La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

Hoy voy a compartir acerca de  diligencia, pero vamos a comenzar con un pequeño relato en el libro de Lucas.

(Lucas 12: 16) También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. {17} Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? {18} Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; {19} y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. {20} Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? {21} Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.

Recuerda que esto es solo una parábola, donde  se nos exhorta a ser ricos para Dios, y a poner la mira en las cosas de arriba. Vean el versículo 22:

(Lucas 12:22) Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.

Como seres humanos, siempre estamos pensando en las necesidades básicas de la vida; el sustento, el vestido, y el techo. Vean el versículo 29:

(Lucas 12:29) Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. {30} Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.

Dios sabe y conoce nuestras necesidades, y él dice que tomará cuidado de cada una de ellas, si hacemos una sola cosa.

(Lucas 12:31) Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. {32}  No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.

Así como Jesús les dijo a sus discípulos que no se preocuparan por las necesidades de la vida, Dios tampoco quiere que nosotros, sus hijos, estemos afanados por lo mismo, él quiere que establezcamos prioridades, que primero busquemos su Palabra y hagamos su voluntad, él se encargará de suplir cada necesidad en nuestras vidas. Los versículos 31 y 32 hablan de un reino que estaba disponible cuando el rey estaba presente aquí en la tierra, ahora ese reino ya no está disponible, pero la Palabra de Dios y las bendiciones de Dios si están disponibles hoy.

(Lucas 12:34) Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

En la enseñanza que compartí anterior a esta, hable acerca de lo importante que nuestro corazón es para Dios, y nuevamente aquí, en Lucas 12:34 se resalta la importancia del corazón para nuestro andar como creyentes cristianos renacidos del espíritu de Dios.

¿Cuál es tu prioridad? ¿Dónde está tu tesoro? ¡Porque ahí es donde  tu corazón está! ¿Está tu corazón tratando de almacenar todo lo que tu suelo produce, como el hombre rico de la parábola? ¿O estás afanado pensando lo que vas a comer, beber, o vestir? ¿Tal como las naciones del mundo ansían y exigen todas esas cosas? ¿Dónde pues está tu corazón? Porque el corazón de la mente, espiritualmente, es la parte más importante de nuestro ser.

(Proverbios 4:23)  Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.

E. W. Bullinger resalta la idea, de que "Por encima de todo, debemos proteger nuestro corazón, como una gran ciudadela, como una fortaleza, como el último lugar seguro para nuestra supervivencia.

¡Nuestro corazón es el lugar más seguro para nuestra supervivencia, porque de él mana la vida!

(Romanos  12:5)  así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. {6} De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; {7} o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; {8} el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. {9} El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. {10} Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. {11} En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor

Este pasaje de Romanos 12 habla de solicitud, de diligencia, ambas palabras son sinónimas y son traducidas de la palabra Griega spoudé.

¿Es esta diligencia o solicitud, exigida únicamente para los creyentes en posición de liderazgo? ¡No! Todos los creyentes cristianos somos parte del cuerpo de Cristo, y miembros los unos de los otros. ¡Todos debemos servir al Señor con diligencia, en todo lo que hagamos, y no ser perezosos!

¿Qué es la diligencia? En términos legales significa: prisa o premura, es la atención y el cuidado legal que se espera de una persona como parte de un contrato. Pero lo que la diligencia representa, básicamente es: " Tomar pronta acción con relación a la brevedad del tiempo" (No sabemos cuándo Jesucristo retorne)

Así que, esa es la manera en que cada creyente cristiano debe servir a nuestro Padre Celestial. Con la prisa, con la atención y cuidado que se espera de nosotros como hijos de Dios, no siendo perezosos (arrastrando los pies) en la obra del ministerio, sirviéndole a él.

Espiritualmente hablando, deberíamos resplandecer, y con ardiente celo hablar y compartir todo lo  relacionado con el movimiento de la Palabra de Dios.

(2 Corintios 8:7) Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia                                      

Dios quiere que abundemos en todo y seamos diligentes en toda gracia.

(Hebreos 6:9) Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así. {10} Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.

Cualquier cosa que hagamos, no pasará desapercibida para Dios, Él sabe lo que hacemos y conoce nuestro trabajo.

(Hebreos 6:11) Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, {12} a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

Una vez más nos encontramos con la advertencia de no ser perezosos, sino solícitos hasta el fin, ser perezosos es justo lo contrario a ser diligentes. La pereza nos hace infructuosos, y todo el conocimiento que tenemos no tiene ningún efecto, si no lo aplicamos.


(2 Pedro 1:1)  Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: {2} Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. {3} Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, {4} por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia

¿Recuerdas que en Lucas 12, Jesús estaba hablando acerca del reino? Bueno, eso no está disponible en la actualidad, ¡pero las promesas de Dios si lo están! ¡Y la Palabra de Dios dice, que Dios no sólo nos dio todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, sino preciosas y grandísimas promesas!

La diligencia es una característica que debemos practicamos todos los días, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. Pero la diligencia no trabaja sola, hay otras características que deben acompañar a la diligencia, y debemos incluir también en nuestro  andar.

(2 Pedro 1:5) vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; {6} al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; {7} a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

Estos versículos nos muestran las características compañeras de la diligencia, y nos exhortan,  a añadir cada una de ellas a nuestra fe (creencia) en nuestro diario andar.


La palabra virtud aquí significa excelencia, valor, hombría;  básicamente, tiene que ver con tener  el valor o la hombría de anunciar con excelencia, el evangelio de la Palabra de Dios.

El conocimiento se refiere al entendimiento de la Palabra de Dios, correctamente dividida, saber qué es lo que la Biblia dice, porqué lo dice, dónde lo dice, cómo lo dice y a quién se lo dice. No tiene nada que ver con el conocimiento de las cosas del mundo.

El dominio propio es la templanza, que a su vez es un fruto del espíritu. Esta característica nos enseña, que somos nosotros los que debemos controlar nuestras vidas, nuestro carácter, nuestras pasiones,  nuestros deseos, y nuestras emociones. Nos enseña que nosotros debemos dominar todo eso y no permitir que todo eso nos domine a nosotros.

La paciencia es la característica incansable de saber esperar, de ser constantes y perseverar, de no rendirse a los deseos de la desesperación y la ansiedad, es la característica fundamental  que nos ayuda a no estar afanados por nada.

La piedad es la característica hermana de la misericordia y la compasión, nos ayuda a considerar a los indefensos, a los humildes, y a los que nos ofenden.

El afecto fraternal es simplemente amor fraternal,  es el afecto que podemos sentir por nuestros padres, hermanos, hijos, familiares y amigos, es el amor por la humanidad.

El amor, se refiere específicamente al amor de Dios en la mente renovada en práctica, al más grande amor, al código de conducta del creyente cristiano, que describe cada una de sus características en 1 Corintios 13.

La diligencia tiene que ir acompañada de todas estas características, y más aún, todas ellas deben abundar en nuestro andar para que nuestro trabajo no sea infructuoso.

(2 Pedro 1:8) Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. {9} Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. {10} Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás

Yo quiero hacer firme mi vocación y mi elección,  yo no quiero caer. ¿Qué quieres tú?

¡No debemos  ser no perezosos sino diligentes en la obra de Dios! ¿Queremos abundancia y no estar afanados por las necesidades básicas de la vida? ¿Qué pasa con las preciosas y grandísimas promesas de Dios? ¡Ya las tenemos! ¡Dios nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida ya la piedad!

Debemos ser diligentes, debemos tomar acción con respecto a la brevedad del tiempo en todo lo que hagamos, sirviendo al Señor, debemos resplandecer espiritualmente, y hablar con vehemencia el ministerio de la reconciliación. ¡No solo debemos hacerlo, necesitamos hacerlo!

El mundo de hoy es un caos total,  y el adversario continúa atacándonos tratando de impedir que hablemos la Palabra de Dios. ¿Dónde está tu tesoro? ¡Porque ahí está también tu corazón!

¿Quieres tener una vida real?!No hagas tesoros aquí en la tierra, se rico para Dios! ¡Cualquiera que sea tu ministerio, o tu función en el cuerpo de Cristo, no arrastres los pies! ¡Se diligente en todo lo que hagas!

Para terminar, solo quiero leer una traducción literal del hebreo de  Proverbios 4:23, porque además de comunicar la premura que debemos aplicar al movimiento de la Palabra de Dios, también nos enseña  porqué es importante nuestro corazón para Dios nuestro Padre Celestial, y muestra la recomendación que él en su amor, en su misericordia, y su gracia nos ofrece.

Traducción literal del hebreo:

(Proverbios 4:23)  Guardada tu corazón con toda diligencia, Porque de él mana la vida.

La versión Reina-Valera nos dice que sobre toda cosa guardada guardemos nuestro corazón, lo que significa que antes que nada, antes que cualquier cosa, protejamos nuestro corazón, porque es el lugar más seguro para nuestra supervivencia, pues de él mana la vida. La versión en hebreo simplemente agrega, que para proteger nuestro corazón, debemos también ser diligentes.
¡Pon atención a tu vida y protege diligentemente lo más importante de tu ser, la Palabra de Dios, y tu corazón!

I.H.N.

J.E.R.S.
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Hoy quiero compartir  un poco acerca del corazón, pero no de la bomba que físicamente hace fluir la sangre a través de nuestro cuerpo, sino, del  corazón de la mente, del centro mismo de nuestra existencia. La versión Reina-Valera dice en romanos 10:9,10:

(Romanos 10:9) que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. {10} Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

Déjame mostrarte algo que compartí en una enseñanza anterior titulada “Una Vida Nueva”, donde leí esos mismos versículos del Interlineal Griego–Español.

(Romanos 10:9) Que si confesares con la boca de ti (como) señor a Jesús, y crees en el corazón de ti que Dios le levantó de entre (los) muertos, serás salvo; porque con (el) corazón se cree para justicia, y con (la) boca se confiesa para salvación.  (Interlineal Griego-Español)

Poniendo esta traducción de Romanos10:9 en un castellano más claro, dice:

(Romanos 10:9) Que si confesares con la boca a Jesús como tu señor, y crees en tu corazón que Dios le levantó de entre los muertos serás salvo.

Como puedes ver, el texto Griego lee un poco diferente que la versión en español que todo mundo lee. ¿Notas la diferencia entre: “confesar que Jesús es el señor” y “confesar a Jesús como tu señor”?

La diferencia está en que;  al confesar que Jesús “es el señor” muchos creen que como en el antiguo testamento la palabra “señor” se usa en referencia a Dios, asumen, que Jesús es Dios, lo cual no es así, Dios todopoderoso es el creador de los cielos y la tierra, y Jesucristo es el hijo de Dios. Por otro lado, al confesar a Jesús “cómo tu señor” no lo convierte automáticamente en Dios, sino en señor personal de tu vida, y como dice 2 Corintios 10:12 debemos llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, como señor personal de nuestras vidas.

Ahora, romanos 10:9  nos enseña, un principio fundamental, establecido y enseñado por Jesús, nuestro señor, a sus discípulos una y otra vez; confesar y creer. ¿Recuerdas el pasaje cuando Jesús maldijo una higuera?

(Mateo 21:18) Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. {19} Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. {20} Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera? {21} Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. {22} Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

Confesar y creer son dos sencillos pasos para ser salvo, y  renacer del espíritu de Dios. Confesar con la boca es algo que básicamente hacemos para con nosotros o quienes nos oyen, pero creer en el corazón es para con Dios; porque sólo Dios conoce el corazón del hombre.

Hoy quiero enfocarme precisamente en la palabra corazón, así que vamos a ver la primera vez que esta palabra es usada en la Biblia.

(Génesis 6:5) Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal

La palabra corazón es la palabra hebrea "leb" que es traducida como: sentimientos, voluntad, intelecto,  básicamente, el centro de todo. En este caso, se refiere concretamente al corazón de la mente.

De Génesis 6:5 podemos decir, que en esos tiempos, el centro de la vida del hombre, sus sentimientos, su inteligencia, su voluntad, era de continuo el mal. ¿Diseñó Dios al hombre para ser malo? ¡No! Pero Dios le dio al hombre libre albedrío, el privilegio de decidir libremente, y sabemos que desde que Adán y Eva por voluntad propia, decidieron desobedecer a Dios y seguir el consejo del adversario, el caos llegó a la vida de los hombres. Ahora, desde los tiempos de Adán y Eva, hasta los tiempo en que los pensamientos del corazón de los hombres eran de continuo el mal, habían pasado muchos, muchos, muchos años.

(Génesis 6:6) Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.

Dios no es un ser humano, no tiene un corazón como nosotros, ni se arrepiente como nosotros,  pero usa las características humanas para que podamos entender su Palabra. La palabra traducida como “arrepintió” también se traduce como "Sentir, pena, piedad, o lástima”. Lo que Génesis 6:6 realmente dice, es que Dios se compadeció de los hombres, sintió pena por ellos, por el hecho de que todo designio de  los pensamientos del corazón del hombre era de continuo el mal. Dios no se arrepiente de su creación, no es hombre para que mienta; ni hijo de hombre para que se arrepienta ... "(Números 23:19)  Pero le dolió grandemente lo acontecido a la humanidad.

Ahora, cité este versículo para mostrar cuán importante para Dios es el corazón del hombre, y nuestros corazones deben estar siempre listos para buscar a nuestro padre celestial. Ve al libro de Salmos.

(Salmo 119: 2) Bienaventurados los que guardan sus testimonios, Y con todo el corazón le buscan;

Para Dios nuestro corazón es importante.

(Salmo 119: 10) Con todo mi corazón te he buscado; No me dejes desviarme de tus mandamientos. {11} En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.

Estos son los deseos de Dios, que le busquemos de todo corazón,  y que en nuestro corazón guardemos sus mandamientos.

Eso es lo que se supone que debemos hacer, guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones. No he oídode nadie, que haya tenido un ataque al corazón, por guardar la Palabra de Dios en él. Recuerda que no estamos hablando de la bomba que tenemos en el pecho, para empujar la sangre a través de nuestro cuerpo. Estamos hablando del centro mismo de nuestra vida; es ahí, donde debemos guardar la Palabra de Dios.

(Proverbios. 3:1) Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; {2} Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán.  {3} Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón; {4} Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres. {5} Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia

Mira en el capítulo 4.

(Proverbios 4:20) Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones.  {21} No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón; {22} Porque son vida a los que las hallan, Y medicina a todo su cuerpo. {23} Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.

Podríamos leer  versículo tras versículo acerca del corazón, pero creo  que entiendes a que me refiero. El corazón es la parte más importante de nuestro ser, así como el corazón físico es  uno de los órganos vitales de nuestro cuerpo, el corazón que Dios busca, es el centro de nuestro razonamiento, el lugar de donde mana la vida. Este corazón juega un papel muy importante en el más grande mandamiento.

(Marcos 12:28) Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? {29} Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. {30} Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. {31} Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.

Por eso, la segunda parte de romanos 10: 9; la que dice: "si creyeres en tu corazón" es crucial. Claro que no debes olvidarte de la confesión, que también es muy importante. Creo que todos sabemos acerca del poder de las palabras, la confesión juega un papel muy importante en nuestro andar, y por eso es también  muy importante y necesario, confesar lo que somos, lo que tenemos, lo que podemos hacer, cada día de nuestras vidas. Mira a:

(Lucas 6:43) No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. {44} Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. {45} El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

La Palabra de Dios dice que si haces las dos cosas: confiesas con tu boca, y crees en tu corazón, serás salvo. Pero no sólo la salvación viene cuando aplicamos este principio, la boca y el corazón son fuertes socios en nuestros cuerpos como ya vimos en el libro de Salmos, por lo que la confesión y la creencia deben ir de la mano.  Muchos creyentes cristianos son muy buenos confesando cosas, pero algunos tienen problemas con la parte de  "creer en el corazón". Déjame mostrarte algunos ejemplos de lo que eso significa.

(Mat 9:20) Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; {21} porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. {22} Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.

Esta mujer aplicó este principio de confesar y creer; el versículo 21 dice que ella decía dentro de sí: "Si tocare solamente el borde de su manto, seré salva" Esa era su confesión, y no tenía que decirlo en voz alta para que todos lo oyeran. Ella lo había confesado para ella misma, era ella la principal persona que tenía que estar convencida, completamente persuadida, y actuar sobre esa confesión. Sabemos por el resultado y por lo que Jesús le dijo, que ella creyó en su corazón. Aquí podemos ver  lo poderoso que es este principio cuando lo aplicamos. Todo lo que esta mujer confesó era, tan sólo poder tocar el borde del manto de Jesús, ni siquiera tocarlo a él físicamente, ni siquiera mirarle a la cara, ni siquiera hablar con  él al respecto, sino tan solo tocar el borde de su manto y ella sería sana. Y mira lo que pasó, el mismo Señor se volvió y la vio, y le habló diciendo: "Ten ánimo, (que también puede traducirse como: [“no temas”], tu creencia te ha salvado" ¡Eso es creer en el corazón! Esa mujer no tenía una sola sombra de duda, estaba completamente persuadida que su confesión y su creencia la sanarían.

Veamos otro maravilloso ejemplo:

(Mat 15:22) Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. {23} Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. {24} El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. {25} Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! {26} Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. {27} Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. {28} Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

En este caso, tenemos a otra mujer, alguien que ni siquiera era judía, era cananea. Sabemos que los judíos consideraban el resto de la gente como perros, por eso es que el Señor responde a ella de esa manera. Pero ella no se intimidó, y no aceptó un “no” por respuesta.  La palabra que quiero destacar aquí es la palabra "grande", que es la palabra griega "mégas" que significa " grande" en un grado superlativo, queriendo decir: “muy grande, enormemente grande, o grande en extremo”.  Esa era la clase de creencia que esta mujer tenía. El Señor la vio, y le concedió, su petición. Esa es la clase de creencia que debemos tener, cuando creemos en nuestro corazón. Con ese tipo de creencia podemos operar todas las manifestaciones del espíritu santo.

Muchas veces nos quejamos porque oramos, y oramos, y oramos, para apenas recibir algo. Pero no es Dios quien no escucha o no responder a nuestras oraciones. Claro, todos sabemos que hay un diablo, pero generalmente, no es culpa de Dios, y tampoco es siempre la culpa del adversario.

¿Guardamos realmente la Palabra de Dios en nuestros corazones?

¿Realmente creemos en nuestros corazones con esa creencia grande en extremo para recibir lo que pedimos?

Si no lo hacemos, mi exhortación es que lo hagamos. Ve nuevamente al libro de romanos.

(Romanos 12: 1) Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. {2} No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta

La mente renovada es también conocida como la clave al poder, pero no hay poder cuando no tenemos la Palabra de Dios en nuestros corazones, no hay poder cuando confesamos pero no creemos. Y no me refiero sólo a "asentir mentalmente" sino, a creer realmente en lo más profundo dentro de nuestros corazones, de la manera en que Dios quiere que creamos, como la mujer con el flujo de sangre, plenamente convencidos de lo que confesemos, sin una sola sombra de duda, o como la mujer cananea, que no aceptó un “no” como respuesta y mostró su creencia en extremo.

Hay muchos otros ejemplos en la Biblia que pudiéramos citar, pero lo que realmente me gustaría ver, es confesar y creer, al punto de que no tengamos una sola sombra de duda, así como Jesús dijo a sus discípulos, y ser capaces de decir a este monte: Quítate y échate en el mar, y ver que eso suceda.

Guardemos la Palabra de Dios en nuestros corazones, amemos a nuestro Dios y Padre con todo el corazón, reclamemos sus promesas y sus bendiciones, sin fluctuar, sabiendo que él es fiel y capaz, y siempre está dispuesto a cumplir sus promesas.

Pidámosle a él con esa creencia grande en extremo.

(Hebreos 10:22) acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. {23} Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.

(Mateo 21:22) Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

I.H.N.

J.E.R.S.
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