La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

Ser Testigo

Vivimos en la era de la información y la desinformación. Las noticias reales y las noticias falsas compiten por la mejor audiencia, y para decir la verdad, difícilmente se puede creer a una o a la otra. El problema radica siempre en la fuente de donde proviene la información, y en la veracidad de los testigos que respaldan la historia que los medios quieren que todos creamos.

Hoy quiero compartir acerca de "ser testigos," no de los testigos de las "noticias" de hoy, sino de los que dan testimonio fiel y verdadero, y se mantienen firmes, en la mejor información que existe.

El Diccionario define a un testigo como a una persona que da testimonio de algo. Específicamente: alguien que atestigua una causa ante un tribunal judicial. Un testigo es también una persona que presencia o adquiere un conocimiento directo y verdadero de algo.

Bíblicamente hablando, atestiguar, es el testimonio de una persona, o de algo (recordatorio o monumento) que da el testimonio sobre una persona o sobre un evento. En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea  ed se refiere al elemento legal del testimonio. Alguien que presenta un testimonio fiel y verdadero basado en la observación.

Cuando alguien era acusado de transgredir la ley, solo podía ser condenado por el testimonio de más de un testigo.

(Deuteronomio 17:6) Por dicho de dos o de tres testigos morirá el que hubiere de morir; no morirá por el dicho de un solo testigo.

Los testigos involucrados en un juicio eran los primeros en tirar una piedra al condenado.

(Deuteronomio 17:7) La mano de los testigos caerá primero sobre él para matarlo, y después la mano de todo el pueblo; así quitarás el mal de en medio de ti.

Un testigo debía ser una persona de buena reputación, de buen carácter, de buena conciencia y responsable ante su voto o compromiso para servir a Dios el creador.

(Josué. 24:22) Y Josué respondió al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido a Jehová para servirle. Y ellos respondieron: Testigos somos. {23} Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel. {24} Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos. {25} Entonces Josué hizo pacto con el pueblo el mismo día, y les dio estatutos y leyes en Siquem. {26} Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová. {27} Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras que Jehová nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios.

Josué levantó una piedra o monumento, edah, como testigo del compromiso. Este acto también es un testimonio y se practicaba comúnmente en el Antiguo Testamento. El monumento era una respuesta a las generaciones presentes y futuras que servía de testigo de la actividad divina.

El concepto legal de un testigo descrito en el Antiguo Testamento, también se mantiene en el Nuevo Testamento, y está traducido por una sola palabra griega, martureo, y sus diferentes derivados.

El sentido legal del testimonio de un testigo, se puede entender clara, rápida y de manera resumida durante el juicio de Jesús. Cuando los líderes religiosos de esos tiempos trataron de justificar su error, haciendo caso omiso de lo que decía la ley acerca de presentar más de un testigo, tomando ellos mismos el papel de testigos y jueces, acusando ellos mismos a Jesús y darle una sentencia de muerte.

(Mateo 26:64) Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. {65} Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia.

Podemos ver eso mismo en (Marcos 14:62, 63) y (Lucas 22:70, 71).

En las Epístolas a la iglesia Pablo le recordó a Timoteo que no actuara apresuradamente al acusar a un anciano sin al menos dos o tres testigos.

(1Timoteo 5:19) Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos.

Veamos qué más nos enseña la Biblia acerca de los testigos.

(Éxodo 20:16) No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

Este es uno de los mandamientos que Dios le dio a Moisés, y si alguien no debe dar falso testimonio en contra de su prójimo, significa que tal persona debe ser un testigo fiel de la verdad.

(Proverbio 14:25) El testigo verdadero libra las almas; Mas el engañoso hablará mentiras.

Esto me recuerda lo que dijo Jesús en el evangelio de Juan.

(Juan 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; {32} y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. {33} Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? {34} Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. {35} Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. {36} Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

Para ser un testigo fiel, una persona debe conocer la verdad, y la única condición aquí para conocer la verdad es ser un discípulo de Jesús al permanecer en su palabra. Estas no son las palabras que leemos o escuchamos de las noticias del mundo. Jesús aquí se refiere a la Palabra de Dios como sus propias palabras porque las hizo suyas y las vivió. Eso es lo que también tenemos que hacer, permanecer en la Palabra de Dios, hacerla nuestra y vivirla. Lo hermoso de esto es que la verdad no solo nos hará libres cuando la sepamos, sino que, al ser un verdadero testigo, o testigos fieles de la verdad ¡podemos llevar la liberación a otras personas!

(Proverbio 19:9) El testigo falso no quedará sin castigo, Y el que habla mentiras perecerá.

Hay recompensas y satisfacciones como resultado de ser un testigo fiel y verdadero, pero también hay consecuencias muy malas para los falsos. Por supuesto, Dios quiere que seamos fieles y verdaderos testigos de su Palabra, alguien que libera las almas y no alguien que habla engaños y mentiras.

(Juan 1:6) Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. {7} Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. {8} No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

Juan el Bautista vino a ser un testigo de la luz, algo que era verdad, Dios lo envió a dar testimonio del ministerio de Jesucristo.

(Juan 3:22) Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba. {23} Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados. {24} Porque Juan no había sido aún encarcelado. {25} Entonces hubo discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación. {26} Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él {27} Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.

Juan sabía que Jesucristo era el hijo de Dios, y que todo lo que hacía provenía de Dios, así que dio testimonio de ello. También nosotros recibimos este ministerio del cielo, porque Dios nos llamó a ser testigos. Regresa al versículo 11 donde Jesús habla con Nicodemo acerca del nuevo nacimiento.

(Juan 3:11) De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.

Un testigo debe conocer o haber visto aquello de lo que está hablando, debe ser parte de lo que está dando testimonio. Un testimonio es una declaración solemne bajo juramento con el fin de establecer un hecho (como en un tribunal). También es, hacer una declaración basada en el conocimiento o creencia personal, declarar, explicar y denotar algo con seguridad y verdad, en lo Físico y en lo moral. ¿No es esto para lo que hemos sido llamados?

(Hechos 1:4) Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. {5} Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. {6} Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? {7} Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; {8} pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Este fue el momento en que Jesucristo ascendió al cielo y dijo a sus discípulos que esperasen en Jerusalén hasta que recibieran el "don" del espíritu santo. Después de eso, la actitud de los apóstoles cambió y se volvieron más audaces y denodados, ya no tenían miedo a los judíos. También dieron a conocer la promesa que estaba disponible para aquellos a quienes el Señor llamó.

(Hechos 2:38) Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. {39} Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

La promesa de la que Pedro está hablando llega hasta nosotros y más allá, por lo que también es nuestra responsabilidad dar testimonio de lo que sabemos, porque todavía hay muchas personas que no saben lo que Dios tiene reservado para ellos. Aunque también hay otros que no creen lo que enseñamos, porque aún viven bajo la Ley de Moisés, y solo conocen el bautismo en agua de Juan el Bautista.

(Hechos 15:5) Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. {6} Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. {7} Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. {8} Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; {9} y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.

El Espíritu Santo da testimonio de que hemos sido llamados, y como los apóstoles fueron testigos, ¡así también nosotros! Pero,¿ testigos de qué?

(Hechos 1:22) comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.

(Hechos 4:33) Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.

El hablar en lenguas es nuestra prueba de que también somos testigos de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Gracias al apóstol Pablo, quien llevó la Palabra de Dios a los gentiles.

(Hechos 22:14) Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. {15} Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.

Un testigo da testimonio sobre todo lo que ha visto y oído.

(Romanos 1:1) Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, {2} que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, {3} acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, {4} que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, {5} y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre {6} entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; {7} a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. {8} Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo. {9} Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,

Pablo testificó ante los romanos que Jesucristo es el hijo de Dios, que era del linaje de David según la carne, y que fue resucitado de entre los muertos. El versículo 5 dice que hemos recibido la gracia y el apostolado por amor a su nombre, y en el versículo 6 dice que fuimos llamados a ser de Jesucristo. El versículo 8 nos exhorta a divulgar nuestra fe, lo que nos hace testigos del ministerio de Cristo. ¡En el versículo 9, Pablo menciona a Dios mismo como su propio testigo, de hacer mención de los creyentes en sus oraciones siempre!

(Romanos 8:14) Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. {15} Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! {16} El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. {17} Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

¡Debemos dar testimonio de que somos herederos de Dios y coherederos con Cristo!

(1 Pedro 5:1) Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada:

(1 Juan 1:1) Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida {2} (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); {3} lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. {4} Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. {5} Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 

Pedro, Juan y los demás apóstoles fueron testigos oculares y participes de los padecimientos de Cristo, estuvieron allí con él, lo vieron y lo sintieron con él. Toda la empatía que nosotros podemos manifestar proviene de lo que leemos en la Biblia acerca de los padecimientos de Cristo y de lo que creemos cuando confesamos a Jesús como nuestro Señor y salvador personal, y lo que debemos decirle al mundo tocante al verbo de vida, es la promesa de la vida eterna, y acerca de la gloria que será revelada.

(2 Pedro 1:16) Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. {17} Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. {18} Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. {19} Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;

¡Somos nosotros los que tenemos la palabra profética más segura! ¡No los medios de comunicación!

(Filipenses 4:1) Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados. {2} Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. {3} Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida. {4} Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! {5} Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. {6} Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.{7} Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. {8} Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. {9} Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

Para que nuestra fe o creencia sea conocida por todos, no solo tenemos que pensar en estas cosas, sino hacerlas, ¡así es como esa luz de la que Juan el Bautista dio testimonio, brillará en nuestros corazones y la paz de Dios estará con nosotros!

(Santiago 1:22) Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

La mejor manera de ser testificar es con el ejemplo, con nuestro propio andar, haciendo día a día la Palabra de Dios.

Con respecto a los tiempos actuales, donde la información vuela de boca en boca, de oreja a oreja, de ojos a ojos, de mente a mente y de corazón a corazón, en menos de un nanosegundo, es muy fácil confundirse y abrumarse por semejante bombardeo de medias verdades y mentiras completas. Nunca olvides que la fuente de ellas es el mundo, y sin importar quién sea la celebridad, o el alto funcionario de gobierno, los llamados expertos, eruditos, o doctorados, que viertan su sabia opinión, nuestra exhortación como creyentes renacidos del espíritu de Dios, precisamente es NO prestar atención a las fábulas de viejas como 1 Timoteo 4: 7 menciona, o como lo que 2 Pedro llamó fábulas artificiosas. Y no te olvides de lo que nos enseña Romanos 12.

(Romanos 12:2) No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Hay una frase que el mundo enseña que dice: "la información es poder." Lo que podría ser cierto en el mundo de los sentidos y quizás lo suficientemente bueno para un creyente carnal, los que no andan conforme al espíritu. Pero si realmente queremos que nuestra fe, nuestra creencia, sea conocida por todos los hombres, no debemos confiar, ni creer, ni tragarnos, las cosas con las que este mundo trata de alimentarnos para intoxicar nuestras almas.

La verdadera clave del poder es la mente renovada y si queremos probar la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta, nunca debemos tratar de encajar en este mundo ni aceptar sus maquinaciones, al contrario, debemos hablar de las grandes promesas escritas en la Palabra de Dios, porque esta es la única fuente de verdad.

Tenemos la fuente de información más confiable y segura que existe, ¡difundámosla! Hemos sido llamados a ser testigos de Jesús hasta lo último de la tierra; y una clave maravillosa para hacer eso y crecer, es hablar la verdad.

(Efesios 4:15) sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

Como acabo de mencionar, tenemos la palabra profética más segura que existe, que es la mejor y más confiable fuente de información conocida por la humanidad. Hablemos esa verdad correctamente dividida unos con otros y compartámosla con aquellos que no la conocen y la necesitan.

¡Seamos esos testigos fieles de la verdad y llevemos liberación a la vida de la gente!

(1 Juan 1:6) Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;

¡Dios te bendiga!

E. S. N.

J.E.R.S.
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