El diccionario define la palabra cruz, como: una figura formada por dos líneas que se cruzan o se cortan perpendicularmente. La cruz también era un instrumento de tortura formado por un madero enterrado verticalmente y atravesado en su parte superior por otro más corto, en el cual se clavaban o se ataban las manos y los pies de los condenados a este suplicio, esta cruz se ha utilizado como un símbolo del cristianismo debido a la crucifixión de Jesucristo.
Debido a que el español es una lengua derivada del latín, la palabra cruz que usamos en nuestro lenguaje es traducida de la palabra latina "crux", que se refiere a un instrumento de tortura hecho de dos palos cruzados, pero el diccionario Bíblico Vines, del Nuevo Testamento, y de acuerdo a E.W. Bullinge, un gran estudioso de la palabra de Dios, la palabra cruz usada en la biblia, no proviene del latín, sino de la palabra griega stauros, un sustantivo, que en primer lugar significa: “madero o estaca,” donde los malhechores eran clavados para su ejecución. Tanto en forma de sustantivo la palabra stauros, o en forma de verbo stauroo, significan “estaca o madero,” y deben diferenciarse de la forma eclesiástica de una cruz de dos brazos derivada de la palabra latina “crux.”
La palabra cruz de acuerdo a la biblia nunca representa dos trozos de madera colocadas una sobre la otra en cualquier ángulo. Significa “madero,” un solo tronco de madera. No hay nada en el Nuevo Testamento griego que implique o sugiera dos trozos de madera cruzados.
La crucifixión fue el método que los romanos utilizaron para ejecutar a Jesucristo, y era la pena capital más dolorosa y denigrante del mundo antiguo. La cruz se convirtió también en el medio por el cual Jesús se convirtió en el sacrificio expiatorio por los pecados de la humanidad.
Originalmente se llamaba cruz, a una estaca de madera puntiaguda, que era utilizada para construir una pared llamada palizada, o para levantar fortificaciones alrededor de los pueblos. Los Asirios y los Persas comenzaron a utilizarlas para exhibir sobre ellas las cabezas de los enemigos capturados, o de los criminales, colocándolas por encima de la puerta de entrada a una ciudad. Después, la crucifixión se convirtió en una forma de pena capital, los enemigos del estado eran empalados, o crucificados. Al principio, los griegos y los romanos reservaban este castigo únicamente para los esclavos, diciendo que era demasiado brutal para los ciudadanos. En el primer siglo, sin embargo, fue utilizado para cualquier enemigo del estado, aunque los ciudadanos sólo podían ser crucificados por decreto directo del César. Conforme pasó el tiempo, los romanos empezaron a utilizar la crucifixión cada vez más como un elemento de disuasión a la actividad criminal, y para la época de Jesús era ya visto como algo común.
La forma oriental de la crucifixión se practicaba en el Antiguo Testamento, (1 Samuel 31:9.10) relata cuando Saúl fue decapitado por los filisteos y colgaron su cuerpo en el muro de Bet-sán. Según la ley judía (Deuteronomio 21:22-23) los delincuentes eran "colgados en un madero," lo que significaba que eran "maldecidos por Dios" y quedaban fuera del pueblo del pacto. Estos delincuentes tenían que ser bajados del madero antes que terminara la noche para que la tierra no se "contaminara." Una persona crucificada en los tiempos de Jesús, primero era azotada, (golpeada con un látigo formado por correas de cuero que tenían pedazos de metal o de hueso atadas en la punta) por lo menos hasta que la sangre fluía. Esto no se hacía sólo por crueldad, sino para acelerar la muerte y disminuir la terrible experiencia. Después de la paliza, a la víctima se le obligaba a llevar el madero donde iba a ser colgado, hasta el sitio de la ejecución, para quebrantar su voluntad de vivir, dándole a entender que su vida ya estaba terminada. A menudo se colocaba en el cuello del criminal, una tableta que detallaba el o los delitos que había cometidos, y luego era clavada en el madero.
El método normal era atar al preso, pero si se deseaba una muerte más rápida, el criminal era clavado en el tronco. Las manos se colocaban juntas por encima de la cabeza, y los clavos se colocaban a través de las muñecas en lugar de las palmas, ya que los huesos más pequeños de las manos no podían soportar el peso del cuerpo. El madero con el cuerpo, ya fuera atado, o clavado, o ambos, era entonces levantado y colocado en posición vertical. Un pequeño bloque de madera era colocado a media altura para proporcionar un asiento, evitando así que los clavos rasgaran la carne, y el peso del cuerpo atado con las cuerdas sacara los brazos de sus coyunturas. Por último, los pies eran atados y clavados al madero. La muerte era causada por la pérdida de la circulación sanguínea ocasionando insuficiencia coronaria asfixiando así a la víctima. Si las víctimas eran solamente atadas, podrían pasar días enteros de terribles dolores, y sus extremidades lentamente se volvían gangrenosas. Por eso es que a menudo los soldados quebraban las piernas de las víctimas con un palo, provocando así un shock masivo y una muerte más rápida. Estas muertes se hacían por lo general en lugares públicos, y el cuerpo se dejaba podrir durante varios días, hasta se permitía que las aves de rapiña degradaran el cadáver aún más.
A través de los tiempos, se han utilizado cuatro tipos de cruces: 1) La cruz latina, que es la que normalmente conocemos, tiene un travesaño cerca de dos tercios en la parte superior del poste vertical. 2) La cruz de San Antonio, que parece una muleta o una letra T, tenía la viga horizontal en la parte superior del poste vertical. 3) La cruz de San Andrés, supuestamente, la utilizada para crucificar a san Andrés, tenía la forma de la letra X. 4) la cruz griega que tiene dos postes iguales cruzados por la mitad, en forma de un signo de suma.
De acuerdo al diccionario Bíblico Vines, y a E.W. Bullinger, ninguna de estas 4 cruces fue usada para crucificar a nuestro Señor Jesucristo. Vamos al libro de Mateo.
(Mat 10:37) El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; {38} y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
(Mateo 16:24) Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. {25} Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
Lucas resume lo que Mateo dice:
(Lucas 14:2) Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. {27} Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
¿Significa eso que debemos también tomar una cruz de madera y ser crucificados como Jesús lo fue? ¿Eres tú un discípulo de Jesús? ¿Cuál es la cruz que llevas? ¿De qué cruz habla Jesús?
Un relato en Marcos.8:34 dice exactamente lo mismo que Mateo 16:24. Pero hay un relato que solo aparece en el libro de Marcos, y se refiere al joven que llamó a Jesús “maestro bueno” y le preguntó de cómo obtener la vida eterna, y cuando le dijo a Jesús que había guardado todos los mandamientos de Dios desde su juventud, Jesús agregó:
(Marcos 10:21) Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. {22} Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
A pesar de que este hombre estaba completamente calificado, al grado que Jesús le amó (agápe), no creo que tuvo la voluntad de seguir a Jesús.
Mateo 10 declara que neguemos a nuestras familias y tomemos nuestra cruz. Lucas remarca que nos neguemos a nosotros mismos y llevemos nuestra cruz y sigamos a Jesús. Marco establece que vendamos todo lo que tengamos, y lo demos a los pobres, tomemos nuestra cruz.
¿A qué cruz se refiere Jesús? ¿A una cruz de madera como la que el mundo cree que él cargó rumbo al cerro de la calavera?
(Lucas 9:23) Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. {24} Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.
¿Cómo puede uno hacer eso todos los días de su vida? La frase “cada día” es la palabra griega kata; esta palabra puede ser usada en una gran variedad de aplicaciones, pero frecuentemente denota oposición, distribución, o intensidad. En este caso es usada denotando intensidad. Ahora, ¿cargó Jesús su cruz como todo mundo dice y cree? ¡Sí, Jesús cargó su cruz, pero no se refiere a una cruz de madera! ¡El no cargó el tronco en que lo crucificaron!
(Mat. 27:30) Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. {31} Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle. {32}Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a éste obligaron a que llevase la cruz (madero).
Este mismo relato aparece en Marcos y Lucas, y todos concuardan que Jesús no cargó la cruz de madera como todo mundo cree.
(Marcos 15:20) Después de haberle escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle. 21 Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz.
(Lucas 23:25) y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos. {26} Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.
Juan sin embargo dice que Jesús cargó su cruz hasta el lugar donde fue crucificado.
(Juan 19:16) Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. {17} Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota;
Es obvio que Jesús no cargó una cruz de madera, pero entonces ¿a qué cruz se refiere Juan?
(Mateo 27:39) Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, {40} y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz (madero). {41} De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: {42} A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz (madero), y creeremos en él. {43} Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.
Este mismo relato aparece en Marcos 15: 29- 32. ¡“Cruz” aquí se refiere al madero, donde Jesús fue crucificado!
La cruz que cargó Jesús no era de madera, sino el compromiso de sacrificarse a sí mismo por la humanidad, de no abrir su boca cuando fue acusado, golpeado, humillado, abusado y masacrado, al grado que su rostro no tenía forma humana, el no desear mal a nadie sino por el contrario perdonar y justificar a los que lo torturaron delante de Dios diciendo: “Perdónalos Padre porque no saben o que hacen.”
Él no cargó un madero sobre sus espaldas, su cruz fue hacer la voluntad de Dios, siendo obediente hasta la muerte y muerte de cruz.
(1 Corintios 1:17) Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz ( crucifixión, sacrificio) de Cristo. {18} Porque la palabra de la cruz (crucifixión) es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
Pablo contrastó la “locura” de la “palabra de la cruz” con la “sabiduría” humana. Porque sólo en la expiación de Cristo la salvación se puede encontrar, y sólo en la necia “predicación de la crucifixión” y la “debilidad” se puede ver el poder de Dios. Para Pablo, la “palabra de la cruz,” o del “mesías crucificado” era el corazón del evangelio, el evangelio que nos libró del yugo de esclavitud de la ley, aunque hay muchos aún que se sujetan a la ley, viviendo como siervos de la circuncisión, a los cuales Cristo (el mesías crucificado) de nada les aprovecha.
(Gal 5:1) Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. {2} He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo.
(Gal 5:10) Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. {11} Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz (mesías crucificado). {12} ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban! {13} Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. {14} Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
El acto de la crucifixión cambió el mensaje; de básicamente sujetarse y cumplir una ley con más de 900 mandamientos y decretos, a cumplirla únicamente con una sola palabra: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
(Gal 6:10) Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. {11} Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano. {12} Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz (sacrificio) de Cristo. {13} Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne. {14} Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz (crucifixión) de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. {15} Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.
¡La cruz que nuestro Señor y Salvador tuvo que padecer valió una nueva creación!
(Efesios 2:13) Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. {14} Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, {15} aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, {16} y mediante la cruz (su expiación) reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. {17} Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; {18} porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. {19} Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
¡Gracias a esa cruz (el sacrificio del mesías), somos ahora conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios!
(Filipenses 2:5) Haya, pues, en vosotros este sentir (una nueva creación) que hubo también en Cristo Jesús, {6} el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, {7} sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; {8} y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (crucifixión).
(Col 1:18) y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; {19} por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, {20} y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz (sacrificio).
¡La sangre de su sacrificio, no la sangre del madero!
(Col 2:14) anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, {15} y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
Así como en el antiguo testamento un hombre podía clavar a las puertas de la ciudad la lista de las deudas de algún familiar, doblándola por la mitad, así Jesús anuló esa acta de los decretos que había en contra de nosotros clavándola en el madero.
(Hebreos 12:1) Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, {2} puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz (crucifixión), menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
No solo debemos despojarnos de todo peso y del pecado que nos asedia, sino negarnos a nosotros mismos y poner nuestros ojos en Jesús en una entregarnos total y plena como lo sugieren los versículos siguientes.
(Lucas 14:2) Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. {27} Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
(Lucas 9:23) Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. {24} Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.
El significado simbólico que Jesús mismo estableció, es la interpretación figurativa primaria de la cruz, como un llamado a una total entrega al Padre, abandonarnos a su voluntad y llevarla a cabo. Jesús usó eso como un símbolo del verdadero discipulado en términos de negar padre, madre, esposa, hermanos, hermanas, hijos, pertenencias, y uno mismo, tomando cada quien su propia cruz, y seguir a Jesús. Pero, ¿cuál es la cruz que debemos llevar a diario si queremos ser dignos discípulos de Jesús y salvar nuestras vidas?
(Romanos 12:1) Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. {2} No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
¡Dios no nos quiere en un sacrificio de muerte sino en un sacrificio vivo!
Presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, como un culto o adoración racional a nuestro Padre Celestial. Día a día debemos renovar nuestro entendimiento poniendo la Palabra de Dios en nuestras mentes para llegar a transformarnos en lo que Dios espera de nosotros. ¿Quieres comprobar cuál es la buena voluntad de Dios agradable y perfecta?
Comprométete a amar a Dios con tu corazón, mente, alma y fuerza, y a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador más que a tu familia, tus pertenencias, y a ti mismo.
Ama a tu prójimo como a ti mismos, y se obediente, humilde, manso, dador. Debes tener la mente de Cristo, y ser amoroso, paciente, perdonador, santo. ¡Rendir nuestras vidas a Dios a su hijo, y al movimiento de la Palabra de Dios cada día!
¡Esa es la cruz que como creyentes cristianos debemos llevar cada día de nuestras vidas!
I. H. N.
J. E.R.S.
Marzo- 31 - 2015
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