La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

UPOTÁSSO (PARTE III)

Todavía estamos estudiando la palabra upotásso, y hemos visto que la Biblia dice una y otra vez, que debemos someternos a Dios y dar la gloria a Él. Ya hablamos acerca de las mujeres, también, de cómo los creyentes deben de sujetarse unos a otros en respetuosa obediencia a Cristo, y de cómo Jesucristo mismo, al final, tiene que someterse bajo la majestuosa autoridad de nuestro Padre Celestial. Veamos ahora lo que la Biblia dice acerca de otros grupos en la iglesia.

(1 Pedro 2:13) Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, {14} ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. {15} Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; 

En primer lugar tenemos que entender que esta es una epístola dirigida a los creyentes esparcidos por diferentes ciudades, Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia. Creyentes renacidos del espíritu de Dios, que vivían en condiciones especiales, como extranjeros.

(1 Pedro 1:1) Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia

Según los estudiosos y los traductores, esta hermosa carta fue escrita a los creyentes de Asia Menor, para alentarlos a regocijarse en la esperanza, y resistir la persecución de la que eran objeto en esos tiempos. El apóstol Pedro trató de alertar y preparar a las iglesias de Asia Menor a vivir una vida ejemplar, a no dar motivos para ser acusados de causar males, a respetar las leyes y los gobernantes, a tener una forma de vida piadosa. El texto Griego dice:

(1 Pedro 1:1) Pedro apóstol de Jesucristo, a los elegidos extranjeros de la dispersión del Ponto, Galacia, Capadocia, Asia, y Bitinia.

Todos los creyentes a quienes esta carta se refiere eran extranjeros, vivían en países de gentiles, y tenían que vivir de acuerdo a las leyes de esos países. No se supone que debían causar ningún problema, sino ser respetuosos de las leyes y costumbres de las tierras en las que vivían, y respetar y honrar a los gobernantes de esos países. Vemos que Pedro empezó a exhortar a los creyentes a vivir una vida santa desde el versículo 13.

(1 Pedro1:13) Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; {14} como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; {15} sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.

El capítulo 2, continúa con más exhortaciones a vivir una vida ejemplar.

(1 Pedro 2:1) Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones

Los versículos 11 y 12 corroboran a quién se dirige esta carta.

(1 Pedro 2:11) Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, {12} manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.

Las exhortaciones continúan en el versículo 13.

(1 Pedro 2:13) Por causa del Señor someteos (hupotásso) a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, {14} ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. {15} Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; {16} como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. {17} Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey. 

La palabra "institución" significa: “autoridad instituida”.

 El Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español lee:

(1 Pedro 2:13) Someteos a toda humana autoridad instituida por causa del señor ya sea al rey como a superior, {14} ya sea a los gobernadores como mediante  él enviados, para castigo de malhechores y alabanza de hombres de bien; {15} pues así es la voluntad de Dios, que haciendo el bien hagáis enmudecer la de los insensatos hombres ignorancia; {16} como libres, y no como cobertura teniendo de la maldad la libertad, sino como de Dios siervos. {17} A todos honrad, la fraternidad  amad, a Dios temer, al rey honrad.

La Biblia Lamsa lee: " Someteos a toda autoridad humana por el bien de Dios..."

Podemos entender que esto aplica a todo creyentes cristiano renacido del espíritu de Dios de esa época; hombres, mujeres, y niños, y aunque no está directamente dirigido a la iglesia de hoy,  también podemos aprender de esa exhortación a los creyentes de esa era.

Digamos que vas a vivir a otro país, donde las leyes y costumbres son diferentes que las de tu propio país. Acabas de llegar y ¿vas tratar de cambiar sus leyes y sus costumbres? Y después de eso ¿vas a burlarte en la cara de los gobernantes de ese país? ¡No lo creo! En lo personal, yo soy un extranjero en este país, y si quiero vivir una vida ejemplar tengo que seguir las reglas. Respetar los límites de velocidad, pagar impuestos, respetar y subordinarme a las autoridades e  instituciones federales, estatales, y municipales. 

Yo hago esto porque es lo que debo hacer, y porque quiero mostrar mi manera honesta de vivir y hacer lo correcto. Así que, respeto y honro gobernadores, autoridades, e instituciones, porque si yo me considero un creyente cristiano, por amor a Dios, debo someterme a las leyes de este país.

Al final del versículo 16 dice: “…como siervos de Dios”. La palabra traducida aquí como “siervos”, es la palabra griega dóulos; que realmente significa: “esclavo”, no “siervo o criado”, y existen marcadas diferencias entre uno y otro. 

Mientras un “siervo o criado” es alguien que pudiera recibir cierta paga por su trabajo, tener sus derechos y sus libertades, todos sabemos que un esclavo es alguien que ha sido privado de su libertad y sus derechos, y es forzado a hacer lo que no quiere. Pero en este caso, la palabra dóulos se usa en una forma completamente opuesta, porque el mismo versículo 16 menciona que no debe usar su “libertad” para encubrir el mal. Este “esclavo”, no “siervo”, al que se refiere el versículo 16 es libre de hacer lo que quiera, ¿no es interesante? ¿Desde cuándo un esclavo ha tenido la libertad de hacer lo que le plazca? Desde el momento de aceptar a Jesucristo como su señor y salvador, en ese momento uno decide sujetarse a la voluntad de Dios, y no vivir como esclavo bajo el yugo de la ley, sino como libre sujeto a la ley del amor de Dios. Por esa maravillosa ley del amor nos sometemos voluntariamente, nadie nos obliga, nadie arrebata nuestros derechos, y nos forza a hacer lo que no queremos, es nuestra decisión y nuestro deseo. Lo que la palabra dóulos  realmente significa es “esclavo por amor”.

Tú decides ser un dóulos, y someterte a la autoridad de Dios, así como a toda autoridad humana por causa del amor a Dios. Ahora, en el caso de los servidores domésticos o “criados”, vemos que la Biblia dice que ellos deben también sujetarse.

(1Pedro 2:18) Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar. 

“Criados” aquí es la palaba oikétes; que significa: siervo, criado, empleado doméstico. Se les dice que se sujeten a sus amos, con todo temor, lo que significa respeto, reverencia; sin importar si el amo es bueno o malo. Así que si el siervo o criado es hombre o mujer, debe sujetarse a quien sirve.

(Tito 2:9) Exhorta a los siervos (dóulos) a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones

La palabra “siervos” aquí es la palabra griega dóulos, que como dijimos anteriormente significa “esclavo por amor”. La instrucción es la misma, sujetarse a sus amos, y no contradecirlos.

(Efesios 6:5) Siervos (dóulos), obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; 

La palabra "obedeced " aquí es upakóuo; que significa subordinarse, prestar atención, ser obediente, y provienen de la misma raíz “ upo”, como upotásso.

Así como nosotros, “doulos” (siervos por amor a Dios) debemos someternos a la autoridad de Dios, también los siervos de un hogar , los empleados domésticos, deben someterse a sus amos, los gobernantes de las casa en la que hacen el servicio, como a Cristo, con respeto o reverencia, y sencillez de corazón.

En Efesios encontramos la exhortación general a todo creyente cristiano renacido del espíritu de Dios.

(Efesios 5:21) Someteos unos a otros en el temor de Dios.

Recordemos que el texto griego dice " en el temor (respeto o reverencia) de Cristo".

La Biblia Lamsa lee: "En el amor de Cristo". Lo que para mi tiene más sentido, Jesucristo vino a hacer disponible la ley del amor, siendo él, el ejemplo mayor, pues por amor es que ofrendó su vida para que nosotros pudiéramos pertenecer a la familia de Dios, y vivir una vida mucho más abundante.

Ya hemos hablado bastante acerca de las mujeres, pero para hablar de las responsabilidades del hombre debemos comentar sobre sus esposas.

(Efesios 5:22) Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; {23} porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. {24} Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. {25} Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, {26} para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, {27} a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. {28} Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. {29} Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, {30} porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. {31} Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. {32} Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. {33} Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. 

En esta sección de las escrituras podemos aprender enormidades al respecto de las obligaciones y responsabilidades tanto del hombre como de la mujer. La mujer debe sujetarse y respetar a su marido, pero los hombres, aparte de someternos a Dios, a Cristo, y al resto de la congregación.

Se nos instruye a llevar a cabo algo muy importante, amar a nuestras esposas. Jesús mismo nos puso el ejemplo, pues de la misma manera como Cristo ama a la Iglesia, el marido debe amar a su esposa como a sí mismo, sustentarla y cuidarla. El amar a nuestras esposas es meramente un mandamiento, así que, varones cristianos, no abusen a sus esposas, el hecho de que ellas deben sujetarse a la autoridad del marido, no le da a este, el derecho de menospreciarlas, abusarlas, engañarlas, golpearlas, amenazarlas, y humillarlas. Un marido que hace eso, no es un varón de Dios, es un salvaje, alguien que no tiene respeto por sí mismo, y si no se respeta a sí mismo, no va a respetar los mandamientos de Dios.  El amor es vital en la relación matrimonial, y aunque debe ser recíproco, el mandamiento dado al hombre específicamente, es amar a su esposa, como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella.

La palabra “amar”, proviene de la palabra Griega agápe, que representa “el más grande amor”, y que significa: “el amor de Dios en la mente renovada en práctica”. Y no solo debemos amarlas con el amor de Dios, sino proveerles de todo lo necesario para sus vidas,  y tomar muy buen cuidado de ellas. El libro de Pedro agrega un par de obligaciones más, de la pareja en el matrimonio. No solo la obligación de sujetarse uno al otro, sino, desde la manera correcta de hablar, conducirse, vestir y adornarse de la mujer, hasta el sustento, cuidado, honor, y una maravillosamente sabia manera de vivir que el hombre debe proveer para la mujer.

(1Pedro 3:1) Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, {2} considerando vuestra conducta casta y respetuosa. {3} Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, {4} sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. {5} Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; {6} como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza. {7} Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.

En resumen, como creyentes cristianos renacidos del espíritu de Dios, debemos sujetarnos unos a otros en respetuosa obediencia de Cristo, como “doulos”, o esclavos por amor, a la voluntad de Dios. Los criados, o empleados domésticos deben sujetarse a sus amos y respetarlos, no solo a los buenos, sino, también a los difíciles de soportar. Hombres y mujeres debemos sujetarnos unos a otros. Las esposas deben sujetarse y respetar a sus maridos, con una conducta casta y ejemplar, una manera de hablar apropiada, una forma de vestir no ostentosa, y adornándose sencillamente, con un espíritu afable y apacible. El esposo debe amar a su mujer con el amor de Dios en la mente renovada en práctica, como Cristo amó a la iglesia. Debe proveer para ella todo lo que necesite para su vida, honrarla y protegerla como a vaso más frágil, proporcionándole una maravillosamente sabia manera de vivir. La voluntad de Dios para el marido y la esposa es habitar en sabia armonía, porque juntos, marido y mujer, somos herederos de la gracia de la vida.

¡Dios los bendiga!


J.E.R.S.
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