La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

 

En la primera parte de esta enseñanza hablamos que Jesús predicó a Israel acerca del reino de Dios,  por medio de parábolas. Vimos que una parábola es una comparación o semejanza de una narración ficticia donde se comparte una verdad importante o un principio moral, y que  en la parábola de los talentos, Jesús compara el reino de Dios con un hombre rico, quien "dio" a sus siervos, según la "capacidad" de cada uno de ellos, "talentos", que en esos tiempos representaban mucho dinero, para ver que hacían con ello, a su regreso, además de hacerles disponible todo su reino.


Expliqué que la palabra "capacidad" proviene de la raíz  Griega dúnamai, que significa: "fuerza , potencia, poder; y que es en sí, la capacidad o habilidad, física o moral que reside en el interior de cada individuo. También vimos que Dios "dio" (dídomi) a la iglesia, cinco dones de ministerio, con el propósito final de edificar del cuerpo de Cristo. Finalmente, mencioné  que la "creencia" es un ingrediente muy importante dentro de la fórmula cristiana, para llevar a cabo las cosas que Dios nos dice que podemos y debemos hacer, y es acerca de la "creencia" de lo que hablaremos en esta segunda parte de esta enseñanza, así que para comenzar tengo una pregunta.


¿ Sabes tú que es creencia? El diccionario la define como:"completo crédito que se presta a un hecho o noticia como seguros o ciertos. La creencia proviene de "creer", y creer, es: "tener algo por cierto, sin conocerlo de manera directa, o sin que esté comprobado, o demostrado". También significa: "tener confianza en alguien o en algo.  O sea, "creer", "creencia",  tienen que ver con, tener algo por cierto o verdadero, y, confiar en algo o en alguien., ¿Sabías que la palabra "creencia", en sus diferentes formas: creer, creo, creyente, creyó, creencia, tan solo aparece 8 veces en toda la Biblia? 3 veces en los evangelios y 5 veces en las epístolas.


En la Biblia, La palabra "creencia", es traducida de la palabra Griega pistéuo, que es la forma verbal de pistis. Pistis significa: "fe",  y el diccionario de la RAE, la define de las siguientes maneras.


1. Conjunto de creencias de una religión. Esto se puede ejemplificar con las frases "La fe cristiana", "La fe musulmana", "La fe budista", etc., etc., etc., refiriéndose a las diferentes doctrinas de creencia sobre la faz de la tierra.


2. Seguridadaseveración de que algo es cierto. Como cuando un testigo da fe, atestigua o corrobora  algún acontecimiento.


3. Documento que certifica la verdad de algo. Como una Fe de bautismo, todos sabemos lo que es eso. Una Fe de erratas, que es una lista de los errores ortográficos o gramaticales que se cometen al imprimir un libro, y se agrega al final del mismo junto con la corrección. Incluso la fe que da un notario al certificar que lo que firma y sella es real y verdadero.


4.  Palabra que se da o promesa que se hace a alguien con cierta solemnidad o publicidad.  Como la fe que da un servidor público de alguna construcción futura en un municipio, o alguna mejora que beneficiará a la población. 


La combinación de las últimas tres definiciones básicamente describen lo que es la "fe": Una certificación o crédito, que asevera la certeza de que una solemne promesa es verdadera. Esta es una definición condensada de un diccionario, que se supone es una autoridad en el uso de la lengua española. Pero,  ¿qué dice Dios al respecto de la "fe"?  Vamos al libro de Hebreos.


(Hebreos11:1)  Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.


Una traducción literal del texto Griego diría: "Es pues la fe (pistis), una base segura (el fundamento), de las cosas que confiadamente (con firmeza y seguridad) esperamos (las  promesas de Dios), la prueba  convincente (la garantía certificada) de que las cosas que ahora no podemos ver, son verdaderas.


La definición Bíblica de "Fe" (pistis), es: "persuasión, convicción, credibilidad, garantía", también es traducida como: "creencia, creer, fidelidad, confiar". Así, que, tanto  "el creer", como  "la creencia", significan confiar en algo o en alguien. ¿No crees tú que es más importante confiar, o, dar crédito a la Palabra de Dios, que confiar o dar crédito a las palabras del hombre?  Ahora, quiero suponer que todos conocen el explosivo llamado "dinamita", pero ¿sabías tú que la palabra "dinamita" proviene de la palabra Griega  "dúnamis"? Porque dúnamis significa poder, o fuerza. Así que  la "creencia", amigos míos, es la pólvora dentro del cartucho de dinamita, pero la "fe" es lo equivalente a la "nitroglicerina", el ingrediente principal  que hace explotar la dinamita! Y la "fe" mis amigos provino de Dios, el creador de los cielo y la tierra.


(Romanos 12:3) Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. 


Aquí dice que Dios repartió a cada uno, una "medida de fe", y basado en eso, hace muchos años, me enseñaron, que Dios había repartido a cada hombre y a cada mujer la "misma" medida de fe, lo cual creí durante muchos años; pero buscando en el texto griego no pude encontrar la frase "misma medida de fe" en él, además, hay evidencias en las escrituras que demuestran lo contrario. Por ejemplo;  si Dios repartió a todos la misma medida de fe, ¿cómo podemos explicar a la mujer Cananea que vino a Jesús pidiendo misericordia por el bien de su hija en Mateo 15:21 - 28.


(Mateo 15:21) Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. {22} Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.  {23}  Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.  {24}  El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.


Debemos considerar que esta era una mujer extranjera, no era Judía, la misma respuesta de Jesús confirma ese dato  cuando responde: " No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel", lo que indica que esta mujer  no era de la casa de Israel. El  libro de Marcos habla también de ese relato y nos da información más específica de la nacionalidad de esta mujer.


(Marcos 7:24)  Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. {25}  Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. {26} La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. 


Aquí se establece que esta mujer era una Griega y Sirofenicia, o sea una gentil, que cuando oyó hablar de Jesús, vino a él y se postró a sus pies. Volvamos al libro de Mateo.


(Mateo 15:25) Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!  {26}  Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. {27} Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.  {28} Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.


La palabra "grande", aquí,  es la palabra griega "mégas", que multiplica la unidad básica de medida por un millón. Esta no es una medida regular, común,  o estándar de fe; ella creyó un millón de veces más, que cualquiera de los que estaban al rededor de Jesús, y fue la "fe" de esa mujer,  lo que Jesús dijo, determinó la liberación de su hija. Viendo ese ejemplo, ¿cómo puede alguien decir que "todos hemos recibido la misma medida de fe? ¿Y qué me dicen de la mujer con el flujo de sangre?


(Marcos 5:25)  Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre,  {26} y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,  {27}  cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.  {28} Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. 


La Biblia no da información acerca de quién era esta mujer, pero es muy probable que también fuera una gentil, ¿por qué digo eso?  Porque Jesús predicaba y sanaba en una región llamada Decápolis; una región al este del Jordán que se le habí­a dado a la tribu de Manasés (Num. 32:33-42). Después de que los romanos ocuparon la zona (65 a. de J.C.), se estableció una liga de 10 ciudades compuesta por griegos que habí­an ido tras de la conquista de Alejandro. No sabemos a ciencia cierta quién, o de qué nacionalidad era esta mujer, la biblia no lo menciona, pero es muy probable que también fuera gentil. 


(Marcos 5: 29) Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.  {30} Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder (dúnamis) que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?  {31}  Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?  {32} Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. {33} Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.  {34} Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.


"Fe" aquí es también la palabra Griega pistis, que además de ser traducida como "fe" y "creencia", también significa: "convicción, seguridad".  Esta mujer supo que había sido sanada, ella prácticamente declaró en voz alta: " Si tocare tan solamente su manto, seré salva", y tomó acción creyente. Ella sintió su sanidad, porque confesó , actuó, y obtuvo el resultado de su convicción, de su seguridad, al declarar en voz alta su deseo y su creencia.


Ahora, observando a estas dos mujeres, sabemos claramente que la primera  era de nacionalidad Griega y Sirofenicia, pero fue lo suficientemente elocuente, y muy persistente para suplicar por el bienestar de su hija. La segunda, que muy probablemente era también una gentil, fue quizás un poco más audaz y atrevida en sus acciones, pero mansa y respetuosa después de lo que hizo. Ambas oyeron hablar de Jesús, y sin dudar vinieron a él. La primera, demostrando una creencia un millón de veces más grande que cualquiera de los ahí presentes. La segunda, no solo creyó en el señor, sino, que, declaró en voz  alta, y tomó acción creyente, plenamente convencida de que recibiría la sanidad tan solo al tocar el manto de Jesús;  y tanto una como la otra, se postraron delante del señor en señal de humildad, respeto, y reverencia.


En ambos casos, no mostraron tan solo una medida común de fe como todos los demás, porque fue su fe lo que obtuvo el resultado deseado; y ambas sabían, que solo a través de Jesús su fe funcionaria.


Y ¿qué podemos decir del centurión romano que le pidió a Jesús por la salud de su siervo en el capítulo 8 de Mateo, donde Jesús mismo se maravilló de tal creencia?


(Mateo 8:5) Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, {6} y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. {7} Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
{8} Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. {9} Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. {10} Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.


Al igual que las mujeres de los relatos anteriores, este centurión no mostró una fe común,  o la "misma medida de fe" que cualquier otro. Tampoco dice que su fe fue multiplicada un millón de veces.  Lo que Jesús dijo fue, que ni aun en Israel había hallado "tanta fe".  La palabra "tanta", ante sustantivos, indica que la cantidad, magnitud o intensidad de lo designado es semejante a otra mencionada o consabida, pero en este caso, expresa  una cantidad específica o un número determinado de algo que se ignora, o se prefiere  no expresar, y Jesús, nuestro señor no quiso expresar una cantidad específica, pero que demuestra que no era  la "misma medida de fe" como me hicieron creer muchos años atrás. La fe de este centurión no era  común o estándar, como la de cualquier otro hombre, eso es lo que Jesús enfatiza. Algo más que podemos percibir, es que no necesariamente estaba refiriéndose a la cantidad, tamaño, o magnitud de la fe, sino a la calidad o tipo de la fe que el centurión  demostró tener, al grado que  nuestro señor Jesús, quedó asombrosamente maravillado.


Estos tres ejemplos nos enseñan que Dios no "repartió" a cada uno, la "misma" medida de fe. Veamos ahora el otro lado de la moneda,  vamos  al libro de Romanos.


(Romanos  14:1) Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. 


¿Qué pasó aquí? ¿Acaso estas personas llegaron tarde a la repartición de la fe, que no recibieron la "misma" medida de fe que los demás y por eso son débiles? ¡No! Romanos 12:3 nunca dice que Dios repartió una medida específica de fe, o una medida de fe "igual" a cada uno. Está hablando de lo que cada uno determine, conforme a la fe que nos fue dada.


(Romanos 12:3)  Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno


El hecho de que diga "conforme a la medida de fe" no necesariamente significa,  que todos recibimos la "misma medida de fe". La palabra "repartió", aquí, es la palabra Griega merízo, que significa: "dividir, dar parte, ser diferencia entre". Pero una clave también nos la da la frase "a cada uno", traducida del Griego ékastos, que significa: "particularmente" Veamos un ejemplo donde estas dos palabra se usan en un mismo versículo.


(1 Corintios 7:17) Pero cada unokastos)como el Señor le repartió (merízo), y como Dios llamó a cada uno (ékastos), así haga; esto ordeno en todas las iglesias. 


Si sustituimos la frase "cada uno" por "particularmente";  Romanos 12:3 dirían: "...conforme a la medida de fe que Dios repartió particularmente". 1 Corintios 7:17 diría: "Pero particularmente, como el señor repartió, y como Dios llamó particularmente, así haga;..."


El diccionario de la RAE dice que: "particularmente",  significa: "Con individualidad y distinción, o con carácter particular o privado".  Pero veamos otro versículo que nos indica que hay diferencia entre la medida de fe que Dios repartió (merízo) particularmente (a cada uno).


(1 Corintios 7:34) Hay asimismo diferencia entre (merizo, merízo) la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.


La frase "diferencia entre" es la palabra Griega merizo, indicando que no significa lo "mismo". Así, que, Romanos 12:3 nunca establece que Dios repartió a cada uno la "MISMA" medida de fe, sino, "DIFERENTE", a cada uno con individual distinción, o con carácter "particular o privado". Así como también lo es nuestra relación personal con nuestro Padre Celestial.


Eso es lo que sucedió en la "parábola de los talentos", cuando el hombre rico dio a sus siervos los talentos "conforme a la capacidad individual" de cada uno de ellos.


Así que la medida de la fe dada por Dios concierne sólo a quien la recibe, y no es la misma para todos. Es por eso que después de recibir la Palabra de Dios, como dice la "parábola" del sembrador en  Mateo 13:23, unos dan fruto al ciento por uno, y otros a sesenta, y otros a treinta.


(Romanos  12:4) Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, {5} así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.  {6} De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 


La palabra "medida", en el versículo 6, no es la misma palabra griega también traducida como "medida", en el versículo 3.  "Medida", aquí, es la palabra Griega "analogía", que el diccionario la define como:  la relación de semejanza entre cosas distintas, dicho de otra manera, la palabra "medida" en el versículo 6, describe la relación de una parte con otra o con el todo, con respecto a la magnitud, cantidad o grado, de fe. Entonces esa "medida (analogía)", es decir: magnitud, cantidad o grado de mi fe, es lo que va a determinar cuántos dones de ministerio, o cuantas de las manifestaciones del espíritu santo puedo (dunamai), podría, o podré operar.


(Hebreos11:1)  Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.


La palabra "certeza" es la palabra Griega "hupotasis",  que significa: "cimiento, o soporte", también es traducida como: "garantía y confianza". El Interlineal Griego Español dice que la fe es "una base segura" de cosas que se esperan,  es la prueba fehaciente de realidades no vistas.


La fe es como uno de esos "talentos", que Dios nos dio a todos,  pero esta fe no es ficticia, es real, y es el ingrediente principal, que hace explotar el cartucho de dinamita llamado "creencia". La fe, es como el "ingrediente secreto" en la receta de la abuela, para preparar la mejor sopa de pollo, para hacer el mejor pastel de tres leches, o para guisar el mejor platillo, de la receta tradicional de nuestros pueblos. Y ese "ingrediente secreto",  es lo que las dos mujeres y el centurión de los relatos anteriores  agregaron a su receta, "fe". Pero, ¿qué vamos a hacer nosotros con ese talento? ¿Invertir en él para aumentarlo? o ¿esconderlo debajo del colchón? Espero que no escojas esto último y sigamos mejor el ejemplo de los apóstoles, quienes le pidieron a Jesús que los ayudara a aumentar su fe, ellos invirtieron en su fe, para multiplicarla, y esa es también la voluntad de Dios para cada uno de nosotros.


(Lucas 17:5) Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. {6} Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.


La respuesta de Jesús fue: "Tú, aumenta tu fe, tú cree más, tú confía en Dios". Pero  ¿cómo podemos hacer eso? Bueno, ¿recuerdan lo que la fe significa? Persuasión, convicción, credibilidad, garantía.


El texto Griego dice que es una base segura (el fundamento), de las cosas que confiadamente (con firmeza y seguridad) esperamos (las  promesas de Dios), la prueba  convincente (la garantía certificada) de que las cosas que ahora no podemos ver, son verdaderas.  Eso significa que debemos creer confiadamente lo que Dios dice en su palabra. Veamos un ejemplo bien claro.


(Romanos 4:1) ¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? {2} Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. {3} Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.


Aquí dice que Abraham fue justificado, pero no por sus obras, sino porque le creyó a Dios. Dios le había prometido un hijo, cuando él tenía alrededor de 100 años y Sara 90.


¿Se imaginan engendrar un hijo a esa edad? Abraham sabía que a esa edad no le sería fácil, y eso sin contar también la edad de Sara, y el hecho fundamental de que fue estéril durante toda su vida. Pero vean lo que dicen los siguientes versículos.


(Romanos 4:18) El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. {19} Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. {20} Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, {21}  plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; 


El versículo 19 dice que Abraham "no se debilitó en la fe", al considerar las circunstancias de toda la evidencia física, su cuerpo, ya como muerto, por su edad y la de Sara, más la infertilidad de ella. El versículo 20 dice que no juzgó la promesa de Dios con incredulidad, la palabra "incredulidad" es la palabra Griega "apistía", que es básicamente la ausencia de fe "pistis". Sino todo lo contrario, dice que se fortaleció en fe, dando la gloria a Dios, plenamente convencido, de que Dios era lo suficientemente poderoso para cumplir su promesa. La frase "plenamente convencido" es sinónima de "fe", y así es como podemos nosotros aumentar nuestra creencia, no enfocarnos en las circunstancias, ni en nuestras limitaciones físicas o materiales, sino creer que quien nos ha prometido todas las cosas, así como a Abraham, es poderoso para hacer todo lo que nos prometió.


La fe proviene de Dios, y él nos garantiza, que hará lo que nos ha prometido, si tan solo creyéramos lo suficiente, como del tamaño de un grano de mostaza, Dios se encargará de lo demás. Aumentar nuestra fe, nos ayuda a anunciar el evangelio aún más allá de lo que pensamos.


(2 Corintios 10:15)  No nos gloriamos desmedidamente en trabajos ajenos, sino que esperamos que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre vosotros, conforme a nuestra regla;  {16} y que anunciaremos el evangelio en los lugares más allá de vosotros, sin entrar en la obra de otro para gloriarnos en lo que ya estaba preparado. {17} Mas el que se gloría, gloríese en el Señor;


También nos ayuda a abundar en amor hacia los demás.


(2 Tesalonicenses  1:1)  Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo:  {2} Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. {3} Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; 


Dios también quiere que estemos cimentados en la fe, eso es lo que la palabra griega traducida como "confirmados" significa.


(1 Tesalonicenses  3:2)  y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe, 


El siguiente versículo en el libro de Romanos también lo reitera, agrega además que debemos exhortarnos unos a otros con respecto a la fe.


(Romanos  1:11) Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados;  {12} esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí. 


¿Hay una frase muy usada en Inglés que dice:"El hierro se afila con hierro", expresando que un creyente cristiano se fortalece al relacionarse con otros creyentes cristianos.


(1 Pedro 1:3) Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, {4} para una herencia incorruptible , incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, {5} que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. {6} en lo cual os alegráis mucho, aunque ahora por un tiempo, si es necesario, estáis angustiados por muchas tentaciones: {7} que la prueba de vuestra fe, siendo mucho más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego, sean hallados para alabanza, honra y gloria en la aparición de Jesucristo: {8} a quien amáis sin haberle visto; en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso, {9} recibiendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.


Aquí  dice que la fe, produce también un gozo inefable y glorioso, y es también "la clave de nuestra salvación". Pedro dice aquí que la fe es mucho más preciosa que el oro. Entonces, ¿qué hacemos con la fe? ¿Guardarlo debajo del colchón? ¡Dios no lo quiera! Hagamos lo mismo que los apóstoles pidieron a Jesús, amentar nuestra fe, o como Abraham hizo, fortalecernos en la fe y estar más  fuertes, para que podamos consolarnos y exhortarnos unos a otros. La fe es la nitroglicerina que hace explotar ese cartucho de dinamita llamado "creencia". Es el "ingrediente secreto" en la receta de la abuela. Es la fuente de un gozo inefable y glorioso. Es la "clave de nuestra salvación". La fe mis amigos, es el "talento" que Dios le dio a cada hombre según la capacidad (dunamai) de cada uno, para que podamos operar las nueve manifestaciones del espíritu santo, y no solo uno de los dones ministerios sino tantos como se necesiten en la iglesia, para la edificación del cuerpo de Cristo!


Nuevamente, la traducción literal del texto Griego diría: "Es pues la fe (pistis), una base segura (el fundamento), de las cosas que confiadamente (con firmeza y seguridad) esperamos (las  promesas de Dios), la prueba  convincente (la garantía certificada) de que las cosas que ahora no podemos ver, son verdaderas.


¿Sabes por qué? ¡Porque el garantiza  la fe es Dios, el todo poderoso, el creador de los cielos y la tierra, el Padre de nuestro señor y salvador  Cristo Jesús!


(Hebreos 10:22) Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre (plerophoria, plerophoria) de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. {23} Mantengamos firme la profesión de nuestra fe sin vacilar; (porque fiel es el que prometió;)


Esta es la voluntad de Dios, que nos acerquemos a él en plena certidumbre de fe, sin pecado, sin vergüenza, sin culpa, sin temor . El versículo 23 básicamente dice que debemos retener con firmeza y sin dudar o sin desviarnos, de que la esperanza que profesamos es firme, porque Dios, quien nos ha prometido esa maravillosa esperanza, es fiel, y la palabra "fiel" en el texto Griego, es "pistos", que significa: Confiable, seguro, en otras palabras, ¡Debemos ser fieles, porque  Dios, el que prometió, es fiel y es confiable!


¡Dios te bendiga!


I. H. N.


J.E.R.S.

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