La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

UPOTÁSSO (PARTE II)

Continuando con nuestro estudio sobre upotásso, veremos lo que las epístolas dicen sobre las mujeres, y porqué los creyentes cristianos debemos someternos unos a otros en respetuosa obediencia a Cristo. Por favor tomen sus Biblias y vamos a:

 (1 Corintios 14:29) Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. {30} Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. {31} Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. {32} Y los espíritus de los profetas están sujetos (upotásso) a los profetas; 

Estos versículos hablan de operar las manifestaciones del espíritu santo, un tema que es poco entendido en el mundo cristiano hoy, y que veremos con más detalle en otra ocasión. Hoy solo quiero que entiendan que el espíritu santo del que aquí se habla, es el “don” que Dios hizo disponible a todo el que confiesa a Jesucristo como su señor (Romanos 10:9). Este “don” del espíritu santo es como una caja de herramientas, donde se incluyen nueve maravillosas herramientas que el creyente cristiano, renacido del espíritu de Dios debe manifestar para andar en poder, estas herramientas son: Diversos géneros de lenguas (hablar en lenguas), lenguas con interpretación, la manifestación de profecía (no el ministerio de profeta), palabra de ciencia, palabra de sabiduría, discernimiento de espíritus, fe (la manifestación de creencia),  milagros, y dones de  sanidad.  Los capítulos 12, 13, y 14 de libro de 1 Corintios, hablan y enseñan acerca de ese maravilloso tema.

En 1 Corintios 14, en los versículos del 29 al 32, se habla de la manifestación de profecía, no del ministerio de un profeta. Y el espíritu al que se refiere es el “don” del espíritu santo, que mora en nuestro interior, y está sujeto a la persona que lo opera. Este versículo demuestra que Dios no posee a la gente, y que tenemos la libre voluntad de decidir. 

El versículo 32 claramente dice, que el espíritu es quien está sujeto a quien opera la manifestación de profecía, nuevamente aclaro, que no se refiere al ministerio de un profeta, sino, a una de las nueve manifestaciones del espíritu santo que es; palabra de profecía. Esos “cristianos” que dicen que el “espíritu” los sacudió tan fuerte que los tiró al suelo, o “el espíritu me dijo que le dijera hermano…”, simplemente están inventando, o contradiciendo lo que la Palabra de Dios enseña. 

Es importante saber quién está en control, y nosotros los creyentes cristianos, tenemos la capacidad de operar las manifestaciones del espíritu santo a voluntad. Dios es espíritu y es santo, y en muchas partes de la Biblia cuando se refiere al espíritu santo se refiere a Dios, pero en este caso re refiere al “don” del espíritu santo que Dios nos dio. Y ése espíritu santo está sujeto a quien lo opera, ¿no es maravilloso?

(1 Corintios 14:34) vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas (upotásso), como también la ley lo dice.

Ahora es el turno de las mujeres, y este versículo dice que las mujeres deben permanecer en silencio en la iglesia, como también lo dice la ley. 

Pensé que la única ley que aplica a los creyentes cristianos es la ley del amor. Entonces, ¿a qué ley se refiere? ¿Aplica esta ley sólo a las mujeres creyentes, o a todas las mujeres en general? Si aplicamos el principio de a quién está escrito, podríamos decir que este versículo está escrito sólo a creyentes cristianos, porque dice: "en las congregaciones," ¿verdad? Pero, ¿es esta ley algo que aún está vigente, o es algo que ya expiró?

Primeramente debemos considerar y entender que Dios estableció leyes fundamentales que aplican a toda la humanidad, como la ley de la creencia, como el hecho de que el sol sale para buenos y malos, y que la lluvia cae sobre creyentes e incrédulos. Aunque también estableció leyes específicas para el pueblo judío, entre las que se encuentran los diez mandamientos. Por favor, vayan a:

(Génesis 3:16) A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 

"... Tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará sobre ti".

Mucho antes que el pueblo judío apareciera en la historia de la humanidad, Dios le dijo eso a Eva, cuando fue engañada por la serpiente, y dio de comer a Adán del árbol que se les dijo que no comieran.  Esta ley de: “…tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará sobre ti”, está vigente y aplica a toda mujer en el mundo entero, creyente o no creyente. Pero ya hemos visto que los no creyentes no se sujetan a la Palabra de Dios, es por eso que vemos tantos matrimonios rotos hoy en día. La gente que no conoce  la Palabra de Dios, no tiene ni idea de lo que un principio divino es, simplemente ignoran la voluntad de Dios. Tristemente, aún matrimonios cristianos se separan ignorando lo que establecen las sagradas escrituras. Pero en un matrimonio de creyentes cristianos, donde el hombre y la mujer conocen la Palabra de Dios y tratan de vivir sus vidas guiados por ella, la mujer debe sujetarse a su marido con el fin de agradar a Dios, el simple hecho de no obedecer a su marido es una clara actitud de rebelión en contra de Dios. Así que cuando una mujer cristiana no se sujeta a su marido, también cristiano, no es a él a quien ella rechaza, sino a Dios. ¿Por qué digo eso?

(1 Corintios 11:1) Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. {2} Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué. {3} Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.

¡Porque el varón es la cabeza de la mujer, y además es imagen y gloria de Dios!

(1 Corintios 11:7) Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón.

Este versículo resalta el hecho de que el hombre es imagen y gloria de Dios, y aunque la mujer es gloria del varón, establece el hecho de que la mujer tiene que sujetarse a su marido, porque el hombre es  imagen de Dios. “Imagen” aquí, figurativamente hablando, significa: representación, por lo tanto, el hombre es la representación de Dios para la mujer. La palabra “gloria” significa: dignidad, honor. Así que cuando la mujer no se sujeta a su marido, ella lo rechaza como representante de Dios y también trae deshonra a su vida.
     
En el versículo 2 Pablo habla de “retener las instrucciones”, ésta es la palabra griega parádosis, que significa: precepto; ordenanza, tradición, instrucción. En los evangelios es mayormente traducida haciendo referencia a las tradiciones de hombres, adoptadas por los líderes judíos, contrarias a los mandamientos de Dios. Veamos algunos ejemplos:

(Mateo 15:1) Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: {2} ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición (parádosis) de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan. {3} Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición (parádosis)?

Pablo mismo declara que él era un celoso seguidor de las tradiciones judías.

(Gálatas 1:13) Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; {14} y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres.

Pero también declara que eso era antes de recibir el evangelio de Jesucristo. La doctrina que enseñó a todas las iglesias a lo largo de su ministerio.

(Gálatas1:11) Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; {12} pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. 

Y nos advierte que no nos dejemos engañar por las tradiciones y doctrinas de hombres.

(Colosenses 2:8) Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. 

(2 Tesalonicenses 2:15) Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra. 

(2 Tesalonicenses 3:6) Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros.

Parádosis es traducida como “tradiciones” en Colosenses 2:8; como “doctrina” en 2 Tesalonicenses 2:15; como “enseñanza” en 2 Tesalonicenses 3:6; y como “instrucciones” en 1 Corintios 11:2. Los traductores realmente usaron la palabra que quisieron, donde quisieron, y cuando quisieron. Por eso tenemos que estudiar la Palabra de Dios, ver el contexto, y asegurarnos que los versículos estén en armonía con el resto de las escrituras. El siguiente versículo muestra las “instrucciones” a las que Pablo se refiere, con respecto a la manera de conducirse de las mujeres en la congregación.

(1 Timoteo 2:11) La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción (upotásso). {12} Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. 

Así es como las mujeres cristianas deben comportarse, en la congregación, y aprender en silencio, con toda sujeción, la Palabra de Dios. Pablo escribió esto en su carta a Timoteo, diciendo a las mujeres cristianas, que no trataran de enseñar, o usurpar la autoridad del hombre, ejerciendo dominio sobre ellos, sino, que se sujetaran a ellos.

Mi punto en todo esto no es incomodar a las mujeres, ni menospreciar su valor, sino resaltar que la sumisión es un ingrediente vital en el matrimonio. Y que Dios puso al hombre como cabeza de la familia. No tiene nada que ver con que las mujeres de hoy hablen o enseñen la Palabra de Dios. Gracias a Dios, tanto hombres como mujeres renacidos del espíritu de Dios, tenemos la misma medida de fe, todos tenemos la mismas habilidades dadas por Dios para operar las nueve manifestaciones del espíritu santo. No olvidemos que Dios creó varón y hembra a semejanza de su imagen (espíritu). Pero el hombre es el responsable ante Dios en el matrimonio, no la mujer.

En estos tiempos modernos, cuando la mujer está tratando de entrar en áreas de trabajo afines al hombre, muchas mujeres están siendo engañadas, igual que Eva fue engañada por la serpiente.  Quieren ser independientes, y ser las encargadas de tomar las decisiones en el hogar, pero ese no es su trabajo, ni es como Dios lo diseñó en su maravillosa Palabra. Ser ayuda idónea para sus maridos no hace a la mujer menos que el hombre, sino iguales, porque todas las responsabilidades deben ser compartidas entre los dos, pero Dios puso al hombre como cabeza de la familia.

Veamos ahora porque debemos someternos unos a otros en respetuosa obediencia a Jesucristo.

(Efesios 5:21) Someteos unos a otros en el temor de Dios.

De acuerdo a la Real Academia Española, la palabra “temor” significa: “miedo reverencial y respetuoso que se debe tener a Dios”. En primer lugar, a Dios debemos tenerle respeto y reverencia, no necesariamente, temor. El Dios de los cristianos no es un Dios terrible y vengativo, sino un Dios de amor, de misericordia y de gracia. La mentalidad del Dios de los judíos, no aplica a los creyentes cristianos. Hoy vivimos en gracia, no bajo la ley. En segundo lugar, la palabra “Dios” no aparece en el texto griego, lo que en realidad dice en  Efesios 5:21 es: "Someteos unos a otros en el temor de Cristo". Y en tercer lugar, debemos entender que Dios y Cristo no son la misma persona. Así, que, “temor”, no necesariamente significa “miedo, terror”, sino: "respeto, o reverencia".

Pero, ¿porqué debemos someternos unos a otros en el respeto, o reverencia a Cristo?

(1 Corintios 15:22) Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. {23} Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. {24} Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. {25} Porque preciso es que él (JC) reine hasta que (Dios) haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies (JC).

¡Por eso! ¡Y algo más!

(1 Corintios 15:27) Porque todas las cosas (Dios) las sujetó (upotásso) debajo de sus pies (JC). Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas (upotásso) a él (JC), claramente se exceptúa aquel (Dios) que sujetó (upotásso) a él (JC) todas las cosas. {28} Pero luego que todas las cosas le estén (JC) sujetas (upotásso), entonces también el Hijo mismo (JC) se sujetará (upotásso) al (Dios) que le sujetó (upotásso) a él (JC) todas las cosas, para que Dios sea todo en todos. 

Tuve el atrevimiento de agregar (JC) y (Dios) en estos versículos para poder entenderlos mejor.

No es Jesucristo mismo quien sujetará todas las cosas bajo sus pies, sino Dios. Esta es otra sección de las escrituras que corroboran que Dios y Jesucristo no son la misma persona. No estoy tratando desacreditar, o minimizar de ninguna manera la importancia de Jesucristo y su obra, solo estoy tratando de aclarar las cosas para que podamos realmente entender lo que la Palabra de Dios dice, acerca de someternos a la autoridad de Jesucristo, que a la postre, nos llevará a someternos a la poderosa autoridad de nuestro Padre celestial. Vamos a leer los siguientes versículos de la misma forma para facilitar la comprensión.

( Efesios 11:16) no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, {17} para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él (Dios), {18} alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él (Dios) os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su (Dios) herencia en los santos, {19} y cuál la supereminente grandeza de su poder (Dios) para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su  fuerza (Dios), {20} la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su (Dios) diestra en los lugares celestiales, {21} sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; {22} y sometió (upotásso) (Dios)todas las cosas bajo sus (JC) pies, y lo dio por cabeza (JC) sobre todas las cosas a la iglesia, {23} la cual es su cuerpo (JC), la plenitud de Aquel (Dios) que todo lo llena en todo.

 Espero que estos versículos ayuden a entender porqué debemos someternos unos a otros en la obediencia reverente a Cristo, como leímos en 1 Corintios 15. Debemos someternos unos a otros en la obediencia reverente a Cristo, porque él es las primicias, la cabeza de la iglesia, el que recibió toda la autoridad, y el dominio, y el poder de parte de Dios, nuestro Padre Celestial.


( Hebreos 2:7) Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos; {8} Todo lo sujetaste (upotásso)(Dios) bajo sus (JC) pies. Porque en cuanto (Dios) le sujetó (upotásso) todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto (upotásso) a él (JC); pero todavía no vemos que todas las cosas le sean (JC) sujetas (upotásso). {9} Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos

 ¿No es genial? Es por eso que tenemos que someternos unos a otros, bajo la autoridad de Jesucristo, y hay aún más:

(Filipenses 3:20) Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; {21} el cual (JC) transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya (JC), por el poder (de Dios) con el cual puede también sujetar (upotásso) a  sí (JC) mismo todas las cosas.

Estos versículos están hablando de Jesucristo, porque nosotros estamos esperando esa transformación, él cambiará nuestros cuerpos de humillación a semejanza de su cuerpo glorioso, y por el poder de Dios en sí mismo que es capaz de someter todas las cosas.

(1 Pedro. 3:22) quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos (upotásso) ángeles, autoridades y potestades.

Otro versículo que corrobora que Jesucristo y Dios no son la misma persona. Si Jesucristo es Dios, ¿cómo puede él sentarse a la diestra de sí mismo?

Debemos someternos uno a otro en la obediencia respetuosa a Cristo, porque un hombre como él se merece todo el respeto que podemos dar. A través de su obra somos hijos e hijas de Dios, tenemos vida eterna, por su sangre hemos sido justificados y puestos aparte por Dios y para Dios.

¿Cómo no respetar y obedecer a un hombre que va a cambiar el cuerpo de la humillación nuestra por un cuerpo glorioso semejante al suyo? Someternos uno a otros en respetuosa obediencia a Cristo, no es algo difícil de hacer cuando estamos agradecidos por lo que él ha hecho y logrado por, y para nosotros.

Resumiendo todo lo que hemos visto. Las mujeres en general deben sujetarse a sus maridos, eso es lo que Dios le dijo a Eva cuando fue engañada. Aunque no les guste, el hombre es la cabeza del matrimonio, no la mujer, aunque ella tenga mejor trabajo, gane más dinero, sea más famosa, o tenga más influencias. Lo mismo aplica para las mujeres cristianas, deben sujetarse a sus maridos y aprender la Palabra de Dios en silencio con toda sujeción y callar en la congregación, callar en la congregación no significa que no deben hablar, significa que no deben tratar de usurpar la autoridad de sus maridos.

Como creyentes cristianos, cuando nos sometemos unos a otros, nos sometemos a Cristo, y al hacerlo, estamos sometiéndonos también a Dios. Jesucristo es la Cabeza de la Iglesia, es nuestro Señor y salvador, él es cabeza del cuerpo, a él se sujetarán todas las cosas. Y cuando todas las cosas se hayan sometido bajo sus pies, él también se sujetará a la única autoridad por encima de él, Dios, el creador de los cielos y la tierra, a quien corresponde todo dominio y poder y señorío.

¡A él sea la gloria por los siglos de los siglos!

Amén.

¡Dios los bendiga!


J.E.R.S.
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