La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

En la enseñanza de “La Cruz” concluimos que la cruz que cargó Jesús no era de madera, sino el compromiso de sacrificarse a sí mismo por la humanidad, el no abrir su boca cuando fue acusado, golpeado, humillado, abusado y masacrado, al grado que su rostro no tenía forma humana, el no desear mal a nadie sino por el contrario perdonar y justificar a los que lo torturaron delante de Dios diciendo: “Perdónalos Padre porque no saben lo que hacen.” Concluimos también, que la cruz que nosotros debemos cargar diariamente es: Presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, como un culto o adoración racional a nuestro Padre Celestial. Comprometiéndonos a amar a Dios con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerzas, y a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador más que a nuestra familia, nuestras pertenencias, o a nosotros mismos. El amar al prójimo como a uno mismo, y ser obediente, humilde, manso, dador. Teniendo la mente de Cristo, y siendo amorosos, pacientes, perdonadores, santos. La cruz que debemos cargar diariamente es: ¡Rendir nuestras vidas a Dios, a su hijo, y al movimiento de la Palabra de Dios cada día!

En la enseñanza “Logikos” concluimos que la palabra “racional” realmente significa: “espiritual;” por lo que si queremos saber cuál es la buena voluntad de Dios agradable y perfecta, debemos primero transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento, y para que nuestro “culto” a Dios sea realmente eficiente, ¡debe ser espiritual!

Hoy quiero enfocarme en la palabra “culto,” y continuar estudiando lo que Romanos 12 quiere que entendamos.

(Romanos 12:1) Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

La frase griega traducida “…os ruego…” es un sinónimo de orar, y significa: apelar o exhortar, por medio de una súplica o petición personal; es como si Dios mismo nos suplicara, a presentar (exhibir) nuestros cuerpos en sacrificio vivo, lo que debería ser nuestro diario andar con nuestro padre celestial. Déjame mostrarte una traducción expandida de romanos 12:1

“Debido pues a todo lo anterior (capítulo 11) apelo a ti con una súplica personal del Dios de la misericordia, para que exhibas tu cuerpo en sacrificio vivo, puro, libre de culpa y consagrado, completamente aceptable a Dios, lo que es tu “culto,” ministración o servicio espiritual a Dios.”

La palabra “culto” en romanos 12 es la palabra griega latreia, que significa: servicio divino, o ministración a Dios, también significa adorar. Es usada solamente 5 veces en el nuevo testamento incluyendo el uso en Romanos 12:1. Veamos en qué contexto se usa.

(Juan 16:1) Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. {2} Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio (latreia = culto) a Dios {3} Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí.

Esto prácticamente sucedió desde los inicios de la iglesia cristiana. ¿Recuerdas cuando Esteban fue apedreado, y como Saulo consentía en su muerte cuando asolaba a la iglesia?

Aún poco antes de su conversión, respirando amenazas y muerte, Pablo vino al sumo sacerdote y pidió cartas para las sinagogas de Damasco, lo hizo porque en realidad pensaba que persiguiendo a la iglesia, encarcelando y eliminando a los seguidores de las doctrinas de Cristo, rendía “culto” o servicio a Dios. La verdad es que Pablo no conocía al Padre, ni a Jesús. El siguiente uso de la palabra “culto” se encuentra en Romanos 9.

(Romanos 9:4) que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto (latreia) y las promesas;

Pablo habla aquí del pueblo de Israel, a quien Dios adoptó, haciéndoles partícipes de su gloria, encomendándoles la promulgación de la ley, el “culto” y las promesas. El “culto” aquí se refiere al servicio o ministración que los sacerdotes, así como el sumo sacerdote, realizaban al celebrar los sacrificios presentados ante Dios por los pecados y transgresiones del pueblo judío. Los siguientes versículos básicamente describen el “culto” que el supremo sacerdote llevaba a cabo.

(Hebreos 9:1) Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto (latreia) y un santuario terrenal. {2} Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. {3} Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, {4} el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; {5} y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle. {6} Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; {7} pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;

El versículo 1 dice que el primer pacto tenía ordenanzas de “culto,” o sea, un estatuto establecido por Dios, como un “decreto de absolución.” “Culto” aquí significa: “servicio divino,” representado por el ofrecimiento de la sangre de toros, palomas y corderos para lavar los pecados del pueblo. El versículo 2 describe la disposición del tabernáculo, la ubicación del lugar santo, el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. El versículo 3 describe la ubicación del lugar santísimo, donde estaba un incensario de oro y el arca del pacto que contenía el maná, la vara de Aarón, y las tablas del pacto, sobre la cual querubines de gloría cubrían el propiciatorio, como lo mencionan los versículos 4, y 5. El versículo 6 nos enseña que los sacerdotes entraban únicamente en la primera parte del tabernáculo (lugar santo) para cumplir los oficios del culto que a ellos les correspondía. El versículo 7 nos enseña que solo una vez al año, únicamente el sumo sacerdote podía entrar al lugar santísimo y desparramar la sangre del sacrificio como ofrenda para redimir sus pecados y los del pueblo judío.

El “culto” que los sacerdotes, y el sumo sacerdote llevaban a cabo una vez al año, eran parte del primer pacto que Dios hizo con el pueblo judío, sacrificios de muerte, representados por un pacto de sangre para la absolución de los pecados y las transgresiones de los sacerdotes mismos y del pueblo judío, porque sin sangre no hay absolución. Jesucristo trajo un nuevo pacto para Israel, pero cuando ellos rechazaron al hijo de Dios, el pacto se extendió para el resto de la humanidad.

(Hebreos 8:8) Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; {9} No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. {10} Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; {11} Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos. {12} Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. {13} Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.

Estos versículos nos muestran que el viejo pacto (Antiguo Testamento) perdió su vigencia en cuanto el nuevo pacto entró en acción. En este nuevo pacto no se necesitan sacerdotes que ofrezcan sacrificios de sangre de animales por los pecados de nadie. Jesucristo murió por nosotros y su sangre nos limpió de todo pecado, pasado, presente y futuro. En el versículo 12 Dios mismo dice que nunca más se acordará de nuestros pecados.

(Hebreos 1:1) Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, {2} en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; {3} el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, {4} hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.

Jesucristo es el hijo de Dios, el heredero de todo lo que Dios representa, él es el resplandor de la gloria de Dios y la imagen misma de su sustancia, quien nos purificó de nuestros pecados ofreciéndose a sí mismo una vez y para siempre, y está sentado a la diestra de Dios. 

(Hebreos 7:22) Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. {23} Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; {24} mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; {25} por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. {26} Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; {27} que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. {28} Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre. Jesucristo es el sacerdote perfecto, con un sacerdocio inmutable que puede salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios y es quien siempre intercede por nosotros.

(Hebreos 4:14) Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. {15} Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. {16} Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

¿Qué más necesitamos? ¡Ya lo tenemos todo! ¿Por qué vivir con temor si no cumplimos con las reglas y leyes establecidas en el pacto antiguo, cuando nunca hemos estados sujetos a la ley del pacto del antiguo testamento? ¿Si ahora somos partícipes de un nuevo pacto y tenemos quien intercede por nosotros siempre? El “culto racional” al que Romanos 12 se refiere, es completamente diferente al “culto” o servicio que los sacerdotes del antiguo testamento realizaban.

En el versículo 11 de Hebreos 8 dice: “porque todos me conocerán.” Cuando conocemos a Dios y su Palabra, aceptamos a Jesucristo su hijo como nuestro señor y salvador personal, y permitimos que su ley se arraigue en nuestras mentes, podemos entender que no necesitamos de nadie más que de Dios. Las ceremonias, los rituales, los altares, los candelabros y todo tipo de artificios que se utilizaban en el Antiguo testamento para ofrendar a Dios, hoy no sirven de nada. Dios no se interesa en cosas materiales ni nada que tenga que ver con los sentidos. Como lo vimos en la enseñanza de “lógikos,” nuestro culto o “servicio” a Dios tiene que ser “racional,” o dicho más de acorde con las escrituras “espiritual,” porque Dios es espíritu y los que le adoran es necesario que le adoren en espíritu y en verdad. Nuestro “culto racional” es nuestro diario andar con Dios, nuestra manera de vivir, de hablar, de trabajar, de conducirnos uno con otros haciendo todo conforme la voluntad de Dios como seres espirituales al ser transformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento.

Para entender con un poco de más claridad el enfoque de lo que Dios quiere de nosotros cuando se refiere al “culto” o “servicio divino” que debemos llevar a cabo, quiero ahora hacer una pequeña referencia a otras palabras griegas que también han sido traducidas como “servicio,” “ministrar,” “servir,” “adorar.”

Cuando Jesús fue llevado al desierto por el espíritu para ser tentado por el diablo, este le pidió que le adorase.

(Mateo 4: 9) y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. A lo que Jesús respondió: (Mateo 4:10) Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.

 “Adorar y servir” son aquí dos palabras muy importantes que debemos entender.” “Adorar” es la palabra Griega proskuneo; que significa: Hacer reverencia, postrarse en homenaje; pero también significa: besar, como un perro que lame la mano de su amo. “Servirás” es la palabra griega latreuo, que significa: “rendir culto religioso,” “ministrar, servir, adorar.”

Tanto “latreia” como “latreuo” provienen de la raiz griega “latris” que significa: “contratado,” pero están relacionados con rendir culto o servicio a Dios de diversas maneras.

En Mateo 4:9 el diablo quería que Jesús se postrara a sus pies en reverencia a él, que le adorara en homenaje y le besara la mano, como un perro que lame la mano de su amo. Pero Jesús no se ofuscó, ni se sintió herido en su orgullo o agredido como muchos de nosotros reaccionamos cuando alguien nos sugiere algo ofensivo, y nuestro orgullo nos insta a reaccionar en forma agresiva y en ocasiones violenta, ¡no! El actuó como todo creyente cristiano debería reaccionar ante cualquier circunstancia de la vida, ¡declaró la Palabra de Dios! El dijo: “¡Escrito está!: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás;” que gran ejemplo de humildad y mansedumbre. En otras palabras Jesús respondió: “Ante el señor tu Dios harás reverencia y solo a él ministrarás”

Aquí podemos ver el uso de estas dos palabras griegas. Proskuneo, o adorar, no es necesariamente lo mismo que servir o ministrar, y aunque latreuo también significa: adorar, rendir homenaje o reverencia; está más enfocado a servir; como un ministro del señor, que lleva a cabo un oficio o ministerio ante Dios y su gente. Y eso es a lo que Jesús se refiere en su respuesta al diablo, solo a Dios, el creador del cielo y de la tierra debemos rendir homenaje y reverencia, y solo a él debemos rendirle “culto,” servirle o ministrarle. Este “culto,” es el mismo tipo de “servicio” que debemos rendir en romanos 12:1.

(Mateo 4:11) El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.

Aquí la palabra “servían” es la palabra griega diakoneo; otra palabra que también significa servir o ministrar. Servir es: “Ejercer una actividad, empleo o cargo propio o en lugar de alguien.” Esa es la función de un diácono, servir, desgraciadamente en la iglesia organizada de hoy un diácono piensa que puede ejercer señorío sobre la gente de Dios y en ocasiones ser servido. Un diácono es un servidor o en otras palabras un siervo, que primordialmente debe servir a la gente de Dios, generalmente en una capacidad física, pero también en una capacidad espiritual. El diaconado es una función muy noble que requiere de una genuina vocación, 1 Timoteo describe los requisitos de un diácono, aunque en realidad enlista las características que todo creyente cristiano debería manifestar en su andar con Dios.

(1 Timoteo 3:8) Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas; {9} que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. {10} Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles. {11} Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo. {12} Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas. {13} Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.

Volviendo a Jesús y los ángeles que le servían, debemos notar que la palabra “servían” no es latreuo, como si los ángeles tuvieran que rendirle “culto” a Jesús, ese tipo de “culto” o servicio solo se rinde ante el Dios todo poderoso; pero tampoco es proskuneo, como si los ángeles tuvieran que rendir reverencia y postrarse ante él. Jesús mismo dijo al diablo que solo ante Dios el creador debemos hacer reverencia y postrarnos ante él.

¡Los ángeles no le adoraron o sirvieron a Jesús como si él fuera Dios! Pero después de haber pasado 40 días y 40 noches en el desierto y haber sido tentado por el diablo, le ministraron, le confortaron, le fortalecieron, ése es el tipo de servicio que los ángeles dieron a Jesús. Veamos un par de ejemplos más del uso de esta palabra Griega.

(Mateo 8:14) Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre. {15} Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía (diakoneo)

(Marcos 15:40) También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, {41} quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían (diakoneo); y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén. 

Tanto la suegra de Pedro como las demás mujeres mencionada en Marcos “sirvieron” a Jesús nuestro señor en una capacidad física; atendiéndolo y tomando cuidado sus necesidades.

(Mateo 20:28) como el Hijo del Hombre no vino para ser servido (diakoneo), sino para servir (diakoneo), y para dar su vida en rescate por muchos.

Aquí podemos ver el ejemplo perfecto de “servir,” porque el hijo del hombre, Jesucristo, no vino a ser servido, sino a servir, y no solo en una capacidad física, sino también espiritual. Así que el servicio al que romanos 12:1 se refiere no solo es en una capacidad física sino también espiritual, porque con nuestro servicio honramos y rendimos culto al Dios todopoderoso.

(Juan 12:26) Si alguno me sirve , sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor (diakonos). Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

“Servidor” aquí es la palabra griega diácono, refiriéndose a aquellos que desempeñan dicho oficio, pero también se traduce como “”siervo,” refiriéndose a cualquier servidor de Cristo que desempeñe cualquier función en el cuerpo de Cristo, y como sus discípulos o seguidores debemos servir a Jesús nuestro señor y seguir su ejemplo, lo que me recuerda un salmo con una hermosa analogía.

(Salmo 18:33) Quien hace mis pies como de ciervas, Y me hace estar firme sobre mis alturas; La “cabra montés" de las regiones montañosas de Israel, y de varios países del medio oriente, es la única especie adaptada para vivir en las regiones más áridas y calientes del mundo. Vive en los lugares más inhóspitos de las montañas para protegerse de los depredadores, pero para alimentarse y alimentar a sus críos, tiene que bajar por peligrosos acantilados. Las patas de esto animales son especiales, la parte con la que pisa es como un hule especial que se adhiere a la roca, además de poseer unas pezuñas poderosas, unos reflejos extraordinarios y un instinto de supervivencia fenomenal. Cuando se mueve de lugar en lugar, tienta la roca con sus patas delanteras, y si el lugar es seguro, en el mismo punto donde pisa con sus patas delanteras pone también las patas traseras, saltando así de roca en roca, con gran seguridad y eficiencia, subiendo y bajando por los despeñaderos. Los críos, quienes antes de cumplir una semana de nacidos, para aprender a escalar los peligrosos precipicios siguen a la madre, quien con su ejemplo los guía seguros por los caminos que ella a través de los años ha recorrido.

Que maravilloso ejemplo reflejado en la vida de unos indefensos y tiernos animales, el salmo 18:33 no es solo una manera poética de describir lo que Dios dice en su Palabra, sino un ejemplo de lo que él puede y quiere hacer por sus hijos. Así como esos críos que antes de una semana de nacidos siguen a la madre para aprender su andar por las regiones más inhóspitas de las montañas Israelíes, porque de ello dependen sus vidas, nosotros debemos aprender a seguir los pasos de nuestro señor Jesucristo porque de ello también depende nuestra vida espiritual.

(Lucas 12:37) Bienaventurados aquellos siervos (doulos) a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles (diakoneo) {38} Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos (doulos).

La primera palabra “siervos” en el versículo 37, y al final del versículo 38, es la palabra griega “doulos” que significa “esclavo,” palabra frecuentemente usada en un sentido de sujeción o subordinación, la palabra “servirles” es “diakoneo.” Aquí tenemos dos diferentes tipos de siervos o servidores, el diácono que desempeña una función u oficio en el cuerpo de Cristo, y el “doulos,” el que se hace esclavo en cadenas por amor a Cristo y se somete, se subordina y se sujeta a la obediencia a Cristo.

Todo creyente cristiano puede decir que sirve a Dios y a Cristo en una capacidad física desempeñando una función u oficio, pero solo un esclavo en cadenas por amor a Cristo puede genuinamente servir en la capacidad en la que Romanos 12: 1 nos requiere.

(Juan 12:24) De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. {25} El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. {26} Si alguno me sirve (diakoneo), sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor (diakonos). Si alguno me sirviere (diakoneo), mi Padre le honrará.

Servir a Dios y a Jesucristo en cualquier capacidad y categoría es digno de honra de parte de Dios, pero así como el grano que cae a la tierra y muere nuestro viejo hombre debe también morir para poder también llevar mucho fruto.

(Romanos 6:3) ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? {4} Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. {5} Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; {6} sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos (douleo) más al pecado.

¡No debemos más ser esclavos al pecado, sino esclavos a Dios por amor a su hijo, su Palabra y su gente!

(Efesios 4:17) Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, {18} teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; {19} los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. {20} Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, {21} si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. {22} En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, {23} y renovaos en el espíritu de vuestra mente, {24} y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

¡Debemos entender que no somos más como los demás ni andar en la vanidad de la mente, sino vestir el nuevo hombre y hablar verdad unos con otros!

(Colosenses 3:9) No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, {10} y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno.

Romanos nos exhorta a andar en vida nueva, Efesios habla de renovarnos en el espíritu de nuestra mente, y Colosenses nos exhorta a revestirnos del nuevo hombre y renovarnos hasta el conocimiento pleno. Por eso es que Romanos 12:1,2 son fundamentales y es por eso también que Dios nos invita por medio de una súplica muy personal a presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo santo y agradable a él, ése es nuestro servicio divino, ese es nuestro culto racional, y solo podemos lograrlo por medio de la renovación de nuestro entendimiento, para que nuestra transformación se lleve a cabo.

¿Recuerdas a los críos de las cabras monteses? ¿Cómo deben aprender a subir y bajar por los peligrosos acantilados en los que habitan? Ellos nacen con un instinto natural de sobrevivencia y con las habilidades y características físicas para hacerlo, además tienen a su madre que los guía y los enseña mostrándoles el camino. Nosotros no nacimos conociendo la Palabra de Dios, pero así como los críos de las cabras monteses aprenden a escalar esos peligrosos acantilados siguiendo a la madre, nosotros también podemos aprender la Palabra de Dios para no solo sobrevivir, sino, fructificar en esta generación maligna y perversa en la que nos tocó vivir. Cuando Jesús escogió y llamó a sus apóstoles solo les dijo ¡Síganme! Y en las epístolas a la iglesia el apóstol Pablo enseñó eso a los Corintios.

(1 Corintios 11:1) Sed imitadores (seguidores) de mí, así como yo de Cristo. El Apóstol Pablo siendo un gran ejemplo a seguir, dijo que Cristo era un mejor ejemplo, pero que Dios mismo era aún el mejor ejemplo a seguir. (Efesios 5:1) Sed, pues, imitadores (seguidores) de Dios como hijos amados. {2} Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.

Cuando hagamos eso, cuando sigamos fielmente a Cristo nuestro señor y salvador personal, y seamos imitadores fieles del Dios todo poderoso, el creador del cielo y de la tierra y padre de nuestro señor Jesucristo, seremos transformados. Los pasos de Jesús no suben y bajan de un despeñadero, suben y nos elevan a los lugares celestiales, donde él está sentado a la diestra de Dios.

Hace muchos años alguien me enseñó que cuando nacemos a este mundo nacemos para vivir, pero cuando renacemos del espíritu de Dios, renacemos para servir, y no solo a los seres humanos en una capacidad física, sino también en una capacidad espiritual, y además, rendir culto o “servicio divino” solo y únicamente al Dios todo poderoso, en espíritu y en verdad, y para que nosotros seamos capaces de hacer eso debemos transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento. 

(Colosenses 3:1) Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. {2} Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. {3} Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. {4} Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

Cuando todo esto suceda sabremos con toda certeza que estamos rindiendo “culto” o “servicio divino” a Dios nuestro Padre celestial, conforme a lo que romanos 12:1 nos requiere.

(Romanos 12:2) No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

No permitas que el mundo te absorba y te contamine con sus malignas y perversas costumbres, modas, ideologías y tendencias. Nuestro culto racional o espiritual a nuestro padre celestial es un andar digno a la vocación con que fuimos llamados, con un estilo de vida conforme a la voluntad de Dios, siguiendo las pisadas de Jesús en su obediencia, en su humildad, en su mansedumbre, en su amor, en su relación con el Padre, rindiendo a Dios nuestro ser como esclavos por amor, pero también, conforme al misterio que había estado oculto desde los siglos y edades pero que ahora se ha manifestado a los santos, en la autoridad y en el poder que tenemos en el nombre de Jesucristo, porque: ¡Es Cristo en ti la esperanza de gloria!

¡Dios te bendiga!

E. S. N.

J. E. R. S.
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Quiero compartir acerca del hablar, específicamente acerca de lo que declaramos o hablamos cada día, para entender, cómo el poder de las palabras puede usarse para bendecir o para destruir. El poder que tienen  las palabras es impresionante; por ejemplo, son mucho más efectivas que las armas para motivar a las personas. El hombre natural, y, por desgracia, el “creyente cristiano” promedio,  son bombardeados con palabras negativas durante todo el día y nunca considera el maravilloso potencial positivo escondido en sus labios.

(Romanos 10:9)  Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 

Nuestro andar con Dios comienza con una confesión, algo que nosotros mismos declaramos nos integra a la familia de Dios, confesar a Jesús como nuestro señor personal y creer en nuestro corazón que Dios lo levantó de entre los muertos  nos convierte en seguidores de Cristo, en sus discípulos, y como tales, debemos sujetarnos a su señorío.

(2 Corintios 10:5)  Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 

Confesar a Jesús como nuestro Señor personal es sólo el comienzo, pero para continuar en un andar positivo y tener éxito en todo lo que nos propongamos, debemos ser obedientes a él  y someter nuestra altivez, nuestro orgullo, nuestro ego, cualquier cosa que sea contraria a la voluntad de Dios y su Palabra, siendo mansos y humildes; sometiendo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

En el curso de nuestro día somos sometidos a variados fragmentos de conversaciones, discusiones, discursos, etc. Por lo que nuestro andar y nuestro éxito depende de lo que confesamos, declaramos o hablamos cada día de nuestras vidas.

La Palabra de Dios nos muestra cómo usando solo palabras, podemos afectar positiva o negativamente a aquellos que escuchan lo que decimos o declaramos.

(Proverbios 18:20)  Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios. {21} La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos. 

¡Aquí podemos ver el efecto nocivo o positivo que pueden tener el producto de nuestros labios!

¿Quieres estar lleno y satisfecho? ¡Cuida el fruto de tu boca! ¡Habla la Palabra de Dios! ¿Amas el poder de la lengua? ¡Ten cuidado! ¡Porque el resultado final puede no ser una bendición en absoluto!

(Proverbios 15:23)  El hombre se alegra con la respuesta de su boca; Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es! 

La alegría y la bondad moran en una persona de buen hablar. La Palabra de Dios es lo mejor que podemos declarar siempre y en todo momento, en ella hay gozo, bondad, paz, abundancia, seguridad, y todas las bendiciones de nuestro padre celestial.

Aunque  no todo el mundo se sujeta a la obediencia a Cristo, pues su altivez, su orgullo y su ego, los llevan a renunciar a  Dios al grado incluso de negar su existencia.

(Salmos 10:4) El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos. {5} Sus caminos son torcidos en todo tiempo; Tus juicios los tiene muy lejos de su vista; A todos sus adversarios desprecia. {6} Dice en su corazón: No seré movido jamás; Nunca me alcanzará el infortunio. {7} Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude; Debajo de su lengua hay vejación y maldad. {8} Se sienta en acecho cerca de las aldeas; En escondrijos mata al inocente. Sus ojos están acechando al desvalido; {9} Acecha en oculto, como el león desde su cueva; Acecha para arrebatar al pobre; Arrebata al pobre trayéndolo a su red. {10} Se encoge, se agacha, Y caen en sus fuertes garras muchos desdichados. {11} Dice en su corazón: Dios ha olvidado; Ha encubierto su rostro; nunca lo verá. 

Estos versículos describen a los malos; los altivos, aquellos que ni siquiera piensan en Dios, y creen que pueden salirse con la suya cuando cometen males.  Pero, ¿Qué pasa con los fieles, cuando llena sus mentes de vanidad en lugar de llenarlas con la Palabra de Dios?

(Salmo 12:1) Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.  {2} Habla mentira cada uno con su prójimo; Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón. {3} Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, Y la lengua que habla jactanciosamente; {4} A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; Nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros? {5} Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, Ahora me levantaré, dice Jehová; Pondré en salvo al que por ello suspira.
{6} Las palabras de Jehová son palabras limpias, Como plata refinada en horno de tierra,
Purificada siete veces.

¡No hay nada más puro que la Palabra de Dios para llenar nuestras vidas! No sólo la nuestra sino la vida de aquellos a quienes la hablamos, así que debemos declarar la Palabra todo el tiempo, el hacerlo en voz alta permite que uno de nuestros cinco sentidos (el oído) registre las palabras y refuerce el impacto.

¡Cuando hablamos la Palabra de Dios podemos alimentar a muchos!

(Proverbios 10:21) Los labios del justo apacientan a muchos, Mas los necios mueren por falta de entendimiento. {22} La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.  

La Biblia Lamsa dice: (Proverbios 10:22) La bendición del Señor  traerá riquezas, y no habrá tristeza en ellas.

Solo los que se han enriquecido sin las bendiciones de Dios viven  en atemorizados  y en zozobra, cuando las bendiciones de Dios te traen riquezas no hay razón para temer y estar mentalmente distraído. ¡Habla y declara la Palabra de Dios!

(Proverbios 12:17) El que habla verdad declara justicia; Mas el testigo mentiroso, engaño. {18} Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina.
{19} El labio veraz permanecerá para siempre; Mas la lengua mentirosa sólo por un momento.

¿Por qué mentir entonces? ¡La verdad no se puede ocultar, especialmente la verdad de la Palabra de Dios, que es justa y da sabiduría a los que la buscan! El libro de Santiago habla acerca de la lengua.

(Santiago 3:5) Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! {6} Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. {7} Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; {8} pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. {9} Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. {10} De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 

Como creyentes cristianos debemos siempre hacernos responsables por lo que hablamos o declaramos, pensar que nuestras palabras, pueden bendecir o maldecir, y debemos sobre todo ser cuidadosos cuando compartimos la Palabra de Dios. Recuerda lo que leímos en Proverbio 18:21

(Proverbios 18:21) La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos. 

¡Cualquier cosa que hables producirá frutos, los resultados serán una consecuencia de lo que declaremos!  ¡Procuremos pues hablar palabras de vida, porque sólo algo que tiene vida puede dar frutos!

(Juan 6:63)  El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. 

La frase “…son espíritu y son vida” nos muestra una figura de construcción llamada “Endíadis.” Las figuras de construcción o figuras literarias, son marcas que Dios puso en su Palabra para dejarnos saber que tal versículo o tal tema, es de gran importancia,  y es necesario que nosotros lo entendamos.  
“Endíadis”  es una figura retórica que consiste en denominar un solo concepto con dos palabras unidas por una conjunción coordinada, en un sentido figurado es como la unión de dos ríos que convergen para ensanchar el cauce del rio que alimentan. La frase “…son espíritu y son vida” literalmente significa: “…son vida espiritual."

Otro versículo que nos muestra esta maravillosa figura literaria es Juan 4:24.

(Juan 4:24)  Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 

“Endiádis” nos enseña que Dios es espíritu, y tenemos que adorarlo “espiritualmente en verdad o verdaderamente en espíritu.”

Pensemos pues que las palabras que hablamos traen consecuencias, y que en la lengua tenemos el poder de dar vida o de quitarla, pero solo la Palabra de Dios puede dar vida, y cuando la declaramos estamos llevando la vida a la mente de otros

¿Recuerda lo que Jesús dijo a Satanás cuando pasó 40 días y 40 noches en el desierto?

(Mateo 4:4) Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Tenemos la Palabra para hablarla, para declararla, para compartirla unos con otros, para crecer y edificarnos en amor.

(Efesios  4:15) sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, {16} de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. 

El texto Griego lee: “sino que hablando verdad en amor…” ¡Dios quiere que hablemos la verdad de su Palabra!

(1 Juan 2:5) Pero el que guarda su palabra, en él se perfecciona el amor de Dios: por esto sabemos que estamos en él. {6} El que dice que permanece en él, debe andar así, así como anduvo.

“Guarda” aquí significa: estar alerta, prevenir, o evitar que escape de nuestras mentes, como una guardia militar que defiende una fortaleza.  ¡Así es como debemos guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones!

“Permanece” significa: morar, mantenerse, continuar. ¡Si decimos que permanecemos en Cristo también debemos andar como él, hablando la verdad en amor!

(1 Juan 4:18) En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. {19} Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 

Si queremos ser perfectos debemos manifestar  el  amor de Dios, y solamente en la Palabra de Dios podemos hallar la verdad y el amor, por eso  debemos  estudiarla diariamente. ¡Entonces podremos declararla!

(Mateo 12:34)  O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. {34} ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. {35} El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. {36} Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. {37} Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

¿Puedes ahora entender la magnitud de lo que significa cada vez que abrimos la boca y hablamos?

¿Hablas tú palabras ociosas, que tipo de fruto producen tus labios, de qué clase de abundancia habla tu boca, que tipo de tesoro hay en tu corazón?

“De la abundancia del corazón habla la boca.” El corazón al que nuestro señor Jesucristo se refiere es el corazón de la mente, de donde nacen los pensamientos. ¿Qué tipo de abundancia tienes en tu corazón? ¿La abundancia de la Palabra de Dios o las vanidades del mundo?

(Mateo 7:15) Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. {16} Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? {17} Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. {18} No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. {19} Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. {20} Así que, por sus frutos los conoceréis. 

Podemos ver el fruto como el producto de nuestros labios, la consecuencia de lo que declaramos, y los falsos profetas se reconocen fácilmente por el fruto que han producido, solamente mira su estilo de vida y observa el resultado de lo que han cosechado con su palabrería, ellos ya tienen su recompensa, pero tú no permitas ser engañado por ellos.

¡Tienes que entender lo que realmente representa declarar la Palabra de Dios correctamente dividida!
No olvides que el diablo es el dios de este mundo y es el gran acusador, él tratará de hacerte tropezar, de hacerte caer, te engañará para lograr que te enojes con otros e incluso contigo mismo, y digas cosas que no son una bendición porque perdiste el control de tu mente y comenzaste a maldecir en lugar de bendecir.

Las palabras que hablamos tienen valor, que aunque limitado, pueden afectar la vida de los demás, pero solo la Palabra de Dios tiene el poder y la autoridad de discernir los pensamientos y las intensiones del corazón.

(Hebreos  4:12) Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.  

Dios conoce nuestras limitaciones, pero sabe que tenemos la habilidad de caminar con él, si lo deseamos, y caminará con nosotros si se lo permitimos.

Dondequiera que vayamos, llevamos nuestras mentes y nuestras bocas con nosotros. Hay poder en nuestras palabras cuando hablamos, si hablamos positiva o negativamente, vamos a afectar a alguien de alguna manera, principalmente a nosotros mismos. Hablamos todo el tiempo porque es una necesidad, es la mejor manera de comunicarnos y conocer a las personas, pero debemos ser lo suficientemente sabios para saber qué y cómo hablar.

Tenemos que elegir si usamos el poder de la lengua para destruir, o para traer vida, y no únicamente vida, sino vida espiritual, porque eso es lo que la Palabra de Dios trae, porque eso es lo que la Palabra de Dios representa, eso es lo que la Palabra de Dios es. ¡Vida!

¡Dios te bendiga!

E. S. N.

J. E. R. S.


Mayo 15, 2017
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