La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

AGUA VIVA

Hoy quiero hablar sobre el agua, el agua es el nombre común que se aplica al estado líquido del compuesto formado por hidrógeno y oxígeno (H2O). Los antiguos filósofos consideraban el agua como un elemento básico que tipifica todas las sustancias líquidas. El agua es el constituyente principal de la materia viva. Del 50 al 90 por ciento del peso de los organismos vivos es agua. El protoplasma, que es el material básico de las células vivas, se compone del 90% de agua, de sales minerales, de gases como el oxígeno y el dióxido de carbono, de proteínas, de lípidos o grasas, de hidratos de carbono, de ácido nucleíco, y de enzimas. El agua actúa como un solvente, en el transporte, en la combinación, y en la descomposición química de todas esas sustancias.

La sangre en los animales y la savia en las plantas consisten en gran parte de agua que sirve para transportar los nutriente y eliminar los desecho. El agua también juega un papel clave en la descomposición metabólica de moléculas esenciales como las proteínas y los carbohidratos. Este proceso, llamado hidrólisis, y se lleva a cabo continuamente en las células vivas.

Estas son sólo algunas cosas que sabemos acerca el agua. Como ves, el agua es muy importante para cualquier organismo vivo; se puede vivir sin comer, pero no se puede vivir sin beber.

La Biblia habla sobre el agua de tres maneras diferentes: como un recurso material, como un simbolismo, y como una metáfora.

El agua como recurso material es completamente necesario para la vida. La Biblia dice que cuando Dios hizo del agua parte de su creación, como todo lo demás que hizo y creo, vio que era buena, y que es él quien ejerce soberanía sobre ella.

(Génesis 1:2) Y la tierra estaba desordenada y vacía; y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo. Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

(Isaías 40:12) ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?

Esta es solo una pregunta retorica, donde la respuesta es obvia. Solamente Dios el creador de los cielos y la tierra y todo lo que en ellos hay, es capaz de semejante acción.

El agua fue un elemento crucial de esa tierra que Dios prometió y dio a Israel, su pueblo, quienes debían poner a Dios por encima de todo.

(Deuteronomio 8:7) Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes;

Ahora, como un simbolismo Teológico, el Antiguo Testamento contiene leyes para el uso del agua en rituales como un símbolo de purificación. Los sacerdotes, la carne para los sacrificios y los utensilios utilizados en los rituales, debían ser lavados antes de cualquier participación en ellos.

(Levíticos. 1:9) y lavará con agua los intestinos y las piernas, y el sacerdote hará arder todo sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.

(Levíticos 6:27) Todo lo que tocare su carne, será santificado; y si salpicare su sangre sobre el vestido, lavarás aquello sobre que cayere, en lugar santo. {28} Y la vasija de barro en que fuere cocida, será quebrada; y si fuere cocida en vasija de bronce, será fregada y lavada con agua. 

(Levíticos 8:6) Entonces Moisés hizo acercarse a Aarón y a sus hijos, y los lavó con agua.

El agua representaba limpieza, todo pecado, todo lo impuro, toda persona o cosa considerada sucia, contaminada, o inmunda, debía ser lavada con agua como símbolo de su purificación.

(Levíticos 11:32) Y todo aquello sobre que cayere algo de ellos después de muertos, será inmundo; sea cosa de madera, vestido, piel, saco, sea cualquier instrumento con que se trabaja, será metido en agua, y quedará inmundo hasta la noche; entonces quedará limpio. {33} Toda vasija de barro dentro de la cual cayere alguno de ellos será inmunda, así como todo lo que estuviere en ella, y quebraréis la vasija. {34} Todo alimento que se come, sobre el cual cayere el agua de tales vasijas, será inmundo; y toda bebida que hubiere en esas vasijas será inmunda. {35} Todo aquello sobre que cayere algo del cadáver de ellos será inmundo; el horno u hornillos se derribarán; son inmundos, y por inmundos los tendréis. {36} Con todo, la fuente y la cisterna donde se recogen aguas serán limpias; mas lo que hubiere tocado en los cadáveres será inmundo. {37} Y si cayere algo de los cadáveres sobre alguna semilla que se haya de sembrar, será limpia. {38} Mas si se hubiere puesto agua en la semilla, y cayere algo de los cadáveres sobre ella, la tendréis por inmunda.

Todos los versículos anteriores son ejemplos claros del simbolismo que el agua representaba en esos tiempos, especialmente para todo tipo de rituales de carácter religioso.

La Biblia también contiene docenas de usos metafóricos sobre el agua. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento, el agua es usada como una metáfora o símil para representar el miedo, la muerte, el pecado, la presencia de Dios, la fidelidad conyugal, el conocimiento de Dios, la salvación, el Espíritu, las bendiciones de Dios, la voz de Dios, la ira de Dios, y la justicia.

(Isaías. 41:17) Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. {18} En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca.

Dios sabe que el agua ha sido y es un material muy importante para la vida. El agua aquí se usa como una metáfora representando a Dios.

(Isaías 44:3) Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; {4} y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.

Dios le dijo a Israel que iba a derramar aguas sobre el sequedal, una hermosa metáfora acerca del derramamiento de sus bendiciones, pero especialmente del espíritu santo.

(Isaías 49:10) No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.

(Isaías 58:11) Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.

En los versículos anteriores el agua es usada como una metáfora de la Palabra de Dios, que da vigor a nuestros huesos y es como manantial de aguas que nunca dejan de fluir.

La palabra agua aparece en la Biblia casi cuatrocientas veces; Dios sabía acerca de la importancia del agua que la utiliza como una analogía entre la vida de la muerte. Y promete que nunca nos dejará estar sedientos, no solo físicamente, sino también espiritualmente.

(Jeremías 2:13). Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

Podemos ver lo que hizo Israel, en el los tiempos pasados para aprender de ello y no hacer lo mismo. ¡No queramos construir nuestras propias cisternas! Y aunque el mundo ofrezca tantas y diversas religiones, nosotros debemos seguir bebiendo de esa agua viva que solamente la santa Palabra del verdadero Dios nos provee. Aunque no todos pueden beber de ella, solo aquellos que han nacido de nuevo, como lo expresa el siguiente relato.

(Juan 3:1) Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. {2} Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. {3} Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. {4} Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? {5} Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. {6} Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. {7} No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

El agua ha estado involucrada desde el principio de la fundación del mundo, y está involucrada al inicio mismo de la vida humana, en el momento de ser formados en el vientre de nuestra madre. Gracias a Dios muchos hemos ya renacido del espíritu de Dios y tenemos espíritu santo, por lo que podemos beber de esa agua espiritual. Los que no pueden o no quieren hacerlo no consideran a la Palabra de Dios, tan importante y tan vital como el agua que beben para su cuerpo físico.

(Juan 4:5) Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. {6} Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. {7} Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. {8} Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. {9} La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. {10} Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. {11} La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? {12} ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? {13} Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; {14} mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

Esta mujer, no siendo Judía, tuvo la oportunidad de su vida en sus manos. Para comenzar, el señor mismo le habló, siendo ella Samaritana. Los Samaritanos eran considerados como perros por los judíos, y nunca siquiera les dirigían la palabra, por esa razón, esta mujer se sorprendió al oír que Jesús le hablaba. Mucho antes de que la Palabra de Dios se hiciera disponible a los gentiles, esta mujer Samaritana, no siendo parte siquiera del pueblo escogido de Dios, pudo haber tomado de esa agua viva que Jesús, el hijo de Dios, le ofrecía, pero su falta de creencia, y del conocimiento acerca de lo que Jesús aquí llama, el “don de Dios”, quizás evitaron que en ese momento ella bebiera de esa agua. Para ella, su creencia en las costumbres de sus antepasados, y en el agua natural del pozo de Jacob, que solamente sacia la sed física, eran suficientes. Ella ignoraba por completo todo conocimiento acerca de esa agua de vida, que sacia la sed espiritual.

Así como esa mujer existen muchos en el mundo hoy, que no solo se conforman con el agua natural que sacia la sed física, sino que toman todo tipo de bebidas energizantes para sentirse con más vigor, y con más energía, pero que no les sirven de nada, pues continúan espiritualmente deshidratados, lidiando en medio de los desiertos de la vida, en un mundo repleto de cisternas rotas Y continúan ignorando, o continúan negándose a creer y a confesar a Jesús el hijo del Dios vivo, y no pueden beber del agua de vida que fluye de una fuente que salta para vida eterna.

(Juan 7:37) En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. {38} El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. {39} Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

Jesucristo es el único medio para beber esa agua viva. La oportunidad de creer en el hijo de Dios aun está vigente, y tan pronto como lo confesamos como nuestro señor y salvador personal, renacemos del espíritu de Dios y tenemos de su espíritu; tenemos el agua de vida en nuestro interior. De ahí en adelante, depende de nosotros dejarla correr libremente, y eso hacemos cuando hablamos en lenguas y hablamos la Palabra de Dios a los demás.

Alguna vez te has preguntado, ¿por qué la hierba y los árboles se ven mucho más verdes y mucho más hermoso después de un poco de lluvia, que cuando tú los riegas todos los días? Permíteme leer esto:

"Debido a su capacidad para disolver numerosas sustancias en grandes cantidades, el agua pura rara vez ocurre en la naturaleza. Durante la condensación y la precipitación, la lluvia o la nieve absorben de la atmósfera cantidades variables de dióxido de carbono y otros gases, así como trazas de materiales orgánicos e inorgánicos. En su movimiento a través de la corteza terrestre, el agua reacciona con los minerales en el suelo y las rocas. Así que el agua de lluvia puede ser más beneficiosa para las plantas que el agua del grifo, porque llevan mucho más nutrientes y minerales que el agua de la llave.”

Eso mismo sucede cuando comparamos la vida física con la vida espiritual. Porque el espíritu santo que tenemos en nuestro interior produce el mismo efecto en nuestras vidas, absorbe y elimina las impurezas espirituales que tratan de impregnar nuestras mentes, por medio de las religiones del mundo para contaminar nuestras vidas y hacernos impuros, sucios, inmundos. Ese espíritu cual agua de vida nos purifica, y nos ayuda a desarrollarnos y a crecer espiritualmente.

(1 Corintios 3:6) Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. {7} Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.

¡La Palabra de Dios es esa agua viva! Es por eso que nos sentimos renovados y fortalecidos cada vez que bebemos unos cuantos versículos de la Palabra de Dios, después de andar espiritualmente sedientos por el mundo. Jesucristo hizo todo eso disponible para nosotros, él no es solamente, “el aguador,” por decirlo de alguna manera, él es el camino, la verdad, y la vida, nadie llega al Padre sino por él. ¡El es el único medio para llegar a Dios!

(Apocalipsis 7:16) Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; {17} porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

Como una analogía, estos versículos se refieren a Jesucristo como al cordero pascual del antiguo Testamento, y como al futuro cordero del apocalipsis que pastoreará a futuras personas de tiempos venideros a fuentes de agua de vida. ¡Porque Cristo es el único camino para llegar a Dios!

Nosotros, quienes ya tenemos a Cristo en nuestro interior, debemos pues, beber el agua natural para nuestros sedientos cuerpos, pero continuar bebiendo del agua espiritual que refresca nuestro espíritu todos los días, y dar también a otros la oportunidad de beber de ella.

(Isaías 55:1) A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche {2} ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. {3} Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. {4} He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. {5} He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado. {6} Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. {7} Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. {8} Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. {9} Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. {10} Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, {11} así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. {12} Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.

Dios hace una invitación abierta, a todos aquellos que estén espiritualmente sedientos, y los espera con los brazos abiertos. Debemos buscarlo a él y su Palabra, hacer sus pensamientos nuestros y caminar por sus caminos. Su palabra siempre producirá resultados positivos y nunca regresará vacía. Si queremos gozo y alegría, si queremos paz para nuestras vidas, necesitamos beber de la fuente de agua viva.

El agua no sólo es necesaria para nuestro cuerpo, es esencial para la supervivencia de todos los organismos vivos. El agua viva de la Palabra de Dios también es vital para nuestro beneficio espiritual.

Hoy en día, el mundo ofrece muchas y diversas cisternas rotas, en su mayoría, religiones hechas por el hombre, que te prometen cosas que ninguna de ellas pueden cumplir. Desarrollan doctrinas, imponen reglas y mandamientos, y nada de lo que te ofrecen es gratis, si no pagas de alguna manera, pagarás de otra. Todo hecho y establecido por el hombre mismo, sistemas de creencia que te cautivan y te encierran, como una cisterna que solo tiene una capacidad limitada de la cual beber, te seducen y te envuelven a tomar de sus aguas, sólo para que cinco minutos más tarde estés nuevamente sediento. 

(Revelaciones 21:5) Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. {6} Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

Como creyentes cristianos, debemos esforzarnos para seguir bebiendo del manantial del que siempre fluye el agua viva de la Palabra del Dios verdadero, para satisfacer nuestra sed espiritual. El agua es vital para la supervivencia, pero Dios y su Palabra son aun más importantes que cosa alguna.

Dios prometió a Israel una tierra con ríos, con fuentes en medio de los valles; con estanques de agua en el desierto, con manantiales de aguas en la tierra seca, y algo mucho más importante que un abastecimiento inagotable de agua; derramar de su espíritu, y de sus bendiciones, algo que está disponible para ti hoy, y que es lo que nos habilita a beber de esa agua viva.

Y así como el agua natural es el constituyente principal de la materia viva, y es vital para la supervivencia de todo organismo vivo, así debemos permitir que el agua de vida de la Palabra de Dios sea el constituyente principal en nuestro diario andar para una vida espiritual plena, llena de gozo, paz, prosperidad, y todas las bendiciones que Dios promete en su Palabra. Porque Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta, pues lo que Dios promete,
¡Dios lo cumple!

¡Dios te bendiga!

I.H.S.

J.E.R.S.

5/12/2016
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