La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

 

Se acerca un nuevo año, y con él, la idea de proponernos nuevas metas de cosas que queremos alcanzar, y dejar atrás las amarguras, las angustias, las tristezas y los dolores que nos propinó el 2020. Derrotas emocionales, fracasos económicos o financieros, y quizás el más doloroso de todos los recuerdos, la pérdida de algún ser querido, que directa o indirectamente por causa del COVID 19, no tuvimos siquiera la más mínima oportunidad de darles nuestro último adiós como hubiésemos querido, y en muchos casos sin poder siquiera ver sus cuerpos por última vez. Pero llega el 21 y es hora de pensar en lo que sigue. ¿Qué es lo que te gustaría hacer y lograr este año nuevo que comienza? En los cinco sentidos, para todo mundo bajar de peso es de las más comunes, ganar más dinero es de las más ansiadas, mejor salud es de las más deseables. Como creyentes cristianos hay muchas cosas que podríamos pensar; pero la mejor meta entre muchas para un creyente cristiano, es la que Dios mismo nos propone en su santa Palabra, y la que yo te propongo, es un andar cristiano genuino, ¿cómo? Haciendo siempre la voluntad de Dios. 

(Efesios 5:1) Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos amados; {2} Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se dio a sí mismo por nosotros en ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. 

 Es lógico y normal que esa no es una meta que se logre en un año, pero cualquier proyecto por pequeño que sea siempre tiene un comienzo, y si nosotros comenzamos primero, poniendo en nuestras mentes la idea de llegar a ser imitadores de Dios, como hijos amados, si creemos y permanecemos en su verdad, lograremos todo aquello que nos propongamos porque con Dios todo es posible. 

(Marcos 9:23) Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible 

Hay millones de personas en todo el mundo que se consideran cristianos. La Internet dice que: "Casi todas las grandes denominaciones se subdividen aún más, al grado que hay más de 30.000 organizaciones cristianas (grupos, ramas o denominaciones) en todo el mundo, y más de 1.200 solo en los Estados Unidos". La mayoría de estas organizaciones cristianas te piden confesar una declaración de fe para que puedas ser miembro de cualquiera de ellas, y todas enseñan diferentes maneras en las que una persona puede ser salva e ir al cielo. Pero la Biblia enseña que solo hay una manera. 

(Juan 14:6) Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. 

Cuando Jesús estuvo en la tierra no podía aún llevar a nadie al Padre, y enseñó a sus discípulos acerca de su muerte y su resurrección. 

(Marcos 8:31) Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. 

Después de su muerte y resurrección, Jesús se convirtió en el Cristo (Mesías, Ungido), de ahí es de donde proviene su nombre y título, Jesucristo. Así se convirtió en el ÚNICO camino a la salvación y la única manera de ir al padre, y ¡NO HAY OTRO CAMINO! Después del día de Pentecostés, cuando Pedro se enfrentó a los gobernantes del pueblo y a los ancianos de Israel, confirmó esa gran verdad. 

(Hechos 4:10) sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. {11} Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. {12} Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. 

Entonces, si la Biblia enseña que solo hay una manera de ser salvos y de ir al Padre, y que en ningún otro nombre bajo el cielo hay salvación ¿por qué muchas de esas llamadas organizaciones cristianas te piden que recites lo que ellos determinan es la manera de ser salvo? Mira los siguientes ejemplos: 

"Señor, ten piedad de mí, pecador". Esta es la oración cristiana fundamental para la mayoría de los grupos denominacionales, aunque confesar estas palabras no te hacen ser salvo. 

“Querido Jesús, sé que soy un pecador y merezco el infierno, y sé que no puedo salvarme. Creo que moriste por mí en la cruz, fuiste sepultado y resucitaste de entre los muertos, y confío en que eres mi Salvador. Gracias por perdonar mis pecados y darme el regalo de la Vida eterna. Amén." Esta declaración tampoco te hace ser salvo. 

"Cuando nos reunimos para adorar, y un tiempo de oración en silencio, confesamos nuestra pecaminosidad ante Dios. La confesión debe ir seguida de una declaración de perdón, que puede ser tan simple como:" ¡En el nombre de Jesucristo, eres perdonado! "La confesión y el perdón juntos nos recuerdan que somos pecadores salvados por gracia". Confesar todo esto tampoco da la salvación. 

Tú podrías hacer todas y cada una de las cosas que estos tres diferentes grupos de pseudo - cristianos te sugieren, pero, ¿es eso lo que debes hacer? Hay que entender la diferencia entre lo puedes hacer y lo que debes hacer. La Palabra de Dios nos enseña lo que debemos hacer para obtener la salvación. En Hechos 16, cuando Pablo y Silas estaban encarcelados en Filipos ocurrió lo siguiente: 

(Hechos 16:25) Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. {26} Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. {27} Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. {28} Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. {29} El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; {30} y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? {31} Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. {32} Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. {33} Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. {34} Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. 

La pregunta fue: "¿Qué debo hacer para ser salvo?" No, "qué puedo hacer". La diferencia entre esos dos verbos modales es que mientras "puedo" se usa cuando se pide permiso para que alguien haga algo, "debo" expresa obligación, deber o necesidad. Por lo general, "debo" se utiliza cuando el que habla decide que algo es necesario o debe hacerse. En el caso del carcelero, es él quien pregunta: "¿qué debo hacer para ser salvo?". Él pensó que necesitaba hacer algo importante para obtener la salvación. 

La respuesta de Pablo fue: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" No tengo que explicar la palabra "creer", pero la palabra "serás" se usa para expresar la necesidad, la fuerte intención o la determinación de llevar a cabo la acción del verbo principal que es "ser salvo". Aquí también hay otra muy interesante palabra agregada a Jesucristo, la palabra "Señor", que puede definirse de diferentes maneras, pero la característica principal de esta palabra son sus atributos que definen a: "uno que tiene poder y autoridad sobre los demás". Entonces, lo que Pablo le dijo al carcelero es que tenía que creer en Jesús como su Señor y salvador, el que tiene poder y autoridad sobre su propia vida. ¡Por lo tanto, si cualquier persona cree en Jesucristo y lo hace señor de su vida, definitivamente será salvo! 

Dios en su Palabra nos muestra un versículo que nos pide que hagamos exactamente eso para lograr la salvación. (Romanos 10:9) que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. {10} Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 

La Reina Valera dice: "Que si confesares con tu boca que Jesús es el señor..." Pero diferentes versiones, la Biblia Compañera del señor E. W. Bullinger, y también el Interlineal Griego - Español leen el versículo 9 de la siguiente manera: "Que si confesares con tu boca a Jesús como Señor, ... . " Esta es la manera correcta de leer Romanos 10:9 y tiene mucho más sentido, porque eso es exactamente lo que Pablo le dijo al guardián de la prisión, hacer a Jesús señor de su vida, y esa debe ser también nuestra elección, hacer de él nuestro señor y salvador. 

Entonces, Romanos 10: 9 dice que debemos confesar a Jesús como nuestro Señor, y creer en nuestro corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, entonces, solo entonces, seremos salvos. No menciona nada al respecto de pedirle que sea propicio a nosotros, no dice nada al respecto de mencionar que somos pecadores y que merecemos ir al infierno, no dice nada al respecto de confesar nuestras vidas pecaminosas, y tampoco que debemos hacer una declaración de fe inventada por una denominación religiosa, llámese como se llame. 

Romanos 10:9,10 es la única declaración de fe cristiana, la única confesión para la salvación. Todo lo que tenemos que hacer es ¡confesar y creer! 

Primero: confiesa con tu boca a Jesús como Señor de tu vida, eso significa que tu vida ya no es tuya, sino de él, y que debes vivir conforme a ello. 

Segundo: realmente debes creer en lo más profundo de tu corazón que Dios levantó a Jesús de entre los muertos, no solo repetir como perico y asentir mentalmente como lo hacen muchas personas, sino que realmente lo creas, en el corazón de tu mente. 

Este es solo el comienzo de un andar cristiano genuino. y si queremos de verdad ser creyentes cristianos genuinos, la Biblia, que es la Palabra revelada de Dios, nos muestra cómo serlo en el libro de Efesios. 

(Efesios 5:1) Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos amados; {2} Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se dio a sí mismo por nosotros en ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. 

"Sed, pues, imitadores de Dios y andad en amor", debería ser el objetivo principal de todo creyente cristiano, imitar a Dios en nuestro andar cristiano todos los días; si lo hacemos, estaríamos haciendo la voluntad de Dios siempre. 

¿No crees que esta sería la mejor meta a lograr comenzando este próximo año nuevo? 

Pero, para un creyente nuevo, renacido del espíritu de Dios, que es como un bebé recién nacido, eso no es posible, decirle a un bebé que haga las mismas cosas que hace su padre es simplemente imposible. Debemos ir poco a poco y paso a paso. Entonces, el primer paso para comenzar un andar cristiano genuino es hacer a Jesucristo señor de nuestras vidas, y antes de intentar correr, debemos aprender a caminar, y antes de caminar es probable que tengamos que gatear un poco. Entonces estudiamos la Palabra de Dios para aprender, y aunque va a haber tropiezos no parar, debemos seguir aprendiendo, porque cuando aprendemos y tropezamos crecemos, y es así como maduramos, hasta llegar al punto de intentar ser imitadores, aunque todavía no estemos listos para imitar a Dios, tenemos que empezar a imitar a alguien más afín a nosotros. Cuando niños, admiramos a papá y mamá y los copiamos de diversas maneras, después, quizás a un superhéroe de las revistas de ficción, luego a un maestro, a una celebridad, o un deportista, aunque muchos de ellos son en su mayoría personas de cinco sentidos y muchas veces nos defraudan. Pero la Biblia nos proporciona personas reales que podemos tratar de imitar antes de intentar imitar a Dios.  

(1 Corintios 11:1) Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. 

Este es el apóstol Pablo hablando a los Corintios, y es él, precisamente la persona indicada que debemos tratar de imitar primero, ¿por qué? Porque era un hombre como tú y como yo, que como todos nosotros nació bajo la condenación de Adán, y bajo la influencia de lo que dice Romanos. 

(Romanos 3:23) Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios; 

Jesucristo también fue un hombre como tú y como yo, pero en una categoría diferente, pues él era el unigénito hijo de Dios y no nació bajo la condenación de Adán ni bajo la influencia del pecado. 

(Hebreos 4:14) Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. {15} Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 

Jesucristo fue tentado en todo, pero a diferencia de Pablo y de todos nosotros, no pecó. Por eso Pablo es un ejemplo perfecto para imitar primero. Veamos un poco de quien fue Pablo y de cómo llegó él a ser un imitador de Cristo. 

(Hechos 22:3) Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros. {4} Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; {5} como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados. 

Aquí Pablo mismo nos explica quién era él, un hombre poderoso, muy bien educado a los pies de uno de los maestros más respetados de su época, Gamaliel. Pablo era muy celoso de la ley de Moisés y por lo tanto, persiguió a la Iglesia cristiana conocida como "el camino" hasta la muerte, teniendo autoridad total del sumo sacerdote y de todos los ancianos, para apresar a hombres y mujeres y llevarlos a Jerusalén para castigarlos. Veamos algunas cosas más sobre Pablo. 

(Filipenses 3:4) Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: {5} circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; {6} en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. 

En Hechos Pablo describe todo lo que él era, en Filipenses, describe todo lo que tenía, su linaje, su tribu, su fe, su celo, se consideraba justo e irreprensible según la Ley. De acuerdo con la carne en el reino de los cinco sentidos, todo eso era muy importante, y es precisamente en el reino de los sentidos donde somos semejantes a Pablo. El era un ser humano gobernado por los cinco sentidos, como todos nosotros, que tenía confianza en la carne, como todos nosotros. Quizás ninguno de nosotros puede hablar de linaje, de influencias, de poder, o de nada de eso, sino de nuestra condición humana, es decir, nuestra única semejanza con Pablo es el hecho de que en cierto momento de nuestras vidas todos fuimos pecadores y nos sentimos destituidos de la gloria de Dios. En un momento de su vida Pablo estaba lleno de sí mismo, al igual que todos nosotros lo estuvimos en cierto momento de nuestras vidas. Que no hablaremos quizás de linaje, influencia y poder, pero; ¿ acaso no nos vanagloriamos de nuestras posesiones, del tipo de auto que manejamos, de cuanto ganamos, de nuestros títulos y galardones universitarios, de nuestro intelecto y nuestra posición social? Hubo un punto en nuestras vidas en el que no permitíamos que nadie nos dijera nada. Pero, Pablo recordó lo que Jesús les dijo a sus discípulos y se negó a si mismo ¿No te gustaría hacer lo mismo? Si ya lo hiciste, vas por el camino correcto. 

(Lucas 9:23) Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. 

La frase "y sígame" se refiere a uno que va detrás de alguien para acompañarlo, no necesariamente para imitarlo. Pero Pablo no solo fue en pos de Cristo para acompañarlo, sino para imitarlo, como Dios nos pide que también hagamos, "ser sus imitadores". Eso es lo que Pablo hizo, para ser imitador de Cristo, Pablo se negó a sí mismo, todo lo que él era y todo lo que tenía, para mostrarnos a nosotros como ser no solo imitadores de él, sino también de Cristo, y ultimadamente, de Dios, como nos exhorta Efesios 5:1,2  

Podríamos preguntarnos, ¿cómo podría ser un imitador de Dios, si solo soy un simple ser humano? ¿Podría ser eso posible? Bueno, si Dios nos pide que seamos "imitadores" de él es porque muy probablemente está disponible, él nunca nos pedirá que hagamos algo imposible, y siempre nos dará una vía para que alcancemos esas metas que él quiere que logremos, por eso es que Pablo nos dice: 

(1 Corintios 11:1) Sed imitadores de mí, como yo también lo soy de Cristo. 

Pablo nos muestra, que antes de intentar imitar a Dios, debemos intentar imitar a Cristo, y antes de intentar imitar a Cristo, debemos intentar imitarlo a él. Luego, nos muestra el primer paso de cómo convertirnos en imitadores de Cristo. 

(Filipenses 3:7) Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 

Pablo abandonó todo para ganar a Cristo. ¡Todo! ¿Harías tú lo mismo? ¿Pondrías todo lo que tienes y todo lo que eres en segundo lugar, para ganar a Cristo al hacer a Jesús tu señor y poner a Dios primero, a su Palabra y a su gente? 

(Filipenses 3:8) Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 

¿Ves cómo Pablo se refiere a Jesús aquí? Le llama: ¡Mi Señor! Pablo hizo a Jesús su señor y salvador personal y eso es lo que todos nosotros debemos hacer. ¡Confesarlo y hacerlo Señor de nuestras vidas! 

(Filipenses 3:9) y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 

Pablo entendió que lo que él consideraba su propia justicia no tenía valor. Todo aquello que estaba fuertemente fundado en la Ley de Moisés, sus creencias, su religión, su linaje, su poder, su autoridad, ahora no tenían ya ningún valor para él, sino la justicia que es por la fe de Dios en Jesucristo, Señor nuestro. ¿Por qué es esto importante? Para conocer a Cristo, y el poder de su resurrección, es por eso que debemos deshacernos de nuestras creencias, de nuestra religión, de nuestras tradiciones, y todo lo que tenga que ver con la carne y los sentidos, todo aquello que se nos ha inculcado desde nuestra infancia, nuestra niñez y a lo largo de nuestra vida académica y profesional, que sea opuesto a la Palabra de Dios. Pablo entendió la importancia de darle el valor real a Dios y su Palabra por encima de todo lo que él era y lo que tenía. ¿Pondrías tú a Dios, su Palabra, y su justicia, por encima de tus posesiones, tu dinero y tus títulos universitarios? 

(Filipenses 3:10) Para que yo le conozca, y el poder de su resurrección, y la participación de sus sufrimientos, siendo hechos conforme a su muerte; S

Si queremos conocer a Cristo, debemos entender que la única justicia genuina es la de Dios mediante la fe de Jesucristo, no nuestra justicia, no la del mundo, no la de la ley de Moisés. 

El libro de Efesios es conocido como: "el desayuno de los campeones", porque da instrucciones a los creyentes renacidos del espíritu de Dios que practican un andar balanceado y han alcanzado cierto grado de madurez para tratar de ser imitadores de Dios, porque Dios no quiere que solo seamos "seguidores", sino "imitadores". Un "seguidor" simplemente sigue para acompañar. Un "imitador" emula, copia, modela, ejemplifica, reproduce y trata de parecerse al patrón original, que es Dios, y eso es exactamente lo que Dios quiere que hagamos en nuestro diario andar. 

Pablo nos muestra que es posible ser imitadores de Dios, pero que antes de intentar imitar a Dios, debemos intentar imitar a Cristo, y antes de intentar imitar a Cristo, debemos intentar imitarlo a él. En la segunda parte veremos que es que Pablo hizo para poner a Dios y su Palabra por encima de todo en su vida, e imitar a Cristo y hacer la voluntad de Dios casi todos los días de su vida. 

Con mucho Amor tu hermano en Cristo. 

 J. E. R. S.
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Seguramente has escuchado alguna vez la frase: “todos los caminos llevan a Roma” o alguna versión similar a ella. Eso pudiera ser verdad, pero déjame mostrarte y compartirte lo que realmente es una verdad absoluta.


(Juan 14:1) No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. {2} En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. {3} Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. {4} Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. {5} Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? {6} Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.


¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: "Yo soy el camino"? Seguramente tú ya  lo sabes, pero hice un pequeño estudio de la palabra "camino", para complementar un poco más eso que ya sabes.


Hay ocho diferentes palabras griegas traducidas como "camino", pero la palabra griega usada aquí es la palabra hodos; que significa: carretera o vía; (como un gran camino que lleva de un lugar a otro, especialmente una con superficie preparada para el tránsito de vehículos) también significa: ruta; (un  curso tomado para llegar de un punto de partida hasta un destino). Significa también: jornada; que es el acto de viajar de un lugar a otro. También significa: modo, medio, o manera  (que es la forma  en que se produce una experiencia, se expresa o se hace algo para lograr una meta determinada, ).


Veamos  un par de versículos con algunos de estos significados para tratar de ilustrar lo que Jesús quiso decir realmente cuando dijo: "Yo soy el camino…"


(Hechos 8:26) Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 


(Hechos 9:17)  Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 


En estos dos versículos podemos entender claramente el significado de hodos; como una carretera, un camino,  o vía; ya sea una superficie preparada para el tránsito de vehículos o una ruta para llegar de un punto de partida hasta un determinado destino. Veamos un par de versículos que muestran hodos como un modo o un medio para lograr algo.


Un claro ejemplo de esto, es lo que la última parte de Juan 14:6 expresa.


(Juan 14:6) Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.


El único medio o la única manera, para llegar al Padre, es a través, o por medio de Jesucristo, y así también lo indica el siguiente versículo:


(Hechos 16:16) Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. {17} Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. 


Esta mujer poseída por un espíritu de adivinación, prácticamente gritaba, declarando la verdad, que Pablo y Silas, anunciaban la única manera o medio de salvación disponible a la humanidad, ¡Jesucristo!


En resumidas cuentas, la palabra griega hodos, traducida como “camino”, puede usarse en una variedad de significados; un camino, tan amplio como una avenida, o tan estrecho como una vereda; una ruta, o una  jornada. También, un modo, forma o manera de experimentar algo;  o un medio para lograr, u obtener algo específico, en este caso, ¡la salvación!.


Jesucristo es todo eso, porque cuando dijo “…yo soy el camino”, dejo en claro que no es solo un camino, sino, el único camino, la única ruta, el único modo,  la única manera de llegar al Padre.


Pero, déjame ahora mostrarte otro sentido en que esta palabra griega hodos  es usada.


¿Recuerdas cuando Pablo decidió ir a Jerusalén?


(Hechos 20:22) Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer;  {23} salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones


¿Por qué dice Pablo que no sabe lo que le habrá de acontecer en Jerusalén, cuando Dios mismo, por medio del espíritu santo le dice que le esperan prisiones y tribulaciones? ¿Y cuando no solo se lo dice a él, se lo reitera a lo largo de su travesía, por medio de diversos hermanos en la fe?


(Hechos 20:24)}  Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. 


Pablo estaba más interesado en llevar a cabo su deseo de ir a Jerusalén, que en hacer caso a lo que Dios le decía, y creo que todos sabemos lo que sucedió ¿verdad? Pablo fue capturado y tuvo que defenderse de acusaciones falsas. Su primera defensa la hizo frente al tribuno de los centuriones que lo rescató de sus acusadores que casi lo matan.


(Hechos 22:1) Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros. {2} Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Y él les dijo:  {3} Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros.  {4} Perseguía yo este Camino  (movimiento) hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; {5} como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados. 


Aquí Pablo habla de "este camino" como si se tratara de un "movimiento", algo que tenía que ser extinguido,  o eliminado.


Después, Pablo tuvo que defenderse frente al gobernador Festo, donde habló de "este camino" como una "nueva doctrina".


(Hechos 24:10) Entonces Pablo, después de que el gobernador había hecho señas a él hablar, respondió: Porque sé que has sido de muchos años gobernador de esta nación, que hago la respuesta más alegre para mí: {11} Porque tú puedes entender que no hace más de doce días que subí a Jerusalén para adorar. {12} Y ni me hallaron en el templo disputando con ninguno, ni haciendo concurso de multitud, ni en sinagogas, ni en la ciudad: {13} Ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. {14} Pero esto te confieso, que según el Camino (doctrina) que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que están escritas en la ley y en los profetas:


Aquí Pablo habla de "el camino" como una "nueva doctrina", como enseñanzas heréticas que trataba de eliminar y en las que ahora, él confiesa  creer.


Después, Pablo se presentó delante del rey Agripa,


(Hechos 25:13) Pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea para saludar a Festo. 


(Hechos 25:22) Entonces Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. Y él le dijo: Mañana le oirás. 


(Hechos 26:1)  Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa:  {2} Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos.  {3} Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia. {4} Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos;  {5} los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo. {6} Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; 


En los versículos 4 y 5, Pablo menciona que desde el principio, todos los judíos conocían su antigua manera de vivir y su antigua religión.


(Hechos 26:9) Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret;  {10} lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. {11} Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. 


Pablo dice que consideró su deber hacer hasta lo imposible contra el nombre de Jesús de Nazaret, y describe "ese camino", como “un grupo de personas” a quienes él persiguió, castigó y asesinó.


(Hechos 26:12) Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, {13} cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo.  {14} Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. {15} Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. {16} Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, {17} librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, {18} para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. {19} Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, {20} sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. {21} Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme. 


En el versículo 15, el Señor mismo le dijo a Saúl que él era “ese camino” que Saúl perseguía.


(Hechos 26:22) Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: {23} Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles. {24} Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. {25} Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. {26} Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. {27} ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. {28} Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. {29} Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! 


La palabra "camino" en todos estos versículos, básicamente, describen "un movimiento"; "una doctrina"; "una manera de creer"; "una forma de vida". Se refiere a Jesús de Nazaret, nuestro Señor y Salvador, pero también se refiere a los cristianos. ¡Eso somos nosotros ahora!


(Juan 14:1) No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. {2} En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. {3} Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. {4} Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. {5} Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? {6} Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.


Sé que has escuchado alguna vez la frase que dice: “todos los caminos llevan a Roma”.  Quizás sea verdad, pero Roma no es el centro del mundo, y aunque lo fuera, los caminos que llevan a Roma no te dan la salvación ni te llevan al Padre.


¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: "Yo soy el camino"? Que a diferencia de Roma, a donde  pudieras  llegar por todos los caminos; para llegar al Padre no hay mil caminos, ni ninguna otra manera, modo,  método, acto, o medio, para llegar al Padre si no es por él.


Jesucristo, como el “camino”, no está presente para predicar, y declarar la Palabra de Dios al mundo hoy. Pero nosotros, los cristianos, estamos presentes, y podemos predicar la Palabra de Dios y declarar al mundo que todo el que confiese al hijo de Dios como señor y crea en su corazón que Dios le levantó de entre los muertos será salvo, y vendrá a formar parte de la familia de Dios.


(2 Corintios 5:17) De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. {18} Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; {19} que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. {20} Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 


Se nos ha encargado el ministerio de la reconciliación, ya sea trayendo de vuelta a cristianos alejados de Dios y su Palabra por cualquier motivo, o convirtiendo incrédulos a la Palabra de Dios.


(2 Corintios 3:1) ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros?  {2} Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; {3} siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. {4} Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; {5} no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, {6} el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.


Eso es lo que la Palabra de Dios dice de nosotros, que somos ministros competentes de un nuevo pacto, el del espíritu, y cuando la gente ve nuestra forma de ser, nuestra conducta, y  nuestro estilo de vida, siempre preguntan por qué es que somos diferentes.


Por lo tanto, debemos continuar, como Pablo dijo, dando testimonio a pequeños y a grandes de la maravillosa liberación de Dios que está disponible hoy, para que abran sus ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y  de la potestad de Satanás a Dios, para que reciban por la fe en Jesucristo el perdón de pecados y herencia entre los santificados.


(1 Pedro 3:13 ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?  {14} Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, {15} sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;  {16} teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.


Debemos enseñar a Cristo, y el poder de su resurrección, compartir acerca de la esperanza que mora en nuestro interior, del amor, del poder y  de la gracia de Dios, nuestro Padre celestial hasta lo último de la tierra. Hoy  nosotros somos no únicamente voceros de ese hodos. Nosotros somos ahora ese movimiento; tenemos la doctrina, la creencia, la forma de vida. Tenemos Cristo en nosotros, la esperanza de gloria, y somos ministros competentes de ese ministerio de reconciliación, para mostrar a otros ese camino, esa ruta, esa manera o medio para ganar la salvación e ir al Padre!


¡Dios te bendiga!


I.H.N.


J.E.R.S.

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