Cuando la sociedad se encamina hacia una destrucción total, simplemente por abrir nuestras mentes a otras culturas, modas, tendencias, y tradiciones importadas de otros países. La base fundamental de la sociedad, la familia, se encuentra bajo ataque y en peligro de extinción. En esta enseñanza quiero enfocarme en el núcleo mismo de la familia, que es el matrimonio, y compartir lo que la Biblia enseña al respecto de las responsabilidades tanto del marido como de la mujer, y de un andar digno, que la Palabra de Dios describe, propio del hombre y la mujer de Dios.
(Génesis 2:20) Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. {21} Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. {22} Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. {23} Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. {24} Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
En muchas culturas, en muchos países, y en muchas religiones, las mujeres son maltratadas, abusadas, denigradas, y humilladas. No tienen derechos, libertades, voz, valor, ni vida. Gracias a Dios vivimos en un país civilizado, al menos eso es lo que creemos, pero ni siquiera eso da a las mujeres sus derechos, su libertad, su voz, su valor, su vida. ¡En gran parte por causa de la religión! ¡La religión esclaviza, prohíbe, juzga, y condena!
La religión es un conjunto de doctrinas hechas por el hombre, normas y reglamentos que el hombre desarrolla con el fin de cautivar y controlar a las masas, en este caso, específicamente, las mujeres. La Biblia es la Palabra de Dios y la voluntad revelada de Dios, que nos muestra y dice quiénes somos, y cómo es que debemos comportarnos.
(Génesis 1:27) Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. {28} Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra
Muchos “cristianos” no entienden esto porque ignoran que la imagen de Dios es espíritu. Cuando Dios creó al hombre a su imagen, él sabía que el hombre no debía estar solo, la última parte del versículo 27 dice: "varón y hembra los creó " ¡Y después los bendijo, les dijo que fructificaran y se multiplicaran, y les dio dominio sobre todo! Permítanme leer Génesis 2:20 de la Biblia Lamsa:
(Génesis 2:20) Y puso Adán nombre a toda bestia, y a todas las aves del cielo, y a todo animal salvaje, pero para Adán no se halló ayuda que fuera igual a él. (Biblia Lamsa)
Así que de acuerdo a esto, ambos, hombre y mujer fueron creados iguales, un poco diferentes en la forma en que fueron formados, pues el hombre fue formado del polvo de la tierra, y la mujer salió de la costilla de Adán, pero espiritualmente hablando, iguales uno al otro. ¡Y con el mandato de tener dominio sobre todas las cosas!
Pudo haber sido un final como en todas las películas de Disney “…y todos fueron felices para siempre” si no hubiera existido el malo. Pero Satanás vino a echar a perder todo, y a partir de ahí las cosas fueron diferentes.
(Génesis 3:9) Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? {10} Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. {11} Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? {12} Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. {13} Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.
Así que, aquí tenemos el primer conflicto de pareja en la historia de la humanidad. ¡La mujer que me diste! Adán culpa a la mujer y hace a Dios responsable del caos, y la mujer culpa a la serpiente, pobre serpiente ya no tuvo a quien culpar. Pero Dios siendo un padre amoroso que sabe cómo disciplinar a sus hijos, puso las cosas nuevamente en orden, y dio a cada uno su muy merecida asignación.
(Génesis 3:14) Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
(Génesis 3:17) Y al hombre dijo : Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer , y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa ; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida ; { 18 } Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo ; { 19 } con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra , porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
A la mujer no le fue muy bien que digamos. Porque si la concepción, o sea, el proceso de embarazo, iba a ser doloroso, después de lo ocurrido, Dios decidió multiplicar los dolores. Y si el acto de dar a luz se supone que sería sin dolor, después de lo ocurrido, Dios decidió incorporar el dolor en el alumbramiento. Además de eso, Dios decidió que los deseos de la mujer serían ahora para el hombre, poniéndolo ahora por encima de la autoridad de la mujer, cuando solo versículos antes, ambos eran iguales ante Dios.
(Génesis 3:16) A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos, y tu deseo será para tu marido (el hombre), y él se enseñoreará de ti.
Quizás de aquí es donde viene todo el abuso, la humillación, y el menosprecio. La gente religiosa y los países religiosos podrían basar su creencia de esclavizar a sus mujeres en este versículo.
Yo creo que este versículo, es clave a las enseñanzas de las epístolas acerca de que las esposas deben someterse a sus maridos.
(1Timoteo 2:11) La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. {12} Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. {13} Porque Adán fue formado primero, después Eva; {14} y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. {15} Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
Yo no creo que ninguno de estos versículos sea una excusa para esclavizar a las mujeres y abusarlas, humillarlas y denigrarlas. Gracias a Dios Jesucristo vino, y con su obra, enderezó todo lo que Adán y Eva hicieron mal. Con su sangre fuimos redimidos, y ahora somos parte de la familia de Dios. Satanás ya no tiene dominio sobre nosotros si nosotros no lo permitimos. ¡Nosotros tenemos el dominio y la autoridad, y el poder en el nombre de Jesucristo!
Efesios es un libro maravilloso que nos dice lo que éramos antes de que fuésemos creyentes renacidos del espíritu de Dios, y lo que realmente ahora somos. Enseña tanto al marido como a la esposa sobre un andar digno, nos exhorta a andar en amor y a ser imitadores de Dios (mimetes).
(Efesios 5:1) Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados {2} Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Dios quiere que nosotros le imitemos, así como Jesucristo, quien fue el mimetes perfectos de Dios. ¿Recuerdas Juan 10:30 "Yo y el Padre uno somos "? Dios quiere que nosotros también lo imitemos, tal como Cristo lo hizo.
(Efesios 5:20) dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo; {21} Someteos unos a otros en el temor de Dios.
El texto griego dice: {21} Someteos unos a otros en respetuosa reverencia a Cristo.
Porque si no sometemos a Cristo que es el hijo de Dios, mucho más fácil nos será someternos a Dios.
(Efesios 5:22) Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; {23} porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. {24} Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
Se supone que las esposas deben someterse a sus maridos como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, y así como la iglesia está sujeta a Cristo, las esposas deben someterse a sus esposos. Muchas mujeres deciden no obedecer a sus maridos, y hacen lo que quieren. El hecho de que Dios creó al hombre y a la mujer iguales en el reino espiritual, no significa que sean iguales también en lo físico. Hoy, el movimiento feminista, ha ido tan lejos, al grado de creer que no necesitan al hombre para nada, es cierto , eso es lo que dicen, que no necesitan al hombre siquiera para el sexo, o para procrear, vaya usted a saber que quieren decir con eso. Tratan de ser igual con el hombre en todos los ámbitos. No podemos negar que las mujeres pueden competir con el hombre en muchas áreas, pero no en todo. Y aunque nos gustaría pensar que es problema únicamente del mundo, no lo es, porque muchas mujeres casadas que se hacen llamar "cristianas " no imitan ni a Cristo, ni el ejemplo de la iglesia. La primera epístola de Pedro añade a este mandato, algo de vital importancia en el andar de las casadas.
(1 Pedro 3:1) Asimismo vosotras, mujeres , estad sujetas a vuestros propio marido , para que los que no creen a la palabra sean ganados sin dificultad a través de su buen ejemplo , {2} cuando vean que os conducís con respeto y modestia, {3} y no adornándose a sí mismas con adornos exteriores , tales como el trenzado de su pelo o el uso de adornos de oro o de vestidos suntuosos , {4} sino adornándose a sí mismas con el hombre espiritual de su interior, con el orgullo humilde que es incorruptible y el ornamento que es rico a los ojos de Dios. (Biblia Lamsa)
Las mujeres cristianas deben ser sumisas, y conducirse con respeto y modestia, adornarse con el hombre espiritual de su interior, con un orgullo manso, que es adorno rico a los ojos de Dios. El mandato para las mujeres es ser imitadoras (mimetes) de la iglesia, y así como la iglesia está sujeta a la cabeza, que es Cristo, la esposa debe someterse a su cabeza, que es su marido. Piensa en el efecto que produce en los demás, tan sólo el comportamiento de la esposa, ganar incrédulos por medio de su buen ejemplo. ¿Y qué de los maridos?
(Efesios 5:25) Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, {26} para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, {27} a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
El marido no la tiene fácil tampoco, porque el mandamiento para él es amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, lo que implica a amar a nuestras esposas al grado de dar la vida por ellas si es NECESARIO. De la misma manera en que Cristo se entregó a sí mismo a una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga, sino que fuese santa y sin mancha, nosotros debemos amar y entregarnos así a nuestras esposas. Ahora bien, esto requiere un gran compromiso, el matrimonio no es algo que debemos tomar a la ligera, la gente hoy en día no tienen compromiso en absoluto, lo único que quieren es pasar un buen rato, y cuando se cansan uno del otro, simplemente se apartan. Los matrimonios de hoy duran menos de un año, incluso los matrimonios cristianos se separan, algunos después de tres, cinco, diez, e incluso más años de estar juntos. La parte del compromiso es lo que la gente no entiende. ¿Y qué al respecto de sustentar y cuidar a la esposa? ¡Olvídate de eso! ¿Cómo puedes tener compromiso con Dios a quien no ves, cuando no puedes tener compromiso con tu esposa, a quien puedes ver todos los días? Si una pareja de casados es infiel uno a la otra, o viceversa, son infieles a Dios, y en un matrimonio así no hay compromiso en absoluto. El compromiso es un ingrediente clave en el matrimonio. Imagínate la clase de compromiso que Jesucristo tuvo para con su iglesia, con el pueblo de Dios, y con Dios mismo, un compromiso hasta la muerte y muerte de cruz. Él fue el perfecto imitador (mimetes) de Dios, y eso es lo que Dios espera de nosotros, sus hijos. Así que imagínate qué clase de compromiso requiere un hombre para casarse con una mujer. La primera epístola de Pedro también añade algo más a las responsabilidades del marido.
(1 Pedro 3:7) De la misma manera, vosotros maridos, vivir con sus esposas con entendimiento, manteniéndolas con ternura como a vasos delicados, ya que también heredarán con ustedes el don de la vida eterna; hagan esto, para que no sean obstaculizadas sus oraciones. (Lamsa Biblia)
El hecho de que el hombre sea cabeza de la mujer no le da la libertad para abusar de ella. Los maridos deben amar a sus esposas y vivir con ellas con entendimiento, sabiamente, y mantenerlas con ternura como delicados vasos, sustentándolas y cuidándolas, tal como lo hizo Cristo con la iglesia.
(Efesios 5:28) Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. {29} Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, {30} porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
Cuando Adán dio nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo animal del campo y no encontró una ayuda idónea para él, no es porque Dios se olvidó de ello, sino porque Dios había pensado en la pareja perfecta. Como la Biblia Lamsa dice: “una ayuda que era igual a él”, y eso es exactamente lo que una mujer es en la vida de un hombre. No es una contraparte que argumenta, pelea, y compite contra él, sino alguien que completa y complementa al hombre, la incomparable obra maestra de Dios, o como el texto Griego lee: “el póiema de Dios”. Así que mujeres, estar sujetas a sus maridos como al Señor, en todas las cosas, conduciéndose con respeto y modestia, adornándose con el hombre espiritual de su interior, y con un orgullo manso. Sabiendo que con su ejemplo de andar digno, los que no creen la Palabra de Dios sean ganados por su conducta. Y los maridos, facilitemos a nuestras esposas su función, en el movimiento y crecimiento de la Palabra de Dio ante los incrédulos. ¡Además, para que nuestras oraciones no tengan estorbo, debemos amar a nuestras mujeres como Cristo amó a la iglesia, sustentándolas, cuidándolas, y honrándolas con ternura como a delicados vasos, viviendo con ellas sabiamente, y con entendimiento, porque ambos, marido y mujer somos juntos, herederos de la gracia de la vida!
I.H.N.
J.E.R.S.
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