Estamos en la temporada “navideña” y lo más seguro es que todo mundo al verte, te recibe, o te despide con el “deseo” que tengas una “feliz navidad”. Pero eso no sería suficiente si no lo complementan con el consecuente “deseo,” de que tengas también un “prospero año nuevo.” Los “buenos deseos” son algo muy común especialmente durante la temporada “navideña”. Lo que es más común durante todo el año es que alguien, por una u otra razón te desee “buena suerte”. El diccionario define "suerte" como: "aquello que sucede por casualidad" o fortuna”. La "casualidad" es: "La forma en que ocurren las cosas". “Fortuna” es: La agencia desconocida que se supone da cuenta de los eventos inusuales”. ¿Entiendes eso? Para empezar, si es una agencia “desconocida” ¿cómo puede ser definida? ¿Cómo saber entonces que la “fortuna,” es la responsable de esos eventos inusuales? Lo que tenemos que aguantar de los “intelectuales” que pretenden definir hasta lo desconocido.
La “suerte,” es básicamente la conjunción de circunstancias favorables”. Que “afortunados” somos que nuestro pensamiento no esté involucrado en ello. No tienes que pensar demasiado para tener “buena suerte,” o para desearle “buena suerte” a alguien más. Pero volviendo a ese “deseo” de una “feliz navidad” y un “próspero año nuevo”, tengo una pregunta para ti: ¿Crees tú que la felicidad depende de circunstancias favorables? Y si es así, ¿Qué trae esas circunstancias favorables para que la felicidad resulte en la vida de la gente? ¿Un deseo? ¡Ciertamente eso parece! ¡Porque eso es lo que la gente hace; desean, desean, desean, y desean! Muchos desean ser ricos, otros desean ser famosos, o tener influencias, poder, etc.
¡Gracias a Dios, la Biblia no enseña sobre la “suerte”! ¡Y tampoco es un compendio de circunstancias favorables! ¡La verdad solo se puede expresar en palabras, y la Palabra de Dios es verdad!
El comienzo de un nuevo año debe traer esperanza, pero ¿qué esperanza podemos hallar en un "deseo de buena suerte"? El diccionario define "esperanza" como: "Atesorar un deseo con anticipación; confianza en un evento futuro; o, razón o motivo para esperar algo."
Las promesas de Dios (que se encuentran en la Biblia) dicen que la "esperanza" es una anticipación expectante de lo que sucederá pero que no está disponible ahora. Cuando creemos en la Palabra de Dios, las circunstancias favorables y la felicidad resultan, ¡pero no por casualidad! ¡Como creyentes cristianos, tenemos en nuestro interior, el potencial ilimitado para que algo, aún más profundo que la felicidad, resulte, sin importar cuáles sean las circunstancias!
(Romanos 15:13) Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
¡Este es el Dios de la esperanza, quien quiere que abundemos en esperanza! Digamos que creer es pensar los pensamientos de Dios, porque ese Cristo que mora en tu interior está lleno de gozo y paz. Estas cualidades las podemos traer a manifestación conforme creemos, y en la medida en que alineamos nuestro pensamiento con la Palabra de Dios, en particular con la esperanza del retorno de nuestro señor Jesucristo.
Sin Dios no hay esperanza en absoluto, pero nuestra razón principal de nuestra esperanza es el retorno de nuestro señor y salvador Jesucristo, algo que hacemos expectantemente al hablar en lenguas, que es poder desde lo alto, y es la prueba en el reino de los sentidos, de que tenemos en nosotros un poco de lo que habrá de venir.
(2 Corintios 1:21) Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y nos ha ungido, es Dios; {22} que también nos ha sellado, y ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.
La palabra “arras” traducida del griego, significa: “parte de una compra” Porque Dios nos compró con la sangre de Cristo y nos redimió del pecado, de la ley y de la potestad de Satanás. El griego también indica que las “arras” son: “Moneda o propiedad dada como adelanto, de que con seguridad se pagará el total.” Lo que 2 Corintios 1:22 dice, es que Dios nos dio de su espíritu como “prenda” o “adelanto” de algo aún más grande conforme a las promesas de su santa Palabra.
Cuanto más operemos el poder que tenemos en nuestro interior (don del espíritu santo), lo más que probaremos de esas “arras,” y así abundar en esperanza en nuestras vidas; teniendo esa esperanza como un fundamento práctico para renovar nuestras mentes. Así que hablar en lenguas debe ser parte de “abundar en esperanza”. Hablar en lenguas es la manifestación externa del creyente, en el mundo de los sentidos, de la presencia y realidad interna del poder del espíritu santo. Hablar en lenguas es tu prueba de que Dios resucitó a Jesucristo de entre los muertos, que Cristo mora en ti, y que tenemos vida eterna. Es nuestra seguridad absoluta de que la Palabra de Dios es verdad, y que podemos actuar conforme a ella en cada situación, esperando victoria siempre.
(2 Corintios 4:13) Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos,
Este versículo muestra que debemos hablar lo que creemos y creer lo que hablamos. Dios quiere que conozcamos su Palabra y creamos. A medida que manifestemos ese poder desde lo alto, aunado a nuestra creencia y al hablar la Palabra de Dios, veremos milagros, maravillas, y señales. Todo esto nos llenará de gozo y paz, lo que nos inspira a hacer aún más, por lo tanto, abundamos en esperanza. Veamos el ejemplo de un hombre que aplicó estos principios, no el hablar en lenguas, sino la creencia y la esperanza.
Dios le había prometido a Abraham que él sería el padre de una gran nación de la cual vendría el redentor, por lo tanto, Abraham debía tener un hijo, pero Abraham se acercaba a la marca del siglo, al igual que su esposa Sarah, de noventa años. En cuanto a tener hijos, ambos estaban ya casi muertos, pero Dios les dio la "esperanza de vida."
(Romanos 4:18) El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. {19} Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara.
{20} Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, {21} plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido;
Abraham tuvo una batalla entre sus oídos. Tenía que elegir entre la esperanza que sus cinco sentidos le dictaban, y la esperanza que la promesa de Dios le daba. Él eligió la esperanza correcta. El versículo 19, es muy enfático, porque resalta que Abraham no podía negar que existían circunstancias aparentemente negativas, pero no se debilitó en su creencia cuando consideró su propio cuerpo, que estaba ya como muerto, o cuando consideró la esterilidad del vientre de Sara.
La palabra “dudó” en el versículo 20 proviene del Griego: diakríno; que significa: "juzgar". Abraham no juzgó la Palabra de Dios como infiel debido a las circunstancias que le mostraban los sentidos. ¡Él creyó! Este versículo también nos muestra que Abraham no era una persona negativa en absoluto, y la única manera de no tener pensamientos negativos es siendo positivo. Abraham juzgó la Palabra de Dios, fiel, se fortaleció en creencia y le dio la gloria a Dios. Abraham se concentró específicamente en las palabras que Dios le dijo y se regocijó en ello, sabiendo que Dios era poderoso para hacer todo lo que había prometido, es por eso que estaba plenamente convencido.
¿Por qué digo que Abraham se “regocijó” en la promesa? ¿Alguna vez has escuchado la frase: “Los ojos son la ventana del alma” O "tu cara es el reflejo de tu corazón"? ¡Claro que sí! ¡Yo lo acabo de decir!
El gozo es algo interno, y ¿cómo lo demuestras? ¡Con una sonrisa! Pero, ¿y si estás realmente gozoso? ¡En ese caso, podrías sonreír, saltar y reír a carcajadas, porque la risa es el sonido del gozo! Te mostraré porqué digo que Abraham se regocijó.
(Génesis 17:15) Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. {16} Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. {17} Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?
¡Abraham no se rió de Dios a manera de burla o increudiladad, el simple hecho de postrarse sobre su rostro demuestra su humildad, veneracion y respeto ante el todo poderoso. !Abrham se rió con Dios! Se volvió loco de alegría con esa esperanza verdadera y mantuvo esa actitud jubilosa hasta que la promesa se cumplió. ¿Por qué digo eso? La palabra hebrea para risa usada aquí es la palabra hebrea tsachaq; (tsaw-khak '); que significa: reírse abiertamente. También se traduce como “risa” a manera de burla, desprecio, e incredulidad; pero esta palabra se usa principalmente cuando una persona está alegre, feliz y llena de gozo.
(Eclesiatés.3:4) tiempo de llorar, y tiempo de reir; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
Esta es la misma palabra hebrea para reír que vimos en Génesis 17:17. También hay otras palabras Hebreas que se traducen como “risa”, pero principalmente con una connotación negativa de burla o escarnio. Veamos un par de ejemplos:
(Salmos 22:7) Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo:
Esta es la palabra hebrea la'ag, (law-ag '), que significa: ridiculizar, reír (despreciar) o burlarse.
(Proverbios 1:26) También yo me reiré en vuestra calamidad, Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis;
Aquí la palabra es sachaq,( saw-khak '), que significa: reír, ridiculizar, despreciar.
Volvamos a Génesis 18.
(Génesis 18:10) Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. {11} Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. {12} Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? {13} Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja?
Aquí vemos que la misma palabra hebrea que Abraham menciona como gozo, Sara la traduce como incredulidad, porque Sara se rió por incredulidad, aunque después cambió su tono.
(Génesis 21:6) Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reir, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo.
¡Nuevamente, esa misma palabra hebrea que Sara usó como incredulidad ahora la refleja como gozo!
¡Esta es la risa de alegría, de gozo! Y cuando el niño nació, Abraham lo llamó Isaac, que significa "risa". !No creo que quiso decir "burla, escarnio, o incredulidad! ¡No, quiso decir "GOZO"! Dios le dio a Abraham a Isaac, como una manifestación del poder resucitado, como una “garantía, prenda, o señal” en el reino de los sentidos, de una verdad mucho más grande que había de venir.
(Romanos 4:22) Y por eso le fue imputado por justicia. {23} Ahora bien, no fue escrito solo por él, sino que fue imputado a él; {24} Pero también a nosotros, a quienes será imputado, si creemos en el que levantó de los muertos a nuestro Señor Jesús; {25} Quien fue entregado por nuestras ofensas, y resucitó para nuestra justificación.
Esa justicia que le fue imputada a Abraham también nos incluye a nosotros, los que creemos y aceptamos a Jesucristo como nuestro señor y salvador personal de nuestras vidas.
(Romanos 5: 1) Por lo tanto, siendo justificados por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo: {2} por quien también tenemos acceso por la fe a esta gracia en la que nos encontramos, y nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios. {3} Y no solo eso, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones: sabiendo que la tribulación produce paciencia; {4} Y paciencia, experiencia; y la experiencia, la esperanza: {5} y la esperanza no se avergüenza; porque el amor de Dios es derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado.
Tribulaciones habrá, pero no debemos dejarnos llevar por las circunstancias ni por lo que nuestros sentidos nos indiquen, debemos ser pacientes en la esperanza, mientras manifestamos también el amor de Dios en la mente renovada en práctica. De hecho, ya lo tenemos todo, y ¿qué debemos hacer? ¡Tomar acción creyente, movernos, amar, dar, servir, hablar, reír, gozarnos! ¿Adivina qué? A don “Tribulación” (Satanás) no le va a gustar, y tratará de hacernos tropezar y caer. Pero Dios ha preparado las cosas para que los malvados esfuerzos del adversario fallen y se vuelvan contra él. Nuestro gozo resulta debido a nuestra esperanza. Cuando nos mantenemos firmes sin importar las circunstancias, crecemos, y nos fortalecemos abundando en esperanza mientras vemos el poder de Dios en manifestación debido a nuestra creencia.
(2 Corintios 1:8) Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. {9} Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; {10} el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte;
Pablo también creyó contra esperanza. Él pensó que iba a morir allí mismo. Ahora, el amor y el poder de Dios moran en nuestros corazones, y sabemos que tenemos vida eterna. ¡Eso es algo por lo que estar gozosos! Claro que no podemos comparar nuestras vidas con la vida de Abraham, pero podemos creer como él lo hizo, también podemos darle la gloria a nuestro Padre Celestial, agradecerle por todo lo que ha hecho, continúa haciendo por nosotros hoy, y lo que hará también por nosotros en el futuro. Debemos también darle el justo lugar que le corresponde a Jesucristo como nuestro señor y salvador, porque gracias a la obra completa de Jesucristo y todos sus logros, ahora somos hijos e hijas de Dios.
(1 Pedro 3:15) sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
No voy a desearte una “feliz navidad”, un “próspero año nuevo”, ni tampoco “buena suerte”. Voy a orar a Dios nuestro Padre Celestial, porque este sea el comienzo de una vida mejor para ti y los tuyos, y que todas las bendiciones de lo alto y todas las promesas de Dios abunden en tu vida. La "esperanza" de este mundo no son más que “deseos tontos” de que algo bueno pueda suceder. ¡Por casualidad!
La "esperanza" de Dios es una expectativa verdadera, la certeza de que lo que Dios ha hecho por nosotros en el pasado, garantiza nuestra participación en lo que Dios hará por nosotros también en el futuro, y como Abraham, esa es una maravillosa razón para regocijarse, y es también una gran respuesta que podemos dar a cada persona que nos pida razón de la esperanza que mora en nosotros.
Así como Abraham creyó contra esperanza, nosotros debemos creer contra esperanza. Muchos hablan que el fin del mundo se acerca, de nuevos hallazgos arqueológicos, nuevos evangelios y nuevas doctrinas. Recientes investigaciones acerca de los ángeles caídos y de la existencia de los gigantes hará dudar a muchos creyentes cristianos y pondrá a prueba su convicción en Dios y su Palabra. De hecho, Abraham estaba en la tierra de Canaán cuando recibió la promesa de parte de Dios, una tierra infestada de enemigos, muchos de ellos, gigantes desalmados, si lees el capítulo 14 de Génesis verás como Abraham mismo tuvo que pelear contra ellos. ¿Te imaginas tú viviendo en un ambiente rodeado de enemigos? ¿Qué tan altas serían tus expectativas de vida? ¡Pero Abraham tenía al Dios todo poderoso de su lado y nosotros también! La esperanza del retorno de nuestro señor Jesucristo, no solo nos garantiza que seremos salvos y tendremos vida eterna, hay muchas más promesas envueltas en ello, como la liberación total de la potestad de Satanás, la prosperidad y la salud, la paz, y el amor incondicional de nuestro Padre celestial, de Jesucristo su hijo y de nuestros hermanos en la fe; pero algo que atribula la mente de miles y miles de creyentes cristianos es la ira venidera, el fin del mundo, el tan temido apocalipsis. Mis queridos hermanos, simplemente vean lo que dice el siguiente versículo.
(1 Tesalonicenses 1:4) Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; {5} pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. {6} Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, {7} de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. {8} Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; {9} porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, {10} y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.
¡Tenemos que hacer la Palabra de Dios, nuestra, hacer nuestros los pensamientos de Dios, servirle solo a él, y como Abraham, darle a él la gloria! ¡La esperanza del retorno de nuestro señor Jesucristo nos libra de la ira venidera!
(Hebreos 11:1) Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
¡Jesucristo viene! ¡El diablo y el mundo podrán hacer y decir lo que quieran, pero este mundo será destruido y el diablo ya ha sido derrotado! No hay nada que detenga o impida le venida del señor. ¡Tenemos que creer! Y estar plenamente convencidos de que aunque no podamos ver esas cosas hoy, nos regocijarnos en ellas, porque como dice en:
(1 Tesalonicenses 5:23) Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. {24} Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
Como Abraham, también estoy plenamente convencido de que el que nos ha llamado a ser sus hijos amados, es fiel para llevar a cabo lo que ha prometido.
¡Yo lo creo, y sé que tú también lo crees!
¡Dios te bendiga!
I.H.N.
J.E.R.S.
Dic. 24,2017
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