Muchos ven la
vida como una puerta giratoria, que sin encontrarla salida, solo dan vueltas y
vueltas, y vueltas, cuando finalmente la encuentran, salen desorientados,
pierden el equilibrio y no ven las cosas
con nitidez. Otros, la ven más como una montaña rusa con subidas y bajadas,
algunas más empinadas que otras, y estando en ella, ¡ya qué! Echan los brazos
arriba y gritan, tratando de divertirse lo mejor que puedan. Si te gusta la poesía, si te gusta la música, te
darás cuenta cómo es que otros también ven la vida. A mí me gustan ambas, pero
ninguna de ellas, y ninguna de las filosofías del mundo actual ni del mundo
antiguo, satisfacen mi alma y mi espíritu como lo hace la palabra de Dios.
Dios nos dio, lo
que pienso que es el “don” más maravilloso que poseemos, además del “don” del “espíritu
santo” por supuesto, y se llama “libre albedrío”. Y cuando Dios creó varón y
hembra conforme a su propia imagen espiritual, como dice en Génesis 1:27 y 28, tan
solo les dijo que fructificaran, se multiplicaran y llenasen la tierra; para
sojuzgarla, para señorear en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Dios les dio el poder, el
dominio y la autoridad para hacer todo eso, solo dependía de ellos llevarlo a
cabo. Pienso, que hasta cierto punto lo
hicieron, porque Adán, con la ayuda de Dios, nombró a todos los animales, y
después de que Dios le dio a Adán su regalo personal, "Eva", los dos se
movían libremente por el jardín y comían libremente de los árboles que Dios les
dijo que estaban disponibles para que comiesen de ellos, hasta que sucedió lo
que ya todos sabemos, desobedecieron a Dios. Pero, aquí, quiero notar una cosa.
(Génesis 2:16) Y
mandó Jehová Dios al hombre,
diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; {17} mas del árbol de la ciencia del bien y del mal
no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Ese
mandato fue primordialmente dado a Adán; y no fue una sugerencia y tampoco un comentario
del tipo “…haz lo que quieras”. Era un mandato, una orden directa del Dios
todopoderoso, y tú simplemente no contiendes con él, ni lo desobedeces sin que
haya consecuencia alguna. Pienso que Adán, y tal vez Eva, si no hubiesen tenido
ningún tipo de influencia maligna sobre ellos, probablemente hubiesen obedecido ese mandato. Algo más que
quiero hacer notar, es que Eva no estaba físicamente presente cuando Dios le
dio a Adán esta orden, aunque eso no la excusa de haber desobedecido a Dios y de
sucumbir a las palabras seductoras y tentadoras de Satanás, pero esa es otra
historia. El punto es que Dios les dio “libre albedrío”, y ellos, por su propia
voluntad no solo desobedecieron a Dios, sino que transgredieron el primer y más
vital mandamiento que les fue dado, al grado que Dios tuvo que idear un plan
para redimir a la humanidad y salvarlos de su propia destrucción como
consecuencia de la desobediencia de Adán y Eva.
(2 Crónicas
24:1) De siete años era Joás cuando comenzó a reinar, y cuarenta años reinó en Jerusalén.
El nombre de su madre fue Sibia, de Beerseba.
Joás solo tenía
siete años y era tan solo un niño, a esa edad no podía gobernar a su pueblo,
por lo que necesitaba personas maduras como consejeros y asesores, que le
enseñaran y le indicaran qué decisiones tomar.
(2 Crónicas
24:2) E hizo Joás lo recto ante los ojos de Jehová todos los días de Joiada el
sacerdote.
La persona que
ayudó a este joven rey a tomar buenas decisiones fue Joiada, el sumo sacerdote,
así que este joven rey hizo lo recto ante los ojos de Dios, pero dice aquí: “todos
los días de Joiada, el sacerdote”. Lo que me hace pensar que no hizo lo recto ante
los ojos de Dios todos los días de su vida, sino tan sólo el tiempo que tuvo el
privilegio de tener a este gran hombre de Dios como su guía y consejero.
(2 Crónicas
24:3) Y Joiada tomó para él dos mujeres; y engendró hijos e hijas. {4}
Después de esto aconteció que Joás decidió restaurar la casa de
Jehová. {5 Y reunió a los sacerdotes y los levitas, y les dijo: Salid por
las ciudades de Judá, y recoged dinero de todo Israel, para que cada año sea
reparada la casa de vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en el asunto.
Pero los levitas no pusieron diligencia.
La combinación
de las dos palabras hebreas traducidas como “decidió” en el versículo 4, indican
que algo “obró” dentro del corazón de Joás, en su voluntad y su intelecto, al
grado que Joás quería reparar la casa de Jehová, y dijo a los sacerdotes y a
los levitas que pusieran diligencia en el asunto, pero ellos no se apresuraron
en obedecer la orden del joven rey. Al parecer, no tenían interés alguno por los asuntos de Dios, tampoco pusieron interés alguno en mantener la casa de Jehová
en buen estado, por lo que no hicieron nada. Era la responsabilidad tanto de sacerdotes,
como levitas de tomar cuidado de la casa de Jehová, pero a esta gente no les
importaba.
(2 Crónicas
24:6) Por lo cual el rey llamó al sumo sacerdote Joiada y le dijo: ¿Por qué no
has procurado que los levitas traigan de Judá y de Jerusalén la ofrenda que
Moisés siervo de Jehová impuso a la congregación de Israel para el tabernáculo
del testimonio? {7} Porque la impía Atalía y sus hijos habían destruído la casa
de Dios, y además habían gastado en los ídolos todas las cosas consagradas de
la casa de Jehová.
En el versículo
6 el rey reprende al sacerdote Joiada porque no se estaba llevando a cabo la
obra en la casa de Jehová, y era su responsabilidad, como sumo sacerdote cuidar,
de las cosas de Dios, aunque la culpa en
sí, era de los levitas, que no se apresuraron a cumplir con sus
responsabilidades a tiempo. El versículo 7 nos da un poco de contexto, al
explica por qué la casa de Dios había llegado a tal grado de destrucción. Porque
esta mujer llamada Atalía y sus hijos, algunos de los cuales también fueron
reyes, habían causado ese daño. Todo lo que Moisés había recibido de Dios,
todas las cosas que también David había soñado hacer y que Salomón cumplió para
Dios, todo lo consagrado de la casa de Dios, esta malvada mujer y sus hijos se
lo habían dedicado a los ídolos. El texto hebreo dice que esa malvada reina y
sus hijos habían dedicado todas las cosas de la casa de Jehová a Baal, el dios
de la fertilidad para los cananeos).
(2 Crónicas
24:8} Mandó, pues, el rey que hiciesen un arca, la cual pusieron fuera, a la
puerta de la casa de Jehová; {9} e hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén,
que trajesen a Jehová la ofrenda que Moisés siervo de Dios había impuesto a
Israel en el desierto. {10} Y todos los jefes y todo el pueblo se
gozaron, y trajeron ofrendas, y las echaron en el arca hasta llenarla.
Así que reunieron
todo el dinero necesario para reparar la casa de Jehová.
(2 Crónicas
24:12) y el rey y Joiada lo daban a los que hacían el trabajo del
servicio de la casa de Jehová, y tomaban canteros y carpinteros que reparasen
la casa de Jehová, y artífices en hierro y bronce para componer la casa. {13}
Hacían, pues, los artesanos la obra, y por sus manos la obra fue restaurada, y
restituyeron la casa de Dios a su antigua condición, y la consolidaron. {14}
Y cuando terminaron, trajeron al rey y a Joiada lo que quedaba del dinero, e
hicieron de él utensilios para la casa de Jehová, utensilios para el servicio,
morteros, cucharas, vasos de oro y de plata. Y sacrificaban holocaustos
continuamente en la casa de Jehová todos los días de Joiada.
El versículo 14
dice que sacrificaban holocausto en la casa de Jehová continuamente todos los
días de Joiada. Nuevamente vemos aquí la frase, “…todos los días de Joiada”,
como leímos en el versículo 2. Podemos decir que Joiada fue un hombre de Dios
muy responsable, un muy buen tutor y una maravillosa influencia positiva sobre
la vida de ese joven rey.
(2 Crónicas
24:15) Mas Joiada envejeció, y murió lleno de días: de ciento y treinta años
era cuando murió. {16}} Y lo sepultaron en la ciudad de David con los
reyes, por cuanto había hecho bien con Israel, y para con Dios, y con su
casa.
Cuando Joiada
murió, fue sepultado en la ciudad de David, entre los reyes, lo fue un gran
privilegio y honor para Joiada, que había hecho bien con Israel, y para con Dios, y con su casa. Si lees el
capítulo 23 verás todas las cosas que hizo, por el pueblo de Israel, por Dios,
y también por el joven rey Joás, quien a su muerte, también fue sepultado en la
ciudad de David, pero no recibió el honor ni el privilegio de ser sepultado
entre los reyes.
(2 Crónicas 24:17) Muerto Joiada, vinieron
los príncipes de Judá, y ofrecieron obediencia al rey; y el rey los oyó.
Ahora bien,
Joiada ha muerto, y esos mismos príncipes que se regocijaron, como leímos en el
versículo 10, que además pusieron dinero en el arca de la colecta para reparar
la casa de Jehová, estos príncipes, y
gobernantes de las ciudades de Judá vinieron a hablar con el rey y se postraron
delante de él, homenajeándole, suplicándole humildemente y haciendo reverencias
ante él, inclinándose al suelo como adorando y venerando a este joven rey. La
palabra Hebrea traducida aquí como “oyó,” indica que les prestó mucha atención,
que los escuchó atentamente, con extrema atención y que consintió en lo que le
pedían. Lo que este versículo quiere
decir, es que los príncipes de Judá vinieron a ofrecerle un trato al rey, a cambio de su
obediencia, con el fin de obtener su consentimiento para volver a practicar la
idolatría. ¿Cómo te sientes tú cuando eres halagado por otros? Bien ¿verdad? Y seguramente
vas a acceder también a sus peticiones. Lo que sucedió realmente, es que
mientras Joiada estaba vivo nadie vino a hablar con el rey para hacer tratos
con él, ¿recuerdan que leímos: “ Y sacrificaban
holocaustos continuamente en la casa de Jehová todos los días de Joiada?” Él
era un hombre de Dios que hacía la voluntad de Dios, pero tan pronto como murió,
todos los príncipes de Judá llegaron a influir en el joven rey, y a presionarlo
para que se apartara de Dios. Lo más triste de toda esta situación, es que este
joven rey, olvidándose de los consejos, y el maravilloso ejemplo de alguien que
prácticamente fue un padre para él, les hizo caso, los escuchó atentamente, y
consintió a sus demandas.
(2 Crónicas
24:18) Y desampararon la casa de Jehová el Dios de sus padres, y sirvieron a
los símbolos de Asera y a las imágenes esculpidas. Entonces la ira de Dios vino
sobre Judá y Jerusalén por este su pecado.
Mientras Joiada
vivía, el pueblo tenía sus ídolos e imágenes esculpidas escondidas en algún
lugar, y cuando él murió, convencieron al rey y sacaron sus ídolos nuevamente para
adorarlos.
No fue Dios quien
se apartó de ellos, ellos se apartaron de Dios. Joás tuvo la oportunidad más
maravillosa de continuar cosechando las bendiciones de Dios, pero él, al igual
que Adán y Eva, prestó atención a las malas influencias y sucumbió a la presión
de las palabras halagadoras, seductivas y tentadoras de los príncipes que
gobernaban la tierra. La idolatría era y es una de las dos principales cosas
contra las que Dios advirtió a su pueblo, siendo la otra la desobediencia.
Ahora, ¿qué tenía Joás en común con Adán y Eva? ¡Sucumbieron a la adulación, la
seducción y la tentación! Joás, de parte de los príncipes, los gobernantes de
la tierra que en realidad era su propio reino. ¡Él como rey podía decidir quién
vivía y quien moría, él era el rey! Adán y Eva de aquella seductora serpiente
antigua, también conocida como el príncipe de la potestad del aire, el espíritu
que aún ahora, opera en los hijos de desobediencia, y le transfieren el poder,
el dominio y la autoridad que el Dios todopoderoso les había dado a ellos, siendo el Jardín del Edén, su
propio reino; y todo lo hicieron, por su “libre albedrío”.
La gente puede
ver la vida de muchas y diferentes maneras. Hay un viejo refrán que dice: “En
este mundo traidor, nada es verdad, ni es mentira; todo depende del color del
cristal con que se mira”. ¿De qué color es el cristal con el que tú miras la
vida? Nos han enseñado que hay tres colores primarios, pero vemos tantos, y
diferentes tonos, matices y sombras, pero esos tonos, sombras y matices se tornan
más oscuros o más claros dependiendo de cuánto negro o blanco mezclemos. El
blanco y el negro son las dos influencias dominantes que pueden hacer que la vida
se te presente en el tono, matiz, o sombra, que más te agrade. El blanco y el
negro simbólicamente representan el bien y el mal, la pureza y la corrupción,
respectivamente, por lo que solo tenemos dos opciones para mezclar nuestro
color y hacer de nuestra vida nuestro color preferido. ¿Sabías que el negro no es un color? Aunque se
dice que es la “suma de todos los colores” es en realidad “la ausencia de
color” y cuando agregas negro al color de tu vida, no le estás agregando
intensidad, ni profundidad, ni sobriedad; estás quitando el color de tu vida
porque el negro absorbe los colores cuando se elimina la radiación de luz. Por
otro lado, ¿sabías que el blanco también
es considerado como la ausencia de color,
porque no hay color en él? Aunque de hecho es la combinación de todos los
colores. El blanco es lo que vemos cuando todas las longitudes de onda de la
luz reflejan todos los colores del espectro de luz visible a los ojos , y al
agregar blanco al color de tu vida, como resultado se vuelve más rica, más colorida,
más brillante. Entonces, ¿qué prefieres? Negro o blanco, o sea, ¿el bien o el mal?
¡La decisión es solo tuya! Bien pudieras decir, yo no adoro ídolos, o imágenes,
o esas cosas, pero la idolatría no es solo imágenes y bultos o cosas por el
estilo, también tiene que ver con poner cualquier cosa por encima de Dios en
nuestras vidas, el trabajo, el dinero, el negocio, el hobby, incluso mi familia,
mis títulos, mi estatus o mi condición social; cualquier cosa halagadora que nos
haga sentir bien. Déjame preguntarte ¿a quién escuchas? ¿Quién o qué influencia
tu vida, al grado de controlar tus
gustos, tus afecciones y tu manera de ser? No olvides que la elección es tuya y
solo tuya, no hay manera de culpar a nadie más, y mucho menos a Dios. ¿Sabías
que? Eva culpó a la serpiente y dijo: “la serpiente me engañó, y comí”. Adán
culpa a Eva, y trata de culpar también a Dios cuando dijo: “la mujer que me
diste, me dio del árbol, y yo comí”. Satanás no tuvo a quien culpar, sino a sí
mismo, quien por al considerarse perfecto, por su arrogancia se corrompió, y por su “libre
albedrío” decidió desobedecer y tratar de usurpar el trono del Dios altísimo. Desde
entonces sigue siendo el malvado de la historia, tratando de influenciar a la
humanidad para que lo escuchen y convencerlos también de desobedecer a Dios,
que de hecho es la otra cosa que Dios también aborrece aparte de la idolatría,
la desobediencia.
Podemos ver entonces, cuán poderoso y cuán importante es para nosotros pararnos firmes sobre nuestros propios pies, y por qué también es importante desarrollar una verdadera relación personal con nuestro padre celestial, apegarnos a la verdad y andar en rectitud todos los días de nuestras vidas, y nunca permitir que nada ni nadie nos influencie para apartarnos de ella. He ahí la importancia de vestir toda la armadura de Dios. Esos falsamente llamados amigos, compañeros de trabajo, vecinos, parientes, personas que vienen a nosotros y tratan de alguna manera influenciar en nuestras vidas para apartarnos de Dios y su palabra. No digo que todos ellos sean malos, pero que los que lo son, no tengo duda alguna que están obrando de acuerdo con esos principados, esas potestades, esos gobernadores de las tinieblas de este mundo y esas huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Joás fue presionado e influenciado por los príncipes y gobernantes de las ciudades en su reino. No debemos tomar en vano lo que la Palabra de Dios nos enseña.
El rey Joás,
bajo la dirección y el consejo de Joiada el sacerdote fue un gran creyente, al
grado que Dios obró en su corazón para inspirarlo a reparar el templo, pero
después de la muerte de Joiada, no pudo soportar la presión del príncipes sobre
él, la Biblia dice: “Entonces el rey los escuchó”. ¿A quién escuchas tú? Esas
mismas presiones, esas mismas tentaciones van a tratar de alejar a esos jóvenes
creyentes cristianos de Dios y de su Palabra, y no sólo a ellos. Ve a Mateo 24
y lee lo que Jesús mismo le dijo a sus discípulos.
(Mateo 24:24) Porque
se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y
prodigios, de tal manera que engañarán,
si fuere posible, aun a los escogidos.
La palabra
griega traducida como “engañarán” también significa: “hacer descarriar,
desviar”. El objetivo de Satanás sigue siendo el mismo; desviar a la gente de
Dios y su Palabra! Y no olvides el consejo de Pablo.
(2 Corintios 11:13)
Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan
como apóstoles de Cristo. {14} Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se
disfraza como ángel de luz. {15} Así que, no es extraño si también sus
ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus
obras.
La historia de
Josías nos proporciona una enseñanza y una moraleja maravillosas tanto para
creyentes cristianos jóvenes, como para cristianos maduros en el conocimiento
de la Palabra de Dios. De ella podemos concluir que somos nosotros quienes tenemos la última palabra. Nosotros elegimos,
nosotros decidimos qué hacer con nuestros “libre albedrío;” y hay solo dos
opciones a escoger: el bien o el mal. Dios dice en su palabra que nunca nos dejará y
nunca jamás nos desamparará. Es pues nuestra elección si nos apartamos de él y
su Palabra, sabemos con certeza que la calamidad llegará. Pero si decidimos
apegarnos a su Palabra Dios mismo ha prometido que abrirá las ventanas de los
cielos y derramará bendiciones hasta que sobreabunden. ¿Queremos ser prósperos,
queremos gozar de buena salud, queremos paz y armonía en nuestras vidas y
queremos sentirnos seguros? Esos son algunos de los colores que podemos añadir
a nuestras vidas cuando hacemos la voluntad de Dios y vivimos de acuerdo a su
Palabra, amemos a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente, y amemos al
prójimo como a nosotros mismos.
(2 Pedro 1:2) Gracia
y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.
{3} Como todas las cosas que pertenecen
a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el
conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,
Dios quiere que
lo conozcamos a través de su Palabra,
por eso dije que es muy importante desarrollar una relación real y personal con
él, a por medio del conocimiento de Cristo Jesús nuestro señor y salvador.
(2 Pedro 1:4) por
medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por
ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de
la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;
La palabra
“concupiscencia” se refiere al apetito de placeres y deseos desordenados y
deshonestos, y el exceso de deseo es lo
que metió en problemas a Adán y Eva, y lo que hizo que tanto ellos como Joás se
sintieran alagados, engrandecidos. Joás, al ser prácticamente venerado, por los
príncipes de las tierras de su reino, y Adán y Eva al creer en la mentira de
Satanás cuando les dijo: “serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dios,
sabiendo el bien y el mal”. El bien ya lo tenían, pero quisieron conocer el
mal, y ¡vaya que si conocieron el mal! Se encontraron con el mal encarnado cara
a cara, y decidieron, por su “libre albedrío” desobedecieron a Dios.
Comencé esta
enseñanza hablando de como algunas personas ven lo que es la vida, y hasta
cierto punto tienen razón, porque el color del cristal a través del cual ven la
vida, está contaminado, alterado con negro, más bien, el mal. Al igual que
Adán, Eva y Joás, han sido engañados, se les dijo, y creyeron que el color de
sus vidas sería más intenso, más agresivo, más misterioso, más místico, más
interesante, lo que sonó muy atractivo a sus oídos. Bueno, simplemente, todos
fueron engañados, porque al agregar el negro a sus vidas, hablando de la
“maldad”, le quitaron el color, la brillantez. Dios no quiere que hagamos eso,
quiere que agreguemos más color y aquí hay algunos más colores que podemos
agregar junto con los que anteriormente mencioné.
(2 Pedro 1:5) vosotros
también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a
la virtud, conocimiento; {6} al
conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia,
piedad; {7} a la piedad, afecto
fraternal; y al afecto fraternal, amor. {8} Porque si estas cosas están en vosotros, y
abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de
nuestro Señor Jesucristo.
Y, ¿Cuál es el consejo
de Dios para nosotros?
(Proverbios 3:1)
Hijo mío, no te olvides de mi
ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; {2} Porque largura de días y años de vida Y
paz te aumentarán. {3} Nunca
se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu
cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón;
¿Nuestro corazón
es de donde mana la vida y es lo que Dios nuestro padre celestial busca de
nosotros, no nuestro tono de piel, nuestra estatura, fama, intelecto, condición
social o nuestro estatus? ¡Y él quiere que confiemos en él con todo nuestro corazón!
(Proverbios 3:4)
Y hallarás gracia y buena
opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres. {5} Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y
no te apoyes en tu propia prudencia. {6} Reconócelo en todos tus caminos, Y él
enderezará tus veredas. {7} No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del
mal;
¡Por confiar en
su propia prudencia y dejarse llevar por sus cinco sentidos, ojos, oídos,
olfato, gusto, y tacto, y por no tomar la decisión de apartarse del mal, Adán y
Eva Cayeron!
El bien y el
mal, son las dos fuerzas principales que gobiernan el mundo, son los dos
poderes que impulsan la vida de los hombres, y son simbólicamente representados
por el blanco y el negro, pero el resultado de elegir uno u otro no es
simbólico, es real, es vida o muerte. Así que, Dios dio a los hombres el
maravilloso regalo del “libre albedrío,” cualquier cosa que hagas con él
depende solo de ti. Ya sea que agregue blanco o negro al color de su vida, ya
sea que elija hacer el bien o el mal, sabe con certeza cuál será el resultado
final real, no simbólico, en términos espirituales, la vida eterna o la
destrucción eterna. Así, que, mis queridos hermanos y hermanas, sus vidas está
en sus manos, la elección depende de cada uno de ustedes, sean sabios, sean
entendidos, y no desperdicien el maravilloso regalo de su propio “libre
albedrío.”
Quiero cerrar
con algunos versículos más en Proverbios 3.
(Proverbios
3:13) Bienaventurado el hombre que
halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; {14} Porque su ganancia es mejor que la ganancia
de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. {15} Más preciosa es que las piedras
preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.
La palabra “inteligencia” del hebreo también significa: “entendimiento,
conocimiento.”
¡No hay nada mejor que el hombre pueda desear en su
corazón que la sabiduría, y el conocimiento de la Palabra de Dios!
{16} Largura de días está en su mano derecha; En
su izquierda, riquezas y honra. {17} Sus caminos son caminos
deleitosos, Y todas sus veredas paz.
¿No es todo esto
lo que todos queremos para nuestras vidas?
{18}Ella es árbol de vida a los que de ella
echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen. .
El árbol de vida,
amigos míos, no es una fuente donde solo salta el agua que recicla, sino un
manantial inagotable de sabiduría y de conocimiento de donde fluye el agua de vida. Sé tú de los bienaventurados que
la retienen. El árbol de vida eterna está enfrente de tus ojos y se llama, ¡la
Palabra de Dios!
Mis queridos
hermanos y hermanas: ¡Así dice el Señor!
¡Amén!
J. E. R. S.
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