(Filipenses 2:14) Haced todo sin murmuraciones y contiendas, {15} para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;
La palabra "todo" a la que Pablo se refiere, es “todo” lo que tiene que ver con la Palabra de Dios, no todo lo que tiene que ver con las cosas de la carne, o las cosas de este mundo. Pablo escribió esta epístola alrededor del año 62 después de Cristo, y habla de una generación maligna y perversa. Estamos en el siglo 21, y no hay duda de que estamos también en medio de una generación maligna y perversa. Aunque hablo especialmente por lo que sucede en Estados Unidos de América, como el Plan de salud (Obama Care), el matrimonio gay, la deshonestidad política en el Congreso, los intentos de limitar la libertad de expresión con su póliza ridícula de ser “políticamente correctos” y no ofender a nadie, hasta las negociaciones de la venta de partes de fetos humanos por Planned Parenthood (planeación familiar); disque, ¿por el bien de la ciencia? Y principalmente el hecho de querer sacar a Dios de las escuelas, de las oficinas de gobierno y hasta de lugares públicos. El simple hecho de mencionar a Dios o a Jesucristo su hijo puede ser hasta causa de demandas legales, ah, y no trates de decirle a alguien “Dios te bendiga” porque puede considerarlo como un insulto. Es cierto que tenemos que tener cuidado y ser inteligentes acerca de lo que decimos, y a quién se lo decimos, pero ¿dónde está entonces nuestra libertad? ¿La libertad en la que Cristo nos hizo libres para no estar otra vez sujetos al yugo de esclavitud? Sabemos que el adversario anda como león rugiente buscando a quien devorar, pero, ¿no debemos decir, o hacer nada por temor a las acusaciones?
(Romanos 8:33) ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. {34} ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
Estos versículos nos hacen una pregunta y también nos confirma que ni Dios, ni Jesucristo acusarán a los escogidos de Dios, o sea, ¡nosotros! Todos sabemos muy bien, quien es el gran acusador, el que trajo condenación a la humanidad, así que ¿por qué tenemos que andar y vivir con temor, como si fuésemos culpables de algo? ¡Se supone que debemos caminar en amor y en libertad!
(Romanos 8:1) Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. {2} Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. {3} Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; {4} para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Todos estos versículos establecen una gran verdad, que debemos "andar conforme al espíritu" ¡Si hacemos eso, estaremos cubiertos contra cualquier cosa! Lamentablemente el 95% de la población mundial no conocen a Dios y su Palabra, y andan conforme a la carne; y no me atrevería a decir que porcentaje de creyentes cristianos realmente andan conforme al espíritu. ¡Solo ese andar en el espíritu es lo que nos hace completamente libres!
¡Libres de la condenación de Adán; libres del temor, libres de cualquier preocupación, tristeza, miseria, cualquier tipo de culpa, y libres de todo tipo de cautiverio, incluyendo tener que ser políticamente correcto!
La historia que voy a compartir, quizás no tenga mucha relación con todo lo anterior. Pero sin duda nos muestra que cuando cometemos algún error, al grado de sentir condenación, angustia, pena, temor y culpa, pero regresamos a Dios con un corazón genuinamente arrepentido, el amor, la misericordia, y la gracia de Dios, son mucho más grandes que cualquier dedo, apuntando a nuestras vidas.
(2 Samuel 11:2) Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. {3} Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. {4} Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. {5} Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.
La historia es clara, David vio a Betsabé, y siendo el rey, envió a sus siervos para que la trajeran a él, él la tomó, se acostó con ella, y ella quedó embarazada. ¿Qué está mal aquí? ¡Todo! Él era el rey, el líder, quien debía poner el ejemplo en rectitud, en justicia, en moral. En el capítulo 12 Dios envía al profeta Natán para confrontar a David de su fechoría.
(2 Samuel 12:1) Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. {2} El rico tenía numerosas ovejas y vacas; {3} pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija. {4} Y vino uno de camino al hombre rico; y éste no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había venido a él. {5} Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte. {6} Y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no tuvo misericordia.
David mismo reconoció que lo que él había hecho, era digno de muerte, aunque no se imaginaba que Natán se refería a él.
(2 Samuel 12:7) Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, {8} y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.
Esto que Dios dijo a David por medio de Natán, que podía haberle añadido mucho más de todo lo que ya poseía, Dios también puede hacerlo por nosotros, no necesitamos ser codiciosos, ni con las cosas materiales, ni con la mujer de nuestro prójimo. Solo tenemos que ir al Padre y pedirle lo que necesitamos, creer que lo recibiremos, y lo tendremos.
(Mateo 21:22) Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
(Hebreos 4:16) Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
(Efesios 3:20) Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
Mateo y Hebreos nos corrobora que si de verdad creemos recibiremos, porque tenemos total libertad de acercarnos al trono de Dios con confianza, y Efesios nos garantiza que Dios tiene tanto la capacidad como la voluntad de hacer lo que promete.
(2 Samuel 12:9) ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. {10} Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. {11} Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol. {12} Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol. {13} Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.
Lo que hizo David fue terrible, había matado a un buen hombre para quedarse con la esposa de este y para ocultar que la había embarazado, y estaba esperando un hijo suyo. Él sabía que había pecado contra Dios, y cuando aceptó su error, se arrepintió en su corazón. ¿Y sabes qué? Dios perdonó su pecado, y le dijo que no iba a morir, aunque Dios ya había determinado lo que iba a sucede con el niño, a consecuencia de lo que David había hecho.
(2 Samuel 12:14) Más por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá. {15} Y Natán se volvió a su casa. Y Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y enfermó gravemente. {16} Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra. {17} Y se levantaron los ancianos de su casa, y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan.
¿Qué le dijo Dios a David acerca del niño? ¡Que ciertamente moriría! Pero David, sabiendo que Dios es un Dios misericordioso, que había perdonado su pecado, pensó que quizás Dios permitiría que el niño viviera, y se tiró a tierra para rogar a Dios por el niño, y ayunó durante siete días.
¿No crees tú, que David se sentía aún lleno de condenación, angustia, pena, temor y culpa? ¿Atormentado, preocupado, triste, temeroso y miserable y con todo tipo de cargas, física, mental, emocional y espiritualmente en todos los sentidos que pudieras imaginar? ¡Por supuesto! Él era el rey, con una enorme responsabilidad de gobernar y guiar a su pueblo ¿Crees tú, que en ese estado, David era capaz de llevar a cabo sus funciones? ¡No lo creo!
Nosotros tenemos también una gran responsabilidad, somos sus escogidos, hijos e hijas del Dios todopoderoso, y debemos hablar y enseñar la Palabra de Dios, correctamente dividida, hasta lo último de la tierra. Pero cuando estamos bajo presión, llenos de condenación, de temor, de preocupaciones, tristeza, pena, culpa, miseria, y todo tipo de cargas físicas, mentales, emocionales y espirituales, tampoco podemos funcionar.
Pero que veamos lo que hizo David para salir de ese lío en el que se metió.
(2 Samuel 12:18) Y al séptimo día murió el niño; y temían los siervos de David hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto? {19} Mas David, viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. {20} Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió.
¿Vistes lo que hizo? ¡Él se levantó! Ahora, una cosa que tienes que entender es que él hizo todo esto por sí mismo. ¡Se levantó por sí mismo, se lavó, se ungió, se cambió de ropa a sí mismo, entró en la Casa del Señor por sí mismo, y adoró por sí mismo! Cuando estaba tirado en tierra, para rogar por el niño y ayunar, los ancianos de su casa vinieron a tratar de levantarlo. Pero aquí, en ninguna parte dice que alguien vino a buscarlo, y lo levantó, lo lavó, le ungió, lo vistió, lo llevó a la casa de Jehová, y lo hizo orar. ¡No! ¡Todo lo hizo él mismo!
(2 Sam 12,21) Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y comiste pan.
Y esto es lo que Satanás y el mundo quiere que hagamos, que sigamos tirados, llorando, tristes, y sigamos sintiendo lástima por nosotros mismos, que nos sintamos culpables, miserables, y condenados para siempre. ¡Dios no lo quiera! ¡No debemos complacer al mundo, sino a Dios!
¡Debemos levantarnos como David hizo, y andar! ¡Sin importar quién nos condene, o de qué se nos acuse!
(2 Samuel 12:22) Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? {23} Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí. {24} Y consoló David a Betsabé su mujer, y llegándose a ella durmió con ella; y ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová,
Podemos ver cómo este gran hombre de Dios se levantó a sí mismo, él sabía que lo que había hecho era bajo, pero se arrepintió genuinamente, y cuando se enteró que Dios había perdonado su pecado anduvo rectamente y Dios lo bendijo.
Ahora, no estoy compartiendo esto para condenar a nadie, sino para que sepamos qué hacer cuando batallamos con situaciones similares, o simplemente cometemos cualquier error. Saber que no tenemos que esperar a que alguien venga y nos levante, nos vista, nos unja, nos lleve a la casa del señor y nos anime a adorar a Dios. ¡No! Por supuesto que necesitamos todo el apoyo que podamos conseguir, principalmente de nuestros hermanos en Cristo, la familia de Dios. Pero tenemos que desarrollar nuestro propio andar, al igual que cuando nos despertamos por la mañana, no creo que tú llames a nadie para que te levante de la cama, lo haces por ti mismo, así, que, si de alguna manera nos sentimos como David se sentía cuando estaba tirado en tierra, podamos también levantarnos como él.
(Romanos 8:1) Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. {2} Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Tenemos que desarrollar nuestro propio andar espiritual, para tener la sabiduría y el entendimiento que necesitamos para hablar principalmente la Palabra de Dios, correctamente dividida, sin importar lo que el mundo diga o haga. Ya somos libres en Cristo Jesús nuestro Señor, y Dios está de nuestro lado porque somos parte de su familia, porque es un Dios perdonador, misericordioso, y lleno de gracia. ¿Por qué temer lo que el mundo diga o haga?
¿Recuerdas lo que sucedió a los apóstoles cuando predicaban la Palabra, sanaban a los enfermos y operaban milagros y señales? ¡Fueron encarcelados por los líderes religiosos de su era! ¡Pero eso no los amedrentó, por el contrario, continuaron haciendo la voluntad de Dios, anunciando todas las palabras de esta vida, con más denuedo que antes!
(Hechos 5:17) Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; {18} y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. {19} Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: {20} Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida. {21} Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos. {22} Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, {23} diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. {24} Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello. {25} Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. {26} Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo. {27} Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, {28} diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. {29} Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
El relato de David nos enseña, que cuando cometemos errores y genuinamente nos arrepentimos, Dios nos perdona, que cuando estamos tirados en el suelo, condenados, avergonzados, consumidos por la culpa y totalmente devastados, física, mental, emocional, y espiritualmente, podemos levantarnos, porque la gracia y el amor de Dios son mucho más grandes y poderosos que cualquier acusación con la que Satanás y el mundo nos señalen.
El relato de hechos, nos enseña, que no debemos temer, sino creer. Que debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. Que debemos hablar la Palabra de Dios correctamente dividida, siguiendo el ejemplo de los apóstoles, no permitir que el mundo nos amedrente, sino hablar con mucho más denuedo.
(Romanos 8:33) ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. {34} ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. {35} ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? {36} Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. {37} Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. {38} Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, {39} ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Al inicio de esta enseñanza, mencioné, que especialmente hablaba por lo que sucede en los Estados Unidos de América, aunque entiendo que en la mayoría de los países hispano parlantes, desde México hasta la Patagonia también tienen problemas similares, y en algunos países, quizás aún más severos, como la falta de seguridad, debido a la alta criminalidad y la violencia, sin olvidar la pobreza.
No temas a lo que el mundo diga, ni tengas temor de hablar y declarar la Palabra de Dios correctamente dividida. ¡Dios quiere que seamos luminares, aún en medio de esta generación maligna y perversa, y también puede enviar a sus ángeles a protegerte, si lo necesitas! ¿Y sabes qué? No existe nada que pueda separarnos del amor de Dios, ni las políticas liberales o corruptas de cualquier gobierno, ni los grupos con intereses especiales que tratan de erradicad a Dios de todas partes, tal como los líderes religiosos de la iglesia del primer siglo hicieron, cuando trataron de frenar a los apóstoles.
¡Desarrolla tu andar espiritual, porque al hacerlo, estarás protegido contra absolutamente todo!
Andemos pues en el espíritu proclamando la libertad que Dios nos dio en Jesucristo y caminemos en amor.
¿Mi exhortación? ¡No te quedes callado! ¡Levántate y habla!
Dios te bendiga
E.S.N.
J.E.R.S.
La palabra "todo" a la que Pablo se refiere, es “todo” lo que tiene que ver con la Palabra de Dios, no todo lo que tiene que ver con las cosas de la carne, o las cosas de este mundo. Pablo escribió esta epístola alrededor del año 62 después de Cristo, y habla de una generación maligna y perversa. Estamos en el siglo 21, y no hay duda de que estamos también en medio de una generación maligna y perversa. Aunque hablo especialmente por lo que sucede en Estados Unidos de América, como el Plan de salud (Obama Care), el matrimonio gay, la deshonestidad política en el Congreso, los intentos de limitar la libertad de expresión con su póliza ridícula de ser “políticamente correctos” y no ofender a nadie, hasta las negociaciones de la venta de partes de fetos humanos por Planned Parenthood (planeación familiar); disque, ¿por el bien de la ciencia? Y principalmente el hecho de querer sacar a Dios de las escuelas, de las oficinas de gobierno y hasta de lugares públicos. El simple hecho de mencionar a Dios o a Jesucristo su hijo puede ser hasta causa de demandas legales, ah, y no trates de decirle a alguien “Dios te bendiga” porque puede considerarlo como un insulto. Es cierto que tenemos que tener cuidado y ser inteligentes acerca de lo que decimos, y a quién se lo decimos, pero ¿dónde está entonces nuestra libertad? ¿La libertad en la que Cristo nos hizo libres para no estar otra vez sujetos al yugo de esclavitud? Sabemos que el adversario anda como león rugiente buscando a quien devorar, pero, ¿no debemos decir, o hacer nada por temor a las acusaciones?
(Romanos 8:33) ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. {34} ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
Estos versículos nos hacen una pregunta y también nos confirma que ni Dios, ni Jesucristo acusarán a los escogidos de Dios, o sea, ¡nosotros! Todos sabemos muy bien, quien es el gran acusador, el que trajo condenación a la humanidad, así que ¿por qué tenemos que andar y vivir con temor, como si fuésemos culpables de algo? ¡Se supone que debemos caminar en amor y en libertad!
(Romanos 8:1) Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. {2} Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. {3} Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; {4} para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Todos estos versículos establecen una gran verdad, que debemos "andar conforme al espíritu" ¡Si hacemos eso, estaremos cubiertos contra cualquier cosa! Lamentablemente el 95% de la población mundial no conocen a Dios y su Palabra, y andan conforme a la carne; y no me atrevería a decir que porcentaje de creyentes cristianos realmente andan conforme al espíritu. ¡Solo ese andar en el espíritu es lo que nos hace completamente libres!
¡Libres de la condenación de Adán; libres del temor, libres de cualquier preocupación, tristeza, miseria, cualquier tipo de culpa, y libres de todo tipo de cautiverio, incluyendo tener que ser políticamente correcto!
La historia que voy a compartir, quizás no tenga mucha relación con todo lo anterior. Pero sin duda nos muestra que cuando cometemos algún error, al grado de sentir condenación, angustia, pena, temor y culpa, pero regresamos a Dios con un corazón genuinamente arrepentido, el amor, la misericordia, y la gracia de Dios, son mucho más grandes que cualquier dedo, apuntando a nuestras vidas.
(2 Samuel 11:2) Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. {3} Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. {4} Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. {5} Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.
La historia es clara, David vio a Betsabé, y siendo el rey, envió a sus siervos para que la trajeran a él, él la tomó, se acostó con ella, y ella quedó embarazada. ¿Qué está mal aquí? ¡Todo! Él era el rey, el líder, quien debía poner el ejemplo en rectitud, en justicia, en moral. En el capítulo 12 Dios envía al profeta Natán para confrontar a David de su fechoría.
(2 Samuel 12:1) Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. {2} El rico tenía numerosas ovejas y vacas; {3} pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija. {4} Y vino uno de camino al hombre rico; y éste no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había venido a él. {5} Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte. {6} Y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no tuvo misericordia.
David mismo reconoció que lo que él había hecho, era digno de muerte, aunque no se imaginaba que Natán se refería a él.
(2 Samuel 12:7) Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, {8} y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.
Esto que Dios dijo a David por medio de Natán, que podía haberle añadido mucho más de todo lo que ya poseía, Dios también puede hacerlo por nosotros, no necesitamos ser codiciosos, ni con las cosas materiales, ni con la mujer de nuestro prójimo. Solo tenemos que ir al Padre y pedirle lo que necesitamos, creer que lo recibiremos, y lo tendremos.
(Mateo 21:22) Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
(Hebreos 4:16) Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
(Efesios 3:20) Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
Mateo y Hebreos nos corrobora que si de verdad creemos recibiremos, porque tenemos total libertad de acercarnos al trono de Dios con confianza, y Efesios nos garantiza que Dios tiene tanto la capacidad como la voluntad de hacer lo que promete.
(2 Samuel 12:9) ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. {10} Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. {11} Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol. {12} Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol. {13} Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.
Lo que hizo David fue terrible, había matado a un buen hombre para quedarse con la esposa de este y para ocultar que la había embarazado, y estaba esperando un hijo suyo. Él sabía que había pecado contra Dios, y cuando aceptó su error, se arrepintió en su corazón. ¿Y sabes qué? Dios perdonó su pecado, y le dijo que no iba a morir, aunque Dios ya había determinado lo que iba a sucede con el niño, a consecuencia de lo que David había hecho.
(2 Samuel 12:14) Más por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá. {15} Y Natán se volvió a su casa. Y Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y enfermó gravemente. {16} Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra. {17} Y se levantaron los ancianos de su casa, y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan.
¿Qué le dijo Dios a David acerca del niño? ¡Que ciertamente moriría! Pero David, sabiendo que Dios es un Dios misericordioso, que había perdonado su pecado, pensó que quizás Dios permitiría que el niño viviera, y se tiró a tierra para rogar a Dios por el niño, y ayunó durante siete días.
¿No crees tú, que David se sentía aún lleno de condenación, angustia, pena, temor y culpa? ¿Atormentado, preocupado, triste, temeroso y miserable y con todo tipo de cargas, física, mental, emocional y espiritualmente en todos los sentidos que pudieras imaginar? ¡Por supuesto! Él era el rey, con una enorme responsabilidad de gobernar y guiar a su pueblo ¿Crees tú, que en ese estado, David era capaz de llevar a cabo sus funciones? ¡No lo creo!
Nosotros tenemos también una gran responsabilidad, somos sus escogidos, hijos e hijas del Dios todopoderoso, y debemos hablar y enseñar la Palabra de Dios, correctamente dividida, hasta lo último de la tierra. Pero cuando estamos bajo presión, llenos de condenación, de temor, de preocupaciones, tristeza, pena, culpa, miseria, y todo tipo de cargas físicas, mentales, emocionales y espirituales, tampoco podemos funcionar.
Pero que veamos lo que hizo David para salir de ese lío en el que se metió.
(2 Samuel 12:18) Y al séptimo día murió el niño; y temían los siervos de David hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto? {19} Mas David, viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. {20} Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió.
¿Vistes lo que hizo? ¡Él se levantó! Ahora, una cosa que tienes que entender es que él hizo todo esto por sí mismo. ¡Se levantó por sí mismo, se lavó, se ungió, se cambió de ropa a sí mismo, entró en la Casa del Señor por sí mismo, y adoró por sí mismo! Cuando estaba tirado en tierra, para rogar por el niño y ayunar, los ancianos de su casa vinieron a tratar de levantarlo. Pero aquí, en ninguna parte dice que alguien vino a buscarlo, y lo levantó, lo lavó, le ungió, lo vistió, lo llevó a la casa de Jehová, y lo hizo orar. ¡No! ¡Todo lo hizo él mismo!
(2 Sam 12,21) Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y comiste pan.
Y esto es lo que Satanás y el mundo quiere que hagamos, que sigamos tirados, llorando, tristes, y sigamos sintiendo lástima por nosotros mismos, que nos sintamos culpables, miserables, y condenados para siempre. ¡Dios no lo quiera! ¡No debemos complacer al mundo, sino a Dios!
¡Debemos levantarnos como David hizo, y andar! ¡Sin importar quién nos condene, o de qué se nos acuse!
(2 Samuel 12:22) Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? {23} Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí. {24} Y consoló David a Betsabé su mujer, y llegándose a ella durmió con ella; y ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová,
Podemos ver cómo este gran hombre de Dios se levantó a sí mismo, él sabía que lo que había hecho era bajo, pero se arrepintió genuinamente, y cuando se enteró que Dios había perdonado su pecado anduvo rectamente y Dios lo bendijo.
Ahora, no estoy compartiendo esto para condenar a nadie, sino para que sepamos qué hacer cuando batallamos con situaciones similares, o simplemente cometemos cualquier error. Saber que no tenemos que esperar a que alguien venga y nos levante, nos vista, nos unja, nos lleve a la casa del señor y nos anime a adorar a Dios. ¡No! Por supuesto que necesitamos todo el apoyo que podamos conseguir, principalmente de nuestros hermanos en Cristo, la familia de Dios. Pero tenemos que desarrollar nuestro propio andar, al igual que cuando nos despertamos por la mañana, no creo que tú llames a nadie para que te levante de la cama, lo haces por ti mismo, así, que, si de alguna manera nos sentimos como David se sentía cuando estaba tirado en tierra, podamos también levantarnos como él.
(Romanos 8:1) Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. {2} Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Tenemos que desarrollar nuestro propio andar espiritual, para tener la sabiduría y el entendimiento que necesitamos para hablar principalmente la Palabra de Dios, correctamente dividida, sin importar lo que el mundo diga o haga. Ya somos libres en Cristo Jesús nuestro Señor, y Dios está de nuestro lado porque somos parte de su familia, porque es un Dios perdonador, misericordioso, y lleno de gracia. ¿Por qué temer lo que el mundo diga o haga?
¿Recuerdas lo que sucedió a los apóstoles cuando predicaban la Palabra, sanaban a los enfermos y operaban milagros y señales? ¡Fueron encarcelados por los líderes religiosos de su era! ¡Pero eso no los amedrentó, por el contrario, continuaron haciendo la voluntad de Dios, anunciando todas las palabras de esta vida, con más denuedo que antes!
(Hechos 5:17) Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; {18} y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. {19} Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: {20} Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida. {21} Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos. {22} Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, {23} diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. {24} Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello. {25} Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. {26} Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo. {27} Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, {28} diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. {29} Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
El relato de David nos enseña, que cuando cometemos errores y genuinamente nos arrepentimos, Dios nos perdona, que cuando estamos tirados en el suelo, condenados, avergonzados, consumidos por la culpa y totalmente devastados, física, mental, emocional, y espiritualmente, podemos levantarnos, porque la gracia y el amor de Dios son mucho más grandes y poderosos que cualquier acusación con la que Satanás y el mundo nos señalen.
El relato de hechos, nos enseña, que no debemos temer, sino creer. Que debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. Que debemos hablar la Palabra de Dios correctamente dividida, siguiendo el ejemplo de los apóstoles, no permitir que el mundo nos amedrente, sino hablar con mucho más denuedo.
(Romanos 8:33) ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. {34} ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. {35} ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? {36} Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. {37} Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. {38} Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, {39} ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Al inicio de esta enseñanza, mencioné, que especialmente hablaba por lo que sucede en los Estados Unidos de América, aunque entiendo que en la mayoría de los países hispano parlantes, desde México hasta la Patagonia también tienen problemas similares, y en algunos países, quizás aún más severos, como la falta de seguridad, debido a la alta criminalidad y la violencia, sin olvidar la pobreza.
No temas a lo que el mundo diga, ni tengas temor de hablar y declarar la Palabra de Dios correctamente dividida. ¡Dios quiere que seamos luminares, aún en medio de esta generación maligna y perversa, y también puede enviar a sus ángeles a protegerte, si lo necesitas! ¿Y sabes qué? No existe nada que pueda separarnos del amor de Dios, ni las políticas liberales o corruptas de cualquier gobierno, ni los grupos con intereses especiales que tratan de erradicad a Dios de todas partes, tal como los líderes religiosos de la iglesia del primer siglo hicieron, cuando trataron de frenar a los apóstoles.
¡Desarrolla tu andar espiritual, porque al hacerlo, estarás protegido contra absolutamente todo!
Andemos pues en el espíritu proclamando la libertad que Dios nos dio en Jesucristo y caminemos en amor.
¿Mi exhortación? ¡No te quedes callado! ¡Levántate y habla!
Dios te bendiga
E.S.N.
J.E.R.S.