La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

¿ENTIENDES LO QUE LEES? (Se Sabio)

(1 Corintios 12:1) No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones (asuntos) espirituales.

Dios no quiere que seamos ignorantes, no sólo en relación a los asuntos espirituales, o acerca del conocimiento de Jesucristo, o acerca de las bondades de Dios, que llevan al arrepentimiento, o acerca de su misericordia, su compasión, su justicia, su gracia, su misterio, o incluso, acerca de los que duermen. ¡Dios no quiere que seamos ignorantes! La palabra ignorante significa: no saber, no entender. ¡Dios quiere que sepamos, que entendamos!

Por favor, ve al libro de Hechos, capítulo 8.

(Hechos.8:26-31) Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. {27} Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, {28} volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. {29} Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. {30} Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? {31} El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.

En una pregunta más personal, cuando tú lees la Palabra de Dios, ¿entiendes lo que lees? Este hombre de Etiopía no era un hombre común y corriente, era un hombre de gran autoridad, y estaba a cargo de todos los tesoros de la de la reina de Etiopía, pero él se bajó de su “pequeño trono”, hablando en sentido figurado, y con gran honestidad y mansedumbre le pidió a Felipe que le enseñara, lo que habla muy bien de este hombre. ¿Qué haces tú cuando no entiendes la Palabra de Dios cuando la lees? Espero que trates de encontrar un Felipe que también te enseñe. Este hombre se dio cuenta de la importancia de entender las Escrituras, y si Dios dejó esto escrito en su santa palabra, es porque para él también es importante, que nosotros entendamos lo que la Palabra de Dios dice, donde lo dice, cuándo lo dice, cómo lo dice, porqué lo dice, y a quien se lo dice.

“Entiendes”, aquí es la palabra griega ginósko; significa "conocimiento, saber, comprender". Básicamente significa:"entender al punto de conocer". Si el conocimiento natural es importante para las cosas simples de la vida, como creyentes cristianos, el conocimiento o la comprensión de la Palabra de Dios tiene que ser aún más importante para nuestra vida y nuestro andar espiritual. Cuando entendemos la Palabra de Dios podemos recibir las bendiciones de Dios, podemos prosperar, podemos crecer, podemos bendecir a otros, y podemos dar frutos. Cuando no entendemos la Palabra de Dios, no podemos hacer nada de lo anterior. Vamos al libro de Mateo capítulo 13.

(Mateo 13:1-8) Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. {2} Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. {3} Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. {4} Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. {5} Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; {6} pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. {7} Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. {8} Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.

Cuando se planta un rosal, se espera que produzca rosas, para poder admirar la belleza de las rosas, su hermoso color y disfrutar su fragante aroma, ¿verdad? Si se planta un árbol de frutas, es obvio esperar que dé frutos; manzanas, peras, naranjas, mangos, o duraznos.

 Esta famosa parábola del sembrador nos muestra una maravillosa analogía entre los diferentes tipos de suelos con sus diferentes capacidades en la que diversos árboles y plantas pueden producir, y los diferentes tipos de corazón que los hombres tienen, con sus diferentes capacidades para recibir la Palabra de Dios y dar fruto, algunos a un cien por ciento, otros a un sesenta por ciento, y otros a un treinta por ciento. Vamos al versículo 18 para ver la explicación de la parábola del sembrador.

(Mateo 13:18-23)  Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: {19} Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado, junto al camino. {20} Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye [akóuo] [escucha] la palabra, y al momento la recibe [lambano] con gozo; {21} pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. {22} El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye [akóuo] la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. {23} Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye [akóuo] [escucha] y entiende [suniemi]  la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.

En el versículo19, la palabra entiende, es la palabra griega; suniemi; significa: comprender mentalmente, considerar, ser sabio.

Cuando mi hija Dulce tenía 5 o 6 años de edad, y yo trataba de explicarle algo, y le preguntaba si había comprendido lo que le explicaba, decía: "no lo entiendo", a esa edad, un niño no puede mentalmente comprender, todo lo que le queramos explicarles. Y así como un niño que no entiende todo lo que nosotros quisiéramos que entendieran, si nosotros no entendemos lo que leemos, cuando leemos la Palabra de Dios, no produciremos fruto, y la voluntad de Dios para nosotros es, que produzcamos fruto, unos a cien, otros a sesenta, y otros a treinta por uno.

Cuando no entendemos las cosas básicas de la vida, puede  ocurrir caos. ¿Qué pasa cuando sólo escuchamos la palabra de Dios, pero no la entendemos? Vendrá el maligno y nos arrebatará lo que fue sembrado en nuestros corazones. Eso, combinado con las tribulaciones, las preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, nos volverá infructuosos, y esa no es la voluntad de Dios para nosotros, lee nuevamente el versículos 23.

Cuando escuchamos la palabra y la entendemos, entonces, vamos a dar frutos, esa es la voluntad de Dios para nosotros. Tenemos que mentalmente comprender la Palabra de Dios, prácticamente, saberla, entenderla. Una de las cosas que Dios quiere que entendamos se encuentra en 2 Pedro.

(2 Pedro 1:20,21)  entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, {21} porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Después de renacer del espíritu de Dios, esta es la primer cosa que debemos entender. Esta es nuevamente la palabra Griega ginósko [entender al punto de conocer]. Ninguna profecía de la escritura es de interpretación privada. No fue Pablo, o Pedro, o Juan quien decidió por voluntad propia escribir sus memorias, o sus vivencias con nuestro señor Jesucristo. El versículo 21 dice: “sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el espíritu santo”. Pablo, Juan, Pedro, Mateo, Lucas, Marcos, todos ellos fueron inspirados por el espíritu santo y por revelación, escribieron lo que Dios les inspiró que escribieran. ¿Ahora, cómo podemos nosotros saber lo que la Biblia dice? Leyendo, estudiando, aprendiendo, y entendiendo lo que leemos en  la Biblia.

(2 Timoteo 2:15)  Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.

La palabra “procura” del griego, también puede traducirse como “estudia”. Dios quiere que “estudiemos” su Palabra, o que procuremos diligentemente, presentarnos aprobados ante él, no ante el pastor, el vecino, el compadre, o nadie más. La única manera de presentarnos aprobados ante Dios es “usando bien” su Palabra de verdad. Ahora, la frase “usa bien” quiere decir: “dividir correctamente” la Palabra de Dios. Y eso lo podemos hacer cuando sabemos lo que la Biblia dice, cuando lo dice, como lo dice, porqué lo dice y a quién se lo dice. Por eso es necesario que mentalmente comprendamos la Palabra de Dios cuando la leemos.

¿Recuerdas al rey Salomón? Mira lo que David, su padre, dijo a Salomón que hiciera, vamos a:

(1 Crónicas 28:9)  Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.

Dios quiere que nosotros también le sirvamos con corazón perfecto y con ánimo voluntario, y le busquemos, así como David le dijo a Salomón. ¡Salomón siguió el consejo de David!

(1 Reyes 3:7-13)  Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. {8} Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. {9} Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? {10} Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. {11} Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oir juicio, {12} he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. {13} Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días.

Dios le dio a Salomón no sólo lo que le había pedido, sino mucho, mucho más.

(1 Reyes 4:29-31) Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar. {30} Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios. {31} Aun fue más sabio que todos los hombres, más que Etán ezraíta, y que Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol; y fue conocido entre todas las naciones de alrededor.

Salomón fue más sabio que todos esos hombres juntos. ¿No te gustaría ser sabio? Entonces tienes que servir a Dios con un corazón perfecto, con ánimo dispuesto, y buscarle. Dios entiende que debemos tener una mente dispuesta para mentalmente comprender su palabra. Mira lo que Dios piensa de la gente que no la entiende.

(Salmos 49:20) El hombre que está en honra y no entiende, Semejante es a las bestias que perecen.

¡Yo prefiero entender!

(Proverbios 14:6) Busca el escarnecedor la sabiduría y no la halla; Mas al hombre entendido la sabiduría le es fácil.

La sabiduría está disponible, cuando entendemos la palabra de Dios.

(Proverbios 8:8) Justas son todas las razones de mi boca; No hay en ellas cosa perversa ni torcida. {9} Todas ellas son rectas al que entiende,
Y razonables a los que han hallado sabiduría.

La Palabra de Dios es justa, y recta para el que entiende. Entender es un requisito para hallar la sabiduría.

(Romanos 10:17) Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.  

Para que creamos la Palabra de Dios, primeo tenemos que oírla, pero también entenderla.

(Romanos 1:17) Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

El evangelio es la Palabra de Dios, y la justicia de Dios en él, se revela por fe y para fe. La justicia de Dios que se halla en los evangelios tampoco vino por voluntad humana sino por revelación, como toda la Palabra de Dios. ¡Así que para que nosotros creamos, tenemos que oír la palabra de Dios, y creer! Pero también tenemos que entenderla y como dice Jeremías en el siguiente versículo, conocer a Dios. Vamos a:

(Jeremías 9:23-24) Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. {24} Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

Así que, cada vez que vayas a reuniones de creyentes, o en tu tiempo personal con Dios y su Palabra, de día o de noche, tienes que asegurarte, que cuando escuches la palabra de Dios, la entiendas, para que el maligno no pueda quitarte nada; y cuando vuelvas a casa después de la reunión, o cuando terminemos la lectura en tu estudio, puedas gloriarte de que conoces a Dios y entiendes su Palabra, mediante la comprensión mental de lo que dice, cómo lo dice, cuando lo dice , por qué lo dice, y a quién se lo dice. Si tú no entiendes la Palabra de Dios cuando la lees, busca un “Felipe” que te enseñe, hasta que llegues al punto de entenderla, aplicarla en tu andar, y comenzar a enseñar a otros.

 Dios quiere que escuchemos su palabra y la entendamos. Estúdiala, procura diligentemente presentarte a Dios aprobado, como obrero que “usa bien” o, “divide correctamente”, la palabra de verdad,  para que puedas dar frutos, a cien, a sesenta, y a treinta por uno.

(1 Corintios 14:38)  Más el que ignora, ignore.

(Mateo 13:9) El que tiene oídos para oír, oiga.

¡Dios los bendiga!

E.S.N.

J.E.R.S.
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