Titulé esta enseñanza "Un talento llamado fe". Porque quiero hablar de la fe haciendo alusión a la "parábola de los talentos", de lo cual hablaremos en la primera parte de esta enseñanza.
Después que
Jesús fue bautizado por Juan, y llevado al desierto para ser tentado por el
diablo, inmediatamente comenzó a predicar acerca del reino de Dios, llamado
también el reino de los cielos, y el capítulo 13 del libro de Mateo, nos dice,
que Jesús comenzó a hablar a la gente por medio de "parábolas".
(Mateo 13:1) Aquel
día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. {2} Y se le juntó mucha
gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.
{3} Y les habló muchas cosas por parábolas,
diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
Es aquí donde
Jesús les compartió la muy conocida "parábola del sembrador". Aunque sus discípulos estaban intrigados y le
preguntaron por qué hacía eso.
(Mateo 13:10)
Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por
parábolas? {11} El respondiendo, les
dijo: Porque a vosotros os es dado (dídomi)
saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado (dídomi).
El reino de los cielos estaba reservado solamente para el pueblo escogido de Dios, específicamente, para aquellos que lo aceptaran y creyeran en el hijo de Dios, pero no vamos a hablar de eso ahora.
Jesús dijo a sus discípulos que hablaba a la
gente por "parábolas", porque no les era dado saber los misterios del
reino de los cielos, sino solo a ellos, sus discípulos, les sería dado (dídomi). La palabra
"dado", aquí, es la palabra
Griega dídomi, de la que hablaremos
más adelante.
Entendamos
primero, qué es una "parábola".
Traducida del Griego significa: "Similitud, comparación, o semejanza, de
una narración ficticia que expresa una verdad importante o una enseñanza moral
". El diccionario de la RAE la define casi de la misma manera: "Una narración de un suceso fingido, del
que se deduce por comparación o semejanza, una
importante verdad, o una enseñanza moral". Eso es una parábola, una
comparación o semejanza de una historia ficticia, no real. Muchos cristianos
son engañados al hacerles creer que cada parábola que Jesús compartía era una
verdad absoluta, como en la parábola del "rico y Lázaro", por ello
muchos creen que cuando la gente muere se va primero a un lugar especial (el
purgatorio) antes de recibir su condena, eso no es verdad. Jesús compartió una parábola, o sea, una
comparación o semejanza de una historia ficticia, no real. Lo único que es
verdad en una parábola, es el principio o la enseñanza moral que se comparte. Ya
que sabemos que es una "parábola", volvamos al libro de Mateo para ver el
siguiente relato, donde tenemos a Jesús nuestro Señor, haciendo una " comparación
o semejanza", acerca del reino de
los cielos. Él dijo que es semejante a "un hombre que viaja a un país
lejano y entrega sus bienes a sus siervos", veamos lo que dice.
(Mateo 25:14)
Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus
siervos y les entregó sus bienes. {15} A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a
otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue
lejos.
El mundo cristiano
ha interpretado este relato de diversas maneras. Pero quiero que tú imagines a este
hombre rico, que planeando viajar a un país extranjero, muy lejos del suyo, llamó
a sus siervos, a quienes les entregó "sus bienes" como dice el
versículo 14. La palabra "bienes" del griego, significa:
"propiedad o posesiones", también significa "sustancia",
que básicamente representa todo lo que una persona tiene o posee. La palabra "entregó",
es la palabra griega: paradídomi,
que aquí significa: "entregar, ceder,
confiar". Entonces, imagina lo que este "hombre" hizo, antes de
partir muy lejos; él "confió" todos sus "bienes" a sus
siervos, en otras palabras: "puso a
disposición" de ellos todas sus posesiones. Quiero que entiendas que no
dice que se las "dio", dice que:
"les entrego sus bienes", porque "dar" no es exactamente lo mismo que
"entregar", al menos no en el Griego.
El versículo 15
dice que "dio", a cada uno de sus siervos algo específico, cinco,
dos, y un talento, respectivamente. La palabra "dio" aquí, es la
palabra griega dídomi , que significa:
"dar, otorgar, ceder", muy parecida a la palabra "entregó"
del versículo anterior ¿verdad? La única
diferencia entre estas dos palabras Griegas es el prefijo "para" antes de la palabra
"dídomi"; y "para"
significa: "a la par, lado a lado, junto a". Así, que, "entregar" (paradídomi), está "a la par de dar", es "junto a dar", está "lado alado
con dar", pero no es exactamente lo mismo que "dar" (dídomi). Por eso dije que este
hombre rico "puso sus bienes a disposición" de sus siervos, pero no dice
que se los "dio" para ellos;
lo que les "dio", específicamente
fueron "talentos". Cinco talentos al primero, dos talentos al segundo,
y un talento al tercero. En el Antiguo Testamento, un
"talento" era la unidad de medida de peso, bíblica, más grande; equivalente a aproximadamente 75 libras o 35
kilogramos de plata. Sin embargo, en los tiempos de Jesús, un
"talento" no era una medida de peso en plata, sino el
"talento" de los tiempos romanos, que equivalía a 6000 denarios que era la moneda romana de la época, o 6000 dracmas,
que era la moneda Griega.
Así que en esta historia ficticia, donde Jesús nuestro señor
compara el reino de Dios con un hombre muy rico que sale de viaje a un país muy
lejano al suyo, cada uno de sus siervos recibió una muy buena cantidad de
dinero para esa época. El versículo 15 agrega, que les dio a cada uno "conforme a su capacidad ". La palabra "capacidad" es la palabra
griega "dúnamis",
que en gran parte es traducida como "milagros". El diccionario Bíblico Vine's, dice que, "fuerza",
sería la traducción más exacta, aunque también significa: "poderío, o poder
milagroso ". Ahora bien, dúnamis proviene de la raíz Griega, dúnamai, que significa: “ser capaz de hacer, o ser posible,
poder de hacer, lo que podría ser. Básicamente describe el significado de "poder", no en el sentido de fuerza
o potencia, sino como la habilidad, física o moral que reside en una persona ,
el poder de hacer algo , la capacidad o habilidad de llevar algo a cabo”. Esta
última definición de "poder" me llama mucho la atención, porque me
expresa, que después que esos siervos recibieron sus respectivos talentos, el resultado que cada uno de estos
siervos obtuviera, dependía de la capacidad individual que cada uno de ellos
podía o no podía hacer, conforme a su propia posibilidad o poder, conforme a
esa habilidad física o moral que residía en su interior, esa capacidad de
llevar algo a cabo. Así, que, si lo viéramos a la luz de los tiempos de hoy, pudiéramos
decir que el primero invirtió su dinero
en la bolsa de valores y ganó el doble. El segundo lo invirtió en tecnología y
también duplicó su dinero, pero el tercero, simplemente decidió guardar su
dinero debajo del colchón y no ganó absolutamente nada.
Muchos
interpretan esta parábola como: "una lección de mayordomía, para que
podamos manejar las tareas que el Señor nos ha encomendado". Otros piensan
que: "solo es una exhortación a los discípulos de Jesús, para que usen sus
habilidades dadas por Dios, en el servicio a Dios, y correr riesgos por el bien
del reino de Dios, sugiriendo que (las habilidades personales tales como: ser
hospitalario, familiar, saber cómo hacer que la gente se sienta cómoda, gente
de negocios, maestros, músicos, etc.) son esos "talentos" en el sentido cotidiano,
que debemos incrementar, así como la
riqueza personal".
Otros, dicen que,
"esta parábola impone sobre Israel
el peso de esa responsabilidad y las graves consecuencias de no entender y
aplicar sus instrucciones, y que ese es también un mensaje para toda la
humanidad, porque desde el tiempo de la creación de la humanidad, a cada
individuo se le han confiado recursos de tiempo y riquezas materiales, y que
todo lo que tenemos viene de Dios y le pertenece a Él, y somos responsables de
usar esos recursos para que aumenten su valor. Que como cristianos, tenemos
adicionalmente el recurso más valioso de todos: la Palabra de Dios. Si creemos,
entendemos, y aplicamos su Palabra como buenos mayordomos, somos una bendición
para los demás, y el valor de lo que hacemos se multiplica, y somos
responsables ante el Señor por el uso de sus recursos".
Yo estoy completamente
de acuerdo con esta última declaración, porque en realidad depende de cada uno
de nosotros, como responsables del uso de lo que Dios nos ha dado, así como los
siervos en la parábola eran responsables de los “talentos” que les fueron
dados.
Ahora bien, ¿a quién
se dirigía Jesús cuando narró esta "parábola"? ¡A Israel! Jesús estaba predicando el reino de Dios, que anteriormente
había sido ya rechazado por el pueblo Judío, cuando Juan el bautista predicó al
pueblo acerca del reino de los cielos, antes que Jesús. Pero Israel hizo oídos
sordos y rechazo la invitación. A mí me
parece que el siervo que escondió el "talento" debajo del colchón fue
Israel, y por eso Jesús tuvo que morir para poder redimir a la humanidad, no
sólo por la ceguera y terquedad de Israel, sino por la maldición que vino como
consecuencia del pecado y la muerte, debido a la desobediencia de Adán. El hombre rico de esta "parábola"
se asemeja a Dios, el creador, el padre de nuestro señor y salvador Jesucristo.
Ese ficticio hombre rico dio a sus ficticios siervos mucho dinero y puso a disposición
de ellos todo su reino.
Pero, ¿qué podemos
aprender de esta parábola? ¿ Porque debemos entender que nosotros no vivimos en
un reino ficticio, ni creemos en un Dios ficticio, que nos da cosas de manera
ficticia. Vivimos en un mundo real, creemos en un Dios real, que da y otorga
cosas reales. Y entre las cosas reales, que Dios, a través de su hijo, Jesucristo,
dio (dídomi) no solo a Israel, sino a todos nosotros, están los
dones de ministerio que dio a la iglesia cristiana.
(Efesios 4:11) Y él mismo constituyó (dídomi) a unos, apóstoles; a
otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, {12}
a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación
del cuerpo de Cristo,
La palabra
"constituyó" es la palabra Griega dídomi
(dio), y aquí dice que Dios, dio (dídomi) a la iglesia, cinco dones
de ministerio, con el propósito final de "edificar el cuerpo de Cristo", del
que cada uno de nosotros, los creyentes cristianos, somos miembros en particular. Pero estos
"ministerios" no son los "talentos" de una historia ficticia,
estos "ministerios" de verdad fueron dados por Dios, no
ficticiamente, sino de verdad, fueron
dados a la iglesia, para la edificación del cuerpo de Cristo, y se supone que
debemos hacer algo con ellos, a excepción de esconderlos debajo del colchón.
Así, que, la
moraleja, o el principio que rescatamos de la parábola de los
"talentos", se puede aplicar aquí. Pero, ¿cuál es esa moraleja, verdad importante, o principio moral que esta
parábola nos enseña? ¡Que no debemos esconder las cosas que nos ha dado Dios,
sino, invertir en ellas para multiplicarlas!
Recuerdas lo que
mencioné anteriormente acerca de la palabra "capacidad" (dúnamis), que proviene de: dúnamai, que significa: “ser capaz de hacer, o ser posible,
poder de hacer, lo que podría ser, y que describe lo que la palabra "poder", expresa? No en el sentido de fuerza o
potencia, sino como la habilidad, física o moral que reside en una persona , el
poder , la capacidad, o la habilidad de llevar algo a cabo”. Déjame mostrarte
lo que dice el texto Griego, en Mateo 25:15:
(Mateo 25:15) Y a uno dio cinco talentos, a
otro dos, a otro uno, a cada uno según
la (su) propia capacidad (dúnamis),
y se fue de viaje. (Interlineal Griego -
Español)
El texto Griego
dice que: "dio a cada uno, según (su)
propia dúnamis (capacidad o habilidad)", o "dio a cada uno, según (la) propia dúnamis (capacidad o habilidad).
Así que, como
dije anteriormente, la ganancia o
pérdida que resultara después de recibir esos "talentos", dependía
principalmente del poder, la fuerza , o la habilidad, física o moral que
residía en el interior, de cada uno de esos siervos”, y esa fue la clave para
que dos de esos siervos multiplicaran sus "talentos", y el que lo escondió, simplemente perdió todo.
Ahora, con
respecto a los dones de ministerio que Dios dio (dídomi) a la iglesia cristiana, debemos entender, que cada
creyente nacido de nuevo con el espíritu
santo morando en su interior, tiene la habilidad, capacidad o poder, de operar
uno o más de estos ministerios, cualquiera que sea la necesidad.
Pero la gran mayoría
de creyentes cristianos ni siquiera saben que esos dones de ministerio están
disponibles, y mucho menos saben, que
cada creyente cristiano renacido del espíritu de Dios está capacitado para
operarlos, y no solamente uno de ellos, sino cuantos sean requeridos conforme a las necesidades de la
iglesia.
Y, ¿cómo podría
ser eso posible? ¿Cómo puedo yo operar más de un ministerio cuando ni siquiera
sé cuál es mi llamado? ¿Cómo saber si
soy un pastor, o un evangelista, o un apóstol, o un profeta, o un maestro? ¿Cuando
apenas puedo creer lo suficiente para mantenerme
a flote en la Palabra de Dios?
¿Oíste eso? Dijiste,
¿creer lo suficiente? Primero, déjame informarte que nuestro llamado, es hacer
la voluntad de Dios, andar en amor, y abundar en buenas obras; pero la función, o ministerio que tú y yo
podemos, pudiéramos, o podríamos ejercer, depende de lo que acabas de expresar,
¡creer lo suficiente! Jesús dijo a sus discípulos en el evangelio de Lucas, que
si tan solo tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza desarraigarían
árboles y los plantarían en el mar y obedecerían. En el evangelio de Mateo les
dijo que si hubiesen tenido fe del tamaño de un grano de mostaza removerían
montes y nada les sería imposible, lo que significa que algunos de ellos
creían, si, pero no tenían fe,
porque es la fe, lo que activa
nuestra creencia.
¡Tenemos que
creer, más que lo que hemos creído hasta ahora, para operar cualquiera de estos
ministerios, ellos están ahí, pero
tenemos que creer más que tan solo para mantenernos a flote en la Palabra de
Dios! Es exactamente lo mismo que con la operación de las nueve manifestaciones
del espíritu santo, ¿cuántas de ellas podemos operar? ¡La Biblia dice que
podemos operarlas todas! ¿Se ha desarrollado tu creencia lo suficiente para
hacer eso? ¡Bueno, eso también depende del dúnamis,
poder, fuerza, o habilidad de cada creyente cristiano, hombre
o mujer!
La creencia es
un ingrediente muy importante dentro de la fórmula cristiana para llevar a cabo
las cosas que Dios quiere que realicemos, y en la segunda parte de esta
enseñanza me enfocaré más en ella.
En resume, vimos que cuando Jesús comenzó a
predicar el reino de Dios, al pueblo de Israel, habló a la gente por parábolas,
y explicó a sus discípulos, porque hacía eso, y a quién estaban reservados los
misterios acerca del reino de los cielos. Vimos que una "parábola" es:
"una narración ficticias que se compara o se asemeja a otra, expresando una importante verdad. Vimos
que en la parábola de los talentos, el hombre rico se asemeja a Dios, el
creador, el padre de nuestro señor y salvador Jesucristo, quien como un hombre
rico, dio, a sus ficticios siervos mucho dinero, conforme a la capacidad
individual de cada uno de ellos, y puso también a disposición de ellos todo su
reino. Vimos que la ganancia o pérdida
resultante, después de recibir esos "talentos", dependía
principalmente del dúnamis, el
poder, la fuerza , la capacidad o habilidad, física o moral que residía en el
interior, de cada uno de esos siervos”, y que la moraleja, la importante verdad
o principio moral que aprendimos de esta parábola es: Que debemos invertir en las cosas que Dios nos
da para aumentarlas, y nunca esconderlas.
Vimos que Dios
"dio" (dídomi) a la
iglesia cristiana, no ficticiamente, sino en realidad, cinco dones de
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, y que todo creyente
cristiano renacido del espíritu de Dios, está capacitado para operar no solo
uno, sino todos los dones de ministerio, dependiendo de las necesidades de la
iglesia, así como también la habilidad de operar las nueve manifestaciones del
don del espíritu santo.
Y finalmente, mencioné, que la creencia, es un ingrediente muy importante dentro de la fórmula cristiana, para llevar a cabo las cosas que Dios nos dice que podemos y debemos hacer, y que la fe es lo que nos ayuda a aumentar nuestra creencia, de lo cual hablaremos en la segunda parte de esta enseñanza, hasta entonces.
¡Dios los bendiga!
E. S. N.
J.E.R.S.
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