Hoy, quiero hablar de Pedro, y del ejemplo de humildad que Jesús representó y mostró ante todos sus apóstoles. Filipenses 2, del 1 al 8 hablan de ese gran ejemplo que todos debemos seguir, y del que Pedro tuvo que recordar en su momento.
(Filipenses 2:1-8) Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, {2 }completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. {3} Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; {4} no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. {5} Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, {6} el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, {7} sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; {8} y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
La consolación en Cristo debe llevarnos a una comunión completa en cuerpo, alma y espíritu, al sentir todos la misma cosa, teniendo todos una misma mente, y el mismo amor (agápe), pensando en los demás antes que en nosotros mismos. Este sentir que hubo también en Cristo debemos aplicarlo en nuestro andar. Pedro nos muestra cómo él tuvo que recodar el ejemplo de Cristo, y aunque hubo momentos en su vida en los que erró, al final de su vida recordó y aplicó ese sentir, esa unidad, y ese amor, al mostrar la humildad que nuestro Señor y salvador Cristo Jesús le enseñó. Comencemos en el evangelio de Juan capítulo 13.
(Juan 13:1) Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. {2} Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, {3} sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,
El versículo 2 menciona que el diablo había ya contaminado el corazón de Judas Iscariote para entregar a Jesús en manos de los líderes Judíos. ¿Recuerdan a Ananías y Safira, a quienes satanás también envenenó sus corazones para tratar de engañar al espíritu santo de Dios? Eso le sucedió a Judas, le dio lugar al diablo y ya sabemos cómo terminó. El versículo 3 nos dice que Jesús ya sabía lo que le iba a pasar.
(Juan 13: 4) se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. {5} Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. {6} Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? {7} Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. {8} Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo {9} Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. {10} Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. {11} Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.
Al principio, Pedro se oponía a que Jesús le lavara los pies, pero al final entendió. En los versículos 10 y 11, Jesús hizo referencia a la traición de Judas, al mencionar que no todos estaban limpios, espiritualmente hablando.
(Juan 13:12) Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? {13} Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. {14} Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. {15} Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
¡Qué maravilloso ejemplo de amor y de humildad de nuestro señor Jesucristo!
(Juan 13:16) De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. {17} Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.
En este último versículo, la palabra "sabéis" es la palabra griega eido, que significa: ver, percibir, comprender, y la palabra "bienaventurado" del Griego, significa: "supremamente bendecido". ¿Quieres ser supremamente bendecido? ¡As lo que Jesús hizo, ama y se humilde!
Este pasaje muestra el amor, la humildad y el servicio que nuestro señor estaba enseñando a sus discípulos, para que ellos también pudieran hacer lo mismo después de su partida. Hoy quiero que demos un vistazo a la vida de Pedro, quien en ese momento, no vio, ni percibió, o no entendió, por qué Jesucristo hizo lo que hizo.
(Marcos 1:16) Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. {17} Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. {18} Y dejando luego sus redes, le siguieron.
Pedro era un hombre rudo, pero era un buen hombre, era fuerte, pero también frágil. Fue reprendido y confrontado muchas veces por Jesús, y varias veces también fue confortado. Solía prestar mucha atención a todo lo que Jesucristo hacía y decía. Pero algunas veces, tenía que pasar un buen rato, antes de que recordara lo sucedido.
(Marcos 11:12) Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. {14} Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.
Jesús tuvo hambre, y él sabía que la higuera no tenía higos, pues no era tiempo de higos, pero en las ramas de la higuera crecen unos brotes tiernos que son comestibles y tienen un sabor dulce, eso es lo que Jesús buscaba en la higuera, y como no encontró nada, la maldijo.
(Marcos 11:20) Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. {21} Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. {22} Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. {23} Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. {24} Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
Este relato nos enseña que Pedro fue quien recordó lo que sucedió con la higuera, que aunque todos lo vieron, solo él lo notó y lo mencionó. Y en su respuesta a Pedro, Jesús le revela una de las más grandes verdades; que si de verdad creemos en nuestro corazón sin dudar, cualquier cosa que sea que le pidamos al Padre, creyendo, lo recibiremos, y nos vendrá. Que privilegio el de Pedro al escuchar directamente de la boca del salvador del mundo la verdad de la Palabra de Dios.
(Juan 13:33) Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir. {34} Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. {35} En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. {36} Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después. {37} Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti. {38} Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.
Pedro era un hombre apasionado, en realidad, y quizás en las condiciones adecuadas él hubiese puesto su vida por Jesús, fue él quien sacó su espada y le cortó una oreja a un hombre cuando iban a detener a Jesús, y aunque dijo que nunca negaría al Señor todos sabemos lo que sucedió.
(Juan 14:1) No se turbe vuestro corazón: creéis en Dios, creed también en mí.
Juan 14:1 debió ser Juan 13:39, pero los traductores decidieron insertar el capítulo 14 justo en medio de toda esta disertación, porque Jesús aún está hablando con Pedro al respecto de ir a preparar un lugar para nosotros. La palabra "turbar", aquí significa: agitarse o atribularse, en otras palabras, "presionarnos mentalmente, o preocuparnos", y Dios no quiere que estemos presionados por nada.
(Lucas 22:54) Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos. {55} Y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos. {56} Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con él. {57} Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco. {58} Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy. {59} Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo. {60} Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. {61} Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. {62} Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.
Todos sabemos que fue lo que pasó, Pedro negó a nuestro seños Jesús, no solo tres veces, sino seis veces, pero ese es tema para otra enseñanza en otro momento. Pedro recordó lo que Jesús le dijo y lloró amargamente. ¿Cuántas veces nos olvidamos nosotros de las cosas, y tenemos también que recordar, y a veces, también llorar? Pedro cometió errores, nosotros también los cometemos, pero podemos ver a través de los evangelios y de las epístolas a la Iglesia que Pedro era un líder, por eso el Señor le dio una gran responsabilidad.
(Juan 21:14) Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos. {15} Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas (agapáo) más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo (filéo). Él le dijo: Apacienta (bósko = alimenta) mis corderos (aníon = los críos de las ovejas).
En estos versículos, Jesús le preguntó a Pedro si le amaba con el más grande amor que existe (agápe), el amor de Dios en la mente renovada en práctica. Pedro le respondió que le amaba con amor filial (filéo), o amor fraternal; aún así, Jesús le pidió que alimentara a sus corderos, refiriéndose a los creyentes cristianos jóvenes.
(Juan 21:16) Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas (agapáo)? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo (filéo). Le dijo: Pastorea (poimáino = pastorear) mis ovejas (probátion = ovejas adultas).
Jesús le vuelve a preguntar si le ama con el más grande amor (agápe) y Pedro vuelve a responder que le ama con amor filial (filéo), y Jesús le pide que pastoree a sus ovejas, refiriéndose esta vez a los creyentes adultos.
(Juan 21:17) Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas (filéo)? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas (filéo)? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo (filéo). Jesús le dijo: Apacienta (bosko = alimenta)mis ovejas (probátion = ovejas adultas).
Quiero acotar, que la Biblia Lamsa, especifica
que las ovejas adultas a las que se refiere en el versículo 17, son hembras.
Por tercera vez Jesús pregunta a Pedro que si le ama (filéo), esta vez Jesús le dice con amor filial, por lo que Pedro se entristece y le reclama diciéndole que él lo sabe todo, y le asegura que lo ama, nuevamente con amor filial. Jesús finalmente le pide a Pedro que pastoree a sus ovejas, refiriéndose a todo el rebaño, jóvenes, y adultos, hombres y mujeres.
Pedro hizo como se le encargó y cuidó de la gente. Él junto con otro discípulo corrió al sepulcro
después que María Magdalena y otras mujeres les avisaran que el Señor había
resucitado de entre los muertos.Sabemos que fue él quien tomó el liderazgo después de la ascensión de nuestro Señor Jesucristo.
(Hechos 2:7) Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? {8} ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? {9} Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, {10} en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, {11} cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. {12} Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? {13} Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.
En el día de Pentecostés, después de haber recibido el espíritu santo, cuando la gente comenzó a acusarlos de que estaban tomados después de oírlos hablar en lenguas, Pedro confrontó a la multitud.
(Hechos 2:14) Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. {15} Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.
A partir de ese momento tomó el liderazgo de la Iglesia de Dios, llevando el mensaje al pueblo judío. En Hechos 3, Junto con Juan, sanaron a un hombre cojo de nacimiento, predicando a Cristo, y el arrepentimiento para el perdón de los pecados. En Hechos 4, tras ser encarcelado junto a Juan, fue Pedro quien respondió y confrontó a los ancianos del liderazgo judío, después de sanar al hombre cojo de nacimiento y predicar a Cristo. En Hechos 5 confrontó a Ananías y Safira al tratar de engañar al espíritu santo de Dios. En Hechos 8 reprendió a Simón el mago, quien le ofreció dinero a cambio del poder del don del espíritu santo. En Hechos 10 fue Pedro quien por primera vez, guió a los gentiles, Cornelio, su familia y sus amigos, a recibir el don del espíritu santo. Pero también sabemos, que fue reprendido por Pablo cuando no estaba haciendo las cosas bien.
(Gálatas 2:11) Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. {12} Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión.
Pedro llevó el ministerio al pueblo judío, y muchos de ellos aún después de confesar a Cristo, seguían aún celosos de la ley de Moisés, y querían que los gentiles también se circuncidaran. Pero a la venida de Pablo, quien fue envido a los gentiles, les recordó que la circuncisión hecha de mano no vale, sino la de Cristo.
(Colosenses 2:11) En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;
Al final, Pedro recordó lo que Jesús le enseñó, y eso es también lo que él nos enseñó a nosotros.
(1 Pedro 5:1) Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: {2} Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; {3} no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. {4} Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.{5} Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.{6} Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; {7} echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.{8} Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; {9} al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. {10} Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. {11} A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
En el versículo 2, nos hace la misma recomendación y encargo que Jesús nuestro señor también a él le encomendara, ¡"apacentad la grey de Dios"! Pedro fue un gran hombre, recordó todo lo que Jesús le habían enseñado, y nos advirtió que nos mantuviéramos sobrios y vigilantes porque él había sido tentado muchas veces, y sabía cómo ataca el enemigo. También sabía que no podemos defendernos solos, sino solo con la ayuda del Dios de toda gracia, cuando echamos sobre él toda nuestra ansiedad, porque él toma cuidado de nosotros. En el versículo 5 exhorta tanto a jóvenes como a mayores a someterse unos a otros revestidos de humildad, esa humildad y servicio que nuestro señor y salvador le mostró, el día que lavó sus pies. En el versículo 6 recalca que debemos humillarnos bajo la poderosa mano de Dios para que él nos exalte cuando fuere tiempo.
(1 Pedro 3:8) Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; {9} no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.
El amor, la humildad y el servicio que aprendió, también los practicó. El mismo amor, ese mismo sentir que hubo en Cristo, como lo describe filipenses 2 al inicio de esta enseñanza, es lo que todos debemos practicar en nuestro diario andar. Los tiempos que vivimos hoy para nosotros quizás sean tiempos difíciles, desordenados, violentos, inciertos. Pedro, quizás pensó lo mismo de su época, pero él recordó todo e hizo lo correcto. Al final, vio, percibió y entendió por qué fue llamado, y porqué se le dio la gran responsabilidad de pastoreas y alimentar el rebaño. No olvidemos que nosotros también hemos sido llamados a hacer lo mismo, y que debemos caminar conforme a la Palabra de Dios, a amarnos unos a otros, a ser humildes unos con otros y a servirnos unos a otros como lo hizo nuestro señor y salvador Jesucristo.
(Filipenses 2:12) Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, {13} porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. {14} Haced todo sin murmuraciones y contiendas, {15} para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; {16} asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.
¡Aferrémonos pues a la Palabra de Vida, para poder gloriarnos en el día de Cristo, cuando nuestro señor retorne por nosotros, y así como la obra de Pedro no fue en vano, la nuestra tampoco lo será!
¡Dios te bendiga!
I. H. N.
J.E.R.S.
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