La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

¿Alguna vez has pensado en las analogías de la vida? Sé que tú probablemente pensarás en algo que relacionarás con la Palabra de Dios. Hoy quiero compartirte una de las tantas que yo he pensado.

Yo trabajo por mi cuenta, como quien dice soy mi propio jefe, pero a la vez mi único empleado. Así que no tengo a quien mandar a hacer el trabajo más que a mí mismo, pero no tengo que subordinarme a nadie más, que a la obediencia a Cristo Jesús mi señor y salvador personal, y a Dios nuestro padre celestial, creador de los cielos y la tierra. Un día de trabajo para mí puede reflejar el andar de la vida de un creyente cristiano.

Cada vez que subo a mi auto y comienzo a manejar pienso en la jornada de mi día, adonde voy, que es lo que tengo que hacer, cómo lo tengo que hacer, por qué lo tengo que hacer, y asegurarme de regresar a mi casa seguro, tranquilo, y con la certeza de que hice lo que tenía que hacer de la mejor manera.

Las calles, las autopistas, me muestran un micro ejemplo de la diferencia que hay entre lo que significa el andar cristiano y el andar del mundo. Puedo ver como la gente conduce sus autos y como se comportan, eso me muestra de alguna manera que estilo de vida viven.

Hay conductores buenos, y malos, irresponsables, distraídos, agresivos, violentos, inconscientes, sin respeto por la vida de los demás y de ellos mismos, pues solo piensan en llegar a su destino sin tomar en cuenta quien maneja enfrente, atrás, o, a los lados. Muchas veces sin impostarles siquiera quien los acompañe en el interior de su unidad, manejan sin respetar los reglamentos más básicos y fundamentales de tránsito que conocen, porque si no los conocieran, ellos no hubiesen recibido una licencia para conducir; pero que por sus “pistolas” los ignoran, al igual de los señalamientos provistos a lo largo de las calles y autopistas para la conveniencia y la seguridad de ellos mismos y de la sociedad en general.

Veo la autopista como la ruta de la vida, y en una al igual que la otra existen reglas, señales, información disponible para que podamos llegar a nuestros destinos, seguros, tranquilos, con la certeza de que hemos cumplido con nuestra jornada de la mejor manera. Ya mencioné algunos tipos de conductores que hallamos en las calles y autopistas en las que manejamos, y en la ruta de la vida también podemos encontrar de todos tipos, colores, y sabores.

En el mundo cristiano quisiera declarar que todo es color de rosa y que todos nos conducimos correctamente, respetuosamente, responsablemente, cortésmente, humildemente, y amorosamente unos con otros, pero desafortunada mente no es así, y como en las autopistas, también hallamos “creyentes cristianos” que se comportan como esos malos conductores; distraídos, irresponsables, agresivos, inconscientes, y sin respeto, es lo más triste que pudiéramos imaginar de alguien que se hace llamar “cristiano.” No respetan a Dios, no creen su Palabra, y no obedecen las reglas ni las señales establecidas a lo largo de las calles y autopistas del evangelio de Cristo en la ruta espiritual. Esta analogía tiene que ver con el respeto, con la creencia, con la obediencia.

Vamos por favor al evangelio de Juan, cuando después de la resurrección, Jesucristo mismo se presentó a los apóstoles que estaban encerrados por temor de los judíos.

(Juan 20:24) Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. {25} Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.

Existen muchos “Tomás” en el mundo cristiano de hoy, y todos quieren “ver para creer,” ignorando lo que Jesús dijo. Ocho días después, se presentó nuevamente a los apóstoles y Tomás estaba presente.

(Juan 20:29) Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

¿Qué tipo de creyente eres tú? ¿Cómo manejas cuando sales a las autopistas de la vida, en la ruta de la salvación para llegar a la eternidad? ¿Respetas a Dios? ¿Te sujetas a la obediencia a Cristo? ¿Crees la Palabra de Dios o necesitas ver para creer? Jesús mismo tuvo que lidiar con ese tipo de gente.

(Juan 4:46) Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. {47} Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. {48} Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. {49} El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. {50} Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.

El versículo 50 dice que este hombre “creyó” las palabras de Jesús cuando le dijo: “tu hijo vive” y se fue, él sabía de Jesús y sus poderes sanadores, al grado que fue personalmente a rogar por la sanidad de su hijo, siendo él un oficial del rey, algo que no era bien visto entre los de su clase, pues no era cualquier persona, él era un hombre importante, aun así, no le importo ser señalado por los de su clase. Seguramente regresó a su casa, ansioso de conocer la condición de su hijo, y confirmar si era verdad, lo que Jesús le había dicho, algo que podemos entender de los versículos siguientes.

(Juan 4:51) Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. {52} Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. {53} El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.

Después de confirmar las palabras de Jesús no solo él sino toda su casa creyó, aunque también tuvieron que ver para creer.

(Mateo 16:1) Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. {2} Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. {3} Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis! {4} La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.

Los líderes religiosos de esos tiempos también buscaban señales para creer, aunque su única razón de preguntar por ellas era la de tentar al señor Jesús para acusarle y finalmente matarle. ¿Buscas tú aún señales para poder creer? ¿Es tu pastor, tu ministro, tu líder espiritual uno de los que se guían por señales para enseñarte a creer? ¡Cree entonces en la señal del profeta Jonás porque ya sucedió!

Jesús nuestro señor y salvador personal murió por ti y por mi y con su sangre nos redimió del pecado y de la muerte. Fue crucificado, resucitó y ascendió al cielo y está sentado a la diestra de Dios, y nos envió un consolador que es el don del espíritu santo, pero también nos dejó un cometido: ¡predicar el evangelio! Pero para ello primero tienes que confesarlo y aceptarlo como señor personal de tu vida y subordinarte siendo obediente a él.

¿Cómo? (Romanos 10:9) que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. {10} Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

Después que eres salvo, mira lo que les dijo a los apóstoles, porque también te incluye a ti.

(Marcos 16:15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. {16} El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. {17} Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; {18} tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. {19} Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. {20} Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.

¿Puedes crees tú esto? ¡Entonces no busques señales, hazlas tú! Recuerda que todo lo que se escribió antes del día de Pentecostés es para nuestro aprendizaje, pero después que los apóstoles recibieron el don del espíritu santo, Dios lo hizo disponible para todo aquel que cree en su hijo y lo confiesa como su señor y salvador personal. ¡Ahora Cristo mora en ti, y con toda su autoridad y poderío tú puedes hacer esas señales! ¿Quieres más confirmación de lo que un creyente cristiano puede hacer?

(Hechos 2:16) Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: {17} Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; {18} Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

Cuando Dios en su palabra dice una cosa dos veces, significa que queda establecido, y aquí leemos dos veces “derramaré de mi espíritu y profetizarán” lo que ha venido sucediendo desde el día de Pentecostés, cuando los apóstoles recibieron el don del espíritu santo y hablaron en lenguas, la cual es una señal para los incrédulos de que quien lo practica ha recibido el don del espíritu santo en manifestación, y está capacitado para operar las nueve manifestaciones del espíritu de Dios.

Pero si tú aún buscas por señales para creer, en vez de ser quien haga las señales debes tener cuidado.

(Mateo 24:24) Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.

Esto ha sucedido prácticamente desde los inicios de la iglesia cristiana, aunque muchos ahora se afanan por predicar el fin de los tiempos infundiendo temor aún a la iglesia de Dios, porque el adversario ha falsificado todo lo que Dios ha hecho por y para su gente, pero no debemos de creer todo lo que vemos ni todo lo que oímos.

(2 Tesalonicenses 2:3) Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, {4} el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. {5} ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? {6} Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.

Todo sucederá a su debido tiempo, pero si no respetamos a Dios, si no nos subordinamos bajo la obediencia a Cristo, y si para creer la Palabra de Dios primero tenemos que ver, no somos más que esos conductores que abundan en las calles y en las autopistas, de todas las ciudades del mundo; que no respetan, que son violentos, agresivos, inconscientes, distraídos y que no siguen los reglamentos ni respetan las señales.

Ahora, volviendo a las calles y autopistas, existen dos tipos de señales, las que se encuentran al costado de las calles o al lado de las autopistas y las elevadas, aquellas que se encuentran por encima. Las de las calles nos muestran el lugar por donde manejamos, los nombres de las calles, los límites de velocidad, las zonas escolares, y nos dan información acerca de dónde encontrar hoteles, gasolineras, parques y hospitales. Pero cuando salimos a la autopista hay señales elevadas que son las que nos guían para llegar a los diferentes destinos a los que viajamos y son en las que debemos poner más atención. En la ruta que nos lleva en la jornada de la salvación con una parada en el cielo, antes de llegar a la eternidad, también debemos mirar a las señales elevadas, y no me refiero a las que están apostadas en todas las autopistas del mundo.

(Colosenses 3:1) Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. {2} Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. {3} Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. {4} Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

No seas un conductor inconsciente, irrespetuoso, violento o distraído, se amable, respetuoso y maneja en paz, tampoco seas un creyente incrédulo que necesita ver para creer. No busques señales, has tú las señales, y si no sabes cómo, estudia la Palabra de Dios que tiene la respuesta a todas las inquietudes de la humanidad.

(Santiago 3:13) ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. {14} Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; {15} porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. {16} Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. {17} Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. {18} Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.

Cuando conduzcas en las calles y autopistas del mundo no te comportes como un animal diabólico, así también cuando conduzcas en las calles y autopistas de la Palabra de Dios, muestra esa buena conducta en sabia mansedumbre, se amable, benigno, misericordioso, en paz. Recuerda:

(Santiago 1:17) Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

Como un conductor de las calles del mundo, la velocidad tampoco te hará llegar más pronto a tu destino, y si eres imprudente pudieras hasta causar un accidente que probablemente afectaría a segundas y terceras personas. Como creyente cristiano el enseñar que el fin del mundo está cerca tampoco hará que Jesucristo retorne antes de tiempo, solo afectaras la creencia y la esperanza de segundas y terceras personas. Además, no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro señor Jesucristo. ¡No creas las doctrinas de demonios ni las promuevas, cree la Palabra de Dios!

(1 Tesalonicenses 5:1) Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. {2} Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; {3} que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. {4} Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. {5} Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. {6} Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. {7} Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. {8} Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. {9} Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. {10} quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. {11} Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.

Si tú todavía necesitas ver para creer, aun no tienes respeto por Dios, no te sometes a la obediencia a Cristo, y no crees la Palabra de Dios. Cada día que salgo a trabajar sé que yo tengo que conducirme de la mejor manera, porque la eternidad está disponible, pero nadie ha llegado aún a ella, y como el apóstol Pablo humildemente lo expresa:

(Filipenses 3:12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. {13} Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, {14} prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 

Déjame recordarte también lo que dijo Jesús, pero al final, ¡la decisión es tuya! Yo solo te exhorto a que ¡prosigas a la meta!

 (Juan 20:29) Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

¡Me gustaría saber que eres un buen conductor, seguro, tranquilo, amable, y respetuoso de las leyes, las reglas y señales de las calles y autopistas del mundo, y de tu comportamiento en general, pero más me encantaría saber que tú eres uno de esos creyentes cristianos bienaventurados, de los que no necesitan ver para creer, sino de los que creen y operan las manifestaciones del espíritu santo, cuando lo hagas, las señales también te seguirán, y verás manifestadas en tu vida y la de tu familia, las promesas y todas las bendiciones de Dios!

¡Dios te bendiga!

E. S. N.

J.E.R.S.
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Vivimos en la era de la información y la desinformación. Las noticias reales y las noticias falsas compiten por la mejor audiencia, y para decir la verdad, difícilmente se puede creer a una o a la otra. El problema radica siempre en la fuente de donde proviene la información, y en la veracidad de los testigos que respaldan la historia que los medios quieren que todos creamos.

Hoy quiero compartir acerca de "ser testigos," no de los testigos de las "noticias" de hoy, sino de los que dan testimonio fiel y verdadero, y se mantienen firmes, en la mejor información que existe.

El Diccionario define a un testigo como a una persona que da testimonio de algo. Específicamente: alguien que atestigua una causa ante un tribunal judicial. Un testigo es también una persona que presencia o adquiere un conocimiento directo y verdadero de algo.

Bíblicamente hablando, atestiguar, es el testimonio de una persona, o de algo (recordatorio o monumento) que da el testimonio sobre una persona o sobre un evento. En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea  ed se refiere al elemento legal del testimonio. Alguien que presenta un testimonio fiel y verdadero basado en la observación.

Cuando alguien era acusado de transgredir la ley, solo podía ser condenado por el testimonio de más de un testigo.

(Deuteronomio 17:6) Por dicho de dos o de tres testigos morirá el que hubiere de morir; no morirá por el dicho de un solo testigo.

Los testigos involucrados en un juicio eran los primeros en tirar una piedra al condenado.

(Deuteronomio 17:7) La mano de los testigos caerá primero sobre él para matarlo, y después la mano de todo el pueblo; así quitarás el mal de en medio de ti.

Un testigo debía ser una persona de buena reputación, de buen carácter, de buena conciencia y responsable ante su voto o compromiso para servir a Dios el creador.

(Josué. 24:22) Y Josué respondió al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido a Jehová para servirle. Y ellos respondieron: Testigos somos. {23} Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel. {24} Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos. {25} Entonces Josué hizo pacto con el pueblo el mismo día, y les dio estatutos y leyes en Siquem. {26} Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová. {27} Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras que Jehová nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios.

Josué levantó una piedra o monumento, edah, como testigo del compromiso. Este acto también es un testimonio y se practicaba comúnmente en el Antiguo Testamento. El monumento era una respuesta a las generaciones presentes y futuras que servía de testigo de la actividad divina.

El concepto legal de un testigo descrito en el Antiguo Testamento, también se mantiene en el Nuevo Testamento, y está traducido por una sola palabra griega, martureo, y sus diferentes derivados.

El sentido legal del testimonio de un testigo, se puede entender clara, rápida y de manera resumida durante el juicio de Jesús. Cuando los líderes religiosos de esos tiempos trataron de justificar su error, haciendo caso omiso de lo que decía la ley acerca de presentar más de un testigo, tomando ellos mismos el papel de testigos y jueces, acusando ellos mismos a Jesús y darle una sentencia de muerte.

(Mateo 26:64) Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. {65} Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia.

Podemos ver eso mismo en (Marcos 14:62, 63) y (Lucas 22:70, 71).

En las Epístolas a la iglesia Pablo le recordó a Timoteo que no actuara apresuradamente al acusar a un anciano sin al menos dos o tres testigos.

(1Timoteo 5:19) Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos.

Veamos qué más nos enseña la Biblia acerca de los testigos.

(Éxodo 20:16) No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

Este es uno de los mandamientos que Dios le dio a Moisés, y si alguien no debe dar falso testimonio en contra de su prójimo, significa que tal persona debe ser un testigo fiel de la verdad.

(Proverbio 14:25) El testigo verdadero libra las almas; Mas el engañoso hablará mentiras.

Esto me recuerda lo que dijo Jesús en el evangelio de Juan.

(Juan 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; {32} y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. {33} Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? {34} Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. {35} Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. {36} Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

Para ser un testigo fiel, una persona debe conocer la verdad, y la única condición aquí para conocer la verdad es ser un discípulo de Jesús al permanecer en su palabra. Estas no son las palabras que leemos o escuchamos de las noticias del mundo. Jesús aquí se refiere a la Palabra de Dios como sus propias palabras porque las hizo suyas y las vivió. Eso es lo que también tenemos que hacer, permanecer en la Palabra de Dios, hacerla nuestra y vivirla. Lo hermoso de esto es que la verdad no solo nos hará libres cuando la sepamos, sino que, al ser un verdadero testigo, o testigos fieles de la verdad ¡podemos llevar la liberación a otras personas!

(Proverbio 19:9) El testigo falso no quedará sin castigo, Y el que habla mentiras perecerá.

Hay recompensas y satisfacciones como resultado de ser un testigo fiel y verdadero, pero también hay consecuencias muy malas para los falsos. Por supuesto, Dios quiere que seamos fieles y verdaderos testigos de su Palabra, alguien que libera las almas y no alguien que habla engaños y mentiras.

(Juan 1:6) Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. {7} Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. {8} No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

Juan el Bautista vino a ser un testigo de la luz, algo que era verdad, Dios lo envió a dar testimonio del ministerio de Jesucristo.

(Juan 3:22) Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba. {23} Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados. {24} Porque Juan no había sido aún encarcelado. {25} Entonces hubo discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación. {26} Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él {27} Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.

Juan sabía que Jesucristo era el hijo de Dios, y que todo lo que hacía provenía de Dios, así que dio testimonio de ello. También nosotros recibimos este ministerio del cielo, porque Dios nos llamó a ser testigos. Regresa al versículo 11 donde Jesús habla con Nicodemo acerca del nuevo nacimiento.

(Juan 3:11) De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.

Un testigo debe conocer o haber visto aquello de lo que está hablando, debe ser parte de lo que está dando testimonio. Un testimonio es una declaración solemne bajo juramento con el fin de establecer un hecho (como en un tribunal). También es, hacer una declaración basada en el conocimiento o creencia personal, declarar, explicar y denotar algo con seguridad y verdad, en lo Físico y en lo moral. ¿No es esto para lo que hemos sido llamados?

(Hechos 1:4) Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. {5} Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. {6} Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? {7} Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; {8} pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Este fue el momento en que Jesucristo ascendió al cielo y dijo a sus discípulos que esperasen en Jerusalén hasta que recibieran el "don" del espíritu santo. Después de eso, la actitud de los apóstoles cambió y se volvieron más audaces y denodados, ya no tenían miedo a los judíos. También dieron a conocer la promesa que estaba disponible para aquellos a quienes el Señor llamó.

(Hechos 2:38) Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. {39} Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

La promesa de la que Pedro está hablando llega hasta nosotros y más allá, por lo que también es nuestra responsabilidad dar testimonio de lo que sabemos, porque todavía hay muchas personas que no saben lo que Dios tiene reservado para ellos. Aunque también hay otros que no creen lo que enseñamos, porque aún viven bajo la Ley de Moisés, y solo conocen el bautismo en agua de Juan el Bautista.

(Hechos 15:5) Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. {6} Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. {7} Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. {8} Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; {9} y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.

El Espíritu Santo da testimonio de que hemos sido llamados, y como los apóstoles fueron testigos, ¡así también nosotros! Pero,¿ testigos de qué?

(Hechos 1:22) comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.

(Hechos 4:33) Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.

El hablar en lenguas es nuestra prueba de que también somos testigos de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Gracias al apóstol Pablo, quien llevó la Palabra de Dios a los gentiles.

(Hechos 22:14) Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. {15} Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.

Un testigo da testimonio sobre todo lo que ha visto y oído.

(Romanos 1:1) Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, {2} que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, {3} acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, {4} que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, {5} y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre {6} entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; {7} a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. {8} Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo. {9} Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,

Pablo testificó ante los romanos que Jesucristo es el hijo de Dios, que era del linaje de David según la carne, y que fue resucitado de entre los muertos. El versículo 5 dice que hemos recibido la gracia y el apostolado por amor a su nombre, y en el versículo 6 dice que fuimos llamados a ser de Jesucristo. El versículo 8 nos exhorta a divulgar nuestra fe, lo que nos hace testigos del ministerio de Cristo. ¡En el versículo 9, Pablo menciona a Dios mismo como su propio testigo, de hacer mención de los creyentes en sus oraciones siempre!

(Romanos 8:14) Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. {15} Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! {16} El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. {17} Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

¡Debemos dar testimonio de que somos herederos de Dios y coherederos con Cristo!

(1 Pedro 5:1) Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada:

(1 Juan 1:1) Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida {2} (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); {3} lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. {4} Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. {5} Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 

Pedro, Juan y los demás apóstoles fueron testigos oculares y participes de los padecimientos de Cristo, estuvieron allí con él, lo vieron y lo sintieron con él. Toda la empatía que nosotros podemos manifestar proviene de lo que leemos en la Biblia acerca de los padecimientos de Cristo y de lo que creemos cuando confesamos a Jesús como nuestro Señor y salvador personal, y lo que debemos decirle al mundo tocante al verbo de vida, es la promesa de la vida eterna, y acerca de la gloria que será revelada.

(2 Pedro 1:16) Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. {17} Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. {18} Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. {19} Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;

¡Somos nosotros los que tenemos la palabra profética más segura! ¡No los medios de comunicación!

(Filipenses 4:1) Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados. {2} Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. {3} Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida. {4} Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! {5} Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. {6} Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.{7} Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. {8} Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. {9} Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

Para que nuestra fe o creencia sea conocida por todos, no solo tenemos que pensar en estas cosas, sino hacerlas, ¡así es como esa luz de la que Juan el Bautista dio testimonio, brillará en nuestros corazones y la paz de Dios estará con nosotros!

(Santiago 1:22) Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

La mejor manera de ser testificar es con el ejemplo, con nuestro propio andar, haciendo día a día la Palabra de Dios.

Con respecto a los tiempos actuales, donde la información vuela de boca en boca, de oreja a oreja, de ojos a ojos, de mente a mente y de corazón a corazón, en menos de un nanosegundo, es muy fácil confundirse y abrumarse por semejante bombardeo de medias verdades y mentiras completas. Nunca olvides que la fuente de ellas es el mundo, y sin importar quién sea la celebridad, o el alto funcionario de gobierno, los llamados expertos, eruditos, o doctorados, que viertan su sabia opinión, nuestra exhortación como creyentes renacidos del espíritu de Dios, precisamente es NO prestar atención a las fábulas de viejas como 1 Timoteo 4: 7 menciona, o como lo que 2 Pedro llamó fábulas artificiosas. Y no te olvides de lo que nos enseña Romanos 12.

(Romanos 12:2) No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Hay una frase que el mundo enseña que dice: "la información es poder." Lo que podría ser cierto en el mundo de los sentidos y quizás lo suficientemente bueno para un creyente carnal, los que no andan conforme al espíritu. Pero si realmente queremos que nuestra fe, nuestra creencia, sea conocida por todos los hombres, no debemos confiar, ni creer, ni tragarnos, las cosas con las que este mundo trata de alimentarnos para intoxicar nuestras almas.

La verdadera clave del poder es la mente renovada y si queremos probar la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta, nunca debemos tratar de encajar en este mundo ni aceptar sus maquinaciones, al contrario, debemos hablar de las grandes promesas escritas en la Palabra de Dios, porque esta es la única fuente de verdad.

Tenemos la fuente de información más confiable y segura que existe, ¡difundámosla! Hemos sido llamados a ser testigos de Jesús hasta lo último de la tierra; y una clave maravillosa para hacer eso y crecer, es hablar la verdad.

(Efesios 4:15) sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

Como acabo de mencionar, tenemos la palabra profética más segura que existe, que es la mejor y más confiable fuente de información conocida por la humanidad. Hablemos esa verdad correctamente dividida unos con otros y compartámosla con aquellos que no la conocen y la necesitan.

¡Seamos esos testigos fieles de la verdad y llevemos liberación a la vida de la gente!

(1 Juan 1:6) Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;

¡Dios te bendiga!

E. S. N.

J.E.R.S.
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