Se acerca un nuevo año, y con él, la idea de proponernos nuevas metas de cosas que queremos alcanzar, y dejar atrás las amarguras, las angustias, las tristezas y los dolores que nos propinó el 2020. Derrotas emocionales, fracasos económicos o financieros, y quizás el más doloroso de todos los recuerdos, la pérdida de algún ser querido, que directa o indirectamente por causa del COVID 19, no tuvimos siquiera la más mínima oportunidad de darles nuestro último adiós como hubiésemos querido, y en muchos casos sin poder siquiera ver sus cuerpos por última vez. Pero llega el 21 y es hora de pensar en lo que sigue. ¿Qué es lo que te gustaría hacer y lograr este año nuevo que comienza? En los cinco sentidos, para todo mundo bajar de peso es de las más comunes, ganar más dinero es de las más ansiadas, mejor salud es de las más deseables. Como creyentes cristianos hay muchas cosas que podríamos pensar; pero la mejor meta entre muchas para un creyente cristiano, es la que Dios mismo nos propone en su santa Palabra, y la que yo te propongo, es un andar cristiano genuino, ¿cómo? Haciendo siempre la voluntad de Dios.
Seguramente has escuchado alguna vez la frase: “todos los caminos llevan a Roma” o alguna versión similar a ella. Eso pudiera ser verdad, pero déjame mostrarte y compartirte lo que realmente es una verdad absoluta.
(Juan 14:1) No
se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. {2} En la
casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho;
voy, pues, a preparar lugar para vosotros. {3} Y si me fuere y os
preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo
estoy, vosotros también estéis. {4} Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. {5} Le dijo Tomás:
Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? {6} Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,
sino por mí.
¿Qué quiso decir
Jesús cuando dijo: "Yo soy el
camino"? Seguramente tú ya lo sabes,
pero hice un pequeño estudio de la palabra "camino", para complementar un poco más eso que ya sabes.
Hay ocho diferentes
palabras griegas traducidas como "camino",
pero la palabra griega usada aquí es la palabra hodos; que significa: carretera
o vía; (como un gran camino que lleva de un lugar a otro, especialmente una
con superficie preparada para el tránsito de vehículos) también significa: ruta; (un curso tomado para llegar de un punto de
partida hasta un destino). Significa también: jornada; que es el acto de viajar de un lugar a otro. También significa:
modo, medio, o manera (que es la forma en que se produce una experiencia, se expresa
o se hace algo para lograr una meta determinada, ).
Veamos un par de versículos con algunos de estos
significados para tratar de ilustrar lo que Jesús quiso decir realmente cuando
dijo: "Yo soy el camino…"
(Hechos 8:26) Un
ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a
Gaza, el cual es desierto.
(Hechos 9:17) Fue
entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo:
Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y
seas lleno del Espíritu Santo.
En estos dos
versículos podemos entender claramente el significado de hodos; como una carretera, un camino, o vía; ya sea una superficie preparada para el
tránsito de vehículos o una ruta para llegar de un punto de partida hasta un determinado
destino. Veamos un par de versículos que muestran hodos como un modo o un medio para lograr algo.
Un claro ejemplo
de esto, es lo que la última parte de Juan 14:6 expresa.
(Juan 14:6)
Jesús le dijo: Yo soy el camino, la
verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
El único medio o
la única manera, para llegar al Padre, es a través, o por medio de Jesucristo,
y así también lo indica el siguiente versículo:
(Hechos 16:16) Aconteció
que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía
espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. {17}
Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son
siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.
Esta mujer
poseída por un espíritu de adivinación, prácticamente gritaba, declarando la verdad,
que Pablo y Silas, anunciaban la única manera o medio de salvación disponible a
la humanidad, ¡Jesucristo!
En resumidas
cuentas, la palabra griega hodos,
traducida como “camino”, puede usarse
en una variedad de significados; un camino,
tan amplio como una avenida, o tan estrecho como una vereda; una ruta, o una jornada. También, un modo, forma o manera de
experimentar algo; o un medio para lograr, u obtener algo
específico, en este caso, ¡la salvación!.
Jesucristo es
todo eso, porque cuando dijo “…yo soy el
camino”, dejo en claro que no es solo un camino, sino, el único camino, la única ruta, el único modo, la única
manera de llegar al Padre.
Pero, déjame
ahora mostrarte otro sentido en que esta palabra griega hodos es
usada.
¿Recuerdas cuando Pablo decidió ir a
Jerusalén?
(Hechos 20:22) Ahora,
he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de
acontecer; {23} salvo que el
Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan
prisiones y tribulaciones.
¿Por qué dice Pablo
que no sabe lo que le habrá de acontecer en Jerusalén, cuando Dios mismo, por
medio del espíritu santo le dice que le esperan prisiones y tribulaciones? ¿Y
cuando no solo se lo dice a él, se lo reitera a lo largo de su travesía, por
medio de diversos hermanos en la fe?
(Hechos 20:24)} Pero
de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal
que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para
dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
Pablo estaba más
interesado en llevar a cabo su deseo de ir a Jerusalén, que en hacer caso a lo
que Dios le decía, y creo que todos sabemos lo que sucedió ¿verdad? Pablo fue
capturado y tuvo que defenderse de acusaciones falsas. Su primera defensa la
hizo frente al tribuno de los centuriones que lo rescató de sus acusadores que
casi lo matan.
(Hechos 22:1) Varones
hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros. {2} Y al oír que
les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Y él les dijo: {3}
Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad,
instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros
padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros. {4} Perseguía yo
este Camino (movimiento) hasta la
muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; {5} como el
sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también
recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén
también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados.
Aquí Pablo habla
de "este camino" como si
se tratara de un "movimiento",
algo que tenía que ser extinguido, o
eliminado.
Después, Pablo
tuvo que defenderse frente al gobernador Festo, donde habló de "este camino"
como una "nueva doctrina".
(Hechos 24:10)
Entonces Pablo, después de que el gobernador había hecho señas a él hablar, respondió:
Porque sé que has sido de muchos años gobernador de esta nación, que hago la
respuesta más alegre para mí: {11} Porque tú puedes entender que no hace más de
doce días que subí a Jerusalén para adorar. {12} Y ni me hallaron en el templo
disputando con ninguno, ni haciendo concurso de multitud, ni en sinagogas, ni
en la ciudad: {13} Ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. {14}
Pero esto te confieso, que según el
Camino (doctrina) que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis
padres, creyendo todas las cosas que están escritas en la ley y en los
profetas:
Aquí Pablo habla
de "el camino" como una
"nueva doctrina", como enseñanzas heréticas que trataba de eliminar y
en las que ahora, él confiesa creer.
Después, Pablo
se presentó delante del rey Agripa,
(Hechos 25:13) Pasados
algunos días, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea para saludar a
Festo.
(Hechos 25:22) Entonces
Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. Y él le dijo: Mañana
le oirás.
(Hechos 26:1) Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite
hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su
defensa: {2} Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de
defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los
judíos. {3} Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y
cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con
paciencia. {4} Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el
principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos; {5}
los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo,
conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo. {6} Y ahora, por la esperanza de la promesa que
hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio;
En los versículos
4 y 5, Pablo menciona que desde el principio, todos los judíos conocían su
antigua manera de vivir y su antigua religión.
(Hechos 26:9) Yo
ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús
de Nazaret; {10} lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en
cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales
sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. {11} Y muchas veces,
castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido
sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.
Pablo dice que
consideró su deber hacer hasta lo imposible contra el nombre de Jesús de Nazaret,
y describe "ese camino",
como “un grupo de personas” a quienes él persiguió, castigó y asesinó.
(Hechos 26:12) Ocupado
en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales
sacerdotes, {13} cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una
luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a
los que iban conmigo. {14} Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí
una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. {15} Yo entonces
dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. {16} Pero levántate, y ponte sobre tus
pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo
de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, {17}
librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, {18}
para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de
la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón
de pecados y herencia entre los santificados. {19} Por lo cual, oh rey
Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, {20} sino que anuncié
primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de
Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios,
haciendo obras dignas de arrepentimiento. {21} Por causa de esto los
judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme.
En el versículo
15, el Señor mismo le dijo a Saúl que él era “ese camino” que Saúl perseguía.
(Hechos 26:22) Pero
habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando
testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los
profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: {23} Que el Cristo había
de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar
luz al pueblo y a los gentiles. {24} Diciendo él estas cosas en su
defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven
loco. {25} Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo
palabras de verdad y de cordura. {26} Pues el rey sabe estas cosas,
delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora
nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. {27} ¿Crees, oh
rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. {28} Entonces Agripa dijo a
Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. {29} Y Pablo dijo: ¡Quisiera
Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy
me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!
La palabra
"camino" en todos estos versículos, básicamente, describen "un
movimiento"; "una doctrina"; "una manera de creer";
"una forma de vida". Se refiere a Jesús de Nazaret, nuestro Señor y
Salvador, pero también se refiere a los cristianos. ¡Eso somos nosotros ahora!
(Juan 14:1) No
se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. {2} En la
casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho;
voy, pues, a preparar lugar para vosotros. {3} Y si me fuere y os
preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo
estoy, vosotros también estéis. {4} Y sabéis a dónde voy, y sabéis el
camino. {5} Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues,
podemos saber el camino? {6} Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,
sino por mí.
Sé que has escuchado
alguna vez la frase que dice: “todos los caminos llevan a Roma”. Quizás sea verdad, pero Roma no es el centro
del mundo, y aunque lo fuera, los caminos que llevan a Roma no te dan la
salvación ni te llevan al Padre.
¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: "Yo
soy el camino"? Que a diferencia de Roma, a donde pudieras
llegar por todos los caminos; para llegar al Padre no hay mil caminos,
ni ninguna otra manera, modo, método,
acto, o medio, para llegar al Padre si no es por él.
Jesucristo, como
el “camino”, no está presente para predicar, y declarar la Palabra de Dios al
mundo hoy. Pero nosotros, los cristianos, estamos presentes, y podemos predicar
la Palabra de Dios y declarar al mundo que todo el que confiese al hijo de Dios
como señor y crea en su corazón que Dios le levantó de entre los muertos será salvo,
y vendrá a formar parte de la familia de Dios.
(2 Corintios 5:17) De modo que si alguno está
en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas. {18} Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió
consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; {19}
que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en
cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación. {20} Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como
si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo:
Reconciliaos con Dios.
Se nos ha encargado el ministerio de la reconciliación, ya sea trayendo de vuelta a cristianos alejados de Dios y su Palabra por cualquier motivo, o convirtiendo incrédulos a la Palabra de Dios.
(2 Corintios 3:1)
¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad,
como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de
vosotros? {2} Nuestras cartas sois
vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los
hombres; {3} siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros,
escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de
piedra, sino en tablas de carne del corazón. {4} Y tal confianza tenemos
mediante Cristo para con Dios; {5} no que seamos competentes por nosotros
mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia
proviene de Dios, {6} el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un
nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el
espíritu vivifica.
Eso es lo que la
Palabra de Dios dice de nosotros, que somos ministros competentes de un nuevo
pacto, el del espíritu, y cuando la gente ve nuestra forma de ser, nuestra
conducta, y nuestro estilo de vida, siempre
preguntan por qué es que somos diferentes.
Por lo tanto,
debemos continuar, como Pablo dijo, dando testimonio a pequeños y a grandes de la
maravillosa liberación de Dios que está disponible hoy, para que abran sus ojos
y se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios, para que
reciban por la fe en Jesucristo el perdón de pecados y herencia entre los santificados.
(1 Pedro 3:13 ¿Y
quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? {14} Mas también si alguna cosa padecéis por
causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por
temor de ellos, ni os conturbéis, {15} sino santificad a Dios el Señor en
vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con
mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que
hay en vosotros; {16} teniendo buena
conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean
avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.
Debemos enseñar a
Cristo, y el poder de su resurrección, compartir acerca de la esperanza que
mora en nuestro interior, del amor, del poder y de la gracia de Dios, nuestro Padre celestial
hasta lo último de la tierra. Hoy nosotros
somos no únicamente voceros de ese hodos.
Nosotros somos ahora ese movimiento; tenemos la doctrina, la creencia, la forma
de vida. Tenemos Cristo en nosotros, la esperanza de gloria, y somos ministros competentes
de ese ministerio de reconciliación, para mostrar a otros ese camino, esa ruta,
esa manera o medio para ganar la salvación e ir al Padre!
¡Dios te
bendiga!
I.H.N.
J.E.R.S.