La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

¡No Temas! Parte 1

Hoy quiero compartir acerca del “temor”. Por un lado, es algo que la mayoría de los medios de comunicación promueven cada día, en la radio, la televisión, los periódicos, y sobre todo en la internet, que con los avances modernos de la tecnología, minuto a minuto bombardean al mundo con “malas noticias” porque: “es lo que vende” (según dicen). Más del 90% de los encabezados son “malas noticias”, cuando algo bueno pasa, rara vez lo imprimen en la primera plana. Por otro lado, algunos grupos “cristianos” usan el “temor” para llevar adeptos a sus denominaciones, exigiendo a la gente que se arrepientan, o sufrirán las consecuencias en el día del juicio final, donde ellos dicen: “será el lloro y el crujir de dientes”, promoviendo la idea de un Dios temible, que castiga, juzga, y condena. Hoy veremos la primera de dos partes referentes al tema del temor. El diccionario define el “temor” como:

 a) "Una fuerte emoción, a menudo desagradable, causada por la expectativa o la conciencia de peligro."

 b) "Recelo de un daño futuro."

 c) " Una humilde actitud de profundo respeto o reverencia, específicamente, hacia Dios."
Si analizamos cada una de estas definiciones, yo no pienso que Dios nos produzca una fuerte y desagradable emoción, y mucho menos desarrolle en nuestras conciencias la idea de que Dios represente algún peligro para nuestras vidas. Tampoco pienso que Dios nos produzca cierto recelo por algún daño que él nos pueda causar en el futuro, y con respecto a la última definición, si determinamos que una actitud humilde, de profundo respeto y reverencia significan miedo o temor, entonces no solo debemos temer a Dios, sino a nuestros padres, a nuestros jefes en el trabajo, a nuestros pastores o ministros en la iglesia, a nuestros mayores, a nuestras autoridades y leyes, y a cualquier personaje de mayor jerarquía que nosotros, porque como creyentes cristianos, un andar digno es un andar humilde y respetuoso hacia los demás, por supuesto que la reverencia solo se la debemos dar a nuestro padre celestial. Ve al libro de Génesis para ver cuándo es que el “temor” entró a la vida de los hombres.

 (Génesis 3: 6) Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. {7} Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. {8} Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. {9} Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? {10} Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.

Esta es la primera vez que la palabra “miedo” es mencionada en la mayoría de las versiones Bíblicas. Proviene de la palabra hebrea yaré, que es traducida como: miedo, temor, reverencia. Obviamente los traductores escogieron la palabra miedo, aunque pudieron haber escogido “respeto o reverencia,” porque a nuestro padre celestial no debemos tenerle miedo, debemos respetarlo y venerarlo.

Algo realmente interesante es que en la Biblia Lamsa, la palabra “miedo” ni siquiera aparece: 

(Génesis 3:10) Y él respondió, escuché tu voz en el jardín, y cuando vi que estaba desnudo, me escondí.” (Biblia Lamsa)

Esta versión tiene más sentido para mí, aquí dice que Adán mismo dijo que se escondió porque estaba desnudo, no porque tenía miedo. Antes de desobedecer a Dios, Adán y Eva estaban desnudos y no se avergonzaban, ¿pero qué sucedió después que desobedecieron a Dios?

(Génesis 3:7) Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.

Se hicieron delantales de hojas de higuera para cubrirse, obviamente al descubrir que estaban desnudos, ahora sentían vergüenza uno del otro, a tal grado, que Adán mismo se escondió de Dios, pero no por temor, sino por vergüenza.

La Biblia Lamsa es una herramienta muy útil para estudiar las escrituras, desafortunadamente, no todo mundo tiene una a la mano, y como todas las demás versiones contienen la palabra “miedo”, se nos ha enseñado a creer que Adán tuvo temor a Dios, porque en el versículo 10, Adán expresa la aparente razón de su “miedo”, dice: “… y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.”

Adán ni siquiera mencionó el hecho de haber desobedecido una orden dada directamente a él de parte de Dios quien le dijo: “…de todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”

 Es por esto que digo que Adán que no tenía miedo a Dios; porque aunque había desobedecido a Dios, no estaba tratando de disculparse, ni de enmendar su error, ni asumiendo la responsabilidad de haber cometido tal error, estaba tratando de evitar cualquier responsabilidad culpando a Eva.

 (Génesis 3:11) Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? {12} Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.

¡La mujer que me diste! Dijo Adán, directamente culpando a Eva, e indirectamente responsabilizando a Dios, porque, él le dio a la mujer. Y Eva viendo su ejemplo, intenta hacer lo mismo culpando a la serpiente.

(Génesis 3:3) Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. {14} Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. {15} Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

El miedo llegó a la vida de los hombres por causa de Satanás, no fue Dios quien introdujo el temor en la vida del hombre, sino, el adversario. Lo que Adán y Eva sentían por Dios no era temor, sino un profundo respeto y reverencia, algo que ambos ignoraron, cuando decidieron hacer caso a la influencia ejercida por el diablo mismo, personificado en la serpiente. La serpiente engañó a Eva y ella engaño a Adán, al punto de convencerlo de desobedecer a Dios.

Existe la creencia de que los bebés tienen miedo a los sonidos fuertes, porque lloran cuando están dormidos y oyen sonidos fuertes, pero un bebé no sabe más que llorar para obtener lo que necesita, atención y cuidado. Cualquier adulto también se sobresaltaría, y hasta se molestaría si estuviese dormido y alguien le hiciera sonidos fuertes para despertarlo. También se cree que los bebés tienen miedo a caer, pero eso es algo que cualquier adulto también temería. Los bebés, realmente, no tienen temor alguno, ellos ni siquiera entienden lo que eso significa, un ejemplo de ello es cuando tratan de tocar la flama de una vela, la brillante y ondulante flama les llama la atención, pero ellos no temen quemarse la mano, simplemente no saben lo que hacen. Lamentablemente, el miedo es inculcado a los hijos, por sus propios padres, hermanos mayores, o familiares, con el propósito de forzarlos a obedecer.

También existe la creencia de que los adultos, tenemos miedo a cometer errores, miedo a lo desconocido, y muchos, tienen miedo a la muerte. Adán tenía ahora esos temores, sabía que había cometido un error al desobedecer a Dios, tenía miedo de lo que iba a pasar, y aunque la muerte era algo aún desconocido para él, tenía miedo de morir.

Dios confrontó a Adán y Eva, como lo mencionan los versículos del 14 al 19. Y siendo Dios un Dios justo, arreglo todo para que la redención de los hombres fuera posible, y tuvo que expulsar a Adán y Eva del Jardín del Edén, para evitar que comieran del fruto del árbol de la vida y vivieran en pecado para siempre, sin la posibilidad de ser redimidos. El versículo 15 de Génesis 3 es prácticamente la primera profecía acerca de la venida del mesías.

 Dios ha sido injustamente acusado de ser un Dios temible, aunque ciertamente lo es para con los malvados, porque Dios aborrece el mal. En la mayoría de los relatos del antiguo testamento, la furia de Dios se deja ver contra los rebeldes, los desobedientes, los orgullosos, los vanidosos, los altivos, los mentirosos, los impíos, los injustos, los codiciosos, los malvados, y los incrédulos.

La frase “La ira de Dios” solamente aparece 10 veces en toda la Biblia, 5 veces en el libro de Apocalipsis, cuando su ira se desatará en contra de su archienemigo el diablo; una vez en Efesios, donde se refiere a los engañadores y a los desobedientes; una vez en Juan, refiriéndose a los que no creen en el hijo de Dios; una vez en romanos, donde se refiere a los impíos, y a los injustos, aquellos que detienen la verdad; una vez en Colosenses, donde menciona a los fornicarios, los impuros, los avaros, los idólatras, a todos aquellos que son dominados por sus deseos y sus pasiones desordenadas y los desobedientes; y una sola vez en Salmos, donde se refiere a un pueblo rebelde, incrédulo, soberbio y desagradecido.

En el Antiguo Testamento, y aún en los evangelios, culpaban a Dios por todo, por lo bueno y por lo malo, un buen ejemplo de ello es el primer capítulo del libro de Job.

(Job 1:1) Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. {2} Y le nacieron siete hijos y tres hijas. {3} Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales. {4} E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos. {5} Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.

Lo que Job hacía todos los días era tratar de justificar a sus hijos delante de Dios, él sabía que sus hijos no respetaban a Dios, y sabiendo él que Dios aborrece el mal, con sus sacrificios diarios trataba de evitar que algo les ocurriera.

(Job 1:6) Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. {7} Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. {8} Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? {9} Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? {10} ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. {11} Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. {12} Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.

¿Crees tú que Job tendría “miedo” de quien como dijo Satanás: “ha cercado alrededor a él y a su casa y todo lo que tiene,”? ¿Tendría Job temor de quien bendijo el trabajo de sus manos y había aumentado sus bienes sobre la tierra? Job no temía a Dios, pero mostraba una humilde actitud de profundo respeto y reverencia, lo que fácilmente puede confundirse con “temor”. ¡Job respetaba a Dios sobremanera!

(Job 1:13) Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito, {14} y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos, {15} y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia. {16} Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia. {17} Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia. {18} Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; {19} y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia. {20} Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, {21} y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. {22} En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.

Job no culpó a Dios por todo lo sucedido, pero dijo “Jehová dio, y Jehová quitó” porque él no sabía que quien realmente le quitó todo lo que poseía, incluso la vida de sus hijos, fue Satanás. ¡Aunque es prerrogativa de Dios hacer lo que él decida hacer con su creación, después de todo él es el creador de todo lo que existe!

(Job 2:1) Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. {2} Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. {3} Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?

Es verdad que Dios permitió que Satanás arruinara a Job, pero la pérdida de sus posesiones, la vida de sus hijos, ni la sarna maligna que se describen en los siguientes versículos, fueron un castigo o un ataque directo de parte de Dios.

(Job 2:4) Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. {5} Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. {6} Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida. {7} Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. {8} Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza. {9} Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. {10} Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.

Aunque Job responde a su mujer, que así como recibimos de Dios el bien también debemos recibir el mal, el versículo 7 claramente dice quien fue el que hirió a Job con tal enfermedad, aún así, Job nunca culpo a Dios por sus dolencias. En el antiguo testamento la gente no sabía de la existencia de Satanás, por eso es que culpaban a Dios por todo.

Satanás es mencionado una vez en 1 Crónicas, una vez en Salmos, dos veces en Zacarías, y 11 veces en el libro de Job, es precisamente con Job, con quien más se ensañó en el antiguo testamento. En los evangelios vemos que es el diablo quien tentó a Jesús.

(Mateo 4:1) Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. {2} Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. {3} Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. {4} Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. {5} Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, {6} y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. {7} Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. {8} Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos {9} y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. {10} Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. {11} El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.

¡El que tienta, juzga, condena y castiga no es Dios, no a sus hijos, no a los creyentes cristianos, es el diablo! Así como tentó a Eva, y fue capaz de tentar al unigénito de Dios, también es quien tienta, juzga y condena a todos los creyentes cristianos, es el gran acusador, el padre de toda mentira, es él quien hace creer a los demás que toda la culpa es de Dios. A Dios deben temerle los malvados, los impíos, los desobedientes, los rebeldes, los orgullosos, los necios, y los mentirosos. Aquellos que no creen que Jesús es el hijo de Dios, quien vino para deshacer todas las obras del archienemigo de Dios, el diablo.

(1Juan 3:8) El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.

También aquí en 1 Juan, leemos que Dios es amor, luz, y que no hay tinieblas en él. 

(1Juan 4:7) Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios {8} El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 

(1Juan 1:5) Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

¿Qué crees tú? ¿En un Dios temible que te pone a prueba, te juzga, te condena y te castiga? ¿O en un Dios que es amor, que es luz, que es justo, que da liberación, y que no hay ningunas tinieblas en él?

En la segunda parte de este tema, veremos algunos relatos acerca del temor, y determinemos si realmente describen a un Dios que nos inspira un sentimiento de inquietud y miedo, que provoca la necesidad de huir de su presencia, de evitarlo, de rechazarlo, por considerar que pudiera representar un peligro para nuestras vidas.

¡Por el momento, Dios te bendiga!

 E. S. N.

 J.E.R.S.

 9-22-2014
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