La fuente principal de información de este blog es La Biblia. Todas las enseñanzas compartidas aquí, son y serán principalmente basadas en la Biblia Reyna Valera Versión de 1960

¿Por qué tantos y tantos creyentes cristianos nunca crecen en su conocimiento de la Palabra de Dios, y continúan haciendo las mismas cosas que solían hacer antes de confesar a Jesucristo como Señor y Salvador personal de sus vidas? La razón principal es porque nunca se les ha enseñado la Palabra de Dios correctamente dividida. Una segunda razón la podemos encontrar en el siguiente pasaje de las Escrituras.

(Juan 8:2) Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. {3} Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, {4} le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. {5} Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? {6} Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. {7} Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. {8} E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. {9} Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. {10} Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? {11} Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: "Ni yo te condeno; vete, y no peques más".

El versículo 11 es una clara muestra del perdón, la misericordia y el amor de Dios como lo muestra 1 Corintios 13, que dice de los versículos 4 al 6. " {4} El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; {5} no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; {6} no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo contrario a señalar, acusar y condenar a otros. Eso es lo que nuestro señor Jesucristo siempre manifestó de una manera u otra en su diario andar. El no condenó a la mujer, pero le dijo que es lo que tenía que hacer, dejar de hacer lo que hacía, o sea: "...no peques más".

Estas dos maravillosas verdades son generalmente ignoradas, pues la mayoría de las veces, todos somos muy rápidos para señalar, juzgar, y condenar a los demás.

Jesús dijo: "Ni yo te condeno; vete, y no peques más".

La segunda razón por lo que la gente continúa haciendo las mismas cosas que cuando no eran cristianos, es por no hacer caso a lo que Jesús le dijo a esta mujer al final del versículo 11, principalmente "...no peques más", por lo que nunca crecen, y continúan viviendo extraviados en los laberintos de los afanes del mundo, y las trampas del diablo sin poder hallar la salida.

Pero, ¿qué dice la Palabra de Dios al respecto?

(Romanos 8:33) ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. {34} ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

¡Dios no condena, él es el que nos justifica! ¡El que siempre nos señala y condena es Satanás el acusador!

(Juan 8:12) Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Por lo tanto, ignorar esas dos verdades declaradas por nuestro señor Jesucristo, significa caminar en las tinieblas, pero prestar atención a ellas, significa principalmente tener la luz de la vida. Tenemos que recordar que Jesús confrontó al liderazgo judío de su tiempo.

(Juan 8:15) Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. [16 ] Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre.

¡Una oportunidad más para enfatizar que Jesucristo no es Dios, sino el hijo de Dios, él nunca dijo que era Dios ni que vino por su propia cuenta, ni que lo que hacía, lo hacía por sí mismo, sino por lo que nuestro Padre celestial, quien lo envió, le enseñaba!

(Juan 8:26) Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo. [27 ] Pero no entendieron que les hablaba del Padre. {28} Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. {29} Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.

¡Hacer las cosas que agradan a Dios, es siempre una decisión ganadora!

La tercera razón por lo que muchos cristianos nunca crecen en el conocimiento de la Palabra, y siguen haciendo lo mismo una y otra vez, es porque NO permanecen en la Palabra de Dios como se afirma en el versículo 31.

(Juan 8:31) Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; {32} y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
"Permaneciereis" es la palabra Griega méno, que significa: continuar, morar, habitar. Veamos un par de ejemplos:

(Juan 1:38) Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? {39} Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima.

La palabra "morada", de acuerdo con la real academia Española de la lengua significa: Estancia de asiento o residencia, lugar donde uno vive o habita.

Estos discípulos vieron donde Jesús moraba, vivía o habitaba, eso es lo que la palabra "permaneciereis" realmente significa; morar , habitar, vivir.

(Juan 1:32) También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.

Aquí tenemos otro ejemplo de la misma palabra Griega méno. El versículo dice que el espíritu santo descendió del cielo como una paloma y "permaneció" sobre Jesús. Lo que este versículo realmente expresa, es que en el caso de Jesús, el espíritu santo se convirtió en su hogar, su morada, su habitación, cada segundo, cada minuto, cada hora y cada día.

Basados en eso, la frase: "si vosotros permaneciereis en mi palabra" en Juan 8:31, convierte las palabras de Jesús en nuestra morada, en nuestra habitación, en nuestro hogar! Pero además, debemos notar algo importante; no olvides que existe una palabra que condiciona nuestra acción de "permanecer" o no en la Palabra de Dios, la palabra "si", que nos da la libertad de decidir qué queremos hacer. ¡Hacer de la palabra de Dios el lugar donde vivimos cada día, o no!

¡La condición para ser verdaderos discípulos de Jesús y de conocer la verdad que nos hará verdaderamente libres es "permanecer" en la Palabra de Dios, morar, habitar, vivir, en la Palabra de Dios, hacer de ella nuestra habitación!

Lamentablemente, una gran cantidad de creyentes cristianos, deciden no continuar o "permanecer" en la Palabra de Dios, ignorando lo que Jesús le dijo a la mujer en Juan 8: 11 "ve y no peques más", y regresan a los afanes del mundo y de vuelta a hacer lo mismo que solían hacer antes, mentir, hurtar, adulterar, una y otra vez . Y debido a esa decisión, muchos nunca llegan a conocer esa verdad que ya los ha hecho libres.

(Efesios 4:17) Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, {18} teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; {19} los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.

Ya no andes como los demás, en la vanidad de tu mente, en otras palabras: ¡vete y no peques más!

(Efesios 4:20) Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, {21} si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús.

Estos versículos reflejan lo que Jesús dijo en Juan 8:31 "si vosotros moraran, vivieran, hicieran su hogar de lo que les he enseñado, si en verdad habéis oído".

(Efesios 4:22) En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, ¡

Despójate del viejo hombre, lleno de vicios y deseos engañosos! Otra vez: ¡vete y no peques más!

¿Pero cómo es que podemos lograr eso?

(Efesios 4:23) y renovaos en el espíritu de vuestra mente, {24} y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Es por eso que la mente renovada es de vital en el andar cristiano.

(Romanos 12:1) Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. {2} No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Aquí no dice que Dios renovará nuestro entendimiento, dice "que presentéis"; lo que implica que tú lo hagas, que yo lo haga, y así, cada creyente cristiano tiene la responsabilidad de hacerlo. Nosotros mismos somos los que tenemos que presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo. Dios ya hizo su parte, con su amor, con su misericordia, con su gracia. Él ya perdonó nuestros pecados, ya nos hizo libres de la condenación de Adán, nos ha salvado de la ira venidera, y nos ha dado la vida eterna. La frase "no os conforméis a este siglo" significa que ya no vivas como los demás viven, o sea: ¡...no peques más!

¡Nosotros tenemos que hacer nuestra parte! ¡La mente no se renueva por arte de magia! ¡Somos nosotros los que tenemos que tomar la decisión por nuestro libre albedrío, y llevarlo a cabo!

(Efesios 4:25) Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. {26} Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, {27} ni deis lugar al diablo.

Nuevamente, ¡...no peques más!

(Efesios 4:28) El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. {29} Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. {30} Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. {31} Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. {32} Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

¿Hablando del perdón, la misericordia, la gracia y el amor de Dios? ¡Ya hemos sido perdonados por todo!

La frase "el que hurtaba no hurte más" aplica a cualquier vicio o a cualquier mal habito, o cualquier cosa que es contraria a la buena agradable y perfecta voluntad de Dios; el que miente, no mienta más, el que adultera no adultere más, el que estafa, el que calumnia, el que maldice, el que envidia, el que aborrece, etc.,

Renueva tu mente, y deja de hacer lo que antes hacías, ¡... no peques más!

 (Efesios 5: 1) Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. {2} Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.

Dios no solo quiere que lleguemos al punto de ser verdaderos discípulos de Cristo, sino también, imitadores de Dios mismo. Él sabe que somos humanos y conoce nuestras deficiencias, y como muchos dicen: "hermano, la carne es débil". ¡Pero cuando hacemos de las palabras de Jesús, que provienen del Padre, nuestro hogar, entonces conoceremos la verdad, esa verdad que ya nos ha hecho verdaderamente libres, y seremos más que vencedores ante cualquier cosa!

(2 Corintios 10:3) Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; {4} porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, {5} derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,

Amigos míos, dejemos de lado los afanes del mundo, los malos hábitos, el mal lenguaje, las adicciones pasadas, el juzgar, el murmurar, el preocuparse y el temor. Debemos llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. ¡Recuerda lo que Jesús le dijo a la mujer y apliquémoslo en nuestro andar. ¡Ve y no peques más! Y transformémonos por medio de la renovación de nuestro entendimiento.

(Romanos 8:35) ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?

Cuando "permanecemos" en la Palabra, no permitimos que nada se interponga en nuestro andar cristiano, y cuando hacemos eso, vean lo que dice el siguiente versículo:

(Romanos 8:37) Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. {38} Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, {39} ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

¿No te gustaría vencer cualquier obstáculo en tu vida? ¿Cualquier deficiencia, cualquier adicción, cualquier mal habito, principado, potestad y aún la muerte? ¡Permanece en la Palabra de Dios, hazla tu morada, tu hogar, vive en ella!

Cuando niños, solíamos salir a diferentes lugares, al parque, a la playa, de compras, de viajes, pero al final decíamos: "ya me quiero ir a mi casa", porque para un niño el lugar más seguro, más tranquilo, más propio, es nuestra casa, nuestro hogar, nuestra habitación, nuestra morada. Hay un dicho que dice: "hogar, dulce hogar", porque cuando estamos en casa todo está bien. Sigamos el ejemplo de Jesús.

(Juan 14:1) No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. {2} En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. {3} Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. {4} Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. {5} Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? {6} Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. {7} Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. {8} Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. {9} Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? {10} ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.

Este pasaje nos muestra cómo Jesús hacía del Padre su morada, él vivía en el Padre y el Padre en él, cada segundo, cada minuto, cada hora de cada día. Así es como debemos hacer de la Palabra de Dios nuestra morada, al permanecer en ella para que le Palabra de Dios permanezca en nosotros. Vean algo más.

(Juan 14:15) Si me amáis, guardad mis mandamientos. {16} Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: {17} el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

¡No estamos solos, el espíritu de verdad mora, vive, habita en nuestro interior, por eso es que ante todas las cosas somos más que vencedores! Eso es lo que necesitamos saber y creer, esa es una realidad desde el momento mismo que confesamos a Jesucristo como señor y salvador personal de nuestras vidas. Ya recibimos al consolador, el espíritu de verdad, el don del espíritu santo que mora, vive, reside, habita, como lo quieras llamar, en nuestro interior, lo único que necesitamos hacer es transformamos por medio de la renovación de nuestro entendimiento.

La primer razón por lo que los cristianos continúan enfermos, en miseria, y derrotados, es porque NO se les ha enseñado la Palabra de Dios correctamente dividida. La segunda razón, es porque NO "permanecen" moran, habitan, viven, en la Palabra de Dios. Y la tercer razón, es porque NO renuevan su mente a la Palabra de Dios.

Por esas tres razones, muchos cristianos continúan haciendo las mismas cosas que antes hacían, viviendo en la vanidad de sus mentes; mintiendo, hurtando, adulterando, maldiciendo, etc., no son verdaderos discípulos de Cristo, y no conocen la verdad de la Palabra de Dios, que dice que ya los ha hecho verdaderamente libres.

Tomemos pues paso por paso, y en primer lugar, pon tu mejor esfuerzo y estudia con diligencia la Palabra de Dios.

(2 Timoteo2:15) Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.

En segundo lugar, no te alejes, no te separes, no te apartes, porque ere tú quien lo hace, por el contrario "permanece", mora, vive, en la Palabra de Dios.

(Juan 8:31) Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; {32} y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Y en tercer lugar, has caso a lo que nuestro señor Jesús le dijo a la mujer en Juan 8:11 y renueva tu mente. , "...no peques más"

(Romanos 12: 2) No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Esa transformación nos hace ser verdaderos discípulos de Cristo, esa transformación nos hace ser más que vencedores ante cualquier cosa creada, incluso nuestras mismas deficiencias; esa transformación se logra solamente dejando de pecar y "permaneciendo" en la Palabra de Dios. ¡Transformémonos!

Hagamos que esa sea nuestra meta mientras "permanecemos" diariamente en la Palabra de Dios, y no solo seamos esos verdaderos discípulos de Cristo, sino también imitadores del Dios todopoderoso! ¡Hagamos de la Palabra de Dios nuestra casa, nuestro hogar, nuestra morada! ¡Nuestra vida!

¡Dios te bendiga!

E. S. N.

J. E. R. S.
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