le cantamos, le alabamos, y le confiamos completamente; miren lo que él puede hacer por nosotros.
Dios usó las mismas emboscadas que el enemigo iba a usar contra su pueblo, y los enemigos del pueblo de Dios pelearon entre ellos mismos hasta eliminarse, sin quedar uno solo vivo. Los adversarios se atacaron entre ellos mismos, sin poder entender quién era el verdadero enemigo. Ellos estaban confundidos, ellos pensaban que sus aliados eran sus enemigos. Que táctica militar tan brillante, tan ingeniosa, tan sagaz, y tan afectiva, ésta que Dios usó para pelear por su gente. Desgraciadamente, el diablo, nuestro adversario, ha emulado esta táctica, y la ha estado usando continuamente en contra de la gente de Dios. La usa con tremenda efectividad para destruir la vida de muchos cristianos, para obstaculizar y destruir el movimiento de le Palabra de Dios en nuestros tiempos. Para ilustrar esto, me gustaría que fueran al libro de Génesis al capítulo 2.
(Génesis 2:18) Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Recordemos que en el principio, cuando Dios creó todas las cosas, dijo que todo era bueno, más ahora en esta situación con Adán, Dios dice que no era bueno que el hombre estuviese solo, así que le proveyó de ayuda idónea, de compañía.
(Génesis 2:19) Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.
2:20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.
Vemos aquí un caso muy curioso, todos los animales venían a Adán para que los nombrase; venía don Elefante con su pareja y decía ustedes son señor y señora Elefantes, venían los changos y los nombraba, señor y señora changos, venían las aves y decía ustedes son señor y señora pájaros, y así sucesivamente. Cuando al final de la lista Adán terminó su trabajo, descubrió que todo mundo tenía su pareja, más para él no había nadie.
(Génesis 2:21) Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. {22} Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. {23} Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. {24} Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. {25} Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.
En el versículo 22 dice que Dios hizo a la mujer y se la trajo a Adán. Dios hizo esta mujer para Adán y la trajo hacia él, como si le presentara un regalo; “Adán, aquí te traje un regalo” Si lo leen verán que es la manera de cómo Adán la recibe, la mujer fue un regalo de Dios para Adán. El versículo 25 simplemente dice que estaban ambos desnudos, y que no se avergonzaban. Si tuviéramos un poco más de entendimiento del Griego y del Arameo seguramente podríamos entender el impacto completo de lo que éste versículo quiere decir, sin embargo, solamente vamos a leer lo que está escrito, y lo que dice es que aunque estaban desnudos, y no se avergonzaban. Solamente piensen que estaban desnudos delante de Dios, delante de ellos mismos, están en el Paraíso, sin pecado, sin condenación, sin culpa ni malos pensamientos, todo es armonía, tranquilidad, confianza, completamente abiertos el uno al otro, todo era absolutamente grandioso. Ahora quiero que pasen al capítulo 3 y vean que pasó después de la caída de Adán.
(Génesis 3:9) Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? {10} Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
{11} Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
Dios le hizo dos preguntas al hombre: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? Y ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses?
(Génesis 3:12) Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
¡Caramba! ¡Que cambio! Su respuesta fue: “¡La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí!”. De estar en el Paraíso, abiertos y desnudos uno al otro, sin avergonzarse, en un ambiente tranquilo y armonioso, comenzó Adán a culpar a la mujer. “¡La mujer que me diste!” “¡La mujer que me diste!” dijo Adán. Tratando de justificarse, Adán culpa a la mujer, y ahora; la mujer que era su ayuda idónea, se convierte en su competencia, quien era su compañera, ahora se vuelve en su enemiga. ¡Caramba! ¿Que motivo ese cambio tan radical en el hombre, para que culpara tan fuertemente a la mujer y a Dios por su pecado? ¿De donde provino ese pecado, y toda esa condenación, y culpa? ¿Que fue lo que pasó en tan solo unos cuantos versículos? Veamos en el principio del capítulo 3.
(Génesis 3:1) Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
Ese es el comienzo de la caída y todos nosotros sabemos que fue lo que pasó. ¿Qué sucedió? ¿Que ocasionó ese cambio de actitud en la relación, y en la unión que había entre Dios y el hombre, y la relación y unión que había entre el hombre y la mujer? Satanás, la serpiente, el diablo, el maligno, el adversario, como quieran llamarlo, él fue quien causó la división entre Dios y el hombre, y la división entre el hombre y la mujer. Fue él quien ocasionó el primer conflicto entre la primer relación de pareja en la historia de la humanidad. Esta pareja representa el origen de la humanidad, la relación de Adán y Eva, que a la larga procreó descendencia de la cual proviene toda la civilización humana. Cuando estaban en el Paraíso no tenían ningún tipo de problemas, no había pecado, más, ahora, debido a la influencia del adversario, hay conflicto entre la pareja. Adán culpa a la mujer, y ella no se queda callada, busca una manera de culparlo a él, y generalmente es lo que pasa en cualquier tipo de relación de pareja que ahora conocemos.
Si ponemos un ejemplo de nuestra vida actual, y vemos una pareja, donde él y ella se conocen, y sienten atracción uno al otro, de pronto, como que caminan sobre las nubes; todo es tan simple, tan puro, tan maravilloso; hay una gran aceptación y tolerancia del uno al otro, al parecer ambos se tornan ciegos y todo lo ven color de rosa; el hace cualquier cosa que pudiera parecer tonta, ridícula, vergonzosa, o fuera de lo común, y todo lo que ella dice es: ¡Oh como me quiere, es capaz de hacer todo por mi! ¡Es tan lindo! ¡Oh! Ella por igual, hace algo que pudiera parecer tonto y considerado por otros como estúpido, cursi o fuera de lo normal; y él dice ¡Oh, mi amorcito, eres maravillosa!
Así, la actitud que tiene uno al otro es una actitud de gratitud, de compañerismo, de entendimiento, de agradecimiento. Disfrutan el pasar tiempo juntos, disfrutan la comunión que tienen, disfrutan cada instante como los más maravillosos de sus vidas.
Se consideran los mejores amigos, se entienden a la perfección, buscan la manera de pasar el mayor tiempo posible uno junto al otro, pelean hasta con los dientes por defender su relación y no hay nada que los convenza de lo contrario. Finalmente, una noche, después de una maravillosa cena con la familia de ella, y en privado, él le dice: “No puedo vivir sin ti, ¡cásate conmigo! Ella, profundamente emocionada, y convencida, responde, “tienes razón, yo tampoco puedo vivir sin ti” Completamente dependientes uno del otro, plenamente convencidos que nacieron, el uno para el otro y que no hay vuelta de hoja. ¡Están felices! Preparan la boda, todo es armonía, compañerismo, entendimiento, ¡felicidad desbordante! Ella piensa de él como su compañero ideal, él, piensa que ella es la pareja perfecta, su ayuda idónea, su compañera ideal, su regalo de Dios; y le dice: “Tú eres un regalo de Dios para mi vida”. Así es como funciona, después se casan, y casi inmediatamente, después de que ella dice ¡Acepto!, él dice ¡Acepto! Es como si el diablo dijera “Hey, par de tontos, aquí hay un par de copas, vamos a brindar y vamos a ver que es lo que de verdad hicieron, y en lo que se metieron”.
Cuando en un principio todo era tan maravilloso, todo cambia a “¿Cuando vas a poder hacer algo bien?” De una aceptación total, a culparse uno al otro, de agradecimiento total, a una crítica completamente destructiva, de compañía, a soledad, por ejemplo “¿Puedes dejarme a solas por favor?” Cuando, antes peleaban por defender su tiempo juntos, ahora pelean para estar a solas. De no poder vivir uno sin el otro, a “tu compañía me asfixia”, ¡me estás matando¡ De un gran entendimiento debido a la comunicación continua, a ¡Cállate la boca, no quiero hablar, ni que me hables¡ De compañero, a competencia, de la ayuda mutua, a ¡arréglatelas tu solo! Después de ser un regalo de Dios, llegar a ser alguien que necesita ser re-programado, Después de haber sido un honor y un privilegio el vivir con el otro, llegar al resentimiento, la amargura, la ira, la separación, la desolación, el aislamiento, y el divorcio.
Cuando salían juntos, de novios, el amor era incondicional, tan pronto se casan, ese amor se enfoca en como se comportan y se desenvuelven, por las responsabilidades, las obligaciones, y las presiones diarias, que antes no había. Y en lugar del amor incondicional que se tenían, ahora se centran en las cosas que hacen, y discuten, y dicen: “Tu no haces lo que te corresponde, ni las cosas que yo creo deberías de hacer” ¿Que pasó? ¿Cuál fue el error? De una forma u otra en sus mentes, ese amante ser que tienen al lado, se a convertido ahora en su ¡enemigo!
Y es básicamente como sucede; uno trata al otro como si de verdad fueran enemigos, vivir y dormir con el enemigo. Pero, ¿Quién es el enemigo? No es el esposo, o la esposa. ¡Es el Diablo¡ Es el mismo que interfirió en la relación entre Adán y Eva, y es el mismo que interfiere en cada relación humana desde entonces. No son las cosas que anteriormente mencioné, eso es lo que parece. La realidad espiritual de lo que pasa detrás de estos conflictos humanos en el matrimonio, es el Diablo. La influencia de Satanás en nuestras vidas. Vayan por favor a 2 Corintios.
La tragedia real que derrota a los matrimonios en nuestra sociedad para que terminen en separación y en divorcio, es esa ingeniosa y sutil táctica militar de la que hablamos al principio de esta enseñanza.
El Adversario engaña al matrimonio, al grado de hacerlos creer que su pareja es su enemigo, en lugar de quien es el verdadero enemigo. ¡El Diablo! El versículo siguiente nos muestra algo de lo que nunca jamás debemos olvidarnos.
(2 Corintios 10:3) Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;
La palabra “militamos”, básicamente significa, peleamos, o hacemos guerra. Nosotros andamos en la carne, pero no peleamos o hacemos guerra según la carne, veamos el siguiente versículo:
(2 Corintios 10:4) porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
Nuestro poder radica en Dios y su Palabra, nosotros no tenemos lucha contra carne y sangre.
(2 Corintios 11:3) Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.
La palabra “sentidos”, es la palabra Griega “Noema” y significa: Pensamientos, mente. Lo que este versículo en realidad dice es que nuestros pensamientos, nuestra mente, son engañados y desviados de la sincera fidelidad que hay en Cristo. Nuestra mente, nuestros pensamientos son engañados y extraviados de la simplicidad que hay en Cristo.
La serpiente, con su astucia, de la misma forma como engañó a Eva, puede engañarnos a nosotros también y es lo que generalmente pasa. Lo mismo que pasa en un matrimonio, los conflictos de la pareja, donde uno cree que el otro es su enemigo; es lo mismo que pasa en una pareja de hermanos.
Cuando tenemos dos pequeños, de 2, 3, o 4 años, viven y comparten todas las cosas como si fueran los mejores amigos del mundo, y pocas veces hay algo que los separe o los haga pelar uno en contra del otro, por el contrario, son tan inseparables que se defienden entre sí. Sin embargo, al pasar el tiempo, cuando crecen, pareciera que se odiaran uno al otro. ¿Que pasa, que todo de repente cambia? Lo que pasa es que ambos comienzan a verse uno al otro como su enemigo personal. El enemigo está sentado a un lado de ellos, riéndose y burlándose todo el tiempo, porque el enemigo de toda la humanidad es ¡el Diablo!
Nunca tenemos un enemigo personal en la carne, un enemigo físico; pudiera haber gente que por tener diferente ideología, pudieran considerarse como enemigos, pero si conocemos el fondo espiritual de las cosas, entenderemos que no podemos tener enemigos en la carne. Nuestro enemigo, es el ladrón que viene para hurtar, y matar, y destruir. Vivimos según la carne, pero no tenemos guerra según la carne.
Y si estamos pensando que cierta persona es nuestro enemigo, nos hemos dejado engañar por el adversario, quien es el verdadero enemigo. Cada relación de pareja en la humanidad, ya sea, el jefe con el empleado, el maestro con el estudiante, entre compañeros de escuela, entre amigos.
Todos estos conflictos que se manifiestan en la carne, en el mundo de los sentidos, y en los que somos tentados a pensar, y muchas veces estamos convencidos que tenemos guerra según la carne. Y comenzamos a gritarnos y declaramos que esa persona es nuestro enemigo, y la otra persona por igual, y por ende nunca ganamos; mientras tanto el adversario se sienta en medio de los dos y se muere de risa y se burla mientras nosotros nos destruimos uno al otro. Vayan al libro de Gálatas por favor.
La iglesia del primer siglo, tuvo un dinámico movimiento de la Palabra de Dios, como nunca antes ha habido en toda la historia de la humanidad; uno de los puntos principales de su éxito fue el compromiso que tenían para con Dios y unos con otros.
La palabra, “Unánimes”, que significa, “unidad de propósito”, es usada 12 veces en la Biblia; 11 veces sólo en el libro de Hechos. Los creyentes tenían unidad de propósito, una misma mente. Palabras como “sencillez de corazón”, “corazón sincero” eran usadas para describir la relación que había entre los creyentes. “Todas las cosa en común”, “un solo corazón” “Una sola alma”. Y mientras disfrutaban esta unidad, disfrutaban también la comunión del éxito. Tuvieron un tremendo crecimiento y alcanzaron a miles y miles de personas. Vieron y operaron señales, milagros y maravillas, todos tenían sus necesidades suplidas, la gente estaba bendecida y contenta, y las cosas iban a la perfección. ¿Y saben porqué? ¡Porque no estaban pelando unos contra otros! ¡Ellos entendieron quién era el verdadero enemigo! Al menos, el adversario no los atacó, de manera que se destruyeran unos con otros, porque, el adversario siempre ha atacado a la gente de Dios. En la Iglesia del primer siglo, vemos a gente como Esteban que murió apedreado. Vemos a Pedro y a Juan que fueron puestos en prisión. Vemos como otros tantos fueron físicamente perseguidos. Pero también vemos la respuesta de los creyentes a ésa persecución física. Su actitud fue la de mover, hablar, y enseñar la Palabra de Dios con más denuedo. Así que, el adversario se dio cuenta, que su táctica no estaba funcionando. Seguía persiguiendo, torturando, y matando a la gente de Dios; y ellos seguían sanando, resucitando de los muertos, parándose firmes, y cada día, más determinados a hablar y enseñar la Palabra de Dios. Sus ataques no estaban trabajando. Decidió entonces dejar de perseguirlos y atacarlos física y exteriormente, y la persecución la enfocó hacia el interior.
En la segunda parte veremos cómo es que el diablo cambió su táctica, logrando así causar división en la iglesia, y qué es lo que los cristianos debemos hacer para contrarrestar y frustrar sus ataques.
¡Dios los bendiga!
Traducida de una enseñanza del Rev. Vincent C. Finnegan
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