La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

 

Dios los bendiga en el maravilloso nombre de nuestro señor y salvador viviente, Cristo Jesús.


Titulé esta enseñanza "Dominio" aunque también podría llamarse "Señorío". Vamos al libro de Génesis.


(Gen 1:26) Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 


Aquí podemos aprender que Dios nos hizo muy parecidos a él.  El señor E. W. Bullinger explica que el uso de  las palabras "imagen" y  "semejanza" en la misma oración, representa una  figura literaria llamada "Endíadis", que es:  el uso de dos palabras coordinadas, para expresar un solo concepto o significado. De acuerdo a ello,  esa oración debería  leerse: "Hagamos al hombre a semejanza de nuestra imagen."  


Digamos que el señor  Bullinger  está en lo correcto al identificar una figura literaria en este versículo, pero aún así,  se me ocurrió echar un vistazo a estas dos palabras hebreas y tratar de entender el significado real de cada una de ellas:


La palabra Hebrea "Tselem" significa: imagen, ilusión, semblanza; de ahí una figura representativa.


El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, no está muy alejado de esa definición: "imagen" significa: figura, representación, semejanza y parecido de algo.


O sea que la palabra "imagen", está directamente relacionada con los ojos, es una representación visual de algo: ya sea un objeto producido en cualquier tipo de material, incluso un material fotográfico, o una "imagen" producida en una pantalla electrónica, algo que podemos ver con nuestros ojos.  Simplemente recordemos que Dios le dijo a Israel que no hiciera "imágenes" ni se inclinara ante ellas.


(Éxodos 20:1) Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:  (2) Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.  (3) No tendrás dioses ajenos delante de mí.  (4)  No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.  (5) No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,  (6) y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.


Los idolatras se inclinan ante sus ídolos cuando  ven sus "imágenes".  Entonces, cuando en Génesis 1:26 dice: "...Hagamos al hombre a nuestra imagen..." se está refiriendo a la apariencia física de nuestro Padre celestial, algo que puede ser percibido visualmente, no se refiere a una ilusión óptica sino a una realidad objetiva, el hombre fue hecho físicamente conforme a la imagen de nuestro Padre Celestial.


También debemos notar que en el versículo 26 dice: "hagamos," por lo que se sobreentiende que Dios se está refiriendo a algo físico, algo tangible, algo que se puede hacer y se puede ver, por lo que físicamente debemos parecemos a él, puesto que somos una representación de la figura de Dios, de su "imagen."


Ahora, la palabra Hebrea "Demuwth"  significa: modelo, a su manera, similitud, semejanza


La Real Academia Española de la Lengua define "semejanza" como: "Cualidad de ser  semejante". Puede  también definirse como la cualidad o estado de ser semejante. Una "cualidad" es: "Un elemento o carácter distintivo de la naturaleza de alguien o algo." Lo que expresa que esta "semejanza", tiene que ver con los elementos o caracteres distintivos  de Dios, con su condición o su naturaleza como un modelo, con sus maneras, más que con su "imagen," figura, o apariencia física.


¿Cuál es la naturaleza de Dios? ¡Dios es espíritu!


Eso lo sabemos que Juan 4:24, dice: "Dios es espíritu...", aunque siempre hemos creído que esa era la "imagen" real de Dios, pero, eso es lo que Dios es en sí, esa es su naturaleza "espíritu," Nuestro Padre Celestial es un ser espiritual, pero no solamente un ser espiritual como lo son sus mensajeros, él es el creador de los cielos y la tierra, él es el ser espiritual supremo, y cuando Génesis 1: 27 dice que "creó Dio al hombre a su imagen...", debemos entender que nuestro Padre Celestial "creó" de su espíritu en el primer hombre y la primer mujer, mucho antes que estos existieran físicamente, mucho antes que el hombre fuese formado del polvo de la tierra, y soplara Dios en su nariz aliento de vida.


Quizás debamos leer este versículo como el señor Bullinger sugiere: "Hagamos al hombre a semejanza de nuestra imagen," pero no podemos ignorar el hecho, de que estas dos palabras se refieren tanto a nuestro parecido físico a la figura o imagen de Dios, como a sus cualidades, condición o naturaleza espiritual. Volvamos a Génesis.


(Génesis 1:27)  Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. {28}  Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 


El versículo 27 dice: "Y creo Dios al hombre a su imagen..."


Cuando en el versículo 26 dice: "Hagamos al hombre...) se está refiriendo a "hacer"; en el versículo 27 dice: "Y creo Dios al hombre...) Algo que también debemos entender, es que "crear" y "hacer" son dos palabras diferentes. Dios creó en el principio los cielos y la tierra, y la Biblia nos enseña que después que usó su poder creativo, todo lo demás lo hizo, en base a lo que ya había creado, Veamos un ejemplo.


(Génesis 1:11) Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. {12} Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.


La palabra "producir" es sinónima de la palabra "hacer." Aquí Dios simplemente ordenó y dijo: "produzca la tierra...) Ya no tuvo que crear porque ya había creado lo necesario para que la tierra produjera lo que Dios le mandara que produjera, y la tierra produjo.


Habiendo aclarado que "crear" y "hacer" son dos cosas diferentes, creo que podemos decir que "imagen" y "semejanza" también se refieren a dos cosas diferentes. "Imagen" se refiere a la similitud de nuestra apariencia física con la de nuestro Padre Celestial, y "semejanza" se refiere a las características, cualidades o carácter distintivo de la naturaleza de Dios que es un ser espiritual.


Entonces, ya que entendemos que físicamente  somos  parecidos a Dios, porque fuimos "hechos" conforme a su "imagen", quisiera mostrarles ahora una de las cualidades de Dios, en la que nos hizo también "semejantes" a él, que tiene que ver más con el lado espiritual que con el físico.


(Gen 1:26) Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 


Una de esas cualidades en la que Dios hizo al hombre "semejante" a él, fue en tener "señorío". "Señorío" significa: "Dominio o mando sobre algo, significa gobernar, tener autoridad o soberanía suprema." En otras palabras, Dios le dio a Adán la autoridad suprema para someter y tener dominio sobre toda su creación. Cuando Dios hizo al hombre, no solo lo hizo conforme a su "imagen" o apariencia física, sino que también lo hizo "semejante" a él en cuanto a su naturaleza espiritual, al darle de su autoridad, de su señorío, de su "dominio." Pero Adán transfirió todo eso al Archi-enemigo de Dios cuando él y Eva desobedecieron, y comieron del árbol de la ciencia del bien y del mal.


(Sal 8:1)  ¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos; {2} De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus enemigos, Para hacer callar al enemigo y al vengativo. {3} Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, {4} Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? {5} Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra. {6} Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies: {7} Ovejas y bueyes, todo ello, Y asimismo las bestias del campo, {8} Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por los senderos del mar. {9} ¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!


El señor  Bullinger, explica este salmo de la siguiente manera, el dice: que la palabra "hombre" en el versículo 4 se refiere a Adán, pero que la frase “hijo de hombre” se refiere a Jesucristo. La frase "Le has hecho poco menor que los ángeles..." del versículo 5 también se refiere a Adán, y la frase "lo coronaste de gloria..." se refiere al segundo hombre, que es Jesucristo. La frase "Le hiciste señorear..." en el versículo 6 se refiere a Adán y el dominio que perdió con la caída; y la frase "Todo lo pusiste debajo de sus pies" se refiere nuevamente a Jesucristo.


Este salmo es como un resumen de lo que sucedió, Dios le dio a Adán el dominio sobre toda su creación, pero lo perdió cuando cayó al desobedecer a Dios.


Jesucristo vino para redimirnos y para que pudiésemos nuevamente tener ese dominio o señorío  cuando nacemos de nuevo y recibimos el don del espíritu santo, al confesarlo a él como nuestro señor personal y salvador de nuestras vidas, y creer en nuestro corazón que Dios le levantó de entre los muertos. Sin embargo, rara vez consideramos que este tipo de dominio esté disponible en la actualidad porque rara vez es enseñado en las iglesias de hoy.


En el Antiguo Testamento, Dios permitió que algunas personas tuvieran dominio incluso sobre su propio pueblo, cuando su propio pueblo se apartó de él y desobedeció. En los evangelios, Jesús enseña que no debemos ejercer dominio sobre los hombres (en el mal sentido de la palabra, y oprimirlos).


(Mateo 20:25)  Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. {26}  Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,(diákonos)


La palabra "servidor" es la palabra Griega "diákonos," que significa "ministro," pero aquí no se usa en relación con su grandeza o la importancia de su posición; “Oh, yo soy el ministro y tú tienes que hacer lo que yo diga y someterte a mí.” ¡No! Se usa en relación a su actividad. Un ministro es literalmente alguien que sirve, que está activo en todo momento, trabajando, estudiando, enseñando, ministrando la palabra, un buen ministro es un buen  siervo o "servidor."


(Mateo. 20:27) y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; (doulos)

Esta palabra "siervo" aquí en Mateo 20:27 proviene del Griego "doulos," y significa "siervo" o "esclavo." Todos estamos capacitados para "servir" en determinados momentos en que se nos requiere, y por decirlo de alguna manera, desarrollar la función de un "siervo," alguien que sirve; pero muchas de la veces no estamos de acuerdo con las actividades que se nos asignan y reclamamos o recomendamos a alguien que, "según nosotros," está más capacitado o preparado para tal asignación, en ese caso, no estamos actuando como "doulos".


La palabra "doulos" es frecuentemente usada en un sentido en el que la persona tiene la cualidad especifica de ser sumisa, un "doulos" no es un "siervo casual," de hecho, es alguien que por amor se vuelve un esclavo al servicio de Dios, a través de nuestro señor y salvador Jesucristo, y sirve a la vez al movimiento de la Palabra de Dios. Entonces, un "diácono" es un ministro llamado a "servir" con la actitud  de un "doulos." pero a muchos ministros en la actualidad les encanta mas que les "sirvan," que los atiendan como gente importante debido a su posición en sus iglesias, cuando son ellos, los que si de verdad quisieran ser mayores, tendrían que "servir" a los demás.


Así, que, tener dominio es una gran responsabilidad, pero como leímos en los versículos anteriores, una mayor y más noble responsabilidad  es servir que ser servido, tal como lo hizo Jesús nuestro señor, quien es el ejemplo perfecto de un "doulos".


(Mateo. 20:28) como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.


Déjenme mostrarles un par de cosas relacionadas a este dominio, que nuestro Padre Celestial consideró que era importante que supiéramos y entendiéramos.


(Salmo 119:133-134)  Ordena mis pasos con tu palabra, Y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.


¿Puede la iniquidad tener dominio sobre nosotros? El salmista sugiere en su oración al Padre que eso es posible. La palabra "iniquidad" significa: una gran inmoralidad o injusticia, maldad, angustia, aflicción. Pero hay algo más de lo que Dios también nos advierte.


(Romanos 6:12) No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;  {13} ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.  {14} Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.


El pecado es otra cosa sobre lo que Dios nos advierte. "Pecado" es todo lo que es contrario a la Palabra de Dios, así que cuando caminamos fuera de esa gracia por la que somos salvos, permitimos que el pecado tenga dominio sobre nosotros. ¿Tiene dominio sobre nosotros la iniquidad o el pecado  porque Dios lo permite? ¡No! En el Antiguo Testamento la gente solía culpar a Dios por todo, lo bueno y malo, pero no es culpa de Dios cuando las cosas o las personas comienzan a ejercer dominio sobre nosotros. Somos nosotros quienes lo permitimos al no ejercer dominio sobre esas cosas como deberíamos. Dios nos dio libre albedrío y nosotros  debemos decidir qué hacer con la Palabra de Dios en nuestras vidas.


(1 Corintios 10:23) Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. 


¡Dios en su Palabra nos dice que TODO es lícito, pero no TODO conviene ni TODO edifica!


(1 Corintios 6:12) Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna


Nuevamente leemos que TODAS las cosas me son lícitas, o sea, que tengo la libertad de hacer lo que yo quiera, pero nuevamente se me advierte que no todas las cosas me convienen, y aunque todo se vale, por decirlo de alguna manera, no debemos dejarnos DOMINAR de NINGUNA. ¿Y cómo podemos lograr eso? ¡Con la ayuda misma de nuestro Padre Celestial!


(2 Timoteo 1:7) Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 


El espíritu santo que Dios nos da y que mora en nuestro interior, nos habilita a desarrollar ese "dominio propio" y cuando no aplicamos ese "dominio propio" en nuestro andar es muy difícil tener "dominio" sobre cualquier cosa. Algo muy interesante de este dominio o señorío que Dios nos ha dado, es, que si nosotros, como creyentes renacidos del espíritu de Dios, no lo ejercemos, alguien o algo más, ejercerá ese dominio sobre nosotros; será como cuando Adán transfirió a Satanás, la autoridad y el poder que Dios le dio sobre su creación, cuando lo creó conforme a su "semejanza". Pero ahora, en el nombre de Jesucristo, nosotros podemos nuevamente, someterlo todo, ni siquiera la muerte tienen dominio sobre nosotros hoy.


(Romanos 6:8) Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;  {9} sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. {10} Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. 


¡Vivimos para Dios porque es Dios en Cristo en nosotros la esperanza de gloria! No debemos permitir que nada se apodere de nuestras vidas. Aunque hay un pequeño miembro en nuestro cuerpo que puede hacer que todo eso suceda.


(Santiago 3:4) Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. {5} Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! {6} Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. {7} Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;  {8} pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. {9} Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. {10} De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 


Este pequeño miembro de nuestro cuerpo puede ayudarnos a tener dominio sobre las cosas o, a ser dominados por ellas. El mismo libro de Santiago nos da un consejo muy sabio


(Santiago 1:19} Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 


Tenemos que pensar antes de hablar, cuando pensamos y actuamos conforme a la Palabra de Dios, nada ni nadie podrá tener dominio sobre nuestras vidas. ¿Conoces la frase “Confesión de creencia es recibo de confesión? Significa que lo que tu confiesas, es lo que vas a recibir, así que, pon cuidado a lo que dices y como lo dices, controla tu mente con la Palabra de Dios y podrás controlar tu lengua. Un hombre natural no tiene acceso a este tipo de dominio porque no tiene el espíritu de Dios morando en el, solo un creyente cristiano renacido del espíritu de Dios puede tener domino en todo.


En conclusión, Mr. Bullinger tiene razón al enseñarnos una figura literaria y explicarnos que Génesis 1:26 dice: ""Hagamos al hombre a semejanza de nuestra imagen."  Pero ya establecimos que la palabra "imagen" se enfoca mas a la apariencia física de nuestro Padre Celestial, y la palabra "semejanza" describe una de las cualidades de la naturaleza espiritual de Dios que es tener "dominio" o "señorío," y eso es lo que después del día de Pentecostés, gracias a la obra completa de nuestro señor y salvador Jesucristo; su muerte, su resurrección y su ascensión, está disponible para todo aquel que cree.


Entonces, si sucede que aún no eres un creyente nacido de nuevo y escuchas o lees esta enseñanza, el punto número uno de los que a continuación enlisto, es para ti. Pero si eres ya un creyente renacido del espíritu de Dios, aplica el resto de los puntos enumerados, toma control de tu vida al ejercer ese dominio en el que somos "semejantes" a nuestro Padre celestial, y reclama hoy para tu vida lo que Dios ya hizo disponible para ti.


1. Nacer de nuevo (Romanos 10:9) que si confesaras con tu boca a Jesús como señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levanto de los muertos serás salvo. No que confieses con tu boca que "Jesucristo es el señor..." ¡No! Eso no es lo que dice las escritura. Dice:  "Que si confesaras con tu boca a Jesús como señor..." Porque tienes que confesarlo a él como "señor de tu vida" y creer en tu corazón que Dios, su Padre, le levantó de entre los muertos. Esta es la única manera de ser salvo y miembro de la familia de la fe.


2. Ora (Mateo 21:22) Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.


3. Cree (Mateo 21:21) Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.


4. Usa el nombre de Jesucristo (Juan 14: 12) De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. {13} Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. {14} Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.


5. Renueva tu mente (Romanos 12:2) No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.   (1Pedro 3: 8-12)


6. Controla tu lengua (1 Pedro 3:10) Porque: El que quiere amar la vida  Y ver días buenos,  Refrene su lengua de mal,  Y sus labios no hablen engaño;  {11} Apártese del mal, y haga el bien;  Busque la paz, y sígala.  {12} Porque los ojos del Señor están sobre los justos,  Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.


(Santiago 1: 26) Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.


7. Haz todo como para el Señor (Colosenses 3: 23) Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; {24} sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. .


8. Siempre da gracias (Colosenses 3:14) Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. {15} Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.  {16} La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. {17} Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.


¡Dios te bendiga!


I.H.N.


J.E.R.S.


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