La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

U P O T Á S S O (PARTE I)

Hace algunos años, un gran creyente de nombre Joe Brown compartió una gran enseñanza sobre por qué tenemos que llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Inspirado por ello, quise estudiar sobre el tema de la obediencia y terminé investigando acerca de la sumisión, lo que me hizo entender aún más la tremenda diferencia que existe entre Dios nuestro Padre Celestial y su hijo Jesucristo, nuestro señor y salvador personal.

Muchas denominaciones religiosas predican y enseñan a sus feligreses que Jesucristo es Dios, ignorando lo que en realidad enseñan las agradas escrituras. No hay un solo versículo en toda la Biblia que diga o sugiera claramente que Jesucristo es Dios, pero hay cientos de versículos que expresan sin duda alguna que él es el hijo de Dios, algo que declararon sus apóstoles, los ángeles, y hasta el mismo Satanás. Sin embargo, la religión ignora todo eso y continúa pregonando que toda la gloria, el poder y la autoridad le pertenece a Jesús, a quien le oran, le ruegan, le cantan, y le honran.  No es el propósito en este estudio determinar la identidad de quien es Dios y quien es Jesucristo, yo sé y entiendo quién es quién, y para los que dudan, algunos pasajes de nuestro estudio corroborarán quien es el Padre, y quien es el hijo.


Nos enfocaremos principalmente en upotásso; que es traducida al español como: subordinarse, obedecer, someterse, ser sumiso. Aunque es traducida también como OBEDECER, principalmente significa: SOMETERSE, SER SUMISO. Comencemos pues con la primera parte de este interesante estudio que compartiré en cuatro partes.

En el Antiguo Testamento, SOMETERSE es la palabra hebrea 'anah, que quiere decir; humillarse uno mismo, ser sumiso, someterse.

Vamos al libro de Génesis, donde hallamos la primera vez que la palabra “someterse o ser sumiso” se usa en la Biblia:

(Génesis 16:8) Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú? y ¿a dónde has de ir? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai, mi señora . {9} Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa (' anah)  bajo su mano.

   El ángel de Dios le dijo a Agar que volviera y se sometiera a la autoridad de Sarai.

En el Antiguo Testamento, la palabra OBEDECER es traducida de otra palabra Hebrea. Veamos un par de ejemplos donde ambas palabras son usadas porque la sumisión y la obediencia siempre van de la mano.

(2 Samuel 22:45)  Los hijos de extraños se someterán (Kachash) a mí; Al oir de mí, me obedecerán (shama).

(Salmo 18:44) Al oír de mí me obedecieron (shama); Los hijos de extraños se sometieron (kachash) a mí. 

La palabra “someterán” en estos dos versículos, es la  palabra hebrea, kachash, lo interesante de esta palabra Hebrea, es que, de 22 veces que se usa en el Antiguo Testamento, solo fue traducida como “someter,” 4 veces; en 2 Samuel 22:45, en el Salmo 18:44, el Salmo 66:3, y el Salmo 81:15; las 18 veces restantes fue traducida como: mentir, fingir, engañar. Suena muy interesante ¿no? 

Ahora en 2 Samuel 22:45, así como en el Salmo 18:44 el rey David habla de cómo la gente tenía que someterse bajo su autoridad, y obedecer. Someter es la palabra Hebrea kachash, pero obedecer es la palabra Hebrea shama. Independientemente de la palabra Hebrea usada, el pueblo y aún los extranjeros junto con sus hijos debían obedecer y someterse bajo la autoridad del rey David. Precisamente en el salmo 18 el rey David nos muestra que aún siendo él,el rey, tenía que someterse a una autoridad muy superior a él y a toda autoridad humana.

(Salmos 18:31) Porque ¿quién es Dios sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios? {32} Dios es el que me ciñe de poder, Y quien hace perfecto mi camino; {33} Quien hace mis pies como de ciervas, Y me hace estar firme sobre mis alturas;

(Salmo 18:43) Me has librado de las contiendas del pueblo; Me has hecho cabeza de las naciones; Pueblo que yo no conocía me sirvió. {44} Al oír de mí me obedecieron; Los hijos de extraños se sometieron (' anah)  a mí.

Podemos ver como el rey David le da todo el crédito a Dios como su suficiencia, como su fuerza, como su protección, como su libertador, como su ayuda, como su paz, como su esperanza. Pero así como toda la gente, incluyendo a los extranjeros, tenían que someterse a su autoridad como rey, el también tuvo que someterse a la autoridad única del Dios supremo. El rey David proclamó el poder,  la autoridad, y el dominio de Dios nuestro Señor a través de todos los salmos que escribió en el Antiguo Testamento.

(Salmos 66:1) Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra. {2} Cantad la gloria de su nombre; Poned gloria en su alabanza. {3} Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán (kachash)  a ti tus enemigos. {4} Toda la tierra te adorará, Y cantará a ti; Cantarán a tu nombre. Selah.

Estos versículos el rey David habla de aclamar a Dios con alegría, de cantar la gloria de su nombre y alabarle, reconociendo su asombroso poder. En todos estos versículos que hemos leído se da la honra, la gloria y la autoridad a Dios. A Agar le fue dicho por medio de un ángel que se sometiera a Sarai, y de ese modo se sujetaría a sí misma a Dios. En cuanto a David, toda la gente tenía que someterse a él, incluyendo los extranjeros, de esa manera, todos ellos se someterían también a Dios quien es la máxima autoridad.

Hasta aquí, en todo lo que hemos leído del Antiguo Testamento, no debe haber duda alguna sobre a quién es que debemos adorar, cantar, glorificar, y someternos.

Veamos ahora lo que dicen los evangelios al respecto de obediencia y sumisión, recuerden que tanto en los evanglios como en las epístoles la palabra griega upotásso, es traducida como SOMETERSE o SER SUMISO.

(Lucas 2:42) y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. {43} Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre.

Cuando José y María se dieron cuenta que Jesús se había quedado en Jerusalén, regresaron para buscarle, y cuando lo encontraron, estaba discutiendo las Escrituras con los doctores de la ley, los que se suponía conocían todo al respecto de la ley, y quienes quedaron sorprendidos por la inteligencia y las respuestas de Jesús.

(Lucas 2:48) Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. {49} Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? {50} Más ellos no entendieron las palabras que les habló. {51} Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto (upotásso) a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.

Jesús se sujetó a sus padres, él conocía la ley mejor que nadie, sabía que sometiéndose a sí mismo a  José y María glorificaría a Dios. Jesús no discutió con sus padres, simplemente se sujetó bajo su autoridad.

(Lucas 10:17) Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan (upotásso) en tu nombre.

En este versículo vemos la autoridad y el poder dado a los discípulos. Los espíritus malignos se sujetaron a ellos en el nombre de Jesús.

(Lucas 10:18) Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. {19} He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. {20} Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan (upotásso), sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

Jesús les dijo que él veía a Satanás caer del cielo como un rayo, cuando ellos operaban el poder del espíritu santo, pero les dijo que era aún mejor que sus nombres estaban ya escritos en los cielos. Nosotros también tenemos ese poder que delegó a sus discípulos, ¡SOBRE TODA FUERZA DEL ENEMIGO! Pero,  no te desanimes si el día de hoy tú no has podido someter a los espíritus malignos, nuestros nombres también están ya escritos en los cielos. ¡La eternidad es aún mejor! 

Lo que hemos leído en el Antiguo Testamento, y en los evangelios, no cambia la realidad de las cosas. Hoy también debemos someternos a Dios. Dios no cambia, es el mismo Dios, y así como estuvo con la gente del Antiguo Testamento, la gente de los Evangelios y con los creyentes cristianos de la Iglesia del primer siglo, Él está y estará con nosotros.

Dios quiere que todos vengan al conocimiento de la verdad, por eso tenemos que estudiar la Palabra fiel, para aprender y aplicar las claves y los principios que enseñan que la Palabra de Dios se interpreta a sí misma, sin que nosotros le demos nuestra propia interpretación privada.

Una de las claves para permitir que la Palabra se interprete a sí misma es: ¡SABER A QUIEN ESTA ESCRITA (dirigida)!

Las epístolas a la iglesia están dirigidas específicamente a los creyentes cristianos. Veamos que dicen las epístolas acerca de la palabra SOMETERSE (upotásso), vamos  al libro de Romanos para ver a quien está escrito.

(Romanos 1:1) Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,

Vean el versículo 7

(Romanos 1:7) A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Esta es una epístola dirigida a los creyentes cristianos, a los amados de Dios, a los santos. Aunque en esta epístola Dios también se refiere a los no creyentes, los que lo rechazaron y desestimaron su Palabra, como lo muestran los siguientes versículos.

(Romanos 8:5) Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. {6} Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. {7} Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan (upotásso) a la ley de Dios, ni tampoco pueden; {8} y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

Los incrédulos no pueden agradar a Dios, porque ellos no se sujetan a la ley de Dios, a su dominio y poder. Ellos no pueden caminar por el espíritu, porque se sujetan a las cosas de la carne.

(Romanos 10:1) Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.

¿No es Dios maravilloso? Este versículo se dirige a los israelitas, pero la voluntad de Dios es que toda la humanidad sea salva, Dios quiere que cada uno sea salvo, pero no todo el mundo cree ni todo el mundo decide obedecer a Dios y Su Palabra.

(Romanos 10:3) Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado (upotásso) a la justicia de Dios;

Los incrédulos no reconocen la autoridad de Dios ni su justicia, sino que tratan de establecer su propia justicia. Ellos tratan de justificar sus acciones impías, y simplemente no quieren tener nada que ver con Dios en absoluto.

Por otro lado, los creyentes, los que obedecen a Dios y buscar su justicia, los santos, deben someterse bajo la poderosa mano de nuestro Padre celestial.

(Romanos 13:1) Sométase (upotásso) toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. (2) De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.

La frase "toda persona", en este caso se refiere a todos los creyentes. La frase "autoridades superiores", se refiere al liderazgo en la iglesia de Dios. Dios es quien establece el liderazgo, nadie puede ser un líder en la iglesia, simplemente porque quieran, o porque tenga suficiente influencia en la vida de las personas, ¡eso es religión! ¡Nuestra responsabilidad es la de someternos a nuestro liderazgo, de lo contrario, resistimos las ordenanzas de Dios, y rechazamos a Dios!

La palabra “ordenanza” en el versículo 2 es la palabra griega diatage, que quiere decir: algo ya dispuesto, instituido, instrumentado. En realidad no es como una ley o un decreto, sino como algo que Dios designó de antemano. Es prerrogativa de Dios elegir a los líderes, no a nuestros propios deseos. Así que, te guste o no, si tú no estás en una posición de liderazgo, debe someterte a tu líder, llámese pastor, ministro, etc.

(Romanos 13:3) Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;

La palabra “magistrados” se refiere al hombre de Dios, al líder. Estos versículos no están dirigidos a todo el mundo, sino a los creyentes cristianos. No se refiere a los gobernantes, los presidentes, los reyes, ni a los primeros ministros de los diferentes países del mundo, sino a los líderes o ministros que ejercen autoridad dentro de la iglesia de Dios, los siguientes versículos corroboran esto.

(Romanos 13:4) porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. {5} Por lo cual es necesario estarle sujetos (upotásso), no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.

Con la finalidad de someternos a Dios, debemos primero someternos a las autoridades, o al liderazgo en la iglesia. Los ministros de Dios deben hacer el bien, y castigar a los que hacen lo malo. ¡Sujetarnos a la autoridad de los ministros de Dios es una necesidad!

Espero que noten el patrón a lo largo de todo lo que he compartido. Se supone que las personas y las cosas deben someterse a Dios primera y principalmente. El ángel de Dios le dijo a Agar, que regresara y fuera sumisa a Saraí. Al pueblo de Israel se le dijo que se sometiera a David su rey, incluyendo a los extranjeros. David mismo, siendo el rey, se sujetó a Dios y reconoció la gloria, la autoridad, y el poder del creador de los cielos y la tierra. Jesús, estamos hablando del hijo de Dios quien a los 12 años se sujetó a sus padres, María y José, y todos estos, al someterse, obedecieron a Dios.

La epístola a los romanos es la doctrina que establece los fundamentos de creencia para los cristianos, y nos enseña que es una necesidad el someternos a nuestro liderazgo, de esa manera nos sujetamos también a Dios nuestro señor.

A pesar de que la voluntad de Dios es que toda la humanidad sea salva, los incrédulos no se someten a Dios porque tienen una mente carnal, y quieren establecer su propia justicia.
   
Tienes aún alguna duda de,  ¿a quién es que tenemos que sujetarnos, obedecer, o someternos? ¡Yo no! ¡Al Dios todo poderoso, creador de los cielos y la tierra, al Padre de nuestro señor y salvador Jesucristo!

En la segunda parte, vamos a ver cómo es que debemos someternos, veremos algunas referencias dirigidas específicamente a hombres, mujeres, niños, siervos, y cómo Dios ha ordenado  los tiempos, el poder, y la gloria que está reservada para todos los que creen en su hijo, Jesucristo, a quien también debemos obedecer y someternos, con el fin de hacer la voluntad de Dios.

¡Dios los bendiga!

J.E.R.S.
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