La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

Esta enseñanza fue compartida por el señorJoseph Brown el 12 de febrero de 2023.


Todos hemos experimentado prisiones mentales, prisiones que nos hacen sentir miserables y que nos atormentan. Para la mayoría, sin importar lo que se hagan, escapar de esas prisiones parece imposible. Los sentimientos de derrota que acompaña a los intentos de fuga, de toda una vida de prisiones, son negativos, frustrantes y nos hacen sentir desdichados.


(Mateo 19:26) Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.


Considera las siguientes dos perspectivas para lo que es “imposible;” la perspectiva del hombre y la perspectiva de Dios. Basado en sus propios éxitos, fracasos y las experiencias vividas, el hombre puede considerar una tarea en particular posible o imposible. Escapar de la ansiedad, el pánico, la falta de autoestima, la preocupación y el miedo son posibles, porque con Dios todas las cosas son posibles


(1 Corintios 10:13) No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. 


¿Estás agotado de topar tu cabeza contra lo que te parece imposible? Solo hay una manera de escapar: por medio del entendimiento de la Palabra de Dios.


(Romanos 15:4) Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. 


¿Qué pasó sucedió cuando la Palabra de Dios fue entendida? Tremendas cosas sucedieron cuando los creyentes del Antiguo Testamento entendieron y creyeron la Palabra de Dios. Estas cosas fueron escritas para nuestro aprendizaje, para que a través de la paciencia y consuelo de las escrituras pudiéramos tener esperanza.  Cuando los días parecen oscuros, cuando las presiones de la vida “comunes al hombre” abundan, hay esperanza. ¡Si hay una manera de escapar! La tentación y la  manera de escapar, existen una junto a la otra. Las promesas de Dios también existen. La promesa de que; “nosotros a través de la paciencia y la consolación por medio de las escrituras pudiéramos tener esperanza.” ¡Ten esperanza!  Hay escape, liberación y libertad de cada prisión mental.


(Nehemías 8:10-12) Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza. {11}  Los levitas, pues, hacían callar a todo el pueblo, diciendo: Callad, porque es día santo, y no os entristezcáis. {12}  Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado. 


En este relato de Nehemías y la reconstrucción del muro, vemos verdades fantásticas. En medio de probabilidades imposibles, sintieron gran regocijo. Ellos se regocijaron grandemente porque habían entendido las palabras que les fueron enseñadas. Una gran alegría acompañó a su comprensión de la Palabra de Dios.  El gozo del Señor siempre está presente cuando la Palabra de Dios es entendida. Ellos entendieron y creyeron. El gozo del Señor les dio fuerza. Se derrumbó el muro de la desesperación, el miedo, la tristeza, la falta de autoestima y la desesperanza. Nuevos muros mentales comenzaron a ser erigidos como una fortaleza, sobre el entendimiento de la Palabra de Dios. Sus bloques de construcción fueron la Palabra declarada de Dios, un fuerte gozo, grande regocijo y gran entendimiento.  La realización de grandes alegrías era su evidencia. Se atrevieron a creer y evidenciar su entendimiento de la Palabra de Dios. Sólo por medio de la comprensión de la Palabra de Dios la perspectiva del  hombre, hacia lo “imposible,” puede cambiar a la perspectiva de Dios, “porque con Dios todas las cosas serán posibles.” Sólo a través de entender la Palabra de Dios, el punto de vista “imposible” del hombre puede cambiar a la "manera de escapar con Dios."


(1 Crónicas 28:19-20) Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño. {20} Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová. 


El tema de la comprensión piadosa se transmite a lo largo de la Palabra de Dios. Un maravilloso ejemplo es como Dios hizo que el Rey David entendiera por escrito. David ayudó a reunir los materiales de construcción y Salomón construyó el templo más magnífico jamás construido. Con el entendimiento de Dios en sus vidas, pudieron hacer lo imposible, fortaleza, coraje, llevar a cabo tareas imposibles, no temer, no desanimarse, comprender que Dios no va a fallarnos o abandonarnos, todo esto es parte de entender la Palabra de Dios. Sólo a través de la comprensión de la Palabra de Dios puede revertirse e invalidarse lo imposible. Sólo a través de la comprensión de la Palabra de Dios todas las cosas son posibles. Los barrotes mentales de la prisión se derriten y comienza la libertad. Tomó entendimiento de parte de David y Salomón para creer y construir el templo.


(1 Reyes 3:3) Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos. 


(1 Reyes 3:5) Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé


(1 Reyes 3:9 – 13) Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? {10} Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. {11} Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oir juicio, {12} he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. {13} Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. 


Salomón amaba a Dios y a su Palabra, como rey, sabía que sin un entendimiento de la Palabra de Dios, él no podría cuidar al pueblo de Dios. Él practicaba los ritos, los sacrificios, quemando incienso, caminando de acuerdo a los mismos estatutos en que David su padre caminó. Él continuó haciendo todo correctamente, pero le faltaba entendimiento. Dios le dio un corazón sabio y entendido, no solo eso,  Dios también dio a Salomón honor y riquezas.


¿Qué cosa, cuando se cree y se comprende, rompe el tormento y la desesperación, disuelve las dudas, aniquila el auto condenación y derrite cada barrote de toda prisión mental?  Con el entendimiento de la Palabra de Dios, toda planta que la Palabra de Dios no ha plantado será desarraigada. Piensa en esa prisiones mentales como pensamientos que serán desarraigados y arrojado lejos. El gozo grande y una gran alegría ante el Señor, la fuerza, el coraje, sin temor, sin desmayar, es lo que derriba los miserables barrotes de las prisiones.


(Filipenses 3:21) el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.


La excelencia del poder de Dios proviene de Dios, y es él quien transformará este cuerpo de la humillación nuestra para que sea como el de Jesucristo, un cuerpo glorioso.


(1 Corintios 15:52 -54) en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. {53} Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. {54} Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.


¿Qué es la otra cosa que cuando la creemos y entendemos detendrá nuestro tormento, romperá nuestra agonía, disolverá nuestras dudas, aniquilará el auto condenación y cada una de nuestras prisiones mentales? ¿Sabías que todo el cuerpo de Cristo, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, será transformado? ¡Cada cuerpo será transformado! ¡Cada uno de los cinco sentidos solo se gloría en apariencias, en la nobleza, en el intelecto, en las riquezas, en la fama, en la inteligencia, en la condición  física, en el tono de piel, en el tipo de cuerpo, en la justicia propia, pero todo eso, se desvanecerá! ¡Cada pedacito de juicio de condenación, toda difamación, todo lo bajo, todo lo despreciable, todo lo corrupto, toda vergüenza, y cada pedacito de falta de autoestima desaparecerá en un abrir y cerrar de ojos, sorbidos en victoria! ¡En un instante, la muerte será sorbida en victoria! ¡Sorbida! ¡En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, la victoria para todos nosotros! ¿Y nuestra respuesta? ¡Nuestra respuesta es  tomar un sorbo de victoria, estar llenos de grande gozo y alegría, y disfrutar con agradecimiento piadoso por entender esta gran victoria!


Gracias y Dios te bendiga abundantemente.


José W. Brown

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Dios los bendiga, en esta segunda parte de “Ninguna Condenación,” también subtitulada “Los Acusadores – No Murmuréis,” continuaremos hablando de la mujer acusada de cometer adulterio como se relata en el capítulo 8 del evangelio de Juan, especialmente enfocada sobre los acusadores y las acusaciones o murmuraciones. Así que sin más preámbulo, comencemos.


Temprano por la mañana, como solía hacerlo, Jesús enseñaba a la gente a las afueras del templo.


(Juan 8:3)  Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, {4} le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. {5} Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? {6} Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. 


Desde el instante mismo en que los escribas y los fariseos mencionaron la ley de Moisés, Jesús sabía que la pseudo-acusación contra la mujer, era realmente contra él. La palabra griega guné traducida como “mujer” se refiere principalmente a una mujer casada o a una esposa; y conforme a la ley; tanto ella como el hombre que adulteró con la mujer tenían que morir, como se describe en el siguiente versículo.


(Deuteronomio 22: 22) Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel.


En el relato de Juan, los líderes religiosos dijeron a Jesús que sorprendieron a la mujer “en el acto,” pero no trajeron al hombre con quien la sorprendieron, lo que es muy sospechoso y nos indica que estaban falsamente acusando a esta mujer, si es que era casada, ahora, si la mujer estaba solamente  comprometida, vean lo que dice la ley al respecto de ello.


(Deuteronomio 22:23) Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella; {24} entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; la joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti. 


En los casos citados el castigo era el mismo, y tanto el hombre como la mujer tenían que ser apedreados, pero los escribas y fariseos no proporcionaron testigo alguno además de ellos mismos, y es difícil de creer que fueron ellos específicamente quienes sorprendieron a la mujer “en el acto;” y si fue así, ¿por qué no presentaron también al hombre para recibir el castigo?  Jesús conocía la ley al respecto de la infidelidad y sabía lo que estos líderes religiosos intentaban hacer, tentarlo para tener así una razón para acusarlo, al sorprenderlo haciendo mal uso de la ley, y matarlo. Veamos otro aspecto de la ley al respecto de una mujer casada que engaña a su marido.


(Números 5:11) También Jehová habló a Moisés, diciendo: {12} Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel, {13} y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto; 


En este caso, el marido no está seguro que su esposa le sea infiel, pero por celos sospecha de ella aunque no hubiese sido sorprendida “en el acto” ni hubiese testigos,  entonces él llevaría a su esposa delante del sacerdote.


(Números 5:14) si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado; {15} entonces el marido traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado. {16} Y el sacerdote hará que ella se acerque y se ponga delante de Jehová. {17} Luego tomará el sacerdote del agua santa en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua. {18} Y hará el sacerdote estar en pie a la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer, y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición. 19 Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición; {20} mas si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido {21}  (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche; {22} y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén. 


Como ven aquí, el ritual para una mujer casada, por la simple sospecha del marido de ella no serle fiel, y  sin haber testigos presenciales era diferente a los casos anteriores. La mujer era llevada al sacerdote y él haría el ritual del agua amarga. Si la mujer fuese acusada injustamente no le pasaría nada. Pero si ella fuese culpable, el agua amarga provocaría que la maldición entrara en sus entrañas, haciendo que se le hinchara el vientre y se le cayera el muslo. Ahora vean lo que dice el versículo 23.


(Números 5:23) el sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas:


¿Qué hacía Jesús escribiendo en el suelo? ¡Estaba siguiendo la ley, como el sacerdote que escribe las maldiciones en un libro! ¡A diferencia de los escribas y fariseos hipócritas, que simplemente cumplían las órdenes de Satanás, acusando falsamente a una mujer casada para encontrar falta en Jesús! Fueron ellos quienes infringieron la ley al no presentar al supuesto hombre sorprendido “en el acto” junto a  la mujer, por prescribir un castigo equivocado y además al no traer dos testigos presenciales para acusar a la mujer; los que debían tirar la primera piedra como también exige la ley de Moisés. Ellos estaban tratando de hacer que Jesús violara la ley al condenar erróneamente a la mujer. ¿No es irónico que la mayoría de las veces son los acusadores quienes cometen los crímenes de los que acusan a los demás? Ellos estaban cumpliendo la “ley de la ironía”, aquella en la que tres dedos señalan al acusador cuando uno solo apunta a quién él acusa.


Pero Jesús no era tonto, es el hijo del Dios todopoderoso, y estaba en perfecta comunión con su padre, por eso fue más allá de simplemente decirles que estaban equivocados acerca de la ley.


(Juan 8:7) Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. {8} E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. 


Muchos dicen que escribió en la tierra los nombres de los acusadores, otros dicen que escribió las faltas y las maldiciones de todos ellos, lo que son solo especulaciones porque la Biblia no dice realmente lo que escribió exactamente, y así debemos entenderlo. Lo único que puedo decir es que él escribió en la tierra, no en un libro para llevar un registro, porque la acusación de los escribas y fariseos era ilegítima y cualquier cosa que escribiera en la tierra se desvanecería con el paso de la gente, además él conocía la ley y los rituales al punto que cumplió la ley, así, que, después que hizo la pregunta los acusadores se fueron.


(Juan 8:9) Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. 


¡Me pregunto si los escribas y fariseos en realidad tenían conciencia, ellos acusaron a la mujer falsamente, no solo para culpar a Jesús sino para matarlo, ellos intentaron matar al mesías, el hijo del Dios vivo! ¿Crees tú que ellos tenían conciencia? Yo pienso que se fueron porque no recibieron apoyo de la gente, quienes al parecer tampoco estaban libres culpa, y desde el más viejo hasta el más joven simplemente se fueron, propiciando que los escribas y fariseos también se fueran.


(Juan 8:10)  Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? {11} Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.


La frase “vete, y no peques más” lo incluye todo, porque aplica a todo tipo de falta que Dios quiere que evitemos: “vete, y no mientas más,” “vete, y no hurtes más;” y puedes agregar el enojo, la ira, la comunicación deshonesta, la envidia, la fornicación, la idolatría, la desobediencia, etc., etc., etc. Así, que, siguiendo la moraleja de esta enseñanza pudiéramos agregar cualquiera de estas faltas a “vete y no ____________________ más.” ¡Y dejar de hacerlo!


Quiero centrarme ahora en los acusadores y las acusaciones de este relato, que tienen mucho que ver con la primera parte de lo que Jesús dijo a la mujer, “…ni yo te condeno...”. Ya vimos que la palabra “acusador” proviene de la palabra griega katégoros que significa: “uno que acusa a otro en la asamblea, un querellante, un fiscal; pero específicamente define a Satanás (como el acusador en jefe),” y la palabra “acusación” es la palabra griega kategoría que significa: “categoría, denuncia, acusación criminal, acusación.” Pero ¿por qué quiero hablar de eso? Debido a que hay algunas “advertencias” en las Escrituras y algo más a lo que yo llamo “salvaguardas,” que Dios puso en su palabra para que nosotros, sus hijos e hijas, no caigamos en la categoría de los “acusadores,” obedeciendo las órdenes del adversario, por así decirlo, condenando a los demás. El diccionario de la RAE define "categoría"  como: "cada una de las clases o divisiones establecidas,” o sea, que es “una división de un sistema de clasificación." Como la división de clases sociales, o las establecidas en una profesión, carrera o actividad. Entonces, si ser un  “acusador” es ser un representante de Satanás, presentar una acusación es un acto de demostrarle a alguien que somos de diferentes clases, o en otras palabras, que somos mejores que ellos; “porque mírame, yo no hago lo que tú haces, y tú no tienes lo que yo tengo.” Basta con mirar a los escribas y fariseos del relato; quienes suponemos conocían la Ley de Moisés, la que hicieron a un lado para desarrollar  sus propias doctrinas, leyes hechas por hombres. Ellos pensaban que estaban por encima de la ley y que eran mejores que el resto de la gente. Nosotros, los hijos e hijas del Dios todopoderoso, nunca debemos pensar menos de los demás.


(Romanos 12:1) Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. {2} No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. {3} Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. 


No estoy diciendo que podamos llegar a ser como esos malvados escribas y fariseos hipócritas, todo lo que intento hacer es básicamente transmitir lo que sugiere el versículo 3 de Romanos 12. “No tener más alto concepto del que debemos tener,” sino pensar con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Romanos 12:1 es una imploración amorosa de Dios nuestro Padre a través del apóstol Pablo, de presentar o exhibir nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a él.  ¿Queremos agradar a Dios? Presta atención a las advertencias y las salvaguardas.


(1 Corintios. 10:1) Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; {2} y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, {3} y todos comieron el mismo alimento espiritual, {4} y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. {5} Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. {6} Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.


El versículo 7 menciona la idolatría; el versículo 8 menciona la fornicación; El versículo 9 se refiere a “no tentar a Cristo, como algunos en el Antiguo Testamento tentaron a Dios.” Esta última advertencia llegó demasiado tarde para los escribas y fariseos, quienes trataron de tentar al hijo de Dios, pero aunque hubieran tenido la oportunidad de escucharla, probablemente la hubiesen ignorado; lo único que siempre buscaron fue matar a Jesús.


(1 Corintios 10:10) Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. {11} Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. {12} Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 


Para mí, toda esta sección de las Escrituras es una advertencia maravillosa, como esos enormes anuncios con grandes y remarcadas letras alrededor de las propiedades privadas que dicen: “NO Traspasar,” y el NO, con enormes letras mayúsculas. La palabra griega traducida como “amonestarnos” en el versículo 11 también se puede traducir como: “llamada de atención, una reprensión suave, o una advertencia”. Y la palabra “ejemplo” también en el versículo 11, traducida de la palabra griega túpos, que significa: modelo, sello o tipo. Un modelo o estilo que NO debemos seguir, o sea, la gente en este relato NO son un ejemplo a seguir, por lo tanto, NO debemos hacer lo que ellos hicieron en su tiempo. Ahora bien, todas las cosas aquí mencionadas son cosas comunes que desafortunadamente se han generalizado como normales en la vida de mucha gente; la idolatría, la fornicación, la tentación, cosas que la gente puede ser propensa a cometer, consciente o inconscientemente, porque para muchos todo eso es normal; pero nuestro Padre celestial nos advierte que eso no le agrada a él, lo mismo ocurre con la “murmuración,” pero es la “murmuración,” cuando se desborda, tiene el potencial convertirse desproporcionadamente en una “acusación,” convirtiéndonos también a nosotros en agentes del “acusador,” para condenar a la gente, exactamente lo opuesto que Jesús hizo cuando respondió a la mujer diciendo “Ni yo te condeno.” Veamos algunas advertencias más.


(Santiago 1:12) Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. {13} Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; {14} sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. {15} Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. 


El versículo 12 tiene una salvaguarda con promesa; soportar la tentación y resistir produce una corona de vida, lo opuesto al resultado de sucumbir, que produce pecado y al final la muerte. El versículo 16 tiene una advertencia:


(Santiago 1:16) Amados hermanos míos, no erréis. {17} Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 
{18} El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.


El texto griego dice: “No erréis,” hermanos de mí, amados. La advertencia es “NO ERRAR LA MARCA,” lo que literalmente significa: ¡“NO PECAR”! Como lo que Jesús le dijo a la mujer: “Vete y no peques más.” Pero hay un especial énfasis en la palabra ¡“AMADOS”! Dios nos ama y él conoce nuestra condición humana, nos pide que no erremos porque sabe que somos muy capaces de ello, por esa razón en el versículo 19 nos da la salvaguarda, para NO errar:


(Santiago 1:19) Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 


Así que si no queremos errar, debemos ser prontos para oír, pero, ¿oír qué? Vamos a Mateo 17.


¿Recuerdan cuando Jesús llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, su hermano, a un monte alto y se transfiguró delante de ellos y vieron en una visión a Moisés y a Elías hablando con Jesús?


(Mateo 17:5) Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.


Eso es lo que debemos apresurarnos a oír, ¡a él! Quien antes de ascender al cielo nos dio un mandamiento nuevo.


(Juan 13:33) Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir. {34} Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. {35} En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.


Las palabras “amor, amar, améis, amado,” son traducidas de la palabra griega agápe y sus derivados. ¡Agápe, es el ingrediente principal en la fórmula secreta de la vida! Para mí, es el mayor salvaguarda o amparo de toda la escritura, para que no erremos. Vean lo que Pablo dijo a los Corintios.


(1 Corintios 11:1) Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. 

La palabra “imitadores” traducida del griego también significa “seguidores,” y eso es en lo que debemos volvernos, en ¡“seguidores de Cristo”! El apóstol Pablo no solo nos exhorta a ser seguidores de él y de Cristo, sino también de Dios mismo, vamos a Efesios.


(Efesios5:1) Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. {2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. {3} Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; 


Agápe” es la clave para un andar digno, con cordura, conforme a la medida de la fe que Dios, nuestro Padre celestial dio a cada uno. El versículo tres enlista algunas cosas de las que debemos alejarnos para una vida en santidad, como Dios quiere que vivamos.  Ahora bien, ¿por qué deberíamos ser tardos para hablar?


(Prov. 18:13)  Al que responde palabra antes de oír, Le es fatuidad y oprobio. 

La fatuidad es la falta de razón o de entendimiento; el oprobio es una ignominia, una afrenta, o una deshonra. El fatuo no razona, no entiende, se llena de presunción o vanidad infundada y ridícula, deshonrándose y avergonzándose a sí mismo al hablar y juzgar apresuradamente. Dios no quiere que sus hijos sean así. Lo que la frase “lento para hablar” básicamente significa, es que debemos parar, escuchar y pensar antes de abrir la boca para decir algo o condenar a alguien. ¿Y por qué debemos también ser lentos para la ira? El siguiente versículo de Santiago nos lo explica.


(Santiago 1:20) Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.


El versículo 21 nos da además una salvaguarda: “desechar toda inmundicia y abundancia de malicia y recibir la Palabra de Dios con mansedumbre.”


(Santiago 1:21) Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. {22} Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. {23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. {24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. {25} Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. 


La frase: “desechar toda inmundicia y abundancia de malicia,” es equivalente a: “vete y no peques más.” Nuestro Padre Celestial quiere que recibamos su Palabra con corazón manso y humilde, que hagamos su voluntad y no la nuestra. Que cuando nos veamos al espejo veamos el hombre interior, el Cristo en nosotros, la nueva creación de Dios reflejado en ese espejo, y dejar de buscar las canas, las arrugas, el desánimo reflejado en nuestro rostro y en de nuestro prójimo. Debemos mirar atentamente a la perfecta ley de la libertad y perseverar en ella, siendo hacedores de la Palabra y la voluntad de Dios no solamente oidores.


Debemos aprender a ser prontos para oír la Palabra de Dios y recibirla con mansedumbre; tardos para la ira porque en ella no obra la justicia de Dios y también tardos para hablar, para no caer en la tentación de  “murmurar” y unirnos al clan del acusador y condenar a los demás. Existe una línea muy fina por cruzar cuando hablamos de algo o alguien. Romanos 12:3 nos exhorta a: “que no tengamos más alto concepto de nosotros mismos que el que debemos tener, sino que pensemos de nosotros mismos con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.” “Murmurar” no es parte de presentar o exhibir nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,  agradable a Dios. 1 Corintios 10:12 nos advierte que: “El que piensa estar firme, mire que no caiga," y debemos poner atención a ello para no caer.  2 Pedro nos muestra más salvaguardas.


(2 Pedro 1:3) Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, {4} por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; {5} vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; {6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; {7} a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. {8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. {9 Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. {10} Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.


La palabra “caeréis” del griego, también se traduce como “errar o pecar.” Si no queremos errar, caer, o pecar, como lo que Jesús le dijo a la mujer en el relato de Juan 8, “vete y no peques más,” debemos procurar hacer firme nuestra vocación y elección, ¿cómo? Practicando y abundando en todo lo que se describe en los versículos del 5 al 7, para no estar ociosos ni sin fruto en el conocimiento de nuestro señor Jesucristo.


(Filipenses 2:14) Haced todas las cosas sin murmuraciones ni contiendas: {15} para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios, sin reprensión, en medio de una nación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como lumbreras en el mundo; {16} sosteniendo la palabra de vida; para que pueda regocijarme en el día de Cristo, de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.


A nadie le agradan los chismosos y los conflictivos, no murmures, no pelees, no te conformes al estilo de vida del mundo, transfórmate por medio de la renovación de tu entendimiento, como nos dice Romanos 12:2


(Col 3:12) Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, de humildad de mente, de mansedumbre, de paciencia; {13} soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene pleito contra otro: como Cristo os perdonó, así también vosotros.


Ya fuimos escogidos por Dios, él nos llama sus santos y sus amados, pero debemos prestar atención a las advertencias. Mateo 24:24 dice que “…se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.”  Esta advertencia está escrita para los días postreros, para el fin de los tiempos, cuando nosotros ya no vamos a estar aquí, pero debemos ser inteligentes y no ignorar las artimañas de Satanás, y tome ventaja de nosotros,  porque no ignoramos sus maquinaciones y no queremos ser parte de su ministerio de mentira y de maldad. Para mí, agápe es el mayor de las salvaguardas en la Palabra de Dios, agápe es una lista de características con los más altos valores de ética y moral, es lo que conocemos como el código de conducta del creyente cristiano, si lo aplicamos en nuestro andar nos puede ahorrar muchos problemas.


(Col. 3:14) Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. {15} Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. {16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. {17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.


Agápe es el vínculo perfecto, la palabra “vínculo” significa: “un principio unificador”. Agápe es un principio, una verdad fundamental que sirve como base de nuestro sistema de creencia, de nuestro tren de razonamiento. Cuando practicamos agápe la frase “Ni yo te condeno; vete y no peques más” se desvanecerá de nuestra mente. Prestemos atención a las advertencias, busquemos las salvaguardas o amparos; entonces, como (Romanos 15:13 dice: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” 


¡Agápe es la mejor salvaguarda que existe! ¡Es lo único que cubre multitud de pecados!

(1 Pedro 4:7) Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. {8 Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. {9} Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. {10} Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. {11} Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.


Si queremos ser seguidores de Jesús y convertirnos en sus verdaderos sus discípulos, ¡a él oíd! Debemos aprender a oír y a recibir a palabra de Dios con mansedumbre, a no tener más alto concepto del que debemos tener sino pensar con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno, y seguir el ejemplo de lo que Jesús dijo a la mujer: “vete y no peques más,” desechando toda inmundicia y abundancia de malicia. Como hijos de Dios debemos hacer todo sin murmuraciones ni contiendas, ser hospedadores y buenos ministros de la multiforme gracia de Dios. Así, que, cuando hablemos, ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca como se nos exhorta en Efesios 4:29, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. El versículo 11 aquí en 1 Pedro dice que si hablamos, hablemos conforme a la Palabra de Dios para dar siempre la gloria a Dios, nuestro Padre Celestial en el nombre de Jesucristo su hijo, a Dio sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.


¡Dios los bendiga!


E. S, N.


J. E. R. S.

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Hoy quiero compartir acerca de la aceptación. Aceptación es la calidad o estado de ser aceptado o aceptable, el hecho de recibir una aprobación. En el libro de Romanos, Dios por medio del apóstol Pablo nos implora a presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo para agradarle a él.


(Romanos 12:1) Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. {2} No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. 


Como seres humanos, y a diferencia de los ángeles del cielo, Dios nos dio una variedad de diferentes cualidades y capacidades con respecto a nuestros sentimientos y emociones, en su mayoría manifestadas como resultado o consecuencia de una respuesta a nuestros cinco sentidos,  que son parte de nuestra mentalidad física carnal. Administrar nuestra vida de alma con respecto a la manera en que nos conformamos, ya sea; a la manera de Dios o a la manera del  mundo, determina si vamos a caminar en esclavitud o en libertad. El libro de romanos es un maravilloso libro doctrinal donde podemos encontrar y aprender mucho de todo lo que necesitamos hacer para lidiar con nuestra naturaleza carnal. El capítulo 7 nos muestra todo lo que necesitamos saber al respecto de ello.


(Romanos 7:1) ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? 


El versículo 1 se refiere a la Ley de Moisés y al hecho de que los que conocían la ley, entendían que hasta el día de su muerte iban a estar sujetos al dominio de esa ley, a menos que sucediera algo diferente.


(Romanos 7:2)  Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. {{3} Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. {4} Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. {5} Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. {6} Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.


A partir de la analogía de la mujer casada y el resto de estos versículos, Pablo está mostrando a los que conocían la ley, que algo diferente ya había sucedido, y que así como esa mujer que ahora era libre de casarse con otro hombre después de la muerte de su marido, ellos también habían sido liberados de la Ley de Moisés por la cual se conoce y se imputa de pecado.


El versículo 4 dice que por la muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo, quedaron muertos a la ley y, en consecuencia, liberados de ella. El versículo 5 les recuerda su forma de vida pecaminosa al andar en la carne, pero el versículo 6 les reafirma que ya fueron liberados de la ley para ahora servir a Dios, bajo el régimen nuevo del espíritu.


Pablo sabía y comprendía eso, y trató de explicar a los judíos que algo diferente ya  había sucedido y compartiendo con ellos su propia experiencia.


(Romanos 7:22) Porque me deleito en la ley de Dios según el hombre interior:


¡Solamente así es como podemos servir a Dios, en espíritu! Pero Pablo sabía que la gente todavía estaba mentalmente sujeta a la ley.


(Romanos 7:23) pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. {24} ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? {25} Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.


Pablo expuso aquí los dos lados opuestos de la vida; la ley de Dios según el hombre interior, que es estar en Cristo Jesús o andar según el espíritu; y la ley del pecado que es andar según la carne, siendo la carne una representación de nuestra vida de alma y de los cinco sentidos. Pablo sabía que él no era perfecto como también sabemos que nosotros no somos perfectos, es decir, en la carne debido a la ley del pecado; y en el versículo 14 explica por qué sucede esto.


(Romanos 7:14) Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. 


Esto es a lo que se enfrentan muchos creyentes cristianos, dejarse guiar por la carne, además de no sentirse aceptados por Dios y se condenan, lo que se describe en los siguientes versículos:


(Romanos 7:15) Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. {16} Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. {17} De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. {18} Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. {19} Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. {20} Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. {20} Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. {21} Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. {22} Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; {23} pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 


Estas leyes aquí mencionadas: la "ley del pecado"; la "ley de nuestra mente"; y la “ley de Dios” son todas leyes espirituales, y es por eso que ninguna terapia física, tratamiento psicológico o cualquier tipo de remedio mundano basado en los cinco sentidos nunca funcionan, y la culpa, el remordimiento, la condenación y el juicio nunca se van de nuestra mente. ¿Quieres liberarte de la condenación?


​(Romanos 8:2} Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. {3}Porque lo que la ley no podía hacer, por ser débil por la carne, Dios enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y por el pecado, condenó al pecado en la carne: {4}para que la justicia de la ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.


Esto básicamente sería el final de la historia, si quieres deshacerte de la culpa, del remordimiento, de la condenación o el juicio, ¡dejar de caminar según la carne y camina conforme al espíritu! En Gálatas también se nos exhortan a lo mismo.


(Gálatas 5:16) Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 


Hacer una de estas dos cosas trae como resultado dejar de hacer la otra, ¿qué prefieres?


Gálatas (5:17)  Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. {18} Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 


La palabra “SI” en el versículo 18 nos permite pasar por encima de la ley de la carne; ¡Cualquier ley espiritual adversa, deja de tener efecto cuando nos sujetamos a la ley de Dios y andamos en el espíritu!


Ahora, Romanos 8:1 es un versículo frecuentemente citado, usado para expresar que no debemos sentir culpa o remordimiento por cualquier error cometido en nuestro andar cristiano; y que simplemente debemos esforzarnos por mejorar, la próxima vez, en caso de que hayamos errado la marca y hallamos pecado, ¡otra vez! Pero la mayoría de las veces ignoramos la segunda parte de este versículo, que está en correspondencia directa y también es una clave para andar realmente en libertad.


(Romanos 8:1) Así que ahora ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.


Aquí vemos claramente el resultado como consecuencia de andar en el espíritu. ¡No hay condenación! ¿Por qué? Porque ¡estar en Cristo Jesús es andar en el espíritu! ¡Entonces, estar libre de culpa, remordimiento, condenación o juicio es el resultado de andar en el espíritu, lo que equivale a deleitarse en la ley de Dios según el hombre interior!


¡Así que estar en Cristo es la clave para no tener o sentir condenación alguna!


La palabra “SI” es un adverbio afirmativo que funciona como una conjunción condicional; lo que significa que se utiliza para indicar una condición o suposición. A menudo se usa en conexión con otras partículas y en este caso indica que algo ocurre como resultado o consecuencia de hacer otra cosa, o sea, que, ¡estar en Cristo al caminar en el espíritu!” traerá como resultado no sentir más culpa, remordimiento, condenación o juicio. Veamos un interesante relato.


(Juan 8:1) y Jesús se fue al monte de los Olivos. {2} Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. {3} Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, {4} le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. {5} Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? {6} Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. {7} Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. {8} E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. {9} Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. {10} Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? {11} Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.


Quizás te preguntas: ¿Qué tiene que ver la historia de esta mujer con la aceptación y la condenación? Te lo diré en un momento, por ahora quiero que pienses en; ¿Qué es lo que tú crees que esta mujer hizo después de todo lo que le aconteció? ¡Estoy muy seguro de que ella no volvió a pecar en absoluto!


Pónganse en su lugar, es decir, como acusados. En el caso de esa mujer, la vergüenza, el remordimiento, la culpa, la condena o el juicio que tuvo que afrontar. ¿Crees tú que iba a volver a pecar aunque fuese una vez más? ¡No lo creo! Pero, ¿cómo crees tú que se sintió y se comportó después de ser absuelta de sus acusaciones, liberada de la culpa o del delito que se le imputaba? ¡Libre! No más culpa, no más remordimiento, no más condenación, no más juicio.


El relato dice que Jesús estaba en alguna área del templo enseñando al pueblo. Los escribas y fariseos ya estaban confabulados para condenar a Jesús y quitarle la vida. Fueron ellos los que llevaron a la mujer ante Jesús y la pusieron en medio del lugar donde Jesús enseñaba. En el versículo 4 vemos a estos escribas y Fariseos, mostrando una falsa humildad, lo llamaron “Maestro” cuando todo el tiempo habían creído diciendo que: “de Galilea nunca se ha levantado profeta.” En el versículo 5 tratando hipócritamente de hacerlo sentir importante le dicen: “en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?” Él sabía lo que estos corruptos líderes estaban haciendo, tentándolo para poder acusarlo como estaban acusando a la mujer. El versículo 7 es un versículo que debemos guardar en nuestro corazón y nunca olvidarlo,  especialmente la segunda parte: “...: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.”


Volviendo a la pregunta; ¿qué tiene todo esto que ver aquí con la aceptación, cuando no se habla más que de condenación?


Bueno, condenar es el acto de decir que algo o alguien es muy malo e inaceptable, y cuando nos condenamos a nosotros mismos, nos sentimos o pensamos que somos inaceptables.


¿Alguna vez te han acusado, culpado, condenado o juzgado de algo? Sólo recuerda esto, que aquellos que te acusan, te condenan o te juzgan puede que no sean tan puros, limpios y sin pecado como pretender ser. La frase “...acusados por su conciencia” en el versículo 9, significa que moralmente convencidos en sus propias mentes, se juzgaron culpables ellos mismos y se sintieron sin derecho alguno a encontrar culpa en la mujer y se fueron. Y en el versículo 10, cuando Jesús le preguntó a la mujer acerca de los acusadores, todos se habían ido.


El texto Griego dice en el versículo 10: “Y enderezándose Jesús díjole: Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te condenó? Y ella dijo: Ninguno, Señor. Dijo entonces Jesús: Ni yo te condeno. Vete, desde ahora no más peques.”


La palabra “acusaban” en la versión Reina Valera es la palabra griega katégoros, una palabra compuesta formada por las palabras griegas kata que significa: “contra o que denota oposición” y la palabra griega ágora que significa: “plaza pública, mercado, asamblea.” La palabra griega Katégoros literalmente significa: "alguien que habla contra alguien más ante una asamblea", también significa: un denunciante ante la ley o un fiscal. Pero el significado más interesante y específico es: “Satanás, el acusador de los hijos de Dios.” Eso debería indicarte de dónde es que provienen todas las acusaciones. Y estoy seguro de que no quieres que nadie te acuse; pero tampoco debes estar en el lugar de los acusadores, cumpliendo las órdenes de Satanás, quien continuará con sus acusaciones contra los hijos de Dios día tras día, tanto como pueda, porque es un experto en jugar con nuestros sentimientos y emociones a través de nuestros cinco sentidos hasta hacernos caer víctimas de sus artimañas. No olvides lo que Jesús les dijo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo en Getsemaní en uno de los momentos más dramáticos y dolorosos de su vida:


(Mateo 26:41) Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.


¿Y dónde es que fallamos o erramos? ¡En la carne! ¡Y en la carne es donde somos condenados o hallados inaceptables, y mientras continuemos caminando en la carne nunca nos hallaremos o nos sentiremos aceptables y nunca caminaremos en libertad! ¿Percibiste eso? “¿Hallarnos o sentirnos aceptables?” Ahí reside gran parte del problema de la aceptación, nosotros mismos no estamos contentos con quienes somos, en la carne. No nos aceptamos tal como somos y tratamos de hacer esto o aquello para sentirnos aprobados y encajar donde queremos ser aceptados. Por eso es importante saber y entender quiénes somos en Cristo Jesús nuestro señor y salvador, porque eso nos ayudará a saber y comprender que ya hemos sido aceptados por Dios en el amado. De hecho, sólo deberían existir dos autoridades válidas que determinen nuestra aceptación, ¡Dios y nosotros mismos!


Entonces, ¿qué tiene que ver la historia de esta mujer con la aceptación? Bueno, estoy muy seguro que ella sabía de Jesús, quién era y a quién representaba aquí en la tierra; y cuando el Señor le preguntó: “¿dónde están?” hablando de sus acusadores ella respondió según el texto griego: “Ninguno, Señor.”  Ella reconoció la autoridad de Jesús y lo llamó Señor. Y cuando él le dijo: "Ni yo te condeno: vete, desde ahora no más peques." ¡Ella se sintió aliviada! Y quiero creer que nunca más volvió a pecar, porque el resto de su vida, su conducta, su manera de vivir, la iba a vivir en la carne, ella no tenía espíritu santo en ese momento porque todavía no estaba disponible, pero nosotros sí tenemos espíritu santo, sin embargo, nos seguimos condenando por todo; si nos enfermamos; si dije malas palabras e insulté a alguien; si tengo alguna necesidad; o si juzgo y condeno a otros. El primero y más grande mandamiento es amar a Dios con todo lo que tenemos ¿verdad? Corazón, alma, menta y fuerzas. Y el segundo, amar al prójimo como a nosotros mismos. La palabra “amar o amarás” son derivadas de la palabra griega agápe, de donde proviene lo que nosotros llamamos el código de conducta del creyente cristiano, y tiene todo que ver con nuestro comportamiento. Pero supongo que no amamos a nuestro prójimo tanto como creemos, porque si seguimos condenándonos a nosotros mismos porque hayamos errado en alguna ocasión, ¿cómo podemos decir que amamos a nuestro prójimo? Eso no debería ser así. Realmente tenemos que volver a la Palabra de Dios y renovar nuestra mente para no conformarnos a este mundo como lo dice el libro de romanos y no ser víctimas y presas fáciles de las artimañas del acusador.


(Gálatas 5:1) Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.


Hemos sido liberados por Jesucristo nuestro señor, y no debemos tomar eso a la ligera. Debemos entender y aceptar realmente quiénes somos en Cristo, porque fuimos aceptados en él y ahora somos hijos e hijas de Dios todopoderoso.


(1 Corintios 1:30) Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; {31} para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.


Así que deleitémonos en la ley de Dios según el hombre interior: La condenación es un juego del adversario, del acusador, y no queremos ser acusados, condenados ni juzgados por nadie, pero tampoco debemos nosotros acusar a nadie.


(Romanos 8:30) Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. {31} ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?  ​


Ya hemos sido aceptos en el amado, predestinados, llamados, justificados y glorificados en Cristo Jesús nuestro señor, y ahora es Cristo en nosotros la esperanza de gloria y es ahí donde debemos poner todas nuestras fichas, reconocer quiénes somos en Cristo y la autoridad que nos ha sido delegada. Además tenemos a Dios nuestro Padre celestial de nuestro lado.


(Romanos 8:32)  El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? {33} ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. {34} ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. {35} ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 


Creo que la condena está incluida en esta lista, y tampoco nos separará del amor de Cristo


(Romanos 8:36) Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.


Pablo aquí hace referencia a la profecía de Isaías acerca del padecimiento de nuestro señor Jesucristo, quien no abrió su boca y como cordero fue llevado al matadero, humillándose a sí mismo y siendo obediente al Padre hasta la muerte. Y así nos sentimos nosotros a veces, como ovejas llevadas al matadero cuando nos condenamos a nosotros mismos. Pero vean lo que el sacrificio y la obra completa de nuestro seños Jesucristo lograron para nosotros.


(Romanos. 8:37)  Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. {38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, {39} ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.


Esto es una prueba más de nuestra aceptación, así que debemos echar fuera todo tipo de condenación, especialmente la personal. Dios hizo las cosas mucho más simples para nosotros. ¿Por qué deberíamos preocuparnos entonces? ¡Dios dice en su Palabra y prometió que NADA NOS SEPARARÁ DEL AMOR DE CRISTO; Y MUCHO MENOS NADA, NADA, NADA, ABSOLUTAMENTE  NADA, NOS PODRÁ SEPARAR DEL AMOR DE DIOS! Pero tenemos que ser capaces de hacer lo que a nosotros nos corresponde. Sabemos que no somos perfectos en la carne, ¡pero la idea es, no permanecer ni dejarnos guiar por la carne, sino por el espíritu!


(Romanos 8:1) Así que ahora ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.


Deleitémonos en la ley de Dios según el hombre interior, y permanezcamos, pues, firmes en la libertad con la que Cristo nos hizo libres. Dios en su Palabra nos dio todo lo que necesitamos para ser más que vencedores. La mente renovada es la clave al poder, y creo firmemente que una de las claves de Pablo para renovar su mente y poder llevar a cabo su ministerio fue hablar en lenguas mucho, lo dijo él mismo en el libro de 1 Corintios 14:18 “Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;”


¿Recuerdas lo que hizo Jesús en el desierto cuando fue tentado por Satanás? Dijo: “Vete de aquí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás”. ¡Y nosotros también debemos servir a Dios bajo el régimen nuevo del Espíritu!


Así, que, cuando esas malvadas influencias traten de entrar en tu mente para culparte, acusarte condenarte o juzgarte por cualquier cosa, haz lo que Jesús hizo en el desierto y detén a Satanás el acusador en seco, habla mucho en lenguas y declara quién eres en Cristo Jesús; un hijo o una hija de Dios con todo poder desde lo alto. No encuentres falta en otros y no acuses para que no seas parte del ministerio del acusador que es hurtar y matar y destruir. Satanás continuará acusando a los hijos de Dios y continuará jugando con nuestros sentimientos y emociones a través de nuestros cinco sentidos; no se lo permitas y no te condenes a ti mismo, ni te sientas como oveja llevada al matadero, ya Cristo murió por nosotros humillándose a sí mismo y siendo obediente al Padre hasta la muerte y muerte de cruz. Él es quién aboga por nosotros delante del Padre como dice el libro de 1 Juan


(1 Juan 2:1) Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. {2} Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. {3} Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.


En la segunda parte hablaré un poco más acerca de los acusadores y algunas advertencias que Dios previó en su Palabra para estar alertas y no caigamos en el error al prestar oído a las falsas palabras del adversario, el dios de este mundo que quiere que nos conformemos a él. Pero quiero concluir con lo que dice el libro de romanos.


(Romanos 12:1) Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. {2} No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. 


¡Dios los bendiga!


E. S. N.


Su hermano en Cristo:


J. E. R. S.

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