El libro de los romanos es un libro doctrinal, y una doctrina, básicamente describe un sistema de creencias, contiene las enseñanzas fundamentales, o las instrucciones básicas que deben seguirse. El libro de los romanos establece las enseñanzas fundamentales para la Iglesia cristiana. Romanos 12:1,2 muestra las instrucciones que debemos aplicar en nuestra vida cristiana en nuestra búsqueda para comprobar la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.
El mes pasado compartí el versículo 1 de Romanos 12, y expliqué que para “presentar” nuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, nuestro culto racional a Dios tiene que ser un servicio verdaderamente espiritual, porque Dios es espíritu y sus leyes son espirituales. No hay nada que podamos hacer en la carne, basado en los sentidos que pueda agradar a Dios. Compartí con ustedes, Romanos 12:1 de la versión estándar de la Biblia en Inglés, que dice:
(Romanos 12:1) apelo (como una petición muy seria) a ustedes, por lo tanto, hermanos (hermanos y hermanas), por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable (bien agradable) a Dios, que es vuestra adoración espiritual (VEI)
También mencioné que el versículo 1 sólo es la primera parte de la ecuación, Romanos 12: 2 completa el rompecabezas en la búsqueda del creyente cristiano por comprobar cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios. El versículo 2 es lo que vamos a estudiar hoy, pero para comenzar con el pie derecho, leeremos Romanos 12:1,2, del texto Griego, literalmente, del Interlineal Griego-Español.
(Romanos 12:1,2) Exhorto pues, os, hermanos, por las misericordias de Dios, a presentar los cuerpos de vosotros como sacrificio vivo, santo, a Dios agradable, (que es) el razonable (espiritual) servicio cultual de vosotros; {2} y no os adaptéis a la forma del mundo este, sino transformaos por la renovación de la mente, para que comprobéis vosotros cual (es) la voluntad de Dios, buena y agradable y perfecta. (IGE)
El versículo 2 comienza con la palabra "y", una conjunción que une los versículos 1 y 2 en correlación directa; haciendo de esta búsqueda de la comprobación de la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios una declaración de dos fases.
1. Presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, por medio de un servicio verdaderamente espiritual.
"Y"
2. No adaptarnos a este siglo, sino transformarnos mediante la renovación de la mente.
La palabra "no" en el versículo 2 es la palabra griega mé; que expresa negación condicional, dependiendo de los sentimientos, de alguna idea, concepción o hipótesis. No expresa una negación absoluta, lo que significa que no está en las manos de Dios, que nos adaptemos o no a este mundo, depende de nosotros hacer eso. La maravillosa gracia de Dios nos permite hacer uso de nuestro libre albedrío. Así que, somos tú y yo quienes decidimos qué hacer, adaptarnos a este mundo o no.
(Romanos 12:2) y no os adaptéis a la forma del mundo este, sino transformaos por la renovación de la mente, para que comprobéis vosotros cual (es) la voluntad de Dios, buena y agradable y perfecta.
La palabra "adaptarnos” o “conformarnos”, como se lee en la mayoría de las versiones Bíblicas, significa “moldearnos de acuerdo a”, o “llegar a ser”. El diccionario define “conformar” como: actuar de acuerdo con las normas vigentes, actitudes, prácticas, etc., de la sociedad o de un grupo.
(Romanos 12:2) y no os adaptéis a la forma del mundo este, sino transformaos por la renovación de la mente, para que comprobéis vosotros cual (es) la voluntad de Dios, buena y agradable y perfecta.
Ahora la palabra "mundo" no se utiliza en referencia al mundo creado, como si fuera el planeta tierra, sino, en referencia a los tiempos o la era en que vivimos hoy, donde las culturas, las tradiciones y las costumbres, junto con las actitudes, los estándares, y las prácticas que predominan, son contrarias a la voluntad de Dios.
(Romanos 12:2) y no os adaptéis a la forma del mundo este, sino transformaos por la renovación de la mente, para que comprobéis vosotros cual (es) la voluntad de Dios, buena y agradable y perfecta.
La palabra "sino" establece un contraste entre "No os conforméis a este mundo" y "transformaos". La palabra "transformaos" es la palabra griega metamorfóo: es decir: una transformación total. Como cuando una oruga se convierte en mariposa. ¡Ese tipo de transformación! De estar inmerso en la cultura, las tradiciones y las costumbres conforme a los deseos engañosos de los tiempos, los estándares, y las practicas que predominan en la liberal y permisiva sociedad actual, como una horrible oruga que se arrastra, hasta transformarse en una bella y majestuosa mariposa.
Pero esa transformación no va a suceder a menos que renovemos nuestra mente. Millones de creyentes cristianos nunca renuevan su mente, es por eso que siguen arrastrándose como orugas, y se mantienen alimentándose con las toxicas hojas de las tradiciones, la religión y las costumbres, incapaces de someterse a la metamorfosis y dejar que sus alas crezcan para volar como mariposa y disfrutar de la dulzura del néctar puro de las promesas y las bendiciones de Dios.
(Romanos 12:2) y no os adaptéis a la forma del mundo este, sino transformaos por la renovación de la mente, para que comprobéis vosotros cual (es) la voluntad de Dios, buena y agradable y perfecta.
Un punto clave aquí es la palabra "mente". ¿Qué es la mente? En un sentido más amplio significa entendimiento. Nuestro entendimiento tiene que ser renovado, y la palabra “renovación” significa “hacer nuevo”, y para hacer algo nuevo, básicamente tenemos que deshacernos de lo viejo. Pero Dios usó una interesante palabra para el tipo de “renovación” que necesitamos llevar a cabo. La raíz de la palabra de donde proviene la renovación es la palabra griega kainos; significa: nuevo en cuanto a calidad y carácter, no algo recién hecho. Las cosas que necesitamos para alimentar nuestra mente a partir de ahora deben ser nuevas en calidad y carácter, y eso es lo que la Palabra de Dios trae a nuestras vidas.
(Mateo 26:28) Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.
El pacto del que Jesús está hablando aquí en el versículo 28, a diferencia del Antiguo Testamento, es nuevo, nuevo en calidad y carácter, no sigue los mismos lineamientos del Antiguo Testamento, ni se sujeta a los mismos estándares. La gente del Antiguo Testamento eran siervos de Dios, nosotros somos hijos e hijas de Dios, en el Antiguo Testamento, tanto los lideres como los profetas, tenían el espíritu santo sobre ellos temporalmente, nosotros lo tenemos en nuestro interior, para siempre, ellos estaban viviendo en esclavitud, bajo la ley, nosotros somos libres y vivimos bajo la gracia, ellos temían a Dios, nosotros amamos a Dios.
Así que esta palabra “nuevo”, no necesariamente significa algo recién hecho, sino algo que nunca se ha utilizado, es nuevo en calidad y carácter.
(Mat 27:59) Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, {60} y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue.
Tal vez José labró ese sepulcro para el mismo, pero lo utilizó para Jesús. José no corrió a su casa, a coger su pico y su pala y se fue a la peña a escarbar un sepulcro nuevo para Jesús en el momento en que Jesús murió. Este lugar ya estaba preparado, era nuevo en calidad, ya que nunca había sido utilizado, como se menciona en el evangelio de Lucas.
(Lucas 23:53) Y quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie.
Así que, la única forma de renovar nuestra mente es desechando los viejos hábitos, las viejas costumbres, tradiciones, y todos los trucos y artimañas que el mundo ofrece, por medio del aprendizaje y la aplicación de la Palabra de Dios en nuestro diario andar, siguiendo las instrucciones escritas en las epístolas a la Iglesia de Dios, principalmente, los libros de Romanos y Efesios, donde se encuentran las bases fundamentales de la doctrina cristiana reveladas a la Iglesia de hoy.
(Efesios 4:1) 4:1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, {2} con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, {3} solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;
El andar de un creyente cristiano de hoy, debe ser digno de la vocación de nuestro llamamiento, con humildad, con mansedumbre, con paciencia. El andar de un creyente cristiano de hoy debe ser un andar en amor, siempre listo para proteger la unidad del espíritu en el vínculo de la paz.
(Efesios 4:17) 4:17 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,
La palabra "no" aquí en Efesios 4:17 es la palabra griega meketi; que quiere decir: “ya no”, lo que prácticamente significa que: “a partir de este momento, desde hoy”. Así, que, desde el momento en que un creyente cristiano acepta a Jesucristo como su Señor, y como salvador personal de su vida, debe abandonar su viejo estilo de vida, y debe comenzar a estudiar, aprender y aplicar la palabra de Dios en su diario andar. Después de renacer del espíritu de Dios, ya no estamos para andar en la vanidad de la mente, y a medida que adquirimos el nuevo conocimiento de la Palabra de Dios, renovamos nuestras mentes. Depende del creyente cristiano desechar los viejos hábitos y costumbres, y renovar su mente, al incorporar en su vida los nuevos valores, principios, estatutos y mandamiento escritos en las epístolas a la iglesia.
(Efesios 4:20) Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, {21} si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. {22} En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, {23} y renovaos en el espíritu de vuestra mente, {24} y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Efesios nos dice que debemos despojarnos del viejo modo de vida que es corrupto, y está viciado conforme a los deseos engañosos. En contraste, nos exhorta a renovar nuestra mente en el aspecto espiritual y a vestirnos del nuevo hombre, que es creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
(1 Pedro 1:13) Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; {14} como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;
La frase “ceñid los lomos” en sentido figurado significa: “estar preparados”. El uso de la palabra griega para “entendimiento”, aquí, se refiere a los pensamientos más profundos, pero también tiene que ver con estar mentalmente dispuesto. La Palabra de Dios nos exhorta a estar mentalmente dispuesto a actuar como hijos obedientes, y a no moldearnos de acuerdo a los deseos engañosos que antes teníamos, eso depende de nosotros. La palabra "ceñir" significa: sujetar, asegurar. La palabra "lomos" tanto en hebreo, como en griego, se refiere a la parte del cuerpo entre las caderas y las costillas inferiores, que es considerada sobre todo, como la sede de la fuerza y el poder generativo. Y aquí en 1 Pedro 1:13, está hablando en referencia a la parte más fuerte de nuestra mente, nuestros pensamientos más profundos. Así que la frase ceñir los lomos literalmente significa:
Capacitarse uno mismo para algo que requiere de preparación, de fuerza, o de resistencia. ¿No te parece que la renovación de nuestra mente necesita de todo eso? ¡Yo sí! ¿No te parece que no adherirse o conformarse al mundo requiere de todo eso? ¡Yo sí! ¿No te parece que el no conformarse de nuevo a los deseos engañosos requiere de todo eso? ¡Yo sí!
Después de renacer del espíritu de Dios, la voluntad de Dios para nosotros, no es, volver a los viejos deseos engañosos, o estar de acuerdo con las normas vigentes, con los estándares, actitudes y prácticas de la sociedad actual. Además, como un Padre amoroso y lleno de gracia, Dios nos permite hacer uso de nuestra libre voluntad de decidir, Él no nos obliga a obedecer y a no conformarnos a este mundo, es nuestra decisión.
Para que nosotros podamos renovar nuestra mente, o nuestro entendimiento, debemos andar dignamente, conforme a la vocación de nuestro llamado, solícitos en guardar la unidad del Espíritu, no andando ya como los demás, en la vanidad de nuestro entendimiento, debemos abandonar nuestra pasada manera de vivir (forma de vida) y vestirnos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
(Romanos 12:2) y no os adaptéis a la forma del mundo este, sino transformaos por la renovación de la mente, para que comprobéis vosotros cual (es) la voluntad de Dios, buena y agradable y perfecta.
Para terminar, demos un vistazo a la palabra “comprobéis”. Es la palabra griega dokimázo; traducida como: probar, aprobar, discernir, examinar, aceptar. En este caso, significa poner a prueba o probar.
(Hebreos 3:7) Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, {8} No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, {9} Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años.
¡El pueblo hebreo pus a Dios aprueba, y vieron sus obras, maravillas y señales!
(1 Tesalonicenses 5:18) Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. {19} No apaguéis al Espíritu. {20} No menospreciéis las profecías. {21} Examinadlo todo; retened lo bueno. {22} Absteneos de toda especie de mal
(Efesios 5:6) Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. {7} No seáis, pues, partícipes con ellos. {8} Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz {9} (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), {10} comprobando lo que es agradable al Señor. {11} Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas;
La palabra de Dios es la voluntad de Dios, y como la gente del Antiguo Testamento pusieron a Dios a prueba, y vieron sus obras durante cuarenta años, la voluntad de Dios para nosotros es que pongamos también a prueba todas las cosas, que retengamos lo bueno y nos abstengamos de toda especie de mal. Él quiere que probemos lo que es aceptable a él, y que no tengamos comunión con las tinieblas. ¡Ese hombre viejo, viciado conforme a los deseos engañosos era tiniebla, pero ahora somos luz en el Señor y debemos andar como hijos de luz!
¿Cómo podemos renovar la mente, o renovar nuestro entendimiento? Sepultando ese hombre viejo con sus hábitos, sus costumbres, sus tradiciones, su religión, su estilo de vida mundana, y permitiendo que el hombre nuevo surja de nuestro interior.
(Romanos 12:3) Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
No debemos pensar que somos más que nadie, sino tener sentido común, tener cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
(2 Corintios3:4) Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; {5} no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,
Saber quiénes somos en Cristo Jesús, y reconocer que nuestra competencia proviene de Dios.
(Filipenses4:5) Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. {6} Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. {7} Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. {8} Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. {9} Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.
¿Cómo sabemos si estamos renovando nuestra mente? Cuando nuestra gentileza comienza a ser reconocida por los demás, cuando dejamos de estar afanosos y oramos a Dios por todo con una actitud de gratitud, cuando en nuestro andar, tenemos la paz de Dios que protege nuestros corazones y mentes, y cuando pensamos como Jesucristo; en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo de buen nombre, cuando aprendemos, recibimos, oímos, vemos y hacemos la voluntad de Dios.
Una vez que confesamos a Jesucristo como nuestro señor, y salvador personal de nuestras vidas, renacemos del espíritu de Dios, y en ese mismo instante Dios nos da de su espíritu. Es desde ese momento que debemos sepultar al hombre viejo, y comenzar a vestir el hombre nuevo, al aprender a exhibir nuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, por medio de un servicio verdaderamente espiritual, y a deshacer las ataduras del mundo por medio de la renovación de nuestras mentes, y transformarnos, como esa horrible oruga que llega a ser una bella y majestuosa mariposa. Entonces podemos poner a Dios a prueba, y conocer cuál es la buena y agradable, y perfecta voluntad de Dios.
¡Que Dios los bendiga!
J.E.R.S.
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