En la primera parte de esta enseñanza hablamos del ministerio de Satanás, que está claramente detallado en la primera parte de Juan 10:10 “El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir.” Aprendimos que Satanás es un ladrón por naturaleza, y como ladrón le encanta robar "tesoros," que en un sentido figurado, son nuestros pensamientos; y lo hace por medio de la duda, la preocupación y el temor; especialmente cuando enfocamos nuestras vidas en cosas materiales. También aprendimos que además de ser un ladrón es un asesinado, y que es él quien tiene el imperio de la muerte, para matar, y destruir, algo que le encantaría hacer a todos los creyentes cristianos; incluso, mata a sus propios seguidores cuando ya no sirven a su propósito.
También dije que la segunda parte de Juan 10:10, menciona una de las razones por las que Jesús vino a la tierra por primera vez: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Y concluyo la enseñanza exhortándote a no ocuparte de la carne o las cosas materiales sino a andar en el espíritu, como lo dice en romanos 8, porque el ocuparte de la carne es muerte, pero el ocuparte del espíritu es vida. Y cité otra de las razones por las que Jesucristo vino por primera vez, como dice en el libro de hebreos, y es ahí donde vamos a continuar hoy.
(Hebreos 2:14) Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
Aquí vemos que el diablo, Satanás, Lucifer, adversario, enemigo, devorador, o maligno; cualquiera que sea el nombre que usemos, es el mismo ladrón y asesino, y es él quien tiene el imperio de la muerte. Pero este versículo muestra además, que Jesús vino a destruir a Satanás a través de la muerte, así que, ¡por medio del uso de las propias armas de Satanás, Jesucristo vino a derrotarlo de una vez por todas!
La palabra "destruir" aquí es la palabra griega “katargéo,” que significa: abolir, deshacer, anular. Así que otra razón para la venida de Jesucristo no fue solo arruinar, sino abolir, eliminar a Satanás de la faz de la tierra, y su ministerio de maldad, algo que ya sucedió; pero en su caída, Satanás trata de llevarse con él a todos los cristianos creyentes que pueda afectar, a través de la mentira, hurtando, matando, y destruyendo.
Vamos a Génesis para ver un ejemplo del significado de la palabra "destruir" que es equivalente a la palabra griega usada aquí en hebreos 2:14.
(Gen 1:1) En el principio creó Dios los cielos y la tierra. {2} Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. {3} Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. {4} Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
Aquí vemos por primera vez el uso de las palabras luz y oscuridad, y aprendemos que Dios los separó. La palabra “separar” significa: “cortar o apartar.”
Dios no permitió que la oscuridad permaneciera junto a la luz; las cortó de tajo, como dos entidades opuestas, como el blanco y el negro, como la bondad y la maldad. Pero Dios dijo que la luz era buena.
(Gen 1:31) Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
Dios es un Dios de bondad, acabamos de leer lo que él hizo, y Génesis 1:31 dice que “todo lo que había hecho era bueno en gran manera.” La palabra “todo” no refleja el significado real de lo que Dios nos dice; de hecho, “todo,” habla en términos generales, pero se refiere, a cada cosa en particular que Dios hizo, formó, o creo. Por ejemplo: cada partícula de tu cuerpo, y cada partícula de cada una de tus células, y cada partícula de cada átomo que forma parte de esas células, en tu cuerpo, o material, planta, o cosa alguna que Dios haya formado, hecho, o creado. Cada una de esas diminutas partículas, orgánica o inorgánica, Dios dijo que era no solamente bueno, sino, “bueno en gran manera.” ¡Y aún hay más! La frase, “en gran manera,” en el lenguaje hebreo, denota un grado superlativo. O sea, mucho más allá de lo que nuestras mentes finitas pudieran comprender. En otras palabras, cada diminuta partícula que forma parte de “todo” lo que Dios hizo, formó, o creo, no era solamente bueno, sino buenísimo, o súper buenísimo, como algunos de nosotros quizás trataríamos de describirlo.
Dios es un Dios de bondad, no de maldad, así, que, cuando oímos que la gente dice: “Bueno, Dios mató a más personas con el diluvio,” no es más que tratar de justificar el ministerio de Satanás, y de promover, otra de sus peculiares características, porque además de ladrón y asesino, es un mentiroso, y más que eso, porque él es el padre de toda mentira. Mira lo que Jesús enseñó a los fariseos.
(Juan 8:44) Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Satanás es el padre de toda mentira y tratará de hacerte pensar que Dios con su poder es el que “destruyó” al mundo. Lo que no te dirá, es que Dios usó su poder, precisamente para erradicar el mal, y todo lo que tiene que ver directamente con el ministerio destructivo de Satanás.
(Génesis 6:7) Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.
La palabra “raeré,” significa mucho más que tan solo “destruir.” La palabra hebrea traducida como “raer” significa: borrar por completo, aniquilar. De hecho, significa: raspar algo con un instrumento áspero o afilado para quitar cualquier sustancia, mancha, o defecto; eliminándola completamente, al grado que no queda un solo rastro de ella, y luego suavizar o pulir, como con un aceite, y dejarlo todo, como si nunca nada hubiese sucedido.
Eso es lo que Dios dijo que haría en Génesis 6:7 a la raza humana, y ese es el tipo de “destrucción” al que Jesucristo se refiere en Hebreos 2:14 en contra de Satanás y su ministerio.
Ahora, ¿por qué querría Dios raer a la humanidad de la faz de la tierra? Vayamos un poco atrás para que podamos ver la razón de la ira de Dios contra el género humano.
(Génesis 6:5) Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. {6} Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. {7} Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. {8} Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. Dios vio que la maldad de los hombres era grande en la tierra, y que cada imaginación de los pensamientos del corazón del hombre (de donde provienen los problemas de la vida) era continuamente sólo el mal.
¡Dios aborrece el mal! Por eso pensó en borrar de la faz de la tierra no sólo al hombre, sino también a toda su creación. ¡Pero no lo hizo! Porque Noé halló gracia ante sus ojos, y aquí estamos nosotros ahora, no como siervos al estilo de vida del Antiguo Testamento, sino como hijos de Dios, con todo poder desde lo alto.
¡La naturaleza de Dios no es destruir, sino crear, perdonar, amar! ¡Pero Dios aborrece el mal y lo destruye, y todo aquello que afecte la vida de sus hijos! Por el contrario, la naturaleza de Satanás es mentir, hurtar, matar y destruir, con el objetivo de eliminarnos de la faz de la tierra. El libro de Malaquías nos muestra un ejemplo de las cosas que Satanás también puede destruir, aunque sin llegar al grado de destrucción, o aniquilación total a la que él está condenado.
(Mal 3:11) Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
Otro de los nombres secretos de Satanás es el devorador, y puede destruir el fruto de la tierra, es decir, el fruto de nuestro trabajo, de nuestra labor, incluso nuestras vidas. El siempre trató de eliminar la simiente prometida que traería la salvación a la humanidad. Cuando Jesús era apenas un niño de aproximadamente dos años, trató de matarlo por medio del rey Herodes.
(Mateo 2:13) Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.
La palabra “matarlo” es la palabra griega "apóllumi," la misma que se usa en Juan 10:10, que significa: destrucción total, eliminación completa. Si Satanás intentó hacer eso con el unigénito de Dios, ¿no crees que él continuamente tratará de atacar a los creyentes cristianos hoy? Jesús mismo advirtió a Israel que estuviesen alertas.
(Mat 10:28) Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar al alma; mas temed al que es capaz de destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno.
Es Satanás quien puede destruir el alma y el cuerpo. El alma es el asiento mismo de los sentimientos y las emociones del ser humano, el cuerpo ya todos lo conocemos, con la cabeza, el tronco y las extremidades. La palabra "infierno" aquí, no se refiere a un lugar donde las almas pecadoras van, o donde las almas en pena habitan, el “infierno” como tal, no existe; no es un lugar a donde irás cuando mueras si te portas mal, eso no es lo que la Biblia enseña. La palabra "infierno," es la palabra griega Géenna, que era un lugar en las afueras de la ciudad, donde la basura y todos los desperdicios se quemaban continuamente, y donde el fuego nunca se extinguía. Pero Jesús también le dijo a Israel que en lugar de vivir con temor, debían centrarse en la liberación que traen las bendiciones de Dios
(Mat 10:29) ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. {30} Pues aun vuestros cabellos están todos contados. {31} Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. {32} A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. {33} Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
Así que no debemos tener miedo, ni siquiera a Satanás, especialmente si ya has confesado a Jesús como tu salvador y señor personal de tu vida. ¡Confiesa al salvador de la humanidad, serás salvo! ¡Tendrás vida eterna, y no sólo eso, serás ahora un hijo de Dios con todo poder desde lo alto! ¡Confía en él como tu señor!
¿Comprendes ahora el propósito principal de la primera venida de Jesucristo? El siguiente versículo es aún más explícito.
(Lucas 9:56) porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.
¡Jesucristo, el hijo del hombre, no vino para la destrucción de nuestras vidas, sino para salvarnos! ¡Y al mismo tiempo, para “deshacer” las obras del diablo!
(1 Juan 3:1) Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. {2} Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. {3} Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. {4} Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. {5} Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. {6} Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. {7} Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. {8} El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
Es por eso que lo necesitamos, y lo confesamos como nuestro señor y salvador personal. ¡Su venida, su obediencia, su sacrificio, su obra, su amor, es lo que nos da la salvación, es lo que nos transfiere del poder, o dominio de Satanás, al reino de Dios, para que ahora como hijos de Dios, podamos tener vida eterna!
¡El único que quiere destruirnos es Satanás! Y no sólo a nosotros, sino el movimiento de la Palabra de Dios, y si pudiera hacerlo, destruir a Dios mismo. ¡Pero él ya ha sido derrotado! Prácticamente eliminado de la faz de la tierra, su ministerio de maldad no es más que una pequeña “peca” en la inmensa “piel” de la eternidad. Ni siquiera habrá una diminuta huella de su existencia cuando estemos con el señor. Así que no temas, y comparte con todo el que conozcas todo lo que sabes sobre el enemigo, y su ministerio de maldad, basado en la mentira, el hurto, la muerte, y la destrucción. Advierte al mundo sobre sus artimañas y sus trampas. Pero también hazle saber, que la victoria ya ha sido alcanzada por Jesucristo, nuestro señor y salvador, quien no solo vino para dar a conocer quién es el enemigo, sino para deshacer las obras del diablo y para borrar completamente a quien tiene el imperio de la muerte.
Y otra de las razones más importantes de su venida, además de traer salvación a la humanidad, como dice la segunda parte de Juan 10:10: "…Yo he venido para que tengan (NOSOTROS) vida, y para que la tengan (NOSOTROS) en abundancia."
Como nota de cierre. La palabra “abundancia,” es la palabra perissós; que en griego denota un grado superlativo; realmente significa: “Extremadamente sobremanera súper abundantemente,” todo junto, y aunque gramaticalmente pudiera parecer un disparate, eso es lo que realmente significa. Como mencioné anteriormente, nuestra mente finita no puede comprender la grandeza, o la inmensidad de lo que Dios quiere comunicar en su santa Palabra.
¡Pero, amigo mío, esa vida, extremadamente sobremanera súper abundantemente, está disponible HOY, para ti, y todo aquél que cree!
¡Dios te bendiga!
E.S.N.
J.E.R.S.
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