En 2 Corintios 12:7 Pablo se refiriere al “aguijón en la carne", como "un mensajero de Satanás" que le había sido dado para que no se enalteciera sobremanera, después de haber experimentado ciertas “visiones," debido a "revelaciones," con las que Dios le había bendecido. La naturaleza del "aguijón en la carne" de Pablo, ha sido el tema de muchas especulaciones. Muchos han sugerido que Pablo padecía epilepsia, con lo que han querido explicar las experiencias visionarias de Pablo, especialmente la de su conversión. Otros han sugerido que quizás padeció de paludismo, debido a que esta epidemia prevaleció en algunas de las regiones durante el ministerio de Pablo. Y otros han sugerido que Pablo padecía alguna enfermedad de los ojos, debido a la expresión metafórica inusual en Gálatas 4:15 que dice: “¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.”
Una solución más razonable, sin embargo, se relaciona con el contexto de 2 Corintios 12:1-10 donde el "aguijón en la carne" de Pablo se refiere a un "mensajero de Satanás" como se menciona en el versículo 7, y a las "debilidades," los "insultos," las "angustias," las "persecuciones," y las "dificultades" mencionadas en el versículo 10.
La palabra “aguijón,” traducida como tal, es solamente usada tres veces en toda la Biblia.
(Números 33:55) Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis.
Aguijones y espinas, aquí, se refieren a los moradores de los pueblos que Dios mandó a los judíos que eliminaran de sus vidas, y a como esta gente y sus costumbres iban a afectar al pueblo judío si no lo hacían. En un sentido figurado, Dios le dijo al pueblo judío, lo que los moradores de la tierra que Dios les había dado, representarían para ellos si no los eliminaban de sus vidas. Veamos un poco del contexto.
(Números 33:50) Y habló Jehová a Moisés en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: {51} Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán, {52} echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos; {53} y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad.
El pueblo judío debía echar a todos los moradores de la tierra, destruir sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y todos sus lugares altos. La advertencia fue: (Números 33: 55) Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis. {56} Además, haré a vosotros como yo pensé hacerles a ellos.
Una espina es un objeto puntiagudo, que solo causa dolor al penetrar y desgarrar la piel. Un aguijón, es como una aguja de inyectar, es hueco, y después de penetrar la piel, no la desgarra, pero transmite un veneno que al comenzar a fluir por el torrente sanguíneo produce cierta picazón o comezón muy molesta, seguida muchas veces por hinchazón alrededor del área afectada. El aguijón transmite una toxina que pudiera ser fatal para algunas personas, la espina no. En Números 33:55 ambas palabras son usadas.
Los otros dos versículos donde la palabra “aguijón” aparece se encuentran en el libro de hechos.
(Hechos 9:5) El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
El señor Jesús, con esta analogía, le dijo a Pablo que era inútil que continura persiguiendo, acosando, y atacando a la iglesia de Dios, porque simplemente no iba a lograr eliminarla.
Cuando un animal que tiene cascos o pezuñas es picado por una abeja, una avispa, o cualquier animal ponzoñoso, el aguijón queda insertado en la piel del animal, cuando éste siente la comezón del veneno, trata de sacar el aguijón dándose de coces el mismo, logrando únicamente que el aguijón se introduzca más y más sin lograr sacarlo. Lo que el señor le dijo a Pablo en plano y llano castellano fue: ¡Nadie puede detener el movimiento de la Palabra de Dios!
En el siguiente versículo el apóstol Pablo relata la experiencia de su conversión al rey Agripa.
(Hechos 26:14) Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
En la versión Reina Valera, hay otro versículo que menciona la palabra aguijón, aunque esta no aparezca en el texto Hebreo.
(Ezequiel 28:21) Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Sidón, y profetiza contra ella, {22} y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Sidón, y en medio de ti seré glorificado; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga en ella juicios, y en ella me santifique. {23} Enviaré a ella pestilencia y sangre en sus calles, y caerán muertos en medio de ella, con espada contra ella por todos lados; y sabrán que yo soy Jehová. {24} Y nunca más será a la casa de Israel espina desgarradora, ni aguijón que le dé dolor, en medio de cuantos la rodean y la menosprecian; y sabrán que yo soy Jehová.
En el texto hebreo el versículo 24 realmente dice: “espinas dolorosas y zarzas punzantes”. La palabra “aguijón” no aparece en el texto.
Ahora, la palabra Griega usada en los dos versículos del libro de hechos es kentron, que significa: “picadura, pinchazo, o aguijón.” Pero la palabra Griega usada en 2 Corintios 12:7 es skolops, que significa: “espina, púa,” sin embargo, los traductores usaron la palabra “aguijón,” y aunque ambas pudieran causar dolor y molestias, una espina, no es exactamente lo mismo que un aguijón.
Llamemos pues al pan, pan; y al vino, vino. La palabra correcta de acuerdo al texto en 2 Corintios 12:7 no es “aguijón,” sino, “espina.”
Una espina solo causa dolor y molestias, pero un aguijón intoxica el cuerpo y lo enferma; en algunos casos, letalmente. Dios le dijo a su pueblo que eliminaran todo lo que tenía que ver con los pueblos paganos, sus ídolos, sus altares, sus tradiciones, su cultura, y que no se mezclaran con ellos en ninguna manera, o los intoxicarían. El pueblo de Dios debía mantenerse puro, sin contaminación de otras culturas, costumbres o tradiciones. Josué previno al pueblo de Israel a no apartarse de Jehová, y a no mezclarse con las naciones paganas; si desobedecían, Jehová no iba a pelear más sus batallas, ni evitaría que las naciones enemigas los acosaran y los atacaran.
(Josué 23:11) Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios. {12} Porque si os apartareis, y os uniereis a lo que resta de estas naciones que han quedado con vosotros, y si concertareis con ellas matrimonios, mezclándoos con ellas, y ellas con vosotros, {13} sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas naciones delante de vosotros, sino que os serán por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y por espinas para vuestros ojos, hasta que perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado.
El aguijón era una manera simbólica de decirle al pueblo judío que el veneno de las tradiciones, costumbres y culturas paganas enfermarían a la gente y las contaminarías. Pablo no tenía que lidiar con un aguijón, sino con una espina, él estaba plenamente persuadido del amor, del poder, de la gracia, la misericordia, y la fidelidad de Dios, que ya no podía ser contaminado por nada, su compromiso y su celo por proclamar la Palabra de Dios hasta los confines de la tierra eran inquebrantables; por esa razón, Satanás le envió un mensajero, una “espina en su costado,” una molestia constante para tratar de evitar que se moviera libremente llevando el ministerio de la salvación al mundo, y a la vez, un recordatorio constante de que el poder de Dios se perfecciona en la debilidad, manteniéndolo así, humilde y obediente.
Así que, de acuerdo al texto Griego, esa "espina en la carne" de Pablo, se refiere más a un "mensajero de Satanás", que a cualquier dolencia o padecimiento físico de Pablo. Más que un castigo o un juicio de parte de Dios para Pablo, fue una manera de mantener a Pablo en su propio juicio, para que no se enalteciera. Así como los enemigos de Israel también representaron espinas y aguijones en su costado, para que se mantuvieran rectos y no se apartaran de Jehová, Dios permitió al enemigo, como lo hizo con Job, pero con muchas más restricciones, mantener un mensajero que acosara a Pablo. El ministerio de Pablo era vital para el movimiento de la Palabra de Dios, porque fue enviado a los gentiles, a las masas de gente que no tenían nada que ver con el pueblo judío. Pablo era una pieza clave y el adversario, al verse burlado después de la muerte, resurrección, y ascensión de Jesús, no iba a permitirle a Pablo que se moviera libremente, llevando el ministerio de la salvación a todos los confines de la tierra. Por esa “espina en la carne,” Pablo se volvió un experto en el tema del sufrimiento, como lo mencionan los siguientes versículos:
(2 Corintios 1:3) Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, {4} el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. {5} Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. {6} Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos. {7} Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación. {8} Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. {9} Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; {10} el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte; {11} cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.
Pablo sabía del sufrimiento y de la consolación, después de todo lo que afrontó a lo largo de su ministerio, y nos indica que la oración de unos por otros confiando en Dios, es de gran ayuda, pues es Dios quien nos libera de cualquier tribulación, y en el caso de Pablo, hasta de la muerte, como lo relata en los versículos siguientes.
(2 Corintios 11:16) Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito. {17} Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme. {18} Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré; {19} porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos. {20} Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas. {21} Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles. Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía. {22} ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. {23} ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. {24} De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. {25} Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; {26} en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; {27} en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; {28} y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. {29} ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? {30} Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. {31} El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento. {32} En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme; {33} y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos.
Pablo trabajó más fuerte que todos, fue azotado, apedreado, sufrió naufragios, extravíos, asaltos, fatigas, desvelos, hambre, sed, ayunos, frio y desnudez, además de otras cosas. Pero sobre todo, lo que más se agolpaba en su mente cada día, era la preocupación de todas las iglesias. En toda esa lista de tribulaciones Pablo no menciona enfermedad alguna, por el contrario, en el versículo 29 recalca que todos enferman menos él, y que si podía gloriarse en algo sería solo en su debilidad. Toda la experiencia apostólica de Pablo, lo califican para exhortarnos a poner la mira en las cosas de Dios y a no recibir la gracia de Dios en vano. Hoy es el día de la salvación y eso es lo que debemos pregonar, sin ser tropiezo para la salvación de otros, a pesar de cualquier tribulación.
(2 Corintios 6:1) Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. {2} Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación. {3} No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; {4} antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; {5} en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; {6} en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, {7} en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; {8} por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; {9} como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; {10} como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.
Pablo nos inspira a seguir adelante y a apartarnos de toda contaminación de la carne, de las cosas del mundo, y a perfeccionándonos en el respeto a Dios.
(2 Corintios 7:1) Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. {2} Admitidnos: a nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos engañado. {3} No lo digo para condenaros; pues ya he dicho antes que estáis en nuestro corazón, para morir y para vivir juntamente. {4} Mucha franqueza tengo con vosotros; mucho me glorío con respecto de vosotros; lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones. {5} Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores. {6} Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; {7} y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aun más. {8} Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó. {9} Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.
El propósito de esa “espina en la carne” de Pablo, ese "mensajero de Satanás" que Dios permitió, independientemente del deseo del adversario de detener el movimiento de la Palabra de Dios, era mantener al gran apóstol humilde y obediente.
(2 Corintios 4:7) Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, {8} que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; {9} perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
Pablo no solo fue humilde y obediente, fue alguien que compartió los sufrimientos de Cristo.
(2 Corintios 1:5) Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. Esa “espina en la carne” no fue ninguna enfermedad que Pablo padeciera, fue un mensajero de Satanás. Los sufrimientos y las tribulaciones de Pablo fueron instigados por Satanás y operados a través de los males de este mundo, Pablo pudo llevar a cabo su ministerio como un hombre humilde y obediente y pudo compartir la Palabra de Dios dando siempre la gloria a Dios. (2 Corintios 12:6) Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. {7} Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón (espina) en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; {8} respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. {9} Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. {10} Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Nosotros no hemos padecido ni la centésima parte de lo que el apóstol Pablo sufrió, ¿y qué es lo que hacemos? Nos quejamos, lloramos, nos arrastramos, nos enfurecemos, gritamos hasta el cansancio, y nos enfocamos en las tribulaciones más que en la consolación y la liberación, dándole así la gloria al adversario. Pablo con su ejemplo, nos invita a orar unos por otros porque la oración tiene poder, nos exhorta a confiar plenamente en Dios, a soportar las tribulaciones con arrepentimiento genuino cuando cometemos errores, a no ser tropiezo para la salvación de los demás, y a reconocer que la consolación proviene del Dios vivo, quien nos libró de la condenación de Adán y quien nos ha librado ya de la ira venidera.
Nuestro poder también debe perfeccionarse en la debilidad, porque por la gracia de Dios somos hijos de Dios y en Cristo más que vencedores. Esa “espina en la carne” de Pablo debe ser un aliciente para nosotros, y así como Pablo fue humilde, obediente, y resistió todos los ataques del adversario, nosotros también debemos serlo, y declarar que la gracia de Dios es suficiente para perfeccionar el poder de Dios en nuestras debilidades, y por amor a Cristo, declarar, que cuando somos débiles, ¡entonces somos fuertes!
Dios los bendiga.
E.S.N.
José Edixon Rosales Serna
Una solución más razonable, sin embargo, se relaciona con el contexto de 2 Corintios 12:1-10 donde el "aguijón en la carne" de Pablo se refiere a un "mensajero de Satanás" como se menciona en el versículo 7, y a las "debilidades," los "insultos," las "angustias," las "persecuciones," y las "dificultades" mencionadas en el versículo 10.
La palabra “aguijón,” traducida como tal, es solamente usada tres veces en toda la Biblia.
(Números 33:55) Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis.
Aguijones y espinas, aquí, se refieren a los moradores de los pueblos que Dios mandó a los judíos que eliminaran de sus vidas, y a como esta gente y sus costumbres iban a afectar al pueblo judío si no lo hacían. En un sentido figurado, Dios le dijo al pueblo judío, lo que los moradores de la tierra que Dios les había dado, representarían para ellos si no los eliminaban de sus vidas. Veamos un poco del contexto.
(Números 33:50) Y habló Jehová a Moisés en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: {51} Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán, {52} echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos; {53} y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad.
El pueblo judío debía echar a todos los moradores de la tierra, destruir sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y todos sus lugares altos. La advertencia fue: (Números 33: 55) Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis. {56} Además, haré a vosotros como yo pensé hacerles a ellos.
Una espina es un objeto puntiagudo, que solo causa dolor al penetrar y desgarrar la piel. Un aguijón, es como una aguja de inyectar, es hueco, y después de penetrar la piel, no la desgarra, pero transmite un veneno que al comenzar a fluir por el torrente sanguíneo produce cierta picazón o comezón muy molesta, seguida muchas veces por hinchazón alrededor del área afectada. El aguijón transmite una toxina que pudiera ser fatal para algunas personas, la espina no. En Números 33:55 ambas palabras son usadas.
Los otros dos versículos donde la palabra “aguijón” aparece se encuentran en el libro de hechos.
(Hechos 9:5) El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
El señor Jesús, con esta analogía, le dijo a Pablo que era inútil que continura persiguiendo, acosando, y atacando a la iglesia de Dios, porque simplemente no iba a lograr eliminarla.
Cuando un animal que tiene cascos o pezuñas es picado por una abeja, una avispa, o cualquier animal ponzoñoso, el aguijón queda insertado en la piel del animal, cuando éste siente la comezón del veneno, trata de sacar el aguijón dándose de coces el mismo, logrando únicamente que el aguijón se introduzca más y más sin lograr sacarlo. Lo que el señor le dijo a Pablo en plano y llano castellano fue: ¡Nadie puede detener el movimiento de la Palabra de Dios!
En el siguiente versículo el apóstol Pablo relata la experiencia de su conversión al rey Agripa.
(Hechos 26:14) Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
En la versión Reina Valera, hay otro versículo que menciona la palabra aguijón, aunque esta no aparezca en el texto Hebreo.
(Ezequiel 28:21) Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Sidón, y profetiza contra ella, {22} y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Sidón, y en medio de ti seré glorificado; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga en ella juicios, y en ella me santifique. {23} Enviaré a ella pestilencia y sangre en sus calles, y caerán muertos en medio de ella, con espada contra ella por todos lados; y sabrán que yo soy Jehová. {24} Y nunca más será a la casa de Israel espina desgarradora, ni aguijón que le dé dolor, en medio de cuantos la rodean y la menosprecian; y sabrán que yo soy Jehová.
En el texto hebreo el versículo 24 realmente dice: “espinas dolorosas y zarzas punzantes”. La palabra “aguijón” no aparece en el texto.
Ahora, la palabra Griega usada en los dos versículos del libro de hechos es kentron, que significa: “picadura, pinchazo, o aguijón.” Pero la palabra Griega usada en 2 Corintios 12:7 es skolops, que significa: “espina, púa,” sin embargo, los traductores usaron la palabra “aguijón,” y aunque ambas pudieran causar dolor y molestias, una espina, no es exactamente lo mismo que un aguijón.
Llamemos pues al pan, pan; y al vino, vino. La palabra correcta de acuerdo al texto en 2 Corintios 12:7 no es “aguijón,” sino, “espina.”
Una espina solo causa dolor y molestias, pero un aguijón intoxica el cuerpo y lo enferma; en algunos casos, letalmente. Dios le dijo a su pueblo que eliminaran todo lo que tenía que ver con los pueblos paganos, sus ídolos, sus altares, sus tradiciones, su cultura, y que no se mezclaran con ellos en ninguna manera, o los intoxicarían. El pueblo de Dios debía mantenerse puro, sin contaminación de otras culturas, costumbres o tradiciones. Josué previno al pueblo de Israel a no apartarse de Jehová, y a no mezclarse con las naciones paganas; si desobedecían, Jehová no iba a pelear más sus batallas, ni evitaría que las naciones enemigas los acosaran y los atacaran.
(Josué 23:11) Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios. {12} Porque si os apartareis, y os uniereis a lo que resta de estas naciones que han quedado con vosotros, y si concertareis con ellas matrimonios, mezclándoos con ellas, y ellas con vosotros, {13} sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas naciones delante de vosotros, sino que os serán por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y por espinas para vuestros ojos, hasta que perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado.
El aguijón era una manera simbólica de decirle al pueblo judío que el veneno de las tradiciones, costumbres y culturas paganas enfermarían a la gente y las contaminarías. Pablo no tenía que lidiar con un aguijón, sino con una espina, él estaba plenamente persuadido del amor, del poder, de la gracia, la misericordia, y la fidelidad de Dios, que ya no podía ser contaminado por nada, su compromiso y su celo por proclamar la Palabra de Dios hasta los confines de la tierra eran inquebrantables; por esa razón, Satanás le envió un mensajero, una “espina en su costado,” una molestia constante para tratar de evitar que se moviera libremente llevando el ministerio de la salvación al mundo, y a la vez, un recordatorio constante de que el poder de Dios se perfecciona en la debilidad, manteniéndolo así, humilde y obediente.
Así que, de acuerdo al texto Griego, esa "espina en la carne" de Pablo, se refiere más a un "mensajero de Satanás", que a cualquier dolencia o padecimiento físico de Pablo. Más que un castigo o un juicio de parte de Dios para Pablo, fue una manera de mantener a Pablo en su propio juicio, para que no se enalteciera. Así como los enemigos de Israel también representaron espinas y aguijones en su costado, para que se mantuvieran rectos y no se apartaran de Jehová, Dios permitió al enemigo, como lo hizo con Job, pero con muchas más restricciones, mantener un mensajero que acosara a Pablo. El ministerio de Pablo era vital para el movimiento de la Palabra de Dios, porque fue enviado a los gentiles, a las masas de gente que no tenían nada que ver con el pueblo judío. Pablo era una pieza clave y el adversario, al verse burlado después de la muerte, resurrección, y ascensión de Jesús, no iba a permitirle a Pablo que se moviera libremente, llevando el ministerio de la salvación a todos los confines de la tierra. Por esa “espina en la carne,” Pablo se volvió un experto en el tema del sufrimiento, como lo mencionan los siguientes versículos:
(2 Corintios 1:3) Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, {4} el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. {5} Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. {6} Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos. {7} Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación. {8} Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. {9} Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; {10} el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte; {11} cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.
Pablo sabía del sufrimiento y de la consolación, después de todo lo que afrontó a lo largo de su ministerio, y nos indica que la oración de unos por otros confiando en Dios, es de gran ayuda, pues es Dios quien nos libera de cualquier tribulación, y en el caso de Pablo, hasta de la muerte, como lo relata en los versículos siguientes.
(2 Corintios 11:16) Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito. {17} Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme. {18} Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré; {19} porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos. {20} Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas. {21} Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles. Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía. {22} ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. {23} ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. {24} De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. {25} Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; {26} en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; {27} en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; {28} y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. {29} ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? {30} Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. {31} El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento. {32} En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme; {33} y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos.
Pablo trabajó más fuerte que todos, fue azotado, apedreado, sufrió naufragios, extravíos, asaltos, fatigas, desvelos, hambre, sed, ayunos, frio y desnudez, además de otras cosas. Pero sobre todo, lo que más se agolpaba en su mente cada día, era la preocupación de todas las iglesias. En toda esa lista de tribulaciones Pablo no menciona enfermedad alguna, por el contrario, en el versículo 29 recalca que todos enferman menos él, y que si podía gloriarse en algo sería solo en su debilidad. Toda la experiencia apostólica de Pablo, lo califican para exhortarnos a poner la mira en las cosas de Dios y a no recibir la gracia de Dios en vano. Hoy es el día de la salvación y eso es lo que debemos pregonar, sin ser tropiezo para la salvación de otros, a pesar de cualquier tribulación.
(2 Corintios 6:1) Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. {2} Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación. {3} No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; {4} antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; {5} en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; {6} en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, {7} en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; {8} por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; {9} como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; {10} como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.
Pablo nos inspira a seguir adelante y a apartarnos de toda contaminación de la carne, de las cosas del mundo, y a perfeccionándonos en el respeto a Dios.
(2 Corintios 7:1) Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. {2} Admitidnos: a nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos engañado. {3} No lo digo para condenaros; pues ya he dicho antes que estáis en nuestro corazón, para morir y para vivir juntamente. {4} Mucha franqueza tengo con vosotros; mucho me glorío con respecto de vosotros; lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones. {5} Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores. {6} Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; {7} y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aun más. {8} Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó. {9} Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.
El propósito de esa “espina en la carne” de Pablo, ese "mensajero de Satanás" que Dios permitió, independientemente del deseo del adversario de detener el movimiento de la Palabra de Dios, era mantener al gran apóstol humilde y obediente.
(2 Corintios 4:7) Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, {8} que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; {9} perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
Pablo no solo fue humilde y obediente, fue alguien que compartió los sufrimientos de Cristo.
(2 Corintios 1:5) Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. Esa “espina en la carne” no fue ninguna enfermedad que Pablo padeciera, fue un mensajero de Satanás. Los sufrimientos y las tribulaciones de Pablo fueron instigados por Satanás y operados a través de los males de este mundo, Pablo pudo llevar a cabo su ministerio como un hombre humilde y obediente y pudo compartir la Palabra de Dios dando siempre la gloria a Dios. (2 Corintios 12:6) Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. {7} Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón (espina) en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; {8} respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. {9} Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. {10} Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Nosotros no hemos padecido ni la centésima parte de lo que el apóstol Pablo sufrió, ¿y qué es lo que hacemos? Nos quejamos, lloramos, nos arrastramos, nos enfurecemos, gritamos hasta el cansancio, y nos enfocamos en las tribulaciones más que en la consolación y la liberación, dándole así la gloria al adversario. Pablo con su ejemplo, nos invita a orar unos por otros porque la oración tiene poder, nos exhorta a confiar plenamente en Dios, a soportar las tribulaciones con arrepentimiento genuino cuando cometemos errores, a no ser tropiezo para la salvación de los demás, y a reconocer que la consolación proviene del Dios vivo, quien nos libró de la condenación de Adán y quien nos ha librado ya de la ira venidera.
Nuestro poder también debe perfeccionarse en la debilidad, porque por la gracia de Dios somos hijos de Dios y en Cristo más que vencedores. Esa “espina en la carne” de Pablo debe ser un aliciente para nosotros, y así como Pablo fue humilde, obediente, y resistió todos los ataques del adversario, nosotros también debemos serlo, y declarar que la gracia de Dios es suficiente para perfeccionar el poder de Dios en nuestras debilidades, y por amor a Cristo, declarar, que cuando somos débiles, ¡entonces somos fuertes!
Dios los bendiga.
E.S.N.
José Edixon Rosales Serna