La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

En la segunda parte de esta enseñanza vimos algunas de las funciones fundamentales de cuatro de los cinco dones de ministerio dados a la iglesia d Dios. Culminaremos nuestro tema describiendo algunas de las funciones y la fundamental importancia del ministerio de un maestro.

Maestro.

Un maestro es alguien que enseña, y en este caso debe ensañar la verdad de la Palabra de Dios correctamente dividida. ¿Recuerdan que la Palabra de Dios es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, y que esas tres cosas juntas significan instruir en justicia? Pues un maestro instruye, y en la iglesia debe instruir en justicia con la Palabra de Dios.

(Hechos 13:1) Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. {2} Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.

Estos fieles creyentes podían operar cualquiera de los cinco ministerios, aquí se resaltan específicamente dos, que seguramente, era lo que más se necesitaba en ese momento; profetas y maestros. Pablo y Bernabé, además de ser apóstoles, fueron elegidos para específicamente operar esos ministerios en sus vidas, declarar y enseñar la Palabra de Dios correctamente dividida, y eso es precisamente lo que hicieron, exhortando a otros a que hicieran lo mismo.

(1 Timoteo 1:1) Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza, {2} a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor. {3} Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, {4} ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. {5} Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, {6} de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería, {7} queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.

Estos cuantos versículos nos muestran las características básicas de un buen maestro, alguien de corazón limpio, que tiene y practica el amor de Dios en su vida, de buena conciencia y de fe no fingida. Un maestro debe ser un creyente fiel genuino, y no debe desviarse a enseñar vanas palabrerías.

El versículo 7 menciona algo que aún en nuestros días ocurre, la palabra griega traducida como “doctores,” también puede traducirse como “maestros.” Muchos que hoy se hacen llamar “doctores” de la ley, tampoco entienden ni lo que hablan ni lo que afirman.

(2 Timoteo 4:1) Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, {2} que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. {3} Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, {4} y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.

Aquí podemos ver la instrucción en justicia en acción. El versículo dos dice que en todo tiempo redarguye, reprende, exhorta, con toda paciencia y toda doctrina, o sea, toda enseñanza. Un maestro también debe ser paciente, cuando instruye en justicia a sus discípulos. En la actualidad, mucha gente no resiste la sana doctrina, y prefieren hacer caso a fabulas de viejas.

(Tito 2:1) Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. {2} Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. {3} Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; {4} que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, {5} a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.

Un maestro debe enseñar la sana doctrina, la sobriedad, la prudencia. Debe enseñar a su gente a creer, a amar con el amor de Dios y a ser pacientes. La palabra ancianos y ancianas se refieren ahombres y mujeres maduros en el conocimiento de la Palabra de Dios, ellos para desempeñar cualquier función o ministerio dentro de la iglesia, debían llenar esos requisitos de sobriedad, prudencia, fe, amor y paciencia, las cualidades que un maestro debe tener y también enseñar a los demás. A las mujeres firmes en la Palabra, se les exhorta a ser maestras del bien, para enseñar a las más jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de sus hogares, buenas y a sujetarse a sus maridos para que la Palabra de Dios no sea blasfemada.

El ministerio del maestro es de vital importancia, debe enseñar la Palabra de Dios correctamente dividida para que el creyente cristiano madure y llegue al punto que pueda mantenerse firme por su propia cuenta, y sea capaz de enseñar también a otros.

(Hebreos 5:12) Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. {13} Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; {14} pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

Un maestro debe enseñar a sus discípulos para que estos lleguen a valerse por sí mismos, así como el apóstol, el profeta, el evangelista y el pastor, un maestro también tiene la habilidad de operar las nueve manifestaciones del espíritu santo. Jesús nuestro más grande ejemplo, el maestro perfecto, enseñó, predicó, sanó, y trajo liberación a la gente a la que enseñaba la Palabra de Dios.

(Mateo 4:23) Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Ser maestro no es fácil, no todo mundo cree, ni todo mundo acepta lo que se les enseña. Jesús mismo se maravilló de la incredulidad de la gente a la que enseñaba.

(Marcos 6:5) Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. {6} Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.

El hecho de que muchos no crean cuando tú enseñes, no significa que debes dejar de enseñar, Jesús mismo continuó enseñando a pesar de que muchos no creyeran.

(Lucas 5:17) Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. {18} Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. {19} Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. {20} Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. {21} Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? {22} Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? {23} ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? {24} Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. {25} Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios.

Un maestro debe enseñar, así como Jesús lo hizo, y así como él conocía la voluntad del Padre, un maestro debe conocer la voluntad revelada de Dios en su santa Palabra y saber dividirla correctamente. La enseñanza correcta produce sanidad, así como Jesús dio sanidad en sus tiempos, un maestro también sana, y libera a la gente de la oscura ignorancia en la que el adversario quiere mantener a la gente, especialmente a la gente de Dios, que ha sido engañada y ha creído las fábulas de viejas y doctrinas de demonios.

(2 Pedro 2:1) Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. {2} Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, {3} y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

La avaricia es uno de los enemigos todos los ministerios especialmente profetas y maestros, pero aunque ellos tendrán su merecida paga a su debido tiempo, debemos estar alertas de los falsos profetas y de los falsos maestros y apegarnos a la sana doctrina enseñada por los verdaderos maestros que enseñan la Palabra de Dios correctamente dividida.

¿Recuerdas nuestro versículo inicial?

(2 Pedro 1:20) entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, {21} porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Debemos reconocer la Palabra de Dios y diferenciarla de las fábulas de viejas, de las doctrinas de demonios, y de las herejías destructoras. Por esa razón la función del maestro es de vital importancia en las iglesias de hoy.

(2 Pedro 1:19) Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;

Eso es lo que dice la Palabra de Dios porque es la voluntad revelada de Dios. Un maestro es alguien que lleva la luz del entendimiento de la Palabra de Dios para disipar las tinieblas de ignorancia en la que la gente de Dios se encuentra esclavizada, y alumbra el camino a la verdad hasta que el lucero de la mañana resplandezca trayendo la liberación a nuestras vidas.

¿Recuerdas cuál es el propósito de todos esos dones de ministerio?

(Efesios 4:12) a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, {13} hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; {14} para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, {15} sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, {16} de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

Para:

 • Perfeccionarnos para la obra del ministerio, que entre las buenas obras, es la mejor obra de todas, porque ayuda a edificar la iglesia, el cuerpo de Cristo.
 • Que lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento de Jesucristo, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, a un varón perfecto.
 • No dejarnos mover por cualquier viento de doctrina como niños fluctuantes, ni dejarnos engañar por estratagemas de hombres astutos que emplean las artimañas del error.
 • Que sigamos la verdad en amor, con el propósito de crecer en todo en Cristo quien es la cabeza del cuerpo.
 • Ser miembros activos del cuerpo de Cristo, creciendo al desarrollar nuestra propia función o ministerio unidos entre sí y en armonía.
 • Edificar la iglesia de Dios en amor.

El amor mencionado en los versículos anteriores es algo especial, tan necesario como los ministerios de los apóstoles, evangelistas, profetas, y pastores; y tan fundamental como el ministerio de un maestro. Amor, es la palabra griega agápe, no es el amor que el mundo ofrece, no es humano, es súper natural, es el más grande amor, es el amor de Dios en la mente renovada en práctica. Ya que vimos para que sirven todos esos dones de ministerio, ¿sabes cuál es la meta final? La última parte del versículo 16 en Efesios 12 lo enfatiza: El propósito de los dones de minsterio es fundamentalmente que el creyente cristiano crezca, con la finalidad de: ¡Edificar la iglesia de Dios en amor!

(1 Corintios 12:27) Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. {28} Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. {29} ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros? {30} ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?

1 Corintios 12 menciona otras funciones además de los cinco dones de ministerio, funciones que también son tanto importantes como necesarias para la obra del ministerio, o sea, para el movimiento de la Palabra de Dios. Se necesitan aquellos que administran, aquellos que ayudan en diversas maneras; todos juntos, desde las funciones más notorias, como los dones de ministerios, hasta la más imperceptible, como el que barre, limpia, y saca la basura, son necesarias y deben llevarse a cabo, porque como miembros del cuerpo de Cristo, cada uno debe funcionar. Si no estamos a gusto con la función que desempeñamos, debemos quizás abundar más en nuestra creencia para crecer, desarrollarnos y madurar dentro del cuerpo de Cristo.

(1Corintios 12:31) Procurad, pues, los dones mejores. Más yo os muestro un camino aun más excelente.

Independientemente del ministerio que operemos, o la función que desempeñemos dentro de la iglesia, un camino aún más excelente es el camino del amor, del más grande amor, el amor de Dios en la mente renovada en práctica.

(1 Corintios 13:1) Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. {2} Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. {3} Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. {4} El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; {5} no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; {6} no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. {7} Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. {8} El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. {9} Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; {10} mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. {11} Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. {12} Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. {13} Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

 Yo puedo decir que soy un creyente cristiano, pero si no tengo el amor de Dios en la mente renovada en práctica, el más grande amor, no soy nada. Puedo decir que soy un apóstol, o un profeta, o un evangelista, o un pastor, o un maestro, pero si no tengo el más grande amor en mi vida, si no camino manifestando el amor de Dios en mi mente renovada en mi diario andar, nada soy, nada valgo y nada tengo.

Si somos capaces de entender primeramente, que ninguna profecía de la escritura fue traída por voluntad humana, que toda ella es respirada de Dios y útil, que trae beneficio a nuestras vidas, por medio de la enseñanza, la reprensión, y la corrección, para instruirnos en justicia, a fin de que nosotros los hijos de Dios lleguemos a ser completos, enteramente preparados para toda buena obra, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Y somos capaces también de entender que Dios, mediante Jesucristo dio dones a los hombres, dones de ministerio que deben operarse para ministrar a la gente de Dios en las iglesias cristianas. Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, con el fin de perfeccionar a los santos, que somos nosotros, los hijos de Dios, para la obra del ministerio, entendiendo también que esos ministerios nos ayudan a llegar a la unidad de la fe y del conocimiento de Jesucristo, para alcanzar la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, a un varón perfecto, para no dejarnos mover por cualquier viento de doctrina, y a crecer en todo en Cristo, para que como miembros en particular del cuerpo de Cristo, podamos estar bien concertados y unidos entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad o la función propia de cada uno de nosotros, para recibir nuestro crecimiento e ir edificándonos en amor.

La meta final de operar estos dones de ministerio al igual que todas las demás funciones, tanto los que administran como los que limpian y sacan la basura, dentro de la iglesia es, edificar el cuerpo de Cristo, o sea, ¡edificar la iglesia de Dios!

Cualquiera pues que sea tu ministerio, o la función que desempeñes en tu iglesia hazlo con honestidad, con humildad, con limpio corazón, sencillez y justicia, sin olvidar el ingrediente más importante en tu andar como creyente cristiano, el amor de Dios.

La Palabra de Dios dice que a su tiempo todo acabará, las profecías, las lenguas cesarán, se acabarán las ciencias, y cuando lo perfecto llegue solo el amor de Dios en la mente renovada en práctica prevalecerá, porque de todo lo que Dios establece en su Palabra, no hay nada más grande, más importante y más eterno que el amor de Dios. Mientras tanto, te exhorto a que ejerzas tu ministerio, o lleves a cabo la función que desempeñes dentro del cuerpo de creyentes, que por muy irrelevante que tú pienses que esta sea, es necesaria y también es importante, hasta el retorno de nuestro señor y salvador Cristo Jesús.

¡Dios te bendiga!

E. S. N.

J.E.R.S.
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 En la primera parte vimos como es que la Palabra de Dios vino a ser, vimos que toda ella es respirada de Dios, que es de provecho para aquellos que la practican y que la voluntad de Dios es que todos seamos instruidos en justicia por medio de la enseñanza, la reprensión y la corrección, que su Palabra misma da, con el propósito de estar enteramente preparados para toda buena obra. Vimos que Dios también desea que la estudiemos diligentemente para usarla bien o dividirla correctamente, porque esa es la única manera de presentarnos aprobados ante Dios nuestro Padre celestial. Vimos que el libro de Efesios fue un mensaje enviado a todas las iglesias, y que el espacio donde aparece la palabra Éfeso estaba en blanco, de modo, que fuese llenado con el nombre de las diferentes iglesias a donde la carta se enviara, y que de acuerdo al texto Griego, nos damos cuenta que esta carta no solo estaba dirigida a los santos que estaban en Éfeso, o en cualquiera de las iglesias a donde esta carta fuese enviada, sino a todos los fieles en Cristo Jesús, lo que nos incluye a ti y a mí. Vimos también que el libro de Efesios es un libro doctrinal, donde se encuentran los estatutos de Dios, las instrucciones a seguir para ser instruidos en justicia.

Continuemos pues nuestra enseñanza acerca de los dones de ministerio, aquí mismo en el libro de Efesios y conozcamos algunas de las funciones de esos ministerios dados a la iglesia de Dios.

(Efesios 4:1) Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,

El versículo uno del capítulo cuatro está justo en medio de la doctrina y la práctica, y nos exhorta a un andar digno, que además de ser propio o correcto, debe ser balanceado. La palabra griega traducida como: “digno,” también significa “eje,” como el eje de una balanza, donde la doctrina y la práctica se balancean perfectamente. La palabra “vocación” es simplemente un “llamado,” Dios quiere que nuestro andar sea perfectamente balanceado entre la doctrina y la práctica, conforme al “llamado” con que nos llamó. Los siguientes versículos describen nuestro andar:

(Efesios 4:2) con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, {3} solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

Los versículos del 4 al 6 nos muestran a lo que debemos sujetarnos.

(Efesios 4:4) un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; {5} un Señor, una fe, un bautismo, {6} un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

Los versículos del 7 al 10 hablan de la gracia que se nos ha dado conforme a la medida del don de Cristo, y describen lo que Cristo hizo por nosotros.

(Efesios 4:7) Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. {8} Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. {9} Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? {10} El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.

El versículo 11 enlista los cinco dones de ministerio dados a la iglesia, y el 12 nos muestra el propósito de tales dones.

(Efesios 4:11) Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, {12} a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

El versículo 13 describe hasta cuándo es que esos dones de ministerio deben aplicarse o funcionar en las iglesias.

(Efesios 4:13) hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Hablemos pues de los dones de ministerio, que son: Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores, y Maestros.

Apóstoles.

Un apóstol es un mensajero, alguien que es enviado para llevar un mensaje. En el caso de la Palabra de Dios, un apóstol es un mensajero del ministerio de la reconciliación, un embajador enviado a predicar el reino de Dios.

(Lucas 9:1) Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. {2} Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.

La frase “y los envió” del versículo 2 es la palabra “apostello” que significa: “enviados.” Otra de las responsabilidades de los apóstoles, además de dar testimonio de la resurrección de Jesucristo, era distribuir el “compartir abundante,” o sea, el dinero y los bienes que los creyentes daban a la iglesia para ayudar a los creyentes en necesidad. El diezmo, del que hablaremos en otra ocasión, no está diseñado para la iglesia de Dios, era la manera de dar financieramente del pueblo judío, de acuerdo a la ley del antiguo testamento. La ayuda financiera que debe darse en la iglesia de hoy se llama “compartir abundante,” del cual hablaremos con mucho más detalle en otra ocasión. Los siguientes versículos nos muestran que los apóstoles repartían el “compartir abundante” según la necesidad de los creyentes.

(Hechos 4:33) Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. {34} Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, {35} y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. {36} Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, {37} como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles.

Profetas.

Un profeta es en realidad un vocero, alguien que habla inspirado por Dios, alguien que declara la Palabra escrita o predice algún acontecimiento futuro únicamente por revelación directa de parte de Dios.

Un profeta que ejerce su ministerio adecuadamente no anda espantando a la congregación haciendo profecías personalizadas. No creas a esos charlatanes que se hacen pasar por profetas cuando vengan a decirte que Dios les ha dado un mensaje para ti. Dios te hará saber a ti primeramente lo que quiere que hagas, antes de decírselo a alguien más. Lee el relato sobre Saul y el profeta Samuel que se encuentra en 1 Samuel 9.

(1 Samuel 9:15) Y un día antes que Saúl viniese, Jehová había revelado al oído de Samuel, diciendo: {16} Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí. {17} Y luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He aquí éste es el varón del cual te hablé; éste gobernará a mi pueblo.

Si tú crees ser profeta o ejerces el ministerio de un profeta, debes saber que Dios hablara directamente contigo y te dará instrucciones precisas que al tiempo debido siempre se cumplirán. El relato de la sanidad de Pablo después de su conversión nos muestra también como es que Dios trabaja con su gente.

(Hechos 9:10) Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. {11} Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, {12} y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.

Dios ya le había mostrado a Pablo en una visión que Ananias vendría a ministrarle sanidad. Una clave importante para permitir que Dios siempre nos deje saber a nosotros primero que a nadie lo que quiere que nosotros hagamos, es la oración constante, es la única manera de mantenernos en contacto directo con nuestro Padre celestial, el no tiene que mandarte a nadie antes de que tu sepas lo que tienes que hacer, como en los casos anteriores.

(Santiago 5:10) Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

Jesús mismo fue un profeta, él siempre declaró la Palabra de Dios, enseñó las escrituras a sus discípulos y les mostró las profecías escritas acerca de su venida, su muerte, su resurrección y su ascensión.

(Mateo 1:22) Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:{23} He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.

El apóstol Pedro, justo el día de Pentecostés, por revelación declaró lo que anteriormente había dicho el profeta Joel acerca de la iglesia de Dios.

(Hechos 2:16) Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: {17} Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; {18} Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

¡Un profeta puede hace predicciones futuras, pero siempre por revelación divina, y siempre declara la verdad de la Palabra de Dios!

Evangelistas.

Un evangelista es un predicador del evangelio, alguien que declara las buenas nuevas, aquél que lleva la luz de la Palabra de Dios a las generaciones presentes.

(2 Timoteo 4:5) Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

Quizás el ministerio del evangelista no sea tan simple como parece, o a lo mejor lo es, porque implica entre otras cosas el ser sobrio, lo que significa que debe ser moderado, no borracho, atento en su carácter o conducta, grave, serio, no emocional, bien equilibrado. Además debe soportar las aflicciones, o sea, las distracciones mentales para cumplir con su ministerio.

(Hechos 21:8) Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él.

El libro de hechos nos habla de Felipe, el evangelista, uno de los siete primeros discípulos escogidos por los apóstoles para ministrar la Palabra de Dios y tomar cuidado de los creyentes.

(Hechos 6:1) En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. {2} Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. {3} Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. {4} Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. {5} Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; {6} a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.

Una de las primeras aflicciones que Felipe tuvo que afrontar, fue la persecución a la que la iglesia del primer siglo fue expuesta. En la actualidad nosotros no tenemos que sufrir persecución, las presiones quizás sean diferentes, pero siempre provienen del adversario, en variadas formas. Los siguientes versículos relatan lo que aconteció después de la muerte de Esteban, otro gran seguidor de Jesús.

(Hechos 8:1) Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. {2} Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. {3} Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel. {4} Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. {5} Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. {6} Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. {7} Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; {8} así que había gran gozo en aquella ciudad. {9} Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. {10} A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. {11} Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo. {12} Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. {13} También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.

Felipe predicaba el evangelio de Cristo a la multitud y la gente se maravillaba con los milagros y señales que operaba. Un evangelista, al igual que un apóstol, y que un profeta, tiene el don del espíritu santo en su interior, por lo cual tiene la capacidad de operar las nueve manifestaciones del espíritu santo, y hacer milagros maravillas y señales en el nombre de Jesucristo. Un evangelista predica las buenas nuevas del reino de Dios.

Pastores.

Los pastores son mencionados docenas de veces a través de la Biblia, desde Génesis hasta Revelaciones. Grandes hombres de Dios como Abraham, Moisés, y el rey David, fueron pastores. Dios mismo se asemeja a un pastor que cuida su rebaño.

(Isaías 40:10) He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. {11} Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.

(Salmo 23:1) Jehová es mi pastor; nada me faltará. {2} En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. {3} Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. {4} Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. {5} Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. {6} Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

Jesús nuestro mayor ejemplo, es el buen pastor.

(Juan 10:1) De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. {2} Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. {3} A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. {4} Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

En la primavera, el pastor lleva a su rebaño a pastar en buenos pastizales, a saborear los suculentos retoños frescos de la estación, cuando nuevos críos nacen agrandando el tamaño del rebaño. Durante el verano lleva su rebaño a lugares más frescos en la altura de las montañas, muchas de las veces durmiendo a la intemperie y tomando buen cuidado de él al protegerlo de las bestias salvajes, los chacales y las hienas, con su suave voz el pastor calma al nervioso rebaño. Al atardecer, el buen pastor cuenta a cada una de sus ovejas y se asegura que estén sanas y sin daño alguno. En las mañanas el rebaño lo sigue a los pastizales y al medio día lo guía a los manantiales a refrescarse con el agua. Durante el tiempo frío lleva su rebaño a casa para protegerlo del invierno y evitar que la lluvia, el granizo o la nieve los lastime. Desde el mes de Noviembre hasta la llegada de la primavera el pastor no alimenta a su rebaño a la intemperie por la inclemencia del invierno.

(Juan 10:7) Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. {8} Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. {9} Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. {10} El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. {11} Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. {12} Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. {13} Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. {14} Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, {15} así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. {16} También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. {17} Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. {18} Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

Jesús no solo es el buen pastor, sino, el gran pastor que murió por nosotros, sus ovejas, y por su sangre fuimos comprados.

(Hebreos 13:20) Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, {21} os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

El versículo 21 dice que su sangre nos hace “aptos,” la traducción exacta es “nos restaura completamente, o nos hace completos,” por su sangre somos hechos completos, porque al aceptarlo como nuestro señor y salvador somos cuerpo, alma, y espíritu.

(1 Pedro 5:1) Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: {2} Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; {3} no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. {4} Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.

Un pastor no debe buscar ganancia deshonesta al tomar cuidado de su iglesia, tampoco debe señorear sobre ella como si fuera de su propiedad, y debe ser diligente para apacentarla con la Palabra de Dios correctamente dividida. Jesucristo es nuestro mejor ejemplo. Un buen pastor debe seguir su ejemplo, algo que no es fácil de llevar a cabo. Ser un pastor es una enorme responsabilidad para los que tienen ese llamado, y así como existen los falsos profetas también existen falsos pastores y debemos aprender a reconocerlos para alejarnos de ellos o apartarlos de la congregación. Además de que el ministerio de un pastor conlleva una responsabilidad tremenda, reserva también un maravilloso privilegio, porque al final de una labor humilde, honesta, amorosa y justa le espera una corona incorruptible de gloria.

Hasta aquí, hemos visto cuatro de los cinco dones de ministerio dados a la iglesia. En la tercera parte de esta enseñanza, culminaremos con el ministerio del maestro, y veremos la importancia que este ministerio tiene para instruir en justicia a la iglesia de Dios al enseñar la Palabra de Dios correctamente dividida.

¡Dios te bendiga!

E. S. N.

J.E.R.S.
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